Benedicto XVI: Nuevas fronteras de la genética y riesgo de eugenesia

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ZS09022301 – 23-02-2009
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Benedicto XVI: Nuevas fronteras de la genética y riesgo de eugenesia

Discurso a la Academia Pontificia para la Vida

CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 23 febrero 2009 (ZENIT.org).- Publicamos el discurso que dirigió Benedicto XVI este lunes a los participantes en el congreso científico internacional «Las nuevas fronteras de la genética y el riesgo de la eugenesia» organizado por la Academia Pontificia para la Vida con motivo de su XV asamblea general.

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Señores cardenales,
venerados hermanos en el episcopado y en el sacerdocio, ilustres académicos,
señoras y señores:

Es para mí un placer recibiros con motivo de la XV asamblea ordinaria de la Academia Pontificia para la Vida. En 1994, mi venerado predecesor, el Papa Juan Pablo II la instituía bajo la presidencia de un científico, el profesor Jerôme Lejeune, interpretando con amplias miras la delicada tarea que debería desempeñar con el pasar de los años. Doy las gracias al presidente, monseñor Rino Fisichella, por las palabras con las que ha introducido este encuentro, confirmando el gran compromiso de la Academia a favor de la promoción y defensa de la vida humana.

Desde que a mediados del siglo XIX, el abad agustino Gregor Mendel, descubrió las leyes de la herencia de los caracteres, llegando a ser considerado como el fundador de la genética, esta ciencia ha dado pasos gigantescos en la comprensión de ese lenguaje que constituye la base de la información biológica que determina el desarrollo de un ser viviente. Por este motivo, la genética moderna desempeña un papel de particular importancia dentro de las disciplinas biológicas que han contribuido al prodigioso desarrollo de los conocimientos sobre la arquitectura invisible del cuerpo humano y de los procesos celulares y moleculares que establecen sus múltiples actividades. La ciencia ha llegado hoy a desvelar tanto los diferentes mecanismos recónditos de la fisiología humana, como los procesos que están ligados a la aparición de algunos defectos heredables de los padres, así como procesos que hacen que algunas personas queden más expuestas al riesgo de contraer una enfermedad. Estos conocimientos, fruto del ingenio y del esfuerzo de innumerables

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estudiosos, permiten llegar más fácilmente no sólo a un diagnóstico más eficaz y precoz de las enfermedades genéticas, sino también a ofrecer terapias destinadas a aliviar los sufrimientos de los enfermos y, en algunos casos, incluso a restituirles la esperanza de recobrar la salud. Además, desde que se encuentra a disposición la secuencia de todo el genoma humano, las diferencias entre un sujeto y otro y entre las diversas poblaciones humanas se han convertido en objeto de estudios genéticos que dejan entrever la posibilidad de nuevas conquistas.

El ámbito de la investigación sigue siendo hoy muy abierto y cada día se discuten nuevos horizontes que en gran parte siguen sin ser explorados. El esfuerzo del investigador en estos ámbitos tan enigmáticos y preciosos exige un apoyo particular; por este motivo, la colaboración entre las diferentes ciencias es un apoyo que no puede faltar nunca para llegar a resultados que sean eficaces y al mismo tiempo que produzcan un auténtico progreso para toda la humanidad. Esta complementariedad permite evitar el riesgo de un difundido reduccionismo genético, que tiende a identificar a la persona exclusivamente con la referencia a la información genética y a su interacción con el ambiente. Es necesario confirmar que el hombre siempre será más grande que todo lo que conforma su cuerpo; de hecho, lleva la fuerza del pensamiento, que siempre está orientada a la verdad sobre sí mismo y sobre el mundo. Se demuestran llenas de significado las palabras de un gran pensador que fue también un valiente científico, Blaise Pascal: «El hombre no es más que un junco, el más endeble de la naturaleza, pero es un junco pensante. No hace falta que todo el universo se ocupe de aplastarlo. Un vapor, una gota de agua bastan para matarlo. Pero, aunque el universo lo estuviese destruyendo, el hombre sería más noble que aquello que le mata; porque él sabe que está muriendo, mientras que el universo no tiene ni idea de la superioridad que tiene sobre él» (Pensamientos, 347).

Cada ser humano, por tanto, es mucho más que una singular coincidencia de informaciones genéticas que le son transmitidas por sus padres. La procreación de un hombre no podrá reducirse nunca a una mera reproducción de un nuevo individuo de la especie humana, como sucede con un animal. Cada vez que aparece una persona se trata siempre de una nueva creación. Lo recuerda con profunda sabiduría el Salmo: «Tú has creado mis entrañas, me has tejido en el seno materno… No desconocías mis huesos, cuando, en lo oculto, me iba formando» (139, 13.15). Si se quiere entrar en el misterio de la vida humana, por tanto, es necesario que ninguna ciencia se aísle, pretendiendo que posee la última palabra. Hay que compartir, por el contrario, la vocación común para llegar a la verdad, según la diferencia de las metodologías y de los contenidos propios de cada ciencia.

Vuestro congreso, de todos modos, no analiza sólo los grandes desafíos que la genética tiene que afrontar; abarca también los riesgos de la eugenesia, práctica que ciertamente no es nueva y que en el pasado ha llevado a aplicar formas inauditas de auténtica discriminación y violencia. La desaprobación por la eugenesia utilizada con la violencia de un régimen estatal, o como fruto del odio hacia una estirpe o población, está tan profundamente arraigada en las conciencias que fue expresada formalmente por la Declaración Universal de los Derechos del Hombre. A pesar de ello, en nuestros días siguen apareciendo manifestaciones preocupantes de esta práctica odiosa, que se presenta con rasgos diferentes. Es verdad que no se vuelven a presentar ideologías eugenésicas y raciales que en el pasado humillaron al hombre y provocaron tremendos sufrimientos, pero se insinúa una nueva mentalidad que tiende a justificar una consideración diferente de la vida y de la dignidad de la persona fundada sobre el propio deseo y sobre el derecho individual. De este modo, se tiende a privilegiar las capacidades operativas, la eficacia, la perfección y la belleza física en detrimento de otras dimensiones de la existencia que no son consideradas como dignas. De este modo, se debilita el respeto que se debe a todo ser humano, en presencia de un defecto en su desarrollo o de una enfermedad genética, que podrá manifestarse en el transcurso de su vida, y se penalizan desde la concepción a aquellos hijos cuya vida es juzgada como no digna de ser vivida.

Es necesario confirmar que toda discriminación ejercida por cualquier poder sobre personas, pueblos o etnias en virtud de diferencias debidas a reales o presuntos factores genéticos es un atentado contra la misma humanidad. Hay que confirmar con fuerza la misma dignidad de todo ser humano por el hecho mismo de

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haber llegado a la vida. El desarrollo biológico, psíquico, cultural o el estado de salud no pueden convertirse nunca en un elemento de discriminación. Es necesario, por el contrario, consolidar la cultura de la acogida y del amor que testimonian concretamente la solidaridad hacia quien sufre, derribando las barreras que la sociedad levanta con frecuencia discriminando a quien tiene una discapacidad o sufre patologías, o peor aún, llegando a la selección y el rechazo de la vida en nombre de un ideal abstracto de salud y de perfección física. Si el hombre es reducido a objeto de manipulación experimental desde los primeros pasos de su desarrollo, significa que las biotecnologías médicas se rinden ante el arbitrio del más fuerte. La confianza en la ciencia no puede hacer olvidar el primado de la ética cuando está en juego la vida humana.

Confío en que vuestra investigación en este sector, queridos amigos, pueda continuar con el debido empeño científico y con la atención que la ética exige ante problemas tan importantes y determinantes para el desarrollo coherente de la existencia personal. Este es el auspicio con el que deseo concluir este encuentro. Invocando sobre vuestro trabajo copiosas luces celestes, os imparto a todos vosotros con afecto una bendición apostólica especial.

[Traducción del original italiano realizada por Jesús Colina © Copyright 2009 – Libreria Editrice Vaticana]

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PODRIA NO SER NINGUNO, PODRÍAN SER MUCHOS MÁS

En efecto, podría no haber sido ningún niño eliminado antes de nacer si aquel triste cinco de julio de 1985 la más injusta de las leyes no se hubiera promulgado.

Más de un millón de criaturas ya no están con nosotros. Posibles compañeros de nuestros hijos, corazones que iban a construir con nosotros esta vida que les ha sido negada. Los gritos de falsa libertad y progreso, la mentira y los derechos mal entendidos, abrieron las puertas al peor de lo enemigos de un país, de una familia y de un alma. Y si no que se lo pregunten a tantas mujeres rotas por haber tomado aquella cruel decisión que las convirtió a la vez en verdugos y víctimas. ¿Dónde están quienes las empujaron al aborto? ¿Quién recoge ahora su dolor? ¿Por qué tampoco ahora las escuchan cuando dicen ¡basta ya!…? Su voz, así como la de médicos arrepentidos, la de padres que han recuperado la conciencia, la de personas que antes no querían opinar, se unen a los que hace más de 25 años estaban ahí y que han evitado que fueran muchos más. ¡Cuántos voluntarios anónimos o conocidos han plantado cara al aborto!¡Cuántas madres confortadas han seguido adelante con su vida y la de su hijo! Porque cuando hay alguien que escucha, que acompaña, que comprende, cuando en medio de lo más difícil se dice sí a la vida, se evita la muerte pero además se tiene como recompensa no sólo la sonrisa de ese niño que ha nacido y de su madre vencedora, sino la certeza de haber obrado bien, de estar trabajando por la más noble de las causas.

¡Ojalá nos duelan hoy los abortos de España y del mundo y abramos los ojos a este holocausto consentido y silenciado! Y pido a Dios desde lo más hondo, que todos sin excepción, desde el que está llamado a servir dirigiendo, hasta el “menos importante” de esta tierra pongamos fin a tanto dolor y recordemos esta fecha como algo que ya pasó, como una pesadilla que nunca volverá a repetirse. No es una utopía,¡depende en gran parte de ti y de mí y de que unamos nuestras fuerzas! En tu entorno, en tu vida, dí ¡sí a la VIDA!

 

Alicia Latorre Cañizares, presidenta de la Federación Española de Asociaciones Provida

Exhortación Obispos de Paraguay

Exhortación Obispos de Paraguay

para cuidar la calidad moral y ética de las leyes que afectan a la vida y a la familia

                                                                        

Introducción:

Reunidos en nuestra última Asamblea Plenaria Ordinaria del año, los Obispos del Paraguay expresamos nuestras reflexiones y afirmaciones sobre algunos proyectos de leyes que están siendo presentados en el Poder Legislativo de la Nación.

