Un jesuita en el Reino del Dragón

Película sobre “Un jesuita en el Reino del Dragón”
En DVD la vida y obra del gran misionero de China, Matteo Ricci

CIUDAD DEL VATICANO, martes 18 de mayo de 2010 (ZENIT.org).- La vida y obra del gran misionero de China puede revivirse gracias a la película «Un jesuita en el Reino del Dragón», con motivo de los 400 años del aniversario de la muerte de Matteo Ricci S.I.

La obra, que repasa la vida del sacerdote italiano, ha sido grabada en Italia y China y presenta imágenes sobre los lugares en los que nació, creció y se formó Ricci, quien vivió entre los años 1552 y 1610.

De 60 minutos de duración, dirigido por Gjon Kolndrekaj y distribuido por www.H2onews.org, «Un jesuita en el Reino del Dragón» está patrocinado por la Curia General de la Compañía de Jesús y por la diócesis de Macerata, donde nació Ricci.

En una carta enviada en mayo pasado a monseñor Claudio Giuliodori, obispo de Macerata, con motivo del inicio de las celebraciones del cuarto centenario del padre Ricci, Benedicto XVI subrayaba «la profunda simpatía que promovía por los chinos y por su historia, por sus culturas y tradiciones religiosas», haciendo que «su apostado sea original y, podríamos decir, profético».

Matteo Ricci entró en China, en tiempos de la dinastía Ming, y elaboró un mapa del mundo basado en los conocimientos cartográficos europeos, la primera obra cartográfica en China que incluía territorios de Europa, África y América.

Enseñó matemáticas a intelectuales chinos, que de esta manera entraron por primera vez en contacto con la tradición matemática europea.

Acuñó muchos de los términos cristianos utilizados aun hoy en día chinos como Shāngdì, «Dios» y tiān, «cielo».

En 1601, el emperador Wanli, habiendo oído las historias sobre el sabio europeo, le convocó a la corte imperial, y donde se instaló hasta 1610, año de su fallecimiento. A su muerte, la comunidad cristiana china fundada por él contaba con 500 convertidos, de los cuales 400 sólo en Pekín. Entre estos sobresalían figuras de primer plano en la vida social, cultural y política china, además de algunos parientes del emperador.

Es posible recibir el DVD en español, inglés, italiano, portugués, alemán, francés, o chino escribiendo a: matteoricci@my-h2onews.org

Fuente: www.zenit.org

 

Paradojas de la comunicación digital

Fuente: Aceprensa

El año de Facebook, Wikileaks y el iPad

 

Tenemos acceso a multitud de datos, pero con frecuencia nos falta el contexto y la posibilidad de interpretación

Muchos recordarán el 2010 como el año de Facebook, Wikileaks y el iPad. La empresa de Mark Zuckerberg, hombre del año de la revista Time en 2010, estaba valorada en enero de 2011 en 50.000 millones de dólares, superaba los 600 millones de usuarios y crecía a un ritmo de 700.000 usuarios…al día. Sólo Alemania, China y Rusia se resisten un poco a una ola universal. Cada mes se añaden 3.000 millones de fotos a los perfiles de Facebook. Hoy, Facebook supera ya los 700 millones de usuarios y el 31% de los españoles tienen un perfil en esa red. Son cifras que, independientemente del futuro de la empresa, le aseguran un lugar en la historia de la comunicación.

El 28 de noviembre de 2010, Wikileaks adquirió protagonismo mundial con la publicación de sus “papeles secretos”. Era el triunfo de la transparencia “radical” de los entornos actuales de la comunicación, donde podría aplicarse la máxima “si no quieres que se publique, no lo escribas”. Los que difunden comunicación deben plantearse que todo está expuesto a la mirada escrutadora de la red. La exposición a la opinión pública de Julian Assange ha sido tan intensa que muchos consideraron que el fundador de Wikileaks debía ser el hombre del año de Time en lugar de Zuckerberg.

El iPad fue acogido con entusiasmo por los usuarios, que admiran tanto sus utilidades como su estética. Ordenador portátil y versátil como pocos, integra capacidades que antes exigían máquinas diferentes, y facilita compartir vídeo, música y presencia en medios sociales. Algunos diarios y revistas lo ven como una tabla de salvación. La “experiencia de uso” de diarios y revistas se ve considerablemente mejorada: nuevas oportunidades asoman en el horizonte. De momento, News Corporation y Apple se asociaron ya a través del esperado The Daily. El 2 de marzo de 2011 apareció el iPad2. A finales de marzo de 2011, se habían vendido ya más de 19 millones de unidades. Facebook, Wikileaks y el iPad pueden servir como símbolos del entorno actual.

Hemos construido grandes autopistas de la información, pero nos hemos olvidado de enseñar a conducir

Un panorama rico en oportunidades

En la comunicación siempre ha habido luces y sombras, problemas y oportunidades. El actual panorama digital es rico en oportunidades. Podría decirse que el mundo está en la palma de nuestra mano, que estamos a “un sólo click” de contenidos actualizados e interesantes, que podemos tener una audiencia mundial. A la vez, la cercanía de noticias, entretenimiento, y juegos, provoca distracciones y empuja a algunos públicos a la gratificación instantánea, con sus lógicas secuelas de adicción.

Frenar el acceso a la red y los soportes móviles no parece la mejor opción educativa, y puede resultar incluso impracticable en la era “sin hilos”. Pero a estas alturas sería ya poco razonable ignorar los problemas que se derivan del uso inadecuado de los medios digitales. La mayor parte de estos problemas existían en los medios analógicos: el exceso en el “consumo”, la proliferación de contenidos que, por decirlo suavemente, lesionan la dignidad humana, la explotación del sensacionalismo…

Vida «online» y «offline»

La vida online no puede sustituir a la vida offline. Dicho de otro modo, la tecnología está al servicio de las personas, y debería hacernos más sociales.

