Benedicto XVI y el preservativo
¿Qué ha dicho realmente Benedicto XVI sobre el preservativo?
Crear confusión es fácil… |
Ya está. Como algunos que, para justificar su conducta, van de cura en cura como la abeja liba de flor en flor hasta dar con aquel más desmandado y alejado de la verdadera doctrina de la Iglesia -sea del tema que sea-, las últimas declaraciones del Papa Benedicto XVI acerca del preservativo han sido tergiversadas para enmarañar, autojustificarse y crear una confusión estéril acerca de unas palabras que, leídas en su contexto son más claras que el agua.
Para empezar, ¿dónde aparecen estas palabras del Pontífice? El próximo martes 23 de noviembre se publicará en España la edición del libro-entrevista titulado La luz del mundo. Este libro, como el ya anterior La sal de la tierra, está realizado en colaboración con el periodista alemán Peter Seewald. La editorial encargada de publicar el libro en España será Herder. Bien, el ‘escándalo’ ha surgido a partir de unas palabras de Benedicto XVI según las cuales parecería que el Papa estaría autorizando el empleo del presevativo para evitar el SIDA. O al menos, eso es lo que algunos medios nos han querido colar. Vayamos expresamente a las palabras del Papa, según la traducción ofrecida por L’Osservatore Romano [LOR] (esperaremos a ver la traducción ofrecida por Herder, que no creemos que difiera sustancialmente). Ahí van las declaraciones explícitas de Benedicto XVI, según la traducción ofrecida por LOR en su edición española. ¡Cuidado, porque aquí los de LOR traducen en femenino la palabra ‘prostituta’ que el original alemán en el que el Papa mantuvo la conversación es un masculino! (por eso pongo la palabra en rojo y cursiva):
«Concentrarse sólo en el preservativo quiere decir banalizar la sexualidad y esta banalización representa precisamente el motivo por el que muchas personas ya no ven en la sexualidad la expresión de su amor, sino sólo una especie de droga, que se suministran por su cuenta. Por este motivo, también la lucha contra la banalización de la sexualidad forma parte del gran esfuerzo para que la sexualidad sea valorada positivamente y pueda ejercer su efecto positivo en el ser humano en su totalidad.
Puede haber casos justificados singulares, por ejemplo, cuando una prostituta utiliza un preservativo, y éste puede ser el primer paso hacia una moralización, un primer acto de responsabilidad para desarrollar de nuevo la conciencia sobre el hecho de que no todo está permitido y de que no se puede hacer todo lo que se quiere. Sin embargo, este no es el verdadero modo para vencer la infección del VIH. Es verdaderamente necesaria una humanización de la sexualidad».
De las palabras del Papa no puede desprenderse el hecho de poder decir que Benedicto XVI esté aprobando el uso del preservativo literalmente «en casos específicos» de modo absoluto. No creo que se trate de una aprobación magisterial del empleo del presevativo. El ejemplo de la prostituta se sitúa en lo hipotético: «Puede haber casos…»; y en la singularidad: «Puede haber casos justificados singulares«; Y todo ello se sitúa, no en ‘lo moral’ (en el sentido de que el Papa no dice que tal actitud sea ‘moral’ como sinónimo de ‘actitud moralmente buena’), sino que «éste puede ser el primer paso hacia una moralización». ¡Atención!: puede ser el primer paso hacia una moralización, es decir, el inicio de una humanización de la sexualidad humana, pero no un inicio de por sí justo y moral en el que uno pueda quedarse cómodamente establecido. El Papa habla de proceso, no de justificación del preservativo en casos particulares. No nos dejemos engañar. Con todo, esperemos a ver si dese la Santa Sede se añade algo más a toda esta situación. Como una lectura inteligente del anterior pasaje nos lleva a concluir, nada se desprende de él que conduzca a afirmaciones o titulares periodísticos tales como: «El Papa autoriza el preservativo». Como muy inteligentemente ha escrito Joan Figuerola en su blog Opus Prima:
«El Papa nunca ha dicho que el preservativo detiene el SIDA, la ciencia tampoco. El director del Aids Prevention Research Project de la Harvard School of Public Health, Edward Green, uno de los máximos expertos en la materia, asegura que el Santo Padre tiene razón cuando afirma que el preservativo no ayuda a detener el SIDA, al contrario, el uso regular del preservativo en el continente africano puede tener el efecto contrario, lo que denomina “riesgo de compensación”: ante el sentimiento de seguridad la persona es propensa a exponerse aún más a situaciones de peligro. Lo que realmente ayuda a detener el SIDA es un comportamiento sexual responsable, como la abstinencia y la fidelidad a la pareja».
Esto en primer lugar. En segundo, la clave que ha de seguirse a partir de aquí es la del estudio de la profundidad metafísica del amor humano. Tal y como afirma el profesor Dr. Don José Noriega -de quien tuve la fortuna de ser alumno- en su libro El destino del eros (que recomiendo vivamente):
«Descubrir el sentido que encierra la experiencia amorosa y saber interpretarlo se nos revela como una de las tareas principales en un mundo que ha perdido el sentido del amor».
Por ahora, nada más. Creo que la lectura honesta y objetiva de las palabras mismas del Sumo Pontífice Benedicto XVI -repito, ‘lectura honesta y objetiva’-, aclara un embrollo que periodistas avezados en crear confusión y que viven del acecho y de la maledicencia, queda en agua de borrajas y se desacredita por sí mismo.
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