Estos proyectos buscan legislar sobre realidades centrales de la vida humana como: La salud sexual, reproductiva y Materno Perinatal, la lucha contra toda forma de discriminación, contra la violencia hacia la mujer, la paternidad y maternidad responsable, la implementación de una educación sexual integral, la ley de la Juventud y modificaciones en la ley del divorcio.   La legislación en este ámbito debe buscar ante todo favorecer el desarrollo integral y sustentable de nuestro pueblo, ayudando a todos los habitantes de nuestro país  a lograr una mejor convivencia y una vida más digna.

Para que eso sea posible, las citadas leyes deben asumir, entre otras cosas:

Valor de la Vida

Reafirmamos la defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural tal como está consignada en nuestra carta magna.

Es necesaria una adecuada escala de valores que sitúa a la vida como el primer y fundamental valor, sustento de todos los demás valores. Las leyes deben favorecer siempre la vida, y brindar todas las condiciones para el  desarrollo  pleno del ser humano.

El Papa Benedicto XVI afirma claramente que no puede existir un verdadero desarrollo social y una ética social, si se disocian de la ética personal y de la defensa de la vida de cada ser humano.

Claridad en la visión antropológica

Vivimos en una sociedad pluricultural que exige un diálogo intercultural basado en la búsqueda de la dignificación humana por medio del amor y la verdad.

Reconocemos la existencia de diversas visiones antropológicas que se pueden enriquecer en mutua interrelación. Lastimosamente hay algunas propuestas que pretenden edificarse sin el reconocimiento explícito de los valores trascendentes humano-cristianos con el riesgo de reducir la visión y el concepto del ser humano a un dato meramente de construcción cultural permitiendo su sometimiento y la manipulación.

Por ello, es necesario que este tipo de legislación, presuponga un concepto antropológico, para mantenerse fiel a la identidad que ha forjado del ser paraguayo y el de sus familias. Las leyes deben expresar y destacar de forma clara, sin ambig?des,  la riqueza del sentido de la vida, así como promover y fomentar la educación dentro de la cual se manifiesta  la sexualidad humana en sus dimensiones físicas, psicológicas y espirituales del ser varón y mujer.

Solo desde estos planteamientos antropológicos, en diálogo intercultural, es posible el desarrollo de leyes que busquen una educación para la auténtica madurez del ser humano, permitiéndole desarrollar el sentido de responsabilidad de sus actos, y prepararles para asumir una paternidad y maternidad responsables.

El Valor y la misión de la Familia

La defensa y la protección del desarrollo de la familia, es un deber del Estado, porque ella es la base de la sociedad y contribuye a la estabilidad de la convivencia social. La familia por medio del matrimonio, está llamada a cumplir una misión específica en la sociedad y ocupa un lugar esencial, por lo que se la debe promover, apreciar e impulsar. Para ello, el Estado debe proveerla de medios para que pueda cumplir, de forma más eficaz, su función de primera formadora de los hijos.

El Estado, sólo de forma subsidiaria y en dialogo con la familias, tiene que ayudar a las mismas en esta función. Ella es fundamental para garantizar el proceso de madurez humana siendo la primera escuela de aprendizaje del valor de la propia identidad y del sentido de la vida.

Reconocemos las dificultades y limitaciones que tienen nuestras familias, lo que nos lleva a comprometernos con ellas en la superación de las mismas, sosteniendo su identidad, su dignidad y el respeto al derecho a la vida frente a los intentos de menoscabar el ideal de familia de nuestro pueblo.

Responsabilidades inalienables de los padres

Por lo tanto, en las leyes relacionadas con la familia y la educación deben colaborar los legisladores con los padres y las madres para que asuman plena y responsablemente su maternidad y paternidad, concientizándolos de la necesidad impostergable de involucrarse en la vida cotidiana de sus hijos, acompañándoles y orientándoles oportunamente en todo momento y situación. Ninguna institución debería sustituir el rol educador fundamental de la familia. Sin la participación activa de las mismas, no hay educación plena.

En el contexto social actual, en que cada vez se necesitan más habilidades, conocimientos y adiestramientos para la inserción activa en la sociedad, los padres tienen el derecho de la tutela efectiva de sus hijos hasta la mayoría de edad, es decir, hasta los 18 años de edad. La autoridad de los padres es fundamental en una etapa tan delicada como la adolescencia, en que ellos buscan y forjan su propia identidad.

Creemos conveniente acompañar al pueblo y en especial a la juventud paraguaya, integralmente en sus necesidades reales, no solamente presentando supuestas soluciones, que luego generan complicaciones más serias y traumáticas. Los padres tienen el derecho de expresar su preocupación sobre todo proyecto de ley cuyo contenido sea ambiguo o capaz de lesionar la integridad, el respeto y la coherencia de los valores familiares reconocidos en la Constitución Nacional.

Exhortamos a todos los legisladores[8], especialmente a los de fe cristiana, a analizar  las leyes con criterios firmes y a discernir las mismas, guiados por los principios éticos y morales que recogen los valores universales y que tienen como centro la dignidad de la persona humana. Les pedimos que en sus acciones siempre busquen el bien común y el beneficio de todos. En definitiva,  les alentamos a que sean fermento del Reino de Dios en el delicado ámbito en el que les cabe desempeñarse como políticos.

Así también, emitieron en otro documento un comunicado sobre algunas recomendaciones con respecto a las elecciones municipales del domingo

VOTAR ES UN DERECHO Y UNA RESPONSABILIDAD

LA PARTICIPACION, CLAVE PARA EL PROCESO DE CONSTRUCCION  DE LA DEMOCRACIA

Ante los comicios municipales, que se celebrarán el próximo 7 de noviembre, los Obispos del Paraguay realizamos las siguientes reflexiones.

El voto es un derecho y un deber de todo ciudadano. Es una valiosa conquista de la cultura cívica; contiene, implícitamente, el prerrequisito de que el ciudadano se informe y se instruya sobre la importancia y el valor del acto de concurrir a las urnas a expresar sus preferencias electorales. El voto debe ser el resultado de una opción libre y fundada del ciudadano, consciente de sus deberes cívicos. El proceso democrático de un país se construye y fortalece con la participación activa y constructiva de los actores que lo conforman.

Hoy más que nunca, nuestro país requiere de la participación de todos los sectores,  en este proceso de construcción democrática. Las  elecciones municipales serán  una oportunidad magnífica que no se debe desaprovechar. La participación ciudadana en los procesos de elección no constituye una mera formalidad que se realiza como rutina sino que, por el contrario, representa la esencia y la justificación del sistema democrático.  Sin la masiva participación de la gente, la democracia carece de sentido porque las autoridades electas pasan a representar a una elite y no a la mayoría.

Recomendaciones generales

A los electores

Es necesario que cada ciudadano, antes de decidir su voto,  realice lo siguiente:

A – Analizar objetivamente el perfil de cada candidato

B – Conocer los principios y valores de cada candidato

C – Valorar la trayectoria política y la labor en la función pública

D – Evaluar el equipo de trabajo

E – Estudiar las propuestas o programas que pretenden ejecutar desde la función pública.

Se deben rechazar los viejos vicios como el soborno, la aceptación de dinero que pretenda comprar la conciencia y  los votos en los comicios municipales, porque no condice con la práctica democrática y la construcción de una ciudadanía responsable.

A los candidatos

A los candidatos, especialmente a los cristianos, pedimos que tengan en cuenta la siguiente exhortación: «Quienes son o pueden llegar a ser capaces de ejercer este arte tan difícil y tan noble que es la política, prepárense para ella y procuren ejercitarla con olvido del propio interés y de toda ganancia venal. Luchen con integridad moral y con prudencia contra la injusticia y la opresión, contra la intolerancia y el absolutismo de un solo hombre o de un solo partido político; conságrense con sinceridad y rectitud, más aún, con caridad y fortaleza política, al servicio de todos»  Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes nº 75.

Los comicios municipales del próximo domingo, constituyen una excelente oportunidad para dirigir correctamente el rumbo de nuestras comunidades, forjando una sociedad más justa, equitativa y solidaria en el devenir histórico de nuestra amada Nación. Con mucha confianza en nosotros mismos, en nuestra capacidad de decidir correctamente, concurramos todos a las urnas para elegir a los mejores hombres y  mujeres que nuestras comunidades necesitan.

Pedimos la bendición de Dios, bajo la intercesión de nuestra Madre La Virgen de los milagros de Caacupé y de San Roque González y compañeros mártires.

Los Obispos del Paraguay

Asunción, 04 de octubre de 2010

 

Morir con Dignidad: El Magisterio de la Iglesia

Morir con Dignidad: El Magisterio de la Iglesia

Reflexiones en torno al morir

Mons. Fernando Chomali G.

Santiago, Chile Mayo de 2006

Morir con dignidad: El Magisterio de la Iglesia 1 Mons. Fernando Chomali

INDICE

Reflexiones en torno al morir

Mons. Fernando Chomali G

I. La medicina y la muerte
II. Elcontextocultural
III. La respuesta a nivel jurídico-legislativo de algunos países IV. La urgencia de una reflexión
V. Objeto de este trabajo
VI. Terminología

1. Eutanasia
2. Encarnizamiento terapéutico
3. Criterios de proporcionalidad
4. El derecho a morir
5. La dignidad de la persona en la proximidad de la muerte 6. Cuidados paliativos

Conclusión

Morir con dignidad: El Magisterio de la Iglesia 2 Mons. Fernando Chomali

I. La medicina y la muerte

El tema en cuestión ha sido una preocupación constante de la Iglesia Católica, la cual nos ofrece un rico magisterio sobre la materia. Cito solamente a modo de ejemplo la Encíclica de Juan Pablo II Evangelium Vitae, acerca del valor y el carácter inviolable de la vida humana, así como su Exhortación Apostólica acerca del sentido cristiano del sufrimiento humano, Salvificis Doloris. De la Congregación para la Doctrina de la Fe contamos con el documento “Declaración sobre la eutanasia”, y del Consejo Pontificio Cor Unum, con el documento “Algunas cuestiones éticas relativas a los enfermos graves y a los moribundos”. El tema también es tratado en el Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, así como en múltiples discursos.

El contexto próximo de este magisterio es el hecho que la medicina ha logrado en este último tiempo un desarrollo espectacular. En la actualidad esto ha posibilitado que técnicas altamente sofisticadas y de alto costo permitan pronosticar la muerte con anticipación y prolongar el proceso que conducirá inevitablemente a la muerte de una persona. Esta situación es de hondo contenido humano y ha de ser analizada cuidadosamente debido a las implicancias antropológicas y éticas que lleva grabada.