En algunas situaciones las tecnologías pueden favorecer el anonimato. Y conviene subrayar que en la comunicación digital es frecuente que no estén presentes las pistas visuales y verbales que aportan los encuentros cara a cara. Pero también es verdad que la comunicación digital permite llegar a más personas y conservar con ellas al menos cierto grado de cercanía. A la vez, la multiplicación de “amistades”, en sí un fenómeno interesante y positivo, provoca también un crecimiento potencial de los encuentros con extraños y otros peligros. De esta manera, los riesgos de cyberbullying aumentan.

La cuestión no parece resuelta, pues algunos públicos demuestran una falta de empatía inquietante, que podría verse facilitada por el “automatismo” o la distancia en la comunicación de personas que más que hablar, envían mensajes. La conexión permanente está provocando ya síntomas evidentes de adicción, e incluso “síndromes” de falta de memoria.

La epidemia del narcisismo en Internet se hace compatible con un celo extraordinario por proteger la intimidad

Por tanto, otra de las paradojas de la comunicación digital es la tensión entre aislamiento y búsqueda de contacto con amigos y contactos profesionales. Por una parte, algunos parecen refugiarse en relaciones virtuales que sustituyen la conversación directa para personas con escasa empatía y competencias sociales. Por otra, se incrementa el número de amistades y se intensifica la relación con los que tenemos más cerca. ¿Estamos ante la autonomía o ante la socialización? De alguna forma, el aislamiento es un indicador de que la comunicación no funciona. Si usamos bien las tecnologías digitales, nuestra cercanía a los demás se incrementará. Estamos ante la presencia de una constante de la comunicación humana, que siempre encuentra nuevos modos de expresarse.

A veces, la distinción entre “vida online” y “vida offline” confunde un poco. La vida “online” o virtual es vida real (aunque no sea física). Es decir, la vida “online” es tan real como la vida misma, ocasión de despliegue de la propia personalidad y ejercicio de las virtudes (o de los defectos). Los que muestran respeto en la vida “offline”, son también respetuosos en la web. La web es una “plaza pública”, donde nos retratamos constantemente.

Por eso, también en la red es necesaria la etiqueta. Basta asomarse a los comentarios en los blogs, Twitter, Facebook o YouTube para descubrir usuarios que, amparados en el anonimato, profieren insultos, siembran discordia y se muestran descorteses, hostiles y enfadados. La red es una extensión de las relaciones personales. Por eso hay que reivindicar la comunicación franca y abierta, el optimismo, la cortesía, el respeto, el agradecimiento y la buena educación. Hay una revolución pendiente: la revolución de la amabilidad.

La avalancha de información y su velocidad

La extraordinaria abundancia de información es un problema creciente que afecta al consumo de medios y otros contenidos, pero también a su calidad. Tenemos acceso a multitud de datos, pero con frecuencia nos falta el contexto y la posibilidad de interpretación. El incremento de la cantidad de información no lleva consigo mayor calidad en los conocimientos.

Hemos construido grandes autopistas de la información, pero nos hemos olvidado de enseñar a conducir. Por eso, con mayor cantidad de datos y noticias hará falta más prudencia y selección. Se refuerza la necesidad de ordenar la información y no precipitarse, buscando evidencias sólidas y acudiendo a las mejores fuentes. Per se, la acumulación de información no nos hará más sabios. Los públicos necesitan el discernimiento necesario para seleccionar el menú adecuado y dedicar el tiempo pertinente. Al mismo tiempo, la abundancia de información no es un problema, sino una bendición para públicos que tienen más contenidos disponibles (y con frecuencia gratis). De esta manera pueden expandir sus posibilidades de acceso a información, conocimiento e investigación.

Las herramientas de comunicación digital y móvil han aumentado la rapidez en la transmisión de mensajes y noticias de última hora, facilitando la difusión global y la participación en tiempo real en distintos eventos. La velocidad de la información provoca efectos llamativos en cuestiones como la reputación de las personas, la difusión y ayuda en las catástrofes naturales, las campañas políticas, las movilizaciones sociales o las crisis económicas, como se está comprobando desde 2009.

Al mismo tiempo, la rapidez provoca errores de bulto, ayuda a extender rumores que pueden ser letales para la reputación, y puede dificultar la verificación y control de calidad de los contenidos. En la red, todos son “periodistas”, pero pocos son “editores”. La velocidad resulta ya imprescindible. Pero conviene subrayar la necesidad de reflexión para evitar precipitaciones. Necesitamos también precisión y calidad.

La epidemia del narcisismo

Otra de las cuestiones es la llamada “epidemia del narcisismo”, que, de forma algo paradójica, se hace compatible con un celo extraordinario por proteger la intimidad. La generación que algunos han definido como “generación del yo” busca activamente la “visibilidad”. Con una expresión que resulta significativa, en las redes sociales “creamos perfiles”, que resultan, de alguna manera, versiones mejoradas de nosotros mismos. Se trata de un proceso no exento de problemas que, al mismo tiempo, es parte del que da la oportunidad de tener una audiencia global de “amigos” y seguidores.

La “nube” almacena gran cantidad de información de los ciudadanos: vídeos, fotos y textos. Con frecuencia hemos perdido la pista de esos contenidos, pero están allí y pueden reaparecer en cualquier momento, ocasionando problemas diversos. No conservamos la “caja de cartas” con nuestras palabras e imágenes: hemos perdido la memoria y quizá hasta la capacidad de archivar.

Por eso surgen movimientos para que los consumidores puedan borrar su historial online. Se propone ya abiertamente el “derecho a ser olvidado”, seleccionando vídeos, fotos y textos en función del respeto a la dignidad y la imagen de los consumidores, que a veces necesitan también más conocimientos para comprender los “riesgos de la transparencia total”.