II. El contexto cultural

Bajo las nuevas condiciones tecnológicas mencionadas anteriormente y sumado un específico contexto cultural, el modo de enfrentar la etapa final de la vida ha sido objeto de acalorados debates públicos, con gran cobertura por parte de los medios de comunicación. A raíz de esto han salido a la luz algunos casos de personas que han sido mantenidos con vida en condiciones muy precarias y de modo artificial, gracias a los medios de los que se dispone actualmente.

No menos preocupación y debate ha producido el caso de personas que han solicitado la muerte como salida a situaciones de gran sufrimiento, en las que no ven en el horizonte ninguna posibilidad de mejoría, y menos un sentido al sufrimiento que padecen. Estas peticiones, que sobrepasan con creces el ámbito de

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la medicina, han terminado en manos de la justicia, la que ha tenido que pronunciar una sentencia.

El tema de la eutanasia no es nuevo. Platón planteaba en el libro tercero de su citado libro La República que: “Cada ciudadano tiene un deber que cumplir en todo Estado bien organizado. Nadie puede pasarse la vida en enfermedades y medicinas. Tu establecerás, oh Glaucón, una disciplina en el Estado y una jurisprudencia tales como nosotros la entendemos, limitándote a dar cuidados a los ciudadanos bien constituidos de alma y cuerpo. En cuanto a los que no son sanos, se les dejará morir”. En Esparta los neonatos malformados se mataban, y en la Isla de Cos, a los viejos se les daba una gran fiesta que concluía con el envenenamiento de los invitados.

Hoy, el tema está patente, sólo que presenta otra cara, otras circunstancias, otro contexto cultural. Ya no son razones de Estado o sociales las que permitirían llegar a la eutanasia, sino que el hecho que cada vez más se le reconoce al paciente un cierto derecho a disponer de su propia vida, especialmente en la fase terminal de su existencia en nombre de la libertad y del sentido que le atribuya. En efecto, está muy difundida la idea que “sólo el enfermo puede decidir el sentido de su vida. Si él juzga que su existencia ha perdido definitivamente todo valor, está en el pleno derecho de sacar sus conclusiones y de buscar abandonar esta vida. Con la ayuda

de los otros en nombre de la libertad individual”1.

Son muchos los movimientos que han surgido a raíz de este debate, especialmente en los países desarrollados que reclaman el “derecho de morir”. Entre estos movimientos están el Voluntary Euthanasia Society (Gran Bretaña, Australia y Nueva Zelanda), Exit (Gran Bretaña y Suiza), Society for the Right to Die (Estados Unidos), Association pour le droit de mourir dans la Dignité (Francia, Bélgica y Canadá) y NVVVE (Holanda)2.

En este contexto, se percibe que detrás de estos grupos el concepto de calidad de vida se ha ido abriendo camino, pero a costa de ir dejando cada vez menos espacio al valor de la vida y a su sacralidad, como premisa antropológica y ética fundante de la convivencia social, de la justicia y de la paz.

1 Vespieren P., La cura dei malati teminale, en Spinsanti S., (a cura di), La morte umana. Antropologia, diritto, etica, Edizioni Paoline, 1987,10.
2 Cf. Vespieren P., La cura dei malati teminale, en Spinsanti S., (a cura di), La morte umana. Antropologia, diritto, etica, Edizioni Paoline, 1987,10.

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La Iglesia Católica, que se reconoce como experta en humanidad, postula que la aceptación social de la eutanasia hunde sus raíces en una cultura que, marginándose cada vez más de la trascendencia, se ha ido caracterizando por la costumbre de disponer de modo arbitrario de la vida cuando aparece; de tender a estimar la vida personal sólo en la medida que comporte riqueza y placer; de valorar el bien material y el placer como bienes supremos y, en consecuencia, de considerar el sufrimiento como el mal absoluto que se debe evitar a toda costa y con todos los medios; y de considerar la muerte como final absurdo de una vida que todavía proporciona gozos, o como liberación de una vida carente de sentido porque está destinada a continuar en el dolor3.

Por otra parte, un creciente número de personas enfermas en estado terminal solicitan la muerte como única salida a su situación de soledad y muchas veces, especialmente en los países más desarrollados, de abandono4.

Este contexto cultural es el que hay tener presente a la hora de tratar el conjunto de problemáticas que giran en torno al tema de la muerte.

III. La respuesta a nivel jurídico-legislativo de algunos países

Los elementos culturales tratados anteriormente, por lo demás muy asimilados en la conciencia de la población, han encontrado una favorable acogida en algunas legislaciones. En algunos estados de Estados Unidos de América, por ejemplo, la eutanasia ha sido motivo de referéndum y en Holanda ha sido despenalizada. Los médicos pueden evitar acciones legales en su contra si actúan de acuerdo a ciertos criterios y líneas de acción: que se trate de un enfermo terminal; que esté experimentando sufrimientos insoportables; que el paciente requiera en forma clara y persistente que su vida termine; que haya habido una consulta previa a otros médicos que estén en conocimiento de la ficha clínica del enfermo y lo hayan examinado; y, por último (y esto si que deja perplejo), que la eutanasia sea practicada en el respeto de las reglas deontológicas aplicadas a todo acto médico.

3 Cf. Juan Pablo II, Eutanasia, problema de cultura y de fe, Alocución a una sesión de la Universidad Católica Italiana, en L’ Osservatore Romano, 7 de Agosto de 1984. Cf. Evangelium Vitae 64.
4 Cf. Juan Pablo II, Occorre far fronte alla nuova sfida della legalizzazione dell’eutanansia e del suicidio assistito” En L’ Osservatore Romano, 28 de Febrero de 1999.

Morir con dignidad: El Magisterio de la Iglesia 5 Mons. Fernando Chomali

Al observar algunos estudios de derecho comparado es lamentable notar que poco a poco esta es la tendencia que se va imponiendo en los países europeos. En Suiza la eutanasia, dicha activa, es condenada según el artículo 114 del Código Penal, pero según el artículo 115 del mismo Código, el médico que haya practicado podría no ser condenado si no fue movido por un móvil egoísta. En Noruega, la eutanasia es considerada en el Código Penal un delito privilegiado cuya pena debe ser mínima. El texto dice así: “Si un individuo fue muerto con su propio consentimiento o si sufre de una grave lesión corporal o de un grave daño a su salud, o si alguno mata a un enfermo incurable, por piedad o contribuye a su muerte, la pena debe ser muy ligera”.5

IV. La urgencia de una reflexión

Es evidente que decisiones de este tipo trascienden el objeto propio de la medicina. Éstas llevan grabadas una serie de interrogantes acerca del valor de la vida humana, de su indisponibilidad e inviolabilidad, de su sentido, del valor, alcance y límites de la libertad humana y del sufrimiento, así como acerca de la profesión médica y todo el complejo aparato sanitario, y su modo de relacionarse con los enfermos en tales situaciones. Desde el punto de vista social, resulta legítimo preguntarse si una sociedad que permite que se disponga de la vida, aunque se encuentre en condiciones precarias, y que más aún lo constituya en un derecho, es verdaderamente humana, o si se está deslizando hacia una concepción utilitarista de la vida que necesariamente irá en desmedro de las personas más vulnerables de la sociedad. Bajo esta concepción de la vida y de la muerte surge también la pregunta de si no terminará el médico siendo un mero ejecutor de los deseos del paciente y no un profesional con un ethos ampliamente conocido y valorado, el cual es el de no dañar, el de sanar en la medida de lo posible y el de suavizar los sufrimientos del paciente cuando se enfrenta a una situación tal que lo llevará inevitablemente a la muerte.

Todas estas interrogantes obligan a conducir el tema al ámbito de la antropología filosófica y teológica, así como al de la ética y el derecho.

5 Un análisis más detallado del derecho comparado se puede ver en Harpes J.P, Wagner E., (ed), Les avis de la C.N.E., l’ aide au suicide et l’ euthanasie, Centre Universitaire de Luxembourg, 61-76.

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Otro factor que se ha de tener presente, además de la interdisciplinaridad, es el hecho que el tema que nos ocupa tiene gran relevancia no sólo a nivel personal, sino que también social. Las voces de médicos, juristas, filósofos y teólogos resultan fundamentales puesto que lo que está en juego en este nuevo panorama no es sólo la enfermedad del paciente en cuanto a su dignidad de persona en el ocaso de la vida y próximo a la muerte, sino que también el ethos cultural de la sociedad y los valores o desvalores que la anima en torno a la muerte. Espero que esta reflexión ilumine a los legisladores de tal forma que las leyes por ellos emanadas, por una parte, salvaguarden la dignidad de la persona que se encuentra en tan importante y a veces dramática etapa de la vida, y por otra, contengan un elemento educativo que contribuya a que todos los miembros de la sociedad se hagan cargo de los más débiles.

V. Objeto de este trabajo

El tema que atrae nuestra atención ha ido introduciendo conceptos nuevos. Ya pertenece al lenguaje común hablar de eutanasia, muerte digna, encarnizamiento terapéutico, cuidados paliativos, medios proporcionados y desproporcionados, entre otros. Una lectura atenta de diversos autores permite descubrir que la comprensión de estos conceptos es inseparable de la visión que se tenga tanto de la vida y su sentido, como de la muerte. En el ámbito de la reflexión se aprecia que estos términos no siempre se han entendido de modo adecuado y que muchas veces, usados de modo equívoco, han sido motivo de gran confusión. Solamente a modo de ejemplo, la palabra eutanasia etimológicamente significa “muerte dulce”, o “buena muerte”, sin embargo hoy ha adquirido un significado del todo diverso. No ha de llamar mayormente la atención que quienes se han interesado en esta problemática han comenzado por definir con la mayor precisión posible los conceptos involucrados. Esta es la empresa que me ocupa en este trabajo, apoyándome de modo especial en algunos documentos eclesiales.

VI. Terminología 1. Eutanasia

La Congregación de la Doctrina de la Fe da la siguiente definición: “Por eutanasia se entiende una acción o una omisión que por su naturaleza o en la

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intención causa la muerte, con el fin de eliminar cualquier dolor. La eutanasia se sitúa, pues, en el nivel de las intenciones o de los métodos usados”6.

A la luz de esta definición se percibe que el objeto de la acción (que puede ser también una acción omisiva) es causar la muerte del paciente. La intención de la acción, o el fin, es eliminar cualquier dolor. Las circunstancias en la que se desarrolla esta acción es la de un enfermo incurable y en estado terminal. En definitiva, cuando se use el término eutanasia se está pensando en el acto de poner fin a los días del enfermo en la fase final de su vida y pronto a la muerte. Ha de quedar claro que en este caso lo que causa la muerte del paciente no es la enfermedad, sino que la acción de quien practica la eutanasia. Así también lo entienden los parlamentarios, juristas y médicos holandeses que han centrado toda su reflexión y debate a partir de la siguiente definición de eutanasia: “el hecho de provocar deliberadamente la muerte de alguien que lo solicite”7.

El agente de la acción eutanásica puede ser tanto el sujeto que está enfermo como un tercero. Así lo entiende Juan Pablo II al definirla como el “apropiarse de la muerte, procurándola anticipadamente y poniendo así fin “dulcemente” a la vida propia o ajena”8.

Es importante hacer notar que la eutanasia, en cuanto acción de provocar la muerte deliberadamente de una persona humana, es moralmente inaceptable y, por lo tanto, condenada por la Iglesia9.

Ahora bien, el problema está en discernir en el aquí y ahora de una situación concreta qué tipo de acción u omisión se configurarían efectivamente como eutanasia. Planteo el caso de una persona con dolores insoportables a la que, no estando obligada, se le suministran ciertos fármacos o se le realizan ciertas intervenciones para aliviarle el dolor y ello trae como consecuencia que se le adelante el momento de la muerte. ¿Puede esto ser considerada una práctica

6 Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaración sobre la eutanasia, 5 de Mayo de 1980. Cf. Evangelium Vitae 65.
7 Harpes J.P., Wagner E., L’aide au suicide e l’eutanasie, Les avis de la CNE, Publication du Centre Universitaire de Luxembourg, 1998, 69.

8 Evangelium Vitae 64.
9 La Constitución Gaudium et Spes del Concilio Vaticano II cita a la eutanasia como una de las prácticas que: “…son

en sí mismas infamantes, degradan la civilización humana, deshonran más a sus autores que a sus víctimas y son totalmente contrarias al honor debido al Creador”.

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eutanásica? La respuesta es negativa. Tomando como punto de partida la definición recientemente expuesta, se aprecia que el objeto de la acción de suministrar fármacos es aliviar los dolores del enfermo y no procurarle la muerte. La intención de la acción es evitarle sufrimientos innecesarios, por lo que el hecho de acortarle la vida sería una consecuencia indirecta de una acción buena en sí misma (aliviarlo de los dolores), no querido ni buscado, por lo que no se configura como eutanasia. En este caso la muerte no es debida como causa primera de la ingestión de ciertos

fármacos, sino que al curso irreversible de la enfermedad.
Así lo entiende el magisterio de la Iglesia cuando plantea que no se ha de

usar el término eutanasia “para indicar una intervención destinada a dar alivio al sufrimiento terminal, tal vez con el riesgo de acortarle la vida”10. El Consejo

Pontificio Cor Unum11 realizó un estudio sobre algunas cuestiones relativas a los enfermos graves y a los moribundos en el que enumera las acciones y decisiones que no entran en el campo de la eutanasia. Estos son:

  1. a)  Cuidados terminales (“terminal care”) destinados a hacer más soportable la fase terminal de la enfermedad (rehidratación, cuidados enfermerísticos, masajes, intervenciones médicas paliativas, presencia cercana al moribundo).
  2. b)  Una intervención destinada a dar alivio al sufrimiento de un enfermo, talvez con el riesgo de acortarle la vida. Este tipo de intervención hace parte de la misión del médico que no es solamente la de sanar y prolongar la vida, pero más generalmente curar al enfermo y darle alivio al que sufre.

De acuerdo a lo recientemente planteado es posible percibir que no se está obligado a utilizar todos los medios de los que dispone la medicina en el caso de enfermos terminales. De hacerlo, se podría caer en lo que se denomina ensañamiento terapéutico.

Otra pregunta que surge es la siguiente: ¿Puede considerarse una acción eutanásica la decisión de renunciar a ciertos tratamientos? La respuesta también es negativa. En efecto, no se ha de usar el término eutanasia “para indicar la decisión de renunciar a ciertas intervenciones médicas que no parecen adecuadas a la

10 Consejo Pontificio “Cor Unum”, Algunas cuestiones éticas relativas a los enfermos graves y a los moribundos, 27 de Junio de 1981. Cf. Evangelium Vitae 65.
11 Consejo Pontificio Cor Unum, Cuestiones éticas relativas a los enfermos graves y a los moribundos, en Enchiridiom Vaticanum 7, 1147-1149.

Morir con dignidad: El Magisterio de la Iglesia 9 Mons. Fernando Chomali

situación del enfermo. En este caso no se trata de una decisión de hacer morir pero de mantener la medida de las cosas frente a los recursos técnicos, de no actuar de modo irracional, de comportarse según prudencia”12. En esta misma línea la Congregación para la Doctrina de la Fe responde a la pregunta diciendo que el parecer de médicos verdaderamente competentes podrán sin duda juzgar mejor si el empleo de instrumentos y personal es desproporcionado a los resultados previsibles, y si las técnicas empleadas imponen al paciente sufrimientos y molestias mayores que los beneficios que se pueden obtener de los mismos13.

Por último, tampoco se puede considerar como eutanasia los cuidados que se le dan a un paciente para hacer más soportable la fase terminal de la enfermedad.

Lo recientemente planteado ha de ayudar a dejar en claro que el concepto “eutanasia” es un concepto unívoco, y por lo tanto no se ha de adjetivar. Algunos autores, tal vez con la idea de reivindicar el concepto desde la etimología de la palabra, han distinguido entre eutanasia activa y eutanasia pasiva. Así, la eutanasia activa sería moralmente ilícita, no así la eutanasia pasiva. En realidad esta distinción es ambigua y genera confusión. La decisión de no sostener la vida en ciertas circunstancias, según los términos expresados recientemente, no es un acto eutanásico, por lo que no se ha usar para ello el término “eutanasia pasiva”. Así, en el lenguaje se ha de excluir del ámbito de la eutanasia las cuestiones relativas al alivio de los sufrimientos, cuando la aceleración de la muerte se presenta accidentalmente y es por tanto preterintencional, y la omisión de tratamientos inútiles e incluso dañinos que producen un prolongamiento abusivo de la vida.

Bajo estas condiciones nos encontramos frente a lo que se denomina encarnizamiento terapéutico que pasaré a analizar a continuación.

2. Encarnizamiento terapéutico

La expresión “encarnizamiento terapéutico” fue creada por el profesor J.R. Debray a propósito de los vanos tentativos de reanimar en caso del llamado “coma depassé”. Posteriormente el concepto se utilizó para designar a todos aquellos tratamientos que tienen como única finalidad prolongar la sobrevida, sin mejorar la

12 Ibid.
13 Cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaración sobre la eutanasia, 5 de Mayo de 1980.

Morir con dignidad: El Magisterio de la Iglesia 10 Mons. Fernando Chomali

calidad de ésta. Los progresos extraordinarios de la medicina han permitido que se mantengan con vida a personas muy próximas a su muerte natural por un período prolongado, con el auxilio de una serie de técnicas. Esta situación lleva a cuestionarse sobre la licitud de la aplicación de estas técnicas, las que sólo logran prolongar la agonía del paciente pero en ningún caso le restituyen la salud. Resulta significativo que la bibliografía estudiada, tanto a nivel de organizaciones médicas como legislativas y religiosas, concuerdan en rechazar tales prácticas. En efecto, la Recomendación 779 de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa del año 1976, relativa a los derechos de los enfermos y moribundos, estipula que “la prolongación de la vida no debe ser en sí misma la finalidad de la práctica médica, que debe mirar siempre a calmar los sufrimientos”. La Academia Suiza de las Ciencias Médicas, recomienda el año 1976 que “en los moribundos y los enfermos y heridos en peligro de muerte, en los cuales la afección evoluciona de manera irresistible hacia un final fatal, y que no podrá ulteriormente tener una vida relacional consciente, el médico se contente con calmar los sufrimientos”. Estilos similares de declaraciones se encuentran tanto en la Asociación Médica Mundial como en la Sociedad Médica Americana.

Se entenderá por ensañamiento terapeútico la utilización de medios tendientes a prolongar artificialmente la vida, descalificándola de su sentido

propiamente humano14. Según Sgreccia se puede configurar ensañamiento terapéutico en los siguientes casos15:

  1. a)  “Cuando se utilizan los medios técnicos en quien está prácticamente muerto -por tanto después de la muerte clínica-”.
  2. b)  “Cuando se interviene con las terapias médicas o quirúrgicas (excepto las ordinarias) en sentido ‘desproporcionado’ respecto de los efectos previsibles”.

Ahora bien, llevando el plano teórico al plano de la praxis médica, y tomando en consideración el planteamiento de Juan Pablo II en el sentido que curarse y hacerse curar es una obligación moral y que esta obligación debe medirse con las situaciones concretas16, hago mía la pregunta planteada en el documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe: ¿…se deberá recurrir, en todas las circunstancias, a toda clase de remedios posibles? La respuesta es negativa. En efecto, de no renunciar a tratamientos que procurarían únicamente una

14 Cf. Piana G., Eutanasia e questione del senso nel contesto della nostra società, art.cit., 191. 15 Sgreccia E., Manual de Bioética, Diana, México 1996, 611-612.
16 Evangelium Vitae 65.

Morir con dignidad: El Magisterio de la Iglesia 11 Mons. Fernando Chomali

prolongación precaria y penosa de la existencia, se podría caer en un tecnicismo que corre el riesgo de ser abusivo17.

Me resulta muy iluminadora la definición de encarnizamiento terapéutico que da la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe de la Conferencia Episcopal Española. Ésta lo entiende como “una acción médica, centrada en prolongar la vida del enfermo, que puede ser extraordinariamente cruel para el mismo paciente, ya que significa la prolongación de un proceso irreversible, acompañado de graves dolores y angustias”18.

Dicho de otra manera, se configura encarnizamiento terapéutico cuando el objeto de la acción médica es la aplicación de medios no adecuados a la situación real del paciente y la intención de la acción es de prolongar la vida del enfermo, en la particular circunstancia de ser terminal y cuya muerte se aproxima de manera irreversible. La Asociación Médica Mundial en su Declaración del año 1985 sobre la fase terminal de la vida, lo define como “…aquel tratamiento extraordinario en el cual nadie puede esperar un beneficio de algún tipo para el enfermo”.