Desconectar para conectar

Estamos permanentemente conectados al mundo a través del móvil, en Twitter o Facebook, en el e-mail. Necesitamos estar en la red para acompañar a los amigos y familiares, o mantener el contacto con las redes profesionales. Pero la conexión permanente también genera inquietudes, y parece que se desmoronan las fronteras tradicionales entre la vida profesional y la vida familiar y de amistad. A la vez, surgen movimientos que proponen la “desconexión” y un estilo de vida más slow, que permita aprovechar mejor los mensajes y contenidos, encontrando verdaderos espacios de amistad y descanso, logrando “desconectar para conectar”.

En cierto modo, se podría hablar de una nostalgia de la desconexión, que resulta más valiosa cuanto más inalcanzable resulta. En realidad, el que necesite la conexión permanente no podrá poner en marcha proyectos con cierto calado, y estará abocado al flujo continuo de las novedades, que, paradójicamente, reducirá su productividad y eficacia.

Francisco J. Pérez-Latre es profesor agregado en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra.

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Referencias

Bringué, X.; Sádaba, C. (2011), Menores y redes sociales, Colección Generaciones Interactivas, Fundación Telefónica Madrid.

Carr, N. (2011), The Shallows. What the Internet is Doing to Our Brains, W.W. Norton & Company, New York.

Kirkpatrick, D. (2011), El efecto Facebook. La verdadera historia de la empresa que está conectando el mundo, Gestión 2000 Madrid.

Kovach, B., Rosenstiel T. (2010). Blur. How to Know What’s True In The Age of Information Overload, Bloomsbury, New York.

Qualman, E. (2009, 2011) Socialnomics: How Social Media Transforms the Way We Live and We Do Business, Wiley, Hoboken.

Twenge, J.M.; Campbell, W.K. (2009), The Narcissism Epidemic:
Living in the Age of Entitlement
, Free Press,  New York.

 

Padres, ¡No Claudiquen en la educación sexual de sus hijos!

Autor: Remiedios Falaguera | Fuente: Sontushijos.org

Padres, ¡No Claudiquen en la educación sexual de sus hijos!

Nadie duda, y los padres somos conscientes de ello, que la sexualidad es una parte muy importante de la vida del ser humano que no podemos ignorar

Padres, ¡No Claudiquen en la educación sexual de sus hijos!

Nadie duda, y los padres somos conscientes de ello, que la sexualidad es una parte muy importante de la vida del ser humano que no podemos ignorar. De ahí que los padres debemos poner todos los medios a nuestro alcance para encontrar, y poner en práctica, el autentico y más adecuado programa de educación sexual.

¡Manos a la obra ya!

En los últimos años, la preocupación de los padres, abrumados por las innumerables publicaciones de educación sexual que reducen todo al puro placer, ha ido en aumento.

Necesitamos un programa de educación claro, verdadero y completo; gradual y equilibrado. Con una visión de la sexualidad integral e integradora, conforme a los principios antropológicos fundamentales de la naturaleza y la dignidad de la persona humana.

Un programa que enriquezca las facultades del hombre –inteligencia y voluntad–, y que nos capacite en el desarrollo libre, razonado e integral de nuestra personalidad al servicio de una sexualidad sana y responsable.

Dicho esto, y bajo el amparo no solo de la legislación española, sino también de la jurisprudencia europea, los padres no debemos claudicar de nuestras libertades y derechos avalados por la Constitución, la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Carta Europea de los Derechos del Niño.

Hablamos de un derecho pero también de una responsabilidad que son prioritarios intransferibles, innegociables, indelegables e insustituibles. Por lo tanto, los padres tenemos la obligación de ejercer nuestro derecho y nuestra responsabilidad en la educación de la sexualidad: Son las manos infinitamente cuidadosas de los padres, y no ningunas otras, por sabias que sean, las que tienen la máxima eficacia para llevar a cabo la iniciación sexual (Dr. Marañón).

A pesar de que muchos padres se sientan confusos ante esta responsabilidad, no pueden dudar de su privilegiada capacidad de amar, conocer y comprender las necesidades en el desarrollo armónico y equilibrado de sus hijos, incluida, la dimensión humana de la sexualidad. En efecto, los padres, movidos por el amor, el cariño y la comprensión por cada uno de sus hijos, son los protagonistas principales, irreemplazables, necesarios y los más adecuados protagonistas en su educación integral.

“Estamos en familia…”

La familia es el ámbito natural y más apropiado para el desarrollo de la personalidad, el espacio privilegiado donde, en un ambiente de amor y confianza, pueden plantearse sin traumas los interrogantes sobre la sexualidad. Los primeros años en familia, y la manera en que el niño los interpreta, contribuyen a la formación de actitudes, valores y comportamientos que tienden a persistir durante la vida adulta.

Es verdad que la familia no es la única fuerza modeladora en la vida de un niño: el colegio, los amigos y las instituciones de enseñanza superior, a lo que podríamos añadir las normas y costumbres que profanan el verdadero significado de la sexualidad y que son alentadas por los

medios de comunicación como televisión, internet, videos, películas, libros y revistas, también influyen en las actitudes y valores. Pero como acertadamente dijo Mercedes Arzú de Wilson, nada tiene mayor impacto en un niño que su experiencia familiar.

De ahí la importancia de la libertad de los padres a la hora de elegir un centro educativo acorde a sus convicciones, preferencias morales, religiosas, filosóficas y pedagógicas, como señala el art.14 de la Declaración de Derechos fundamentales de la Unión Europea.

Padres y profesores deben estar coordinados en el proyecto y finalidad de la tarea educativa. Porque los educadores, llamados a formar personas con su quehacer profesional, pueden articular un programa de formación que ofrezca valores y criterios sólidos de discernimiento para orientar el comportamiento humano responsable en este campo.

El papel del estado

La dejación de estos derechos y responsabilidades de los padres, por ignorancia, comodidad y, muchas veces, por ingenuidad, deja la puerta abierta a una invasión del Estado en la tarea educativa de nuestros hijos.