Esto no significa que se ha de entender como ensañamiento terapéutico los tratamientos que tienen por objeto mejorar las condiciones de vida de las personas de edad avanzada. Tampoco significa que se ha de entender como ensañamiento terapéutico los esfuerzos del equipo médico por salvar la vida o sanar a un paciente a la luz de su estado de salud. Esta observación resulta especialmente oportuna cuando se trata de pacientes accidentados.

3. Criterios de proporcionalidad

Para poder determinar si se está frente a una acción de esta índole adquieren relevancia los conceptos de tratamiento proporcionado y desproporcionado respecto de los resultados que se podrían esperar. El discernir si se está actuando de modo adecuado en el paciente es competencia de los médicos tratantes, que han de actuar con ciencia y en conciencia. Demás está decir que el hecho de renunciar a ciertos tratamientos por ser considerados desproporcionados en ningún caso exime de los cuidados que merece toda persona en tan precaria situación.

17 Cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaración sobre la eutanasia, 5 de Mayo de 1980. 18 Nota sobre la Eutanasia, 15 de Abril de 1986.

Morir con dignidad: El Magisterio de la Iglesia 12 Mons. Fernando Chomali

El tema de la proporcionalidad de la terapia es de competencia de la ciencia médica. Solamente quisiera enumerar los criterios que se han de tener presente según el Documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe, a la hora de evaluar las acciones a seguir con un enfermo. Estos son: el tipo de terapia, el grado de dificultad y el riesgo que comporta, los gastos necesarios y las posibilidades de aplicación, las condiciones del enfermo y sus fuerzas físicas y morales19.

Resulta interesante la distinción que hace la Comisión Doctrinal de la Conferencia Episcopal Española entre medios proporcionados y desproporcionados. Para los Obispos Españoles los criterios para considerar el carácter que tiene tal o cual terapia, está muy ligada al ámbito de la justicia hacia el paciente. Desde este punto de vista, serían desproporcionados los medios que “no son debidos ni por humanidad ni por justicia y, por lo tanto, no son exigibles por ningún título”. Como contrapartida, los medios proporcionados serían aquellos “debidos para conservar la vida humana por humanidad y justicia, con ponderada atención a los resultados cuantitativos o cualitativos previsibles, tanto médicos como vitales; estos medios proporcionados pueden ser habituales o relativamente

habituales”20.

El Documento del Consejo Cor Unum21 plantea que si bien es cierto que los conceptos de “ordinario” y “extraordinario” para referirse a los medios que se han de emplear en un paciente es una terminología que tiende a ser superada debido a que hay un límite en cuanto a la obligación de mantenerse en vida, la distinción entre ordinario y extraordinario expresa esta verdad e ilumina la aplicación a los casos concretos. Con todo, reconoce que el uso de términos equivalentes, en particular de la expresión “curas proporcionadas”, parecieran expresar la cuestión de modo satisfactorio.

El documento eclesial también plantea que los criterios para distinguir un medio ordinario de uno extraordinario son múltiples y se aplican en base a casos concretos. Distingue además aquellos que son de orden objetivo y subjetivo.

a) Criterios de orden objetivo:
-La naturaleza de los medios

19 Cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaración sobre la eutanasia, 5 de Mayo de 1980.
20 Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe de la Conferencia Episcopal Española, Nota sobre la Eutanasia, 15 de Abril de 1986.
21 Cf. Consejo Pontificio Cor Unum, Cuestiones éticas relativas a los enfermos graves y a los moribundos, en Enchiridiom Vaticanum 7, 1143-1145.

Morir con dignidad: El Magisterio de la Iglesia 13 Mons. Fernando Chomali

– Su costo
-Algunas consideraciones de justicia en sus aplicaciones y en las opciones que ello implica.

b) Criterios de orden subjetivo
– Evitar a un cierto paciente un shock sicológico – Evitar situaciones de angustia
– Evitar desagrados, etc.

En todo caso, para decidir acerca de los medios, se tratará siempre de establecer la proporción entre el medio y el fin perseguido.

En esta línea se sitúa un informe del Comité del Senado Canadiense que distingue los tratamientos útiles de los inútiles. Los inútiles serían aquellos que, según el parecer de los médicos, son absolutamente ineficaces.

Desde el punto de vista moral, según Pío XII, el deber de conservar la vida no obliga al empleo de medios ordinarios, es decir aquellos que no imponen ninguna carga extraordinaria ni para sí mismo ni para los otros. Esto implica la posibilidad tanto de abstenerse como de suspender ciertos tratamientos.

4. El derecho a morir

Un tema del todo relevante es si la persona tiene derechos respecto de su propia muerte. Apoyado en el artículo de Barcaro R.22, que analiza de modo riguroso el pensamiento al respecto de Jonas H.23 y de Kass L.R.24, se verá el sentido que se le da a este concepto de máxima relevancia cuando se estudia el tema de la eutanasia.

Jonas plantea el derecho a morir en relación al derecho de elegir libremente la vida o la muerte en los casos particulares representados por los enfermos terminales o moribundos que entienden rechazar los medios puestos a disposición por la ciencia médica. Este derecho a morir se puede justificar a la luz del derecho de tomar posesión de la propia muerte en la completa conciencia de su fin, y con el

22 Barcaro A., A propósito del diritto di morire, en Bioetica, Rivista interdisciplinare 3 (1996) 499-510. 23 Jonas H., The right to die, en Hasting Center Report 4 (1978) 31-36.
24 Kass L.R., Is there a Right to die?, en Hasting Centter Report 1 (1993) 34-43.

Morir con dignidad: El Magisterio de la Iglesia 14 Mons. Fernando Chomali

derecho al póstumo recuerdo, en relación a la identidad personal de aquel cuerpo frente al que el personal médico se ensaña realizando una prolongada subsistencia. Tomar posesión de la propia muerte indica la voluntad del paciente de no retardar un evento más o menos próximo recurriendo a terapias que –prolongando brevemente la vida- deberán infligir sufrimientos a su persona y a su cuerpo. Según Jonas, el derecho a morir tiene los límites de la ética de la responsabilidad, es decir del conjunto de obligaciones que la persona tiene en relación a la familia y/o al grupo social. Pero estas obligaciones no pueden ser tan fuertes que obliguen siempre al individuo a aceptar intervenciones o terapias que considera lesiva de su propia dignidad.

Kass, por otra parte, hace notar que en el ámbito del debate público se presta para confusión el hecho que el concepto tiene cuatro acepciones:

  1. Derecho de tener asistencia para obtener la muerte (eutanasia activa voluntaria).
  2. Derecho de rechazar los tratamientos, aún cuando tal rechazo comportase como consecuencia la muerte del paciente.
  3. Derechoaunamuertecondignidad(enestesentidoderechodemorir significa derecho de continuar ejercitando el control de sí mismo a pesar de la enfermedad).
  4. Derecho a elegir el momento de la propia muerte.

Para Kass, de las cuatro acepciones, la más problemática es la primera porque implicaría el deber de terceros de prestar asistencia al que desea morir.

Para el autor el punto de fuerza de quienes reivindican el derecho a morir se fundamenta en la autonomía del individuo, especialmente en el deseo de una muerte digna, como expresión de autocontrol o autodominio. El hombre en condiciones de gestionar su propia vida de modo autónomo e intencional puede llegar a pretender sobre la propia muerte, que es considerada como un hecho aislado y separado de la propia vida y no como una componente de la existencia del viviente, y de modo secundario, recibir la asistencia de terceros cuando no tenga la habilidad física para realizarlo por sí solo. Así, de acuerdo a este planteamiento, se concluye que el derecho a morir entraría en la esfera del derecho a elección garantizado por el derecho a la libertad. Bajo estas condiciones, existiría

Morir con dignidad: El Magisterio de la Iglesia 15 Mons. Fernando Chomali

un derecho a morir filosóficamente fundado a partir del principio de autonomía personal. Kass no comparte este punto de vista por cuanto si bien es cierto que una persona puede tener la libertad de quitarse la vida, ello no significa que tenga derecho a hacerlo. Por otro lado, si se le atribuye a la expresión derecho a morir el derecho a obtener asistencia para morir, el autor postula que no puede haber un derecho a morir jurídicamente fundado, porque sería tener el derecho a ser matado, lo que contradice la Constitución que garantiza la vida. Para Kass la reivindicación de los derechos es una estrategia con el fin de obtener un común acuerdo a nivel social sobre temas espinudos, con el convencimiento de que aquello que se reconoce jurídicamente lícito antes o después es también lo moralmente lícito. Por lo tanto, para el autor, este tema no es jurídico sino moral y el acuerdo ha de buscarse en este plano.

Como conclusión, se aprecia que los dos autores concuerdan que es impensable el derecho al suicidio asistido o a la eutanasia voluntaria.

5. La dignidad de la persona en la proximidad de la muerte

Se percibe a todas luces que tanto la eutanasia como el encarnizamiento terapéutico no son respetuosos de la dignidad de la persona. En el primer caso, debido a que se atenta en contra de la vida de una persona inocente. En el segundo caso, debido a que se le prolonga de modo innecesario la agonía con todo lo que ello implica, no sólo para el paciente sino también para su familia. Lo que sí está claro es que en ambos casos no hay un encuentro directo con la hora de la muerte, ya sea porque se adelanta o porque se retrasa.

El tema de la muerte digna ha sido motivo de reflexión y ha girado siempre en torno a los polos en los que hemos centrado la atención25.

Para algunos morir con dignidad implica el derecho a la eutanasia. Esta manera de concebir la muerte está sustentada por el supuesto derecho que tiene la persona de disponer de su propia vida y de la muerte de modo incondicional, prescindiendo de cualquier norma moral o jurídica. El hombre se declara dueño de sí mismo y por lo tanto como único metro de decisión. Esta postura está

25 Cf. Lorenzetti L., Il diritto di morire con dignità: Un triple esito, en Salvodi V. (a cura di), Oltre l’ eutanasia e l’ accanimento. Politica, scienza e morale, Edizioni Dehoniane, Bologna, 1991, 219-232.

Morir con dignidad: El Magisterio de la Iglesia 16 Mons. Fernando Chomali

impregnada del contexto cultural al que me referí al principio de este trabajo, y es inaceptable desde el punto de vista ético en razón de la indisponibilidad de todos y cada uno de los seres humanos en razón de su condición de persona. Sostener lo contrario no sería otra cosa que equipararlos al rango de cosa.

Para otros, morir con dignidad significa no verse sometido a una medicina “ensañada” y “obstinada” en la fase terminal de la vida, y tener el derecho a rechazarla. En este caso morir con dignidad significa negarse a someterse a prestaciones ya inútiles que nada tienen que ver con la lucha por la vida. Lo que se reivindica es no quedar sometido a una medicina obstinada que hace de la lucha por la vida una negación de la condición humana que es mortal.

Otra manera de comprender el concepto es a la luz de la subjetividad de la persona, adquiriendo el significado de vivir con dignidad la propia muerte. Los documentos eclesiales hacen alusión al tema tomando en consideración altos valores de la persona, como lo son sus relaciones sociales y especialmente su relación familiar, así como la integridad de su personalidad.

En el contexto de una medicina altamente tecnificada, resulta preocupante el hecho que los enfermos terminales, debido a las exigencias de ciertas terapias, se encuentren totalmente aislados de sus familias. El Consejo Pontificio Cor Unum hace ver que el derecho de morir con dignidad comporta esta dimensión social26. Proteger la dignidad de la persona en el momento de la muerte implica protegerla de un tecnicismo que corre el riesgo de ser abusivo, plantea la Congregación para la Doctrina de la Fe27.

6. Cuidados paliativos

Etimológicamente el término paliativo viene del Latin pallium, que quiere decir manta. Paliar significa cubrir con una manta los síntomas sin entrar en sus causas. Desde este punto de vista, paliar significa un tratamiento o remedio que tiene por finalidad disminuir o suprimir los síntomas de una enfermedad sin actuar sobre la enfermedad misma. Teresa Vanier definió los cuidados paliativos como

26 Cf. Consejo Pontificio “Cor Unum”, Algunas cuestiones éticas relativas a los enfermos graves y a los moribundos, 27 de Junio de 1981.
27 Cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaración sobre la eutanasia, 5 de Mayo de 1980.

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“todo aquello que queda por hacer cuando no hay nada que hacer”28. Los cuidados paliativos responden a una manera nueva de comprender y asumir al enfermo terminal. Su aproximación es interdisciplinar, por lo que toman en consideración no sólo el aspecto biológico de la enfermedad sino que otros ámbitos de la realidad del hombre. Una definición que me parece muy adecuada es la siguiente: “…son acciones tomadas en diferentes planos (médico, psicológico, social, espiritual) en un paciente después de un diagnóstico de enfermedad incurable en fase terminal”. Los cuidados paliativos dejan en evidencia que el hecho de no poder sanar a una persona no implica que no haya que cuidarla. Una persona en la fase terminal de su vida requiere de cuidados que hagan menos penosa su situación. Se trata que los últimos momentos de su vida los viva de una manera serena y pacífica, en lo posible acompañado.

Dentro de las especialidades de la medicina los temas relativos a los cuidados paliativos han ido adquiriendo cada vez más relevancia. Según Juan Pablo II están “destinados a hacer más soportables el sufrimiento en la fase final de la enfermedad y de asegurarle al mismo tiempo al paciente un adecuado acompañamiento humano”29. Toda esta nueva forma de comprender la medicina en la fase terminal de un enfermo se resume así: “Si no puedes curar, alivia; si no puedes aliviar, al menos consuela”30.

Conclusión

Situado el contexto cultural en el cual se desarrolla la reflexión de estos temas que tocan un punto neurálgico de la vida del hombre como lo es el momento de su muerte, y definidos los términos que van a acompañar esta tarde de estudio, estamos en condiciones de apreciar, por una parte, la complejidad del problema presentado, puesto que cubre múltiples esferas de la vida personal y social, y por otra parte, las grandes repercusiones que pueden tener para la sociedad a nivel antropológico, ético, médico y jurídico, tomar la opción de despenalizar o legalizar la eutanasia.

28 Harpes J.P., Wagner E., L’aide a suicide e l’eutanasie, op.cit., 23. 29 Evangelium Vitae 65.

30 Conferencia Episcopal Española, La Eutanasia. 100 Cuestiones y respuestas sobre la defensa de la vida humana y la actitud de los católicos.

Morir con dignidad: El Magisterio de la Iglesia 18 Mons. Fernando Chomali

Para hacer un juicio respecto de la sociedad y la cultura que la impregna y anima, no basta con mirar sus índices económicos o el nivel de desarrollo alcanzado en el ámbito científico y tecnológico. Más bien habría que centrar la mirada en la manera como la sociedad toda, y cada uno de sus miembros se relaciona con los más débiles, con los más desamparados, con los más enfermos. Resulta notable el hecho que en Francia la proporción de decesos acaecidos en establecimiento hospitalarios y en el domicilio se invirtió en cuarenta años. En el año 1961 los enfermos morían en su mayoría en sus casas (65,7%). En el año 1990, el 67% de las personas murieron en hospitales, mayoritariamente públicos.

Una sociedad que no es capaz de hacerse cargo de los enfermos, de dar lo mejor de sí para hacer más humana su precaria existencia es una sociedad que ha perdido el norte. Y frutos de esta desorientación es la exacerbación de la libertad individual, la falta de solidaridad hacia los enfermos, y como corolario, la incapacidad de hacerse cargo de ellos.

Entrevista a Alicia Latorre

Un movimiento de apoyo a la mujer embarazada para prevenir el aborto. Una entrevista a Alicia Latorre, presidenta de Provida España

Por Marta Santín

4 de marzo 2008

Su compromiso con la vida se refleja en su mirada. Su fuerza, en sus palabras. Se emociona cuando recuerda a los niños que ha contribuido a salvar de un aborto seguro. Alicia Latorre es presidenta de la Federación Española de Asociaciones Provida desde enero de 2007. Forma parte de una generación intermedia entre los más veteranos y los que se acaban de incorporar. Lleva 14 años como presidenta de Adevida Cuenca. Está casada, tiene 7 hijos y dos más en el cielo. Ha estudiado Magisterio, Filosofía, Ciencias de la Educación y Enfermería. Actualmente da clases de inglés en un colegio público.

32.000 niños nacidos. Este es el número de vidas que, desde 1981, han salvado los diferentes centros de acogida que forman parte de la Federación Española de Asociaciones Provida. Son pocos en comparación con los abortos que se practican anualmente en España (cerca de 100.000). A pesar de las pocas ayudas estatales a la mujer embarazada, Alicia Latorre tiene la firme esperanza de que es posible una nueva cultura de la vida.

— ¿Se cumple la normativa que obliga a que la solicitante del aborto conozca las medidas de asistencia social disponibles para llevar a término su embarazo?

— Sigue sin cumplirse. El artículo 9 del Real Decreto 2409/1986 de 21 de noviembre que regula la práctica del aborto, establece que los profesionales sanitarios habrán de informar a las solicitantes sobre las consecuencias médicas, psicológicas y sociales de la prosecución del embarazo o de la interrupción del mismo, y de la existencia de medidas de asistencia social que puedan ayudarles. Sin embargo, los centros de salud no les facilitan esta información, no les dan tiempo para la reflexión y las inducen directamente a abortar.

alicia

Alicia Latorre

— ¿Qué ayudas reciben las Asociaciones Provida de las Administraciones Públicas?

— Nos han retirado las subvenciones que recibíamos del Ministerio del Interior por los votos del Instituto de la Mujer, alegando que las instituciones públicas ya ayudan a la mujer embarazada que no desea abortar. Nada más lejos de la realidad. En primer lugar, los responsables de los gobiernos autonómicos resuelven las angustias de estas mujeres induciéndolas a abortar. Las pocas que han pedido auxilio, nos las han derivado a nuestras asociaciones. Por lo tanto, nosotros cubrimos las necesidades de todas estas mujeres, sin ayudas estatales.

— La Comunidad de Madrid es de las pocas que concede subvenciones

— Sí, el programa Red de Apoyo a jóvenes embarazadas y madres y padres sin recursos, de la Dirección General de Juventud, concede subvenciones anuales para financiar proyectos realizados por entidades sin ánimo de lucro. La Red está formada por más de 30 entidades que realizan proyectos dirigidos a facilitar asesoramiento, formación y orientación para el empleo, asistencia psicológica, económica y legal, guarderías, cuidado de hijos y alojamiento.

— Relátenos la historia de algún niño que haya salvado de un aborto.

— Recuerdo todavía a dos hermanas que acudieron a la asociación Adevida de Cuenca. Eran muy pobres. Se habían quedado embarazadas de hombres casados que no querían saber nada de ellas. Las habían echado de su propia casa y residían con una abuela muy vieja y paralítica. Les facilitamos medios materiales y esperanza. Otro caso fue el de una chica joven con 4 hijos y embarazada de nuevo. La trabajadora social no le iba a prestar ninguna ayuda si no aceptaba sus condiciones: abortar y operarse para no tener más hijos. Su marido también quería que abortara y le había abandonado. Vivía en unas condiciones miserables. Gracias a la ayuda de Adevida esta chica cambió de casa, tuvo a su hijo y fue organizando su vida. Pasado un tiempo, hizo las paces con su marido.

— ¿Qué se le dice a una mujer que se ha quedado embarazada por violación?

— Hay situaciones muy duras y nunca lo hemos negado. Hay que acompañarla, que saque toda su rabia y su dolor. En el difícil, no imposible caso ,de quedarse embarazada (solo en el 0,01% de los abortos se invoca este supuesto), le pediría que no sumara a la injusticia que ella había sufrido otra contra ese hijo suyo que, como ella, es inocente. Le ayudaría a quererlo. Si no puede soportar estar con él porque le recuerda a la bestia que la violó, que se lo dé a una familia que lo cuide, sin matarle. El aborto no quita el trauma de la violación y añade uno no más pequeño.

— ¿Y a la madre de un niño con malformaciones genéticas?

— Un buen profesional, que sepa comprender a la madre y al padre, puede influir muchísimo en un sentido o en otro. En Provida tenemos muy buenos médicos que realizan cirugía intrauterina. Un niño discapacitado tiene actualmente enormes posibilidades. Hay que recurrir al corazón, tratar de que los padres superen el impacto inicial sin plantearse el aborto. Ayuda el testimonio de personas que han seguido adelante. Hay que intentar que no tomen rápidamente la decisión en medio de la angustia, que es lo que suele pasar. Quizá ese sea el hijo que menos les haga sufrir. Lo que está claro es que tiene derecho a vivir. Hay mucha hipocresía social. Muchos artistas o políticos se hacen la foto con niños con síndrome de Down, y luego hacen lo posible porque no nazca ni uno.

— ¿Y ante una mujer que alega grave peligro para su salud psíquica o física?