Un asedio, institucional y obligatorio, que pretende secuestrar la conciencia y las actitudes de nuestros hijos, cuestionando las convicciones morales, religiosas, y afectivas de las familias, con un único objetivo: introducir una nueva concepción del hombre y de la dimensión humana de la sexualidad con la que poder manipular las mentes de nuestros hijos e imponer su doctrina.

Los padres, como primeros y principales educadores de nuestros hijos, no podemos permitir esta usurpación de derechos. Es más, es nuestra responsabilidad encontrar soluciones lo más inmediatas posibles, para recuperar, mediante la educación y el ejemplo, los auténticos valores éticos y morales que ensalcen la dignidad de la persona humana.

¿Qué podemos hacer?

¿Cómo hablar con nuestros hijos del arte de un amor auténtico? ¿Cuándo es el momento oportuno para resolver sus inquietudes? ¿En qué objetivos vamos a centrar nuestras propuestas es eficaz: la espera, el respeto del otro, la madurez, el amor verdadero,….? ¿Cómo ayudarles a prevenir todas aquellas situaciones que puedan perjudicar su desarrollo personal?

En el tema de la educación de la sexualidad, como sucede cuando se aprende a leer, escribir, o incluso a comer, se necesita un cierto entrenamiento gradual e integral. Si no educamos nuestras emociones y sentimientos, nuestros deseos y apetencias; si no educamos nuestra capacidad de amar, nuestro carácter, nuestras miradas o gestos, en una relación de libertad, respeto, autodominio y entrega, estaremos reduciendo nuestro cuerpo y el de los demás, la grandeza de la sexualidad y nuestra capacidad de amar, a un mero trámite en el que los instintos gobiernan nuestro corazón, en lugar de ser al contrario.

De ahí, la importancia de una educación que ponga las bases del amor humano y verdadero desde el momento que surge la primera chispa que atrae a dos personas, pasando por el sentimiento profundo de satisfacción de estar con el otro (qué bien me siento contigo), hasta llegar al verdadero amor que apunta a descubrir la totalidad del otro y buscar su bienestar, su felicidad y la posibilidad de formar entre ambos un vínculo, una relación muy profunda (siempre te volvería a escoger a ti y solo a ti). En definitiva: una educación en valores que ayude a redescubrir el único camino que nos llevará a la felicidad personal y comunitaria.

No nos dejemos arrastrar por el pesimismo y la indiferencia. No es tarea fácil y lo sabemos. Pero, si la escalera no está apoyada en la pared correcta, cada peldaño que subimos es un paso más hacia un lugar equivocado (Stephen Covey).

¿Cómo podemos hacer?

Seamos honestos, claros y veraces en nuestras conversaciones y actitudes. De esta manera, nuestros hijos no solo nos respetarán como autoridad a seguir, sino que confiarán en nuestro consejo sobre sexo, valores y relaciones sanas. Demostrémosles que no se trata de una cuestión tabú, y que pueden acudir a nosotros para consultar sus legítimas dudas.

Debemos tratar de promover una cultura de la vida y del amor basada en unos valores éticos y morales, que son la razón de ser de la dignidad y el respeto del ser humano y promover, asimismo, el respeto al derecho a la vida y a la integridad moral y física.

Para ello, los padres debemos buscar tiempo para la educación y el cuidado de nuestros hijos, para que se sientan amados y aceptados en la familia, para charlar, divertirnos, compartir alegrías y penas, cuidarlos y que nos cuiden, ayudarnos, comprendernos…en definitiva, para dar y darse. Las comidas familiares son un buen momento para conversar y conocer en profundidad a nuestros hijos, los cuales han de sentir que son importantes para sus padres.

Hemos de hablarles de la libertad – compromiso – felicidad – reciprocidad del amor (relación de ida y vuelta), hacerles crecer en responsabilidad y autoestima, fomentar el valor de solidaridad que les obligue a salir de sí y a compartir. Para todo ello es de extrema importancia el ejemplo de los padres; fortaleza, audacia, unidad de vida, coherencia, hacerles atractivo el amor.

Pongamos especial interés en educar el maravilloso valor de la amistad. Abrir las puertas de tu casa a los amigos de tus hijos para estudiar, jugar, hacer fiestas,…. Hacer hincapié en las relaciones desinteresadas: no vales por lo que tienes sino por lo que eres.

No nos olvidemos de incidir en la importancia de la intimidad y el pudor. Hacerles comprender que hay que evitar extravagancias, vulgaridades y exhibiciones que puedan molestar a los demás.

Dialogar, dialogar y dialogar. Poner los medios para que sus hijos adolescentes cuenten con ustedes y no con cualquier persona e informarles adecuadamente de las enfermedades de transmisión sexual. Explicarles la diferencia entre amor y emoción, la anticoncepción, las mentiras del sexo seguro, la teoría de género… Enseñarles que para amar hay que conocerse y tratarse.

Debemos enseñarles cómo y por qué decir que no. Transmitirles de forma clara el respeto de uno mismo y el autocontrol. Hacerles comprender la verdad y el significado de la sexualidad: hombre y mujer son diferentes y complementarios, el nacimiento de los hijos es un regalo lleno de responsabilidad…

Tratemos de prevenir los contenidos televisivos perniciosos, enseñándoles a ver una televisión de calidad y fomentando un espíritu crítico ante la programación, además de inculcarles un uso moderado de la misma.

Conviene educar a nuestros hijos en el buen uso de las nuevas tecnologías (NNTT), que no solo sirven para estar en contacto, para hacer nuevos amigos, para buscar información, escuchar música y en general, para desarrollar su propia cultura, sino para mejorar las relaciones personales, familiares y sociales. Para ello, tenemos la obligación de conocerlas y saber manejarlas. Como dicen por la red, el problema no es la máquina sino el hombre que la usa. Todo depende del tiempo que se dedique y la capacidad crítica que se ejerza a la hora de saber situarlas en su justo lugar.

Nunca debemos olvidarnos de respetar su libertad: Debemos encontrar el equilibrio adecuado

entre libertad y disciplina estando siempre atentos a ayudarles a corregir ideas y decisiones equivocadas. En cambio, lo que nunca debemos hacer es secundarlos en sus errores, fingir que no los vemos o, peor aún, que los compartimos como si fueran las nuevas fronteras del progreso humano.

Considero fundamental saber tomarse la vida con buen humor, no asustarse nunca ante los comentarios y preguntas de nuestros hijos. Saber mantener a cierta distancia los problemas que se nos presentan, máxime cuando estos sean de gran calado, cuidándonos de que no nos atrape en sus redes la tristeza, la desesperación, el miedo e incluso, la depresión.

El amor no es cosa que se aprenda, ¡y, sin embargo, no hay nada que sea más necesario enseñar! (Juan Pablo II).

Padres exhaustos, hijos híper protegidos

Firmado por Juan Meseguer Velasco

Fuente: Aceprensa 19 Febrero 2010

El exceso de proteccionismo sobre los hijos está creando una generación de padres exhaustos que han de ingeniárselas para llegar a todo. Da la impresión de que educar bien a un hijo es llenar cada minuto de su tiempo libre.

Hace unos años, en las escuelas de Estados Unidos triunfó el concepto de los “padres helicóptero”, llamados así porque se lanzaban en picado al mínimo problema. Bastaba que un chaval se presentara en casa con un suspenso imprevisto, un arañazo o una cara larga para que los padres aterrizasen en el colegio a pedir explicaciones. Contra el exceso de proteccionismo se han rebelado Gever Tulley y Julie Spigler, fundadores de Tinkering School. Se trata de una escuela de verano que pretende fomentar la creatividad de los chavales. Allí aprenden a hacer manualidades e inventos. También hay tiempo para realizar actividades de riesgo, supervisadas siempre por monitores.

Pese a las dificultades que han tenido para encontrar editor, Tulley y Spigler han recogido en un libro algunas de esas experiencias. Escrito con una buena dosis de provocación, Fifty Dangerous Things (you should let your children do) es una guía de juegos “peligrosos” que ofrecen alternativas de ocio a la televisión y los videojuegos.

En realidad, los juegos no son más peligrosos que aquellos a los que seguramente jugaron muchos de los padres de estos chavales: encender una hoguera con una lupa, trepar por un árbol, jugar al fútbol bajo una granizada, etc.

Para desdramatizar el asunto, los autores han optado por un estilo humorístico. Los títulos de los capítulos son deliberadamente provocativos: “Fabrica un explosivo”, “Súbete a un tejado”, “Aprende a jugar con fuego” (“eso sí, fuera de casa”, advierten)…

Al libro no le faltan ideas disparatadas. Pero, al menos, tiene el mérito de poner el dedo en una de las llagas contemporáneas: la obsesión por la seguridad y por evitar a los hijos cualquier mal rato.

El culto al niño

En Gran Bretaña también se está hablando estos días sobre la protección de los hijos. Pero aquí el debate ha comenzado con mal pie. Ante el aumento del vandalismo callejero, a Sir Al Aynsley-Green –comisario de la infancia– se le ocurrió echar la culpa a los padres. Pero no a los padres de los jóvenes que delinquen, sino al resto.

 

 

 

La tesis de Aynsley-Green es que Gran Bretaña es uno de los países del mundo donde la gente se preocupa menos por los hijos de los demás. A su juicio, si un adolescente quema un contenedor o rompe una ventana es porque los adultos del barrio no se implican lo suficiente.

La columnista Judith Woods cree que este reproche es injusto. “¿Cómo vamos a ocuparnos de otros niños, si estamos agotados de cuidar a los nuestros?”, se pregunta en el Daily Telegraph (4-02-2010).

“Nuestra preocupación por los niños roza la histeria. Los padres que conozco tratan a sus hijos como si fueran diosecillos. Los mimamos a cuerpo de rey, alimentamos cuidadosamente sus egos, los llevamos de aquí para allá en Volvos repletos de dispositivos de seguridad…”.

Woods recuerda con agradecimiento el margen de libertad que le daban sus padres: “La diversión era un asunto que debíamos resolver mis cuatro hermanas y yo, normalmente en el jardín. A veces fabricábamos deslumbrantes pelucas con las hojas de los árboles; otras veces, vestíamos al gato; y otras, simplemente nos peleábamos”.

Woods se lamenta de no haber seguido los pasos de sus padres. “Ahora me dedico –admite– a cuidar de mis dos hijos como una loca”. Además de acabar exhausta, se pregunta si eso es lo mejor: “El día de mañana, ¿me querrán más mis hijos por mi dedicación?”

“Me gustaría pensar que sí, pero tengo mis dudas. Lo que las generaciones anteriores veían como un maravilloso privilegio –que los adultos te hagan caso, que se preocupen por ti, que te apoyen–, nuestros hijos lo ven como derechos innegociables. Y así es difícil agradecer las cosas”.

La protección razonable

Cuando se habla sobre los excesos de la hiperprotección, cabe el riesgo de pasarse al extremo contrario: la indiferencia olímpica. No se trata de eso. La prudencia llevará a discernir, en cada caso, lo que de verdad representa una amenaza para los hijos y lo que no lo es.

No deja de ser una imprudencia, por ejemplo, dejar a un niño o a un adolescente que pasen un fin de semana en casa de otro amigo sin enterarse antes del plan (real) que van a hacer o si los padres van a estar en casa. Lo cual exigirá, en la mayoría de los casos, una breve llamada a los padres del amigo anfitrión.

 

 

 

 

 

También es razonable enterarse de lo que hacen los hijos en Internet. Además de establecer filtros, los expertos recomiendan a los padres que supervisen el empleo que hacen los niños de las redes sociales .En la misma línea, es útil aconsejarles que no faciliten datos personales ni difundan sus fotos por la red. Según una encuesta de la Anti-Bullying Alliance de Gran Bretaña, el 20,5% de los niños de 10-11 años han sufrido hostigamiento, amenazas o insultos a través de Internet o del teléfono móvil. En el caso de la red, la vía principal fue las redes sociales, que son usadas por el 59% de los niños.