— Debo decir que un embarazo de riesgo tiene menos peligro para la mujer enferma que el aborto. En España han muerto mujeres cardiópatas al someterse a un aborto. Lo que se debería hacer es adelantar el parto cuando el bebé es viable. El aborto no cura la patología de la mujer y puede producir más trastornos. Es una muestra del fracaso social.

            Todo el mundo sabe lo que hay detrás de este tercer supuesto, un coladero. Una mujer angustiada, nerviosa, acobardada, no está psicológicamente enferma, tiene muchos problemas que hay que ayudar a solucionar y es cruel, para ella y para su hijo, dejarla tirada y empujarla a matar a su hijo. No está enferma, pero después del aborto sí puede estarlo, porque el síndrome post-aborto no es ninguna broma. En cuanto a una mujer que realmente tenga una enfermedad psíquica, la OMS dijo en 1990 que el aborto puede agravar la patología de una mujer que tenga un trastorno psiquiátrico previo.

— ¿Cuáles son los casos más difíciles?

— Las adolescentes reciben muchas veces una cruel presión de la familia y la sociedad. Otras veces son mujeres con graves problemas económicos, inmigrantes o drogodependientes. Debemos mostrar la verdad, la cultura de la vida con toda su grandeza y coherencia. La defensa de la vida es apasionante, pero desgasta y hace falta mucho tesón, sacrificio y reflexión.

— Imagínese una chica de 16 años que se ha quedado embarazada. Está angustiada. Sus padres le animan a abortar. ¿Cómo se le ayuda desde Provida?

— Primero escucharla, para que exteriorice todo lo que le preocupa, su inseguridad, su soledad o su miedo. Y luego se le ayuda a medida de su problema: tratar con su familia, buscar un alojamiento, facilitarle algún trabajo, ropa, comida, lo necesario para el niño, se le brinda acompañamiento médico o psicológico y fundamentalmente, a querer a su hijo y luchar por él, a sacar de sí misma lo mejor. Cuando es necesario, otras mujeres le ofrecen su testimonio: o bien, las que en medio de grandes dificultades han tenido a sus hijos o bien, las que abortaron y están muy arrepentidas.

La Federación Española de Asociaciones Provida (tel. +34-93-204-71-11, www.provida.es) es una organización no gubernamental de voluntariado, que promueve el respeto a toda vida humana desde la concepción hasta su muerte natural, favoreciendo una cultura de la acogida a los más débiles e indefensos.

La primera Asociación surgió en Barcelona en 1977. Hoy existen en 24 ciudades de España. Posee el estatus de ONG Consultiva Especial del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas. Lleva a cabo una labor asistencial de ayuda a la mujer embarazada y sola, en situación de marginación e inseguridad, y también a las que tienen hijos menores a su cargo. Fue una de las entidades fundadoras del Foro Español de la Familia, de la que es entidad asociada.

Entrevista al Dr. Irala

ENTREVISTA AL DR. DE IRALA, DOCTOR EN MEDICINA Y EN SALUD PÚBLICA

¿Qué papel tienen los padres y las madres en la educación de la sexualidad de sus hijos?

– Padres y madres tienen un papel fundamental en la educación afectivo-sexual de sus hijos, porque son quienes mejor les conocen y porque desde el amor, la cercanía y el trato diario se puede ayudar mejor a un joven a educar su carácter y prepararse para el amor. Es una tarea compleja hoy en día, porque el entorno más bien está consiguiendo que demasiados jóvenes sean analfabetos afectivos que únicamente viven respondiendo a sus deseos. Por eso es importante que padres y madres actualicemos nuestra formación para estar mejor preparados para responder a los retos educativos actuales.

A veces los padres no saben qué decir a sus hijos, ¿cómo pueden los padres y madres actualizar y mejorar su formación?
– Con la lectura de textos actualizados y fundamentados en la medicina basada en evidencias, con la participación en escuelas de padres, haciendo cursos de formación presencial o a través de cursos de formación on-line. La posibilidad de trabajar con internet facilita las cosas. Ahora estamos preparando un curso de formación on-line desde la web www.educarhoy.org para padres y educadores. Es importante no quedarse en ideas generalizadas que con frecuencia carecen de fundamento científico. El esfuerzo que supone dedicar tiempo a mejorar la propia formación se ve recompensado con la mejora en las relaciones con los hijos que ven nuestro interés por comprenderles y ayudarles mejor.

¿Qué le parece la obligatoriedad de dar educación sexual en la escuela?

– El problema que puede tener este tipo de legislación es que se pretendan imponer planteamientos de lo que debe ser la sexualidad y la reproducción humana sana que no tengan nada que ver con las evidencias científicas actuales sobre estas cuestiones, sino que son cuestiones absolutamente opinables e incluso contrarias a la ciencia. La responsabilidad de la educación afectivo-sexual es de los padres y los legisladores deberían garantizarles que puedan educar a sus hijos según sus valores, que en todo el sistema educativo se respetan la diversidad de convicciones existentes. Por ejemplo, podrían colaborar con los padres ayudándoles económicamente a organizarse libremente en asociaciones civiles o escuelas de padres.

¿Cómo ve a la juventud de hoy en el terreno de la sexualidad?

– La juventud de hoy es probablemente de las mejor informadas con datos sobre sexualidad. Sin embargo coexiste con gran decepción, dolor y analfabetismo afectivo, sensación de infelicidad y fracaso en cuestiones relacionadas con el amor. Eso es el resultado de haber insistido demasiado en los aspectos biológicos de la información sobre sexualidad sin ayudarles a desarrollarse como personas sexuadas capaces de servir al prójimo, capaces de amar. Si la sexualidad se presenta simplemente como vehículo de placer personal en vez de como vehículo de encuentro y amor, eso les lleva inevitablemente a sentirse infelices. En estudios que estamos realizando en jóvenes de diferentes países se ve claramente que demandan más educación del carácter, preguntan qué diferencias hay entre el deseo y el amor, solicitan ayuda para que puedan ser más dueños de sus impulsos y afectos. Eso, aunque no lo llamen así, es educación del carácter.

Contrasta tanta información sobre sexualidad con el aumento de infecciones de transmisión sexual entre los jóvenes, ¿a qué piensa que es debido?
– No basta con tener información sobre el cómo de las cosas sino que también hay que conocer el por qué, el sentido que tienen. Con mucha información sin una seria reflexión ética y del sentido de las cosas es fácil equivocarnos. Una educación sexual sin valores es una llamada a la experimentación sexual. Y, la experimentación sexual, con o sin preservativos, está llena de riesgos.

Entonces, ¿no es suficiente usar preservativos?

– Es bastante evidente. Hay bastantes estudios que muestran claramente que allí donde más se ha difundido el uso del preservativo mayor es la incidencia de infecciones de trasmisión sexual. Esto puede deberse al fenómeno de compensación de riesgos. Los preservativos simplemente reducen el riesgo de infección pero no eliminan totalmente dicho riesgo. Los jóvenes deberían leer la letra pequeña de los envoltorios de los preservativos y hacer menos caso de algunos mensajes que hablan del sexo seguro.

¿Qué mensaje transmite este manual a los padres y docentes?

– Lo más importante es que padres y madres tenemos la maravillosa tarea de acompañar a nuestros hijos en el aprendizaje del amor humano. Esto es para toda la vida. Esto pasa por una sana educación de la afectividad y de la sexualidad que los padres, ayudados por los docentes que trabajen de acuerdo con ellos, podemos hacer bien con tal de que hagamos el pequeño esfuerzo de formarnos y de actuar, sin dejar que nadie haga esa tarea por nosotros sin nuestro consentimiento.

jdeirala@unav.es

LOS MITOS DE LA BONDAD DEL ABORTO

ENTREVISTA: LOS MITOS DE LA BONDAD DEL ABORTO
Habla desde México la doctora en Bioética Rosario Laris

QUERÉTARO, viernes 14 de mayo de 2010 (ZENIT.org – El Observador).- Después de la despenalización del aborto hasta las doce semanas de gestación, hace tres años, en el Distrito Federal, el debate en México se ha centrado en la cuestión de si el aborto es un problema de salud pública de las mujeres o si, mediante su acceso indiscriminado, se evita la mortalidad de las mujeres que acuden al clandestinaje.

La doctora Rosario Laris, medico cirujano, maestra en salud pública y doctora en Bioética, comenta a ZENIT-El Observador los mitos sobre el aborto y los riesgos que este implica para las mujeres y la sociedad.

–¿Cuáles son, en su opinión, los principales mitos sobre el aborto que aún subsisten en el mundo y en México?

Rosario Laris: Yo diría que son cuatro: legalizar el aborto reduce la mortalidad materna; hay en México un número muy alto de mujeres que mueren por practicarse el aborto; legalizándose el aborto éste disminuye y que el aborto no tiene ninguna repercusión sobre la salud física y psicológica de las mujeres.

–¿En verdad reduce la mortalidad materna?

Rosario Laris: Eso es lo que dicen, pero la realidad es otra.  Actualmente el 25 por ciento de las muertes maternas  de todo el mundo sucede en la India, un país que desde 1972 tiene despenalizado el aborto.  Otro ejemplo nos lo dan Rusia e Irlanda; en el primer país la proporción de muertes de maternas es seis veces mayor que en Irlanda, Rusia tiene despenalizado el aborto e Irlanda no. Ahora comparemos esta país con Estados Unidos allí hay dieciséis muertes de mujeres por cada cien mil nacidos vivos, en Irlanda solo cinco.  Pero vámonos a países más cercanos, Chile tiene una menor proporción de muertes maternas que Cuba, donde el aborto esta permitido. Con esto podemos establecer que no hay conexión directa entre porcentaje de muertes maternas y despenalización del aborto. Lo que si reduce el número de muertes maternas, son servicios de salud de calidad.

–¿En México, dicen, hay muchas mujeres que mueren en el clandestinaje del aborto…?

Rosario Laris: Se cree que en México hay un número muy alto de mujeres que mueren por el aborto; la realidad es otra, los datos que nos arroja en el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) o de la Secretaría de Salud es que en todo el país los casos de muerte por cuestiones relacionadas con el aborto son bajísimos. La mortalidad de mujeres embarazadas se debe principalmente a problemas de hipertensión, no por abortos clandestinos.

–¡Y qué opina de que la legalización disminuye los casos de aborto?