La televisión es otro campo para ejercitar una protección razonable. Tras analizar diversos estudios que revelan los efectos que el exceso de televisión produce en niños y adolescentes, la Academia de Pediatría Americana lleva años recomendando entretenimientos alternativos. Asimismo, ha desaconsejado que haya aparatos de televisión en las habitaciones de los niños.

Algunos padres creen que estas medidas son exageradas. A su juicio, es preferible que los chavales tengan autonomía suficiente para experimentar y equivocarse, también en estos ámbitos. Así, aprenderán a discernir lo bueno de lo malo, lo conveniente de lo que no lo es.

Cuando se trata de proteger a los hijos, hay que saber que hay ámbitos donde los padres tendrán que implicarse más y otros en los que habrán de quitarse de en medio.

Contra la sexualización

Esta es una de las ideas que está detrás de la propuesta realizada por David Cameron, líder del Partido Conservador británico, para proteger a los niños de la creciente oleada de contenidos sexuales en la televisión o en la red.

Cameron, padre de dos hijos, no es ingenuo. Sabe que es muy difícil impedir que los niños tropiecen de pronto con reclamos eróticos. Lo que sí es posible, dice, es adoptar medidas concretas para ayudar a los padres a proteger a sus hijos en este terreno.

“Deberíamos ser capaces –dice Cameron– de garantizar que nuestros hijos viven de verdad la infancia. No queremos que estén expuestos desde pequeños a una innecesaria e inapropiada publicidad ni a la sexualización”.

De momento, el líder tory ha propuesto dos medidas. La primera consiste en penalizar a las empresas publicitarias acusadas de hacer anuncios inapropiados para niños, negándoles la posibilidad de contratar con la Administración durante tres años.

La segunda es crear mecanismos de denuncia on line para que los padres protesten por anuncios o programas con contenido sexual. Además, la nueva web permitiría ver las quejas de los demás padres. “De esta forma –concluye Cameron–, comprobarán que no están solos en esta batalla”.

 

Cómo educar a los hijos frente a la TV, internet y videojuegos

COMO DEBEN ACTUAR LOS PADRES ANTE LOS HIJOS POR LA TV, INTERNET Y VIDEOJUEGOS

Revelaciones de nuevos estudios

ALEXANDRIA, Virginia, martes, 13 enero 2008 (ZENIT.org).- ¿Ver imágenes de sexo y de violencia en televisión y en los vídeo juegos introduce a los adolescentes en las relaciones sexuales sexo y les lleva a ser más agresivos en la vida real? Dos estudios publicados por la revista de la Asociación Estadounidense de Pediatría responden afirmativamente.

Los resultados del estudio «¿Ver sexo en televisión puede predecir el embarazo adolescente?», llevado a cabo por la Rand Corporation, y «Efectos longitudinales de los vídeo juegos violentos sobre la agresión en Japón y en Estados Unidos», de Craig A. Anderson, director del Centro para el Estudio de la Violencia de la Universidad Estatal de Iowa, aparecieron en noviembre en «Pediatrics».

Ambos estudios mostraban una correlación entre los comportamientos contemplados en la televisión o en los vídeo juegos y un cambio de comportamiento en los adolescentes.

Kristen Fyfe, redactora del Culture and Media Institute, ha analizado dichos estudios y ha compartido con ZENIT algunas advertencias para los padres.

–En su informe «Sexo y Agresión: el Impacto de los Medios en los Niños», usted analiza dos estudios recientes e iluminadores que enlazan el contenido de los programas de televisión con el embarazo adolescente. ¿Por qué son tan significativos estos dos estudios?

–Fyfe: Los informes son significativos por muchas razones, sobre todo porque son longitudinales, en otras palabras los mismos grupos de chicos han sido estudiados durante un periodo de varios años. Muchos estudios, igualmente válidos, no miden los resultados durante el tiempo sino que son más bien una especie de «flashes». Estos estudios, por el contrario, se articulan en el crecimiento/desarrollo y maduración de los chicos estudiados. Además, por lo que se refiere al embarazo infantil, este es uno de los primeros estudios que plantean una relación entre los contenidos sexuales que se ven –incluyendo el contenido insinuado/poco explícito– con el embarazo adolescente. Por otro lado, estos estudios analizan a chicas y chicos, pues las chicas que se quedan embarazadas, pero los chicos ayudan a que esto ocurra.

Con relación al estudio sobre los vídeo juegos y la violencia, el otro aspecto que lo hace especialmente significativo es el componente intercultural. Los investigadores estudiaron a niños/adolescentes en Estados Unidos y en Japón. El hecho de que la cultura japonesa es, en general, menos agresiva que la cultura norteamericana es significativo, porque en este estudio los niños japoneses tienen los mismos resultados que sus coetáneos norteamericanos.

–¿Qué necesitan saber los padres sobre el impacto de los medios en las vidas de sus hijos y familias?

–Fyfe: Los padres necesitan saber que el tipo y la cantidad medios de comunicación que consumen los chicos tiene un impacto negativo verdadero. Hay un nuevo informe, un meta análisis –un estudio de estudios– sobre la influencia de los medios en el que se muestra de modo concluyente que hay una fuerte correlación entre una exposición mayor a los medios y los resultados adversos en la salud –incluyendo cambios en la forma en que se desarrolla el cerebro, obesidad, aumento de la agresión, aumento de la actividad sexual, consumo de drogas y alcohol o bajo resultados académicos. Sobre este estudio se puede leer el artículo del New York Times (www.nytimes.com).

–Como madre católica que es usted, ¿qué conclusión sacó usted de estos estudios?

–Fyfe: Como madre católica, estos estudios no hacen más que reforzar mi convicción de que Dios nos ha dado la responsabilidad de guiar a nuestros hijos a través de un campo minado a nivel cultural que busca socavar lo mejor de Dios para ellos. Cuando doy conferencias en las escuelas y hablamos sobre «el culto a los falsos dioses», les desafío con la idea de que cualquier cosa a la que dedican una cantidad excesiva de tiempo y energía se convierte en un ídolo –especialmente si Dios queda en segundo lugar tras dicha obsesión–. Y les pregunto: «¿pasan más tiempo pensando en Dios o escuchando su iPod, jugando a vídeo juegos, viendo la televisión?» Se sienten incómodos ante la pregunta.

Además trato de ser consciente de que la realidad en la que mis hijos van a tener que navegar es este campo de minas mediático y no puedo protegerlos de él simplemente quejándome o prohibiéndoles ver/jugar/escuchar. Les tengo que equipar para tomar decisiones correctas y reconocer los valores profanos promovidos en mucho de lo que ello ven. No creo que en la sociedad de hoy los padres hagan un favor a sus hijos blindándolos completamente de los medios. Están rodeados por ellos y necesitan dominarlos para poder moverse como adultos. Sin embargo, podemos enseñarles, fijar límites y desafiarles para que sean consumidores críticos. Y sí, podemos hacerlo incluso cuando son pequeños.

–Considerando lo que revelan estos estudios, ¿hay algunos temas en particular de los que los padres deberían ser conscientes cuando piensan regalar vídeo juegos, películas o determinadas clases de teléfonos o aparatos electrónicos?

–Fyfe: Es necesario que los padres hagan sus deberes y que no se lo crean todo. Deben estar atentos a los sistemas de calificación de los vídeo juegos. Si están calificados con «M» (maduros) hay una razón para ello. Utilice los buenos recursos que proporcionan las asociaciones de padres o familiares para investigar el contenido de los vídeo juegos, así como las buenas publicaciones. Cuando se trata de móviles y de iPods dése cuenta de que cualquier cosa que tenga acceso a Internet se convierte en un vehículo a través del que se puede visionar todo tipo de contenidos. Hoy, muchos más chicos ven la televisión a través de aparatos móviles y ordenadores que a través de los viejos aparatos de televisión. Finalmente, no compre una televisión u ordenador para la habitación de su hijo. Existen muchas investigaciones que muestras que los chicos con estos aparatos en sus habitaciones sufren en su rendimiento académico. En pocas palabras: ¡sea un padre o una madre!

–Un estudio del Barna Group publicado hace un año mostraba que, a pesar de la preocupación que los padres cristianos tienen sobre la influencia de los medios, todavía se sienten presionados a comprar vídeo juegos cuestionables u otros productos mediáticos. ¿Ha cambiado esto?

–Fyfe: No lo creo. Se vuelve otra vez a la idea de que, algunas veces, ser padres significa tomar decisiones impopulares. Cuando me enfrento al dilema suelo preguntar: ¿permitiría a sus hijos que se arrojaran a la promiscuidad sexual, al consumo de drogas, al narcisismo, a compañías violentas? Esto es exactamente lo que está haciendo cuando permite a sus hijos malas influencias. No podemos enseñar a nuestros hijos a hacer frente a las malas influencias si nosotros, como padres, no estamos dispuestos a hacer frente a la presión de comprar un producto cuestionable sólo porque es popular. En serio, ¿si se tratara de otra cosa que no fuera productos mediáticos (juegos, películas, música, libros) dudaríamos a la hora de adoptar decisiones duras?

–¿Cree que los padres están empezando a tomarse este tema más en serio antes de llegar a las tiendas?

–Fyfe: Creo que los padres cada vez están más educados y, si hay alguna bendición en esta desgraciada crisis económica, puede ser el hecho de que los padres están siendo más exigentes ante lo que compran. Pero en realidad hasta que los medios – y me refiero a los medios de noticias, en la publicidad – no hagan hincapié en el mensaje de los efectos perjudiciales (como se hace con el tabaco), los padres no van a prestar atención y no se lo tomarán en serio.

–¿Puede dar algunos consejos a los padres sobre medios positivos en el mercado actual? ¿Alguna recomendación?

–Fyfe: Cuando se trata de video juegos, es necesario ver la etiqueta que garantiza que es un juego seguro. Los productos del sistema de juegos de la Wii que logran que los chicos se levanten del sofá son también muy buenos. ¡Puedes sudar jugando al tenis en la Wii!

En cuanto a los DVDs «Narnia II: el Príncipe Caspian» está ahora en DVD, así como «The Longshots», «Fly Me to the Moon» y «Wall-E».

Realmente, si quisiera ir a comprar artículos positivos, probablemente dejaría de lado los grandes almacenes y pensaría en la tienda cristiana de mi barrio.

Por Teresa Tomeo, traducción de Justo Amado

Obama apuesta por la muerte

OBAMA, APUESTA POR LA MUERTE

El nuevo Presidente de EEUU, Barak Obama, que ha conseguido una impresionante victoria en las presidenciales norteamericanas, suscitando un entusiasmo sin precedentes desde hace años, está despreciando esta inmensa popularidad para hacer el bien. Frente a decisiones populares y esperadas como el cierre de Guantánamo, y la condena de la tortura, ha decidido apostar por el aborto, aun sabiendo que no cuenta con apoyo popular para ello. ¡Qué valor tienen los que siegan vidas, en contraste con la cobardía de nuestros políticos para defenderla!

Entre los días 30 de enero y 1 de febrero Gallup ha realizadouna encuesta telefónica a una muestra de más de mil ciudadanos norteamericanos acerca de las siete principales decisiones tomadas por el presidente Barack Obama en los diez primeros días de su mandato. Tres de cada cuatro consultados (76%) aprueban el nombramiento de enviados especiales a Afganistán, Pakistán y Oriente Próximo, así como el establecimiento de criterios éticos más rigurosos para el personal que trabaja en la Administración. En proporción casi igual (74%), los estadounidenses alaban los límites impuestos a las técnicas de interrogatorio a prisioneros y la orden para que los automóviles contaminen menos. Dos de cada tres encuestados están a favor de la ley que facilita las demandas por discriminación laboral.