Rosario Laris: ¿Que al legalizar no se promueve?  Eso es una mentira. Vemos el caso de Reino Unido y de España. En España se despenalizó el aborto hace veinte años y ha aumentado el 200 por ciento; el día de hoy uno de cada seis embarazos en España termina en aborto. Otro caso a resaltar es Polonia, allí durante décadas se permitió el aborto y el número era muy alto, al penalizarse este bajó al menos del uno por ciento del total de embarazos. Por eso debemos tener claro: despenalizar es promover el aborto.

–¿Y las repercusiones en la salud de las mujeres?

Rosario Laris: Está comprobado que en las mujeres que abortan aumenta la propensión de sufrir depresiones, ansiedad e ideas suicidas versus las mujeres que llevan a término su embarazo, en las mismas condiciones. Hay un estudio que se hizo en Nueva Zelanda donde se dio seguimiento a 630 pacientes desde su nacimiento hasta los 25 años. Algunas se embarazaron y de esas algunas abortaron la propensión a depresiones en la que abortaron era del 50 por ciento, contra un 25 por ciento de las que no lo habían hecho. Hay diversos estudios, en distintas partes del mundo y los resultados son los mismos: aumenta las ideas suicidas y el consumo de drogas en mujeres que han abortado, también aumenta el maltrato de niños en mujeres que abortaron.

–¿Cuáles serían las políticas públicas ideales para evitar que una mujer llegue a abortar?

Rosario Laris: Debería estar legislado un apoyo mayor a las mujeres embarazadas, un apoyo económico por parte del Estado, atención en servicios de salud de calidad, que la mujer vea un futuro para ese hijo pues muchas veces la madre se angustia al darse cuenta que su hijo no tendrá un futuro real.  Se necesitan licencias maternas con mayor tiempo para el mejor cuidado de los vástagos. Pero el apoyo no debe venir sólo del gobierno, sino también de la sociedad.

–Hay quienes basan su aprobación al aborto  en la existencia de conexiones neuronales ¿Qué opina al respecto?

Rosario Laris: El considerar esto implica que una persona con Alzhéimer deja de serlo, habría que preguntar a los parientes de un enfermo con Alzhéimer si lo consideran persona o no. A familias con este problema, les ha servido para fortalecer su unidad. Las características de una enfermedad no nos quitan el rango de personas; los daños físicos tampoco. Este era un argumento utilizados por los nazis. Cuando no consideramos a un niño de menos de 28 semanas o al enfermo de Alzhéimer como personas, estamos discriminando.

Por Omar Árcega

Fuente: www.zenit.org

 

Entrevista con el presidente de E-Cristians

Josep Mirò i Ardévol: «Es prioritario reabrir en España el debate sobre el aborto»

Entrevista con el presidente de E-Cristians

BARCELONA, martes, 8 abril 2008 (ZENIT.org).- E-Cristians, la plataforma cristiana de acción cívica de Cataluña, interpuso en julio de 2007 una querella criminal contra el doctor Carlos Morín, propietario de la clínica Ginemedex de Barcelona, por comisión de abortos ilegales. La querella fue admitida a trámite y en noviembre del mismo año, un registro policial permitió hallar máquinas trituradoras de fetos, expedientes ilegales y otros indicios de delito. Actualmente, el proceso sigue su curso en lo que podría ser el juicio más importante sobre el aborto que se haya producido en España hasta la fecha.

En la primera parte de la entrevista concedida a Zenit, el presidente de E-Cristians, el político católico Josep Miró, pedía ayuda económica para seguir afrontando los costes del juicio: «la vía jurídica funciona, pero tiene unos costes que hay que afrontar. Y por eso pedimos colaboración a todas las personas que quieran luchar contra el aborto de una manera eficaz».

–Volviendo al caso del doctor Morín, la clínica Ginemedex, ¿era una excepción en el sistema español?

–Josep Miró i Ardèvol: No, y por ello intentamos abrir nuevos frentes. Creemos que es una práctica extendida. Curiosamente, lo que parece escandalizar no es la ilegalidad en sí, sino el hecho de que extraigan el feto de 19 semanas vivo y lo dejen morir. ¡Pero es que esto lo pueden hacer legalmente acogiéndose a los supuestos despenalizados! Nos puede escandalizar porque es un aborto, no porque sea ilegal. Por tanto, hay que contar estas cosas, pero hay que explicar que esto también pasa con los abortos legales.

Y en los abortos ilegales, está claro que Morín no es la excepción. Probablemente haya sido una persona que ha llevado la lógica del aborto hasta las últimas consecuencias, pero yo creo que hay muchas clínicas que hacen la trampa fundamental, que es falsear los informes psiquiátricos, y este es el punto fundamental: si existe o no existe la enfermedad por parte de la madre.

Si los datos son ciertos, resultaría que España es el único país del mundo donde habría una plaga de enfermedades mentales en las embarazadas, una especie de epidemia. Esto no se lo cree nadie.

–Lo que más ha escandalizado a la opinión pública es conocer cómo se hace el aborto «por dentro». ¿Cree usted que la gente conoce de verdad la realidad del aborto?

–Josep Miró i Ardèvol: No, en absoluto. Se ha conseguido que el aborto sea una especie de «abstracto»  que soluciona problemas: se entra por una puerta, no se ve lo que pasa dentro, y se sale por otra habiendo solucionado un problema. Y esto es falso, y además se cuenta el cuento de «la pobre mujer, la pobre mujer». ¡La pobre mujer que ha de abortar, no la que no puede abortar! Porque el caso Morín pone de relieve varias cosas: una, que estas mujeres corren un riesgo grave, porque estas clínicas no están en condiciones de hacer frente a diversas situaciones; segunda, que la atención que reciben estas mujeres es deficiente desde el punto de vista médico; tercera, que a veces se olvida: el aborto es un acto contra la naturaleza de la mujer.

Cuando una mujer está embarazada, todo su cuerpo se dirige a proteger al ser que lleva dentro, mientras el aborto es forzar esta situación para que haga todo lo contrario. Cuando llega el parto, el cuerpo de la madre está preparado para sacar este nuevo ser y darle una vida autónoma. Esto explica la brutalidad de los abortos cuando, por ejemplo, si no se puede aspirar y deshacer el feto porque no es suficientemente pequeño, lo que se hace es una dilatación química y mecánica de la matriz, durante un periodo entre cuatro y ocho horas, porque el cuerpo se resiste.

La descripción de este hecho, por sí sola, es una brutalidad. Como es una brutalidad matar al feto con una inyección, como lo es sacarlo vivo y dejar que se muera o aplastarle el cráneo, o como es una brutalidad no advertir del riesgo de hemorragias masivas por la propia naturaleza de la mujer embarazada… En definitiva, que todo esto se haya omitido y se siga omitiendo, y que encima se presente como una ventaja a favor de la mujer, cuando es ella la que corre con todos los riesgos, y que le puede dejar una marca para el futuro.  Esto por no hablar de los problemas del postaborto.

Por tanto hay que hacer un esfuerzo, en nombre de la verdad y de la defensa de la mujer, para que se explique en qué consiste realmente el aborto, cuáles son sus consecuencias y sus riesgos y cómo se opera, porque esto va a dar a las personas un juicio sobre lo que deben hacer o no y a lo que se exponen. No se pueden hacer las cosas como se están haciendo ahora, porque esto es simple y llanamente engañar.

–¿Cree usted que la cuestión del aborto debería volver al debate público?

–Josep Miró i Ardèvol: Es una necesidad imperiosa, y de hecho la iniciativa italiana de la moratoria sobre el aborto ha tenido eco en España. Ha de volver por varias razones: primera, porque lo que se está haciendo es una barbaridad, porque en nombre de una determinada ideología de género que supuestamente defiende a la mujer se la está dejando en realidad sola frente al problema, porque los que están interesados en que aborte van a presionarla, pero es ella sola quien paga las consecuencias.

Además es un desastre desde el punto de vista demográfico. En el centro que dirijo, el Centro de Estudios del Capital Social de la Universidad Abat Oliva, estamos terminando y vamos a difundir muy pronto, sobre el impacto económico a través del efecto demográfico del aborto sobre el desarrollo económico español (la capacidad de generar renta) y sobre la Seguridad Social. Y las cifras impresionan: el aborto, que la representa en España la quinta parte de los nacimientos, hace un daño tremendo en cuanto al crecimiento de renta y de estabilidad de la Seguridad Social.

Es absurdo que un país que tiene grandes problemas con el futuro de las pensiones y que se sitúa en una perspectiva crítica en los próximos años, no se plantee el agujero que está produciendo el aborto. Cada aborto representa una pérdida de capital humano, traducida en términos monetarios, de cerca de 400.000 euros, que sería lo que esta persona aportaría a la renta española  a lo largo de su vida activa. Si pensamos que se han producido más de un millón de abortos y que la cifra sigue aumentando, el impacto económico es enorme.

Por tanto, hay razones desde todos los puntos de vista, no sólo desde la defensa de la vida humana y de su dignidad, sino incluso desde el punto de vista meramente material. El aborto es malo desde todos los puntos de vista.

–¿Por qué cree que los dos grandes partidos no se plantean reabrir el debate en ningún sentido, dado que el actual Gobierno tampoco ha parecido hasta ahora muy dispuesto a aprobar una ley más permisiva?

–Josep Miró i Ardèvol: Ni los partidos grandes ni los medianos. Yo diría que por dos razones distintas. Por parte de la izquierda (si es que este término tiene significación actualmente, más bien la post-izquierda) el aborto es uno de sus símbolos. En el momento en que la izquierda renuncia a la transformación económica y social en busca de una mayor justicia utiliza otros elementos para diferenciarse, ya que en política económica apenas hay diferencia entre unos y otros. Y convierte en símbolos y «fetiches» de progreso cosas tan absurdas como el preservativo, el aborto y cuestiones de esta índole.  Es decir, convierte al aborto no en un tema médico, social, económico o psicológico, sino en un tema ideológico, esa «abstracción» de la que hablábamos antes.

Por parte del centro-derecha, la motivación es otra. Como le sucede al Partido Popular y a otras formaciones más pequeñas como Convergència i Unió, lo que sucede es que no tienen una cultura política claramente alternativa a la izquierda. Esto es en el caso español, en otros países no sucede así. Por lo tanto, prefieren no hablar de estos temas, porque no tienen un discurso alternativo a la izquierda. Por esto, cuando gobernó el Pp todo siguió igual y el aborto continuó creciendo.

Yo creo que es una debilidad del centro-derecha español, no creo que tenga que ver con la Transición, que yo viví y en la que participé. De hecho, la actual legislación sobre el aborto, producto de aquellos años, en realidad es muy restrictiva, pero si se incumple cabe todo