En cambio, el levantamiento del veto a la financiación federal para organizaciones que promueven el aborto en el extranjero (ver Aceprensa, 27-01-2009) sólo obtiene el apoyo del 35% de los encuestados. Es la medida más impopular de las siete, con un 58% de opiniones contrarias. La otra que tampoco recibe aprobación mayoritaria (44% a favor y 50% en contra) es la orden de cerrar la prisión de Guantánamo en el plazo de un año.

En estas encuestas, la medida proabortista es aprobada por el 59% de los demócratas, el 8% de los republicanos y el 33% de los independientes.

Se puede ver más detalles en la web de Gallup.

Imperialismo homosexual

CÓMO INFILTRARSE EN LA POLÍTICA PARA PROMOVER LEYES CONTRA EL MATRIMONIO

El imperialismo cultural de Obama gasta

millones en formar a activistas homosexuales

en todo el mundo

Dedica once millones de dólares en enseñar cómo tienen que infiltrarse en la política para someter al país a su agenda homosexual. Es parte de una estrategia mayor en la que participan las Naciones Unidas, las embajadas de EEUU y el Departamento de Estado. Un artículo de Family Research Council, que recoge LifeNews, se cuestiona que si el presidente Obama no respeta las opiniones de los propios Estados Unidos de América sobre el matrimonio, qué haría pensar que lo iba a hacer en el resto de países.

En el pasado mes de abril, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) se embarcó en uno de los abusos económicos más escandalosos con el dinero de los contribuyentes de los últimos cinco años.

Con la ayuda de la Fundación Levi Strauss y del millonario Tim Gill, el Gobierno de EEUU está gastando once millones de dólares en la capacitación de activistas homosexuales en otros países.

Según la USAID, la primera fase del programa se centraen los países con una fuerte influencia católica como Ecuador, Honduras, Guatemala y otros países en desarrollo que defienden firmemente la familia y el matrimonio y se oponen a cualquier equiparación del mismo con las uniones homosexuales.

Esta semana la primera de una serie de ‘capacitaciones de activistas homosexuales’ ha tenido lugar en Colombia, según publica Family Research Council. Y según la propia Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional sus objetivos son enseñar cómo hay que infiltrarse en el proceso político y abogar por leyes a favor del lobby gay.

Pero esto es sólo una parte de la estrategia de Obama, que también refuerza su política de activismo homosexual con presiones intimidatorias a otras naciones. A través de las Naciones Unidas, las embajadas de Estados Unidos o el Departamento de Estado, el presidente Barack Obama está liderando el esfuerzo para coaccionar a los países pobres a que acepten su agenda que promueve la homosexualidad.

Fuente: Infocatolica.com

Adolescentes sin rumbo

 

Adolescentes sin rumbo: Cada 10 días toca emborracharse

 

Empiezan antes de los 14, están “financiados” por sus padres y “el panorama es desolador”, advierten los profesionales de la medicina

 

Los jóvenes empiezan a beber, de media, a los 13,7 años y un 50 por ciento confiesa haberse emborrachado en alguna ocasión. De hecho, el número medio de borracheras es de una cada 10 días: “Un panorama desolador”, reconocen los profesionales de la medicina, que advierten de que se trata de adolescentes sin rumbo “financiados” por sus padres.

 

 

Las conclusiones extraídas por un grupo de expertos en alcoholismo que participaron en una jornada sobre El consumo de alcohol en adolescentes, coordinada por la Organización Médica y celebrada recientemente en su sede de Madrid, no son nada optimistas.

 

 

A los datos mencionados cabe añadir que el 65 por ciento de los escolares reconoce haber bebido alcohol en el último mes y casi el 28 por ciento se ha emborrachado en los últimos 30 días.

 

 

Según los médicos participantes, el consumo de alcohol por parte de los menores se ha convertido en un problema de salud pública de tal envergadura que o se ataja de raíz o se corre el riesgo de contar con unas generaciones futuras enfermas.

 

 

“No podemos asistir con impotencia y extrañeza al espectáculo de ver cómo la sociedad asume las consecuencias de todo tipo que la mezcla explosiva de alcohol y adolescencia representa”, aseguraron en sus conclusiones los participantes a la jornada sobre alcoholismo.

 

Implicar a los padres

 

 

Los médicos piden al Gobierno que intervenga y tome medidas, como, entre otras, incrementando de manera notable los precios de las bebidas alcohólicas y de los impuestos. Pero, también piden la colaboración de los profesionales de la medicina, para que impliquen a los verdaderos responsables del menor, o sea a sus familias.

 

 

“Los adultos no perciben el riesgo, ¿cómo entonces lo van a asumir los menores?, se pregunta el psiquiatra bilbaíno Javier Aizpiri, quien califica la situación actual del consumo de alcohol en menores en “fase de catástrofe”.

 

 

El experto considera que la actual forma de beber de los adolescentes es peligrosa y, además, están “financiados” por sus padres, señala el psiquiatra.

 

 

El adolescente se ha convertido en un objeto de la sociedad de consumo. Este aspecto, unido al hecho de que los padres son cada vez más permisivos y dan dinero a sus hijos, sin pedirles explicaciones, a pesar de que saben que en muchos casos es para consumir alcohol, es una autentica bomba de relojería, asegura Aizpiri.

 

 

El médico considera que, para encontrar una solución, los padres han de implicarse totalmente en su educación. De lo contrario, deben saber que sus hijos se están destruyendo con la bebida y con su total consentimiento. “Hay que establecer límites”, concluye el experto.

 

Fuente: Víctor Ruiz (Forum Libertas)