Dimensión ética y pastoral de la evolución demográfica

PONTIFICIO CONSEJO PARA LA FAMILIA

EVOLUCIONES DEMOGRÁFICAS: DIMENSIONES ÉTICAS Y PASTORALES

25 de marzo de 1994

INTRODUCCIÓN

1. Con la publicación de este texto, el Pontificio Consejo para la Familia se propone aportar elementos de reflexión sobre las realidades específicas en el campo de la población. La primera parte del documento examina las evoluciones demográficas. La segunda describe las actitudes respecto de las realidades demográficas. La tercera parte expone los principios éticos, a cuya luz la Iglesia analiza las realidades demográficas; esta iluminación fundamenta las orientaciones pastorales propuestas.

2. En efecto, las evoluciones demográficas serán objeto de reflexiones, estudios y reuniones a nivel internacional y también a niveles regionales y nacionales, a fin de llegar a comprender mejor las situaciones concretas. Este documento consentirá a las Conferencias Episcopales y a las Organizaciones católicas estar mejor informadas sobre estas realidades. A partir de aquí podrán elaborarse líneas de acción pastoral.

3. Este instrumento de trabajo preparado por el Pontificio Consejo para la Familia, es fruto de una labor paciente, después de haber consultado y dialogado con especialistas – teólogos, pastores y demógrafos – . Se propone conseguir que los hombres tomen conciencia de los valores sobre los que debería basarse una comprensión plenamente humana de las realidades demográficas. Estos valores son la dignidad de la persona humana, su trascendencia, la importancia de la familia en cuanto célula fundamental de la sociedad, la solidaridad entre pueblos y naciones, la vocación de la humanidad a la salvación.

El Pontificio Consejo para la Familia, que tiene competencia ética y pastoral en materia de demografía, ofrece este documento como un servicio a las orientaciones de la pastoral de la Iglesia. Sobre todo, los principios éticos han de guiar dicha pastoral en el campo de la demografía, porque las cuestiones demográficas influyen sobre la familia en lo referente a la libertad y responsabilidad de los esposos en su misión de transmitir la vida. La Iglesia, con realismo, reconoce los graves problemas relacionados con el crecimiento demográfico tal como se presentan en las diversas partes del mundo, con las implicaciones morales que ello comporta(1) . Al mismo tiempo, la pastoral de la Iglesia debe tener en cuenta los diferentes efectos, actuales y futuros, de la caída de los índices de natalidad en muchos países. Por tanto, conviene comenzar por el análisis objetivo y sereno de las distintas evoluciones demográficas.

PRIMERA PARTE

REALIDADES DEMOGRÁFICAS ACTUALES

Capítulo I

EVOLUCIONES DIVERSIFICADAS

4. A lo largo de este siglo, el número de habitantes en nuestro planeta ha aumentado de modo continuo. Se estima en 5.506.000.000 a mitad del año 1993(2) . El crecimiento de la población se ha de interpretar a la luz de factores bien identificados y bien entendidos. El más importante de dichos factores es absolutamente inédito en la historia de la humanidad: se trata del aumento de la esperanza promedio de vida; éste se ha más que duplicado en un siglo, en muchos países. El aumento es fruto de una mejor situación sanitaria y del nivel de vida, de una mejor producción alimenticia y de políticas más eficaces. En menos de dos siglos se ha verificado un descenso casi general de los índices de mortalidad infantil y este descenso en numerosos países es superior al 90%. Al mismo tiempo, la mortalidad materna ha disminuido también en grandes proporciones.

1. Crecimiento y geografía de la población

5. De 1950 a 1991, la población mundial se ha duplicado. Sin embargo, el índice del crecimiento demográfico disminuye tras haber alcanzado un máximo en los años 1965-1970(3) . Esta desaceleración en la evolución de la población mundial es coherente con lo que la ciencia de la población llama «transición demográfica», es decir, el descenso de los niveles de mortalidad y natalidad cuando los países gozan de condiciones sanitarias y/o económicas más adecuadas, que modifican considerablemente el régimen demográfico.

En todo caso es de notar que las evoluciones demográficas se presentan de modos muy diferentes según los países. En los países llamados desarrollados se aprecian bajas muy importantes de los índices sintéticos de fecundidad(4) . En la casi totalidad de dichos países, el índice se sitúa a un nivel inferior al necesario actualmente para asegurar el mero reemplazo de generaciones. Por el contrario, en los países considerados en vías de desarrollo, los mismos índices se hallan a un nivel que permite el reemplazo de generaciones, habida cuenta de sus condiciones sanitarias y de su régimen de mortalidad.

Pero, si bien las evoluciones son muy diferentes, en el período que va de los años 60 hasta nuestros días, el descenso de la natalidad (muy importante en la casi totalidad de las regiones del planeta), es indiscutiblemente perceptible en los datos publicados por los organismos especializados. A pesar de ello, con frecuencia es desconocida.

6. Otra evolución importante es aquella de la geografía de la población. Así vemos que la urbanización crece sobre todo en los países en vías de desarrollo, como consecuencia de la emigración rural y de las migraciones internacionales dirigidas casi siempre hacia territorios urbanos. Es verdad que ciertas políticas – sobre todo las fiscales y/o agrarias – procedentes de instancias nacionales o internacionales, no han estimulado el desarrollo del ambiente rural. Por otro lado, la urbanización se explica por la evolución de las estructuras de producción y por el deseo de acceder a mayores posibilidades de empleo, a mercados de producción, a almacenes, a instituciones educativas, a establecimientos sanitarios, a diversiones y a otras ventajas ofrecidas por la ciudad.

7. Para comprender las evoluciones demográficas, es preciso estudiar las migraciones. Son varios los factores que permiten captar su importancia. Tristemente la actualidad política nos enseña que cada día hay hombres obligados a desplazarse para escapar de guerras o de linchamientos; esto a veces da lugar a éxodos en masa(5) . Otras personas, con la esperanza de mejorar sus condiciones de vida, se desplazan por motivos económicos, a fin de evitar el paro y encontrar un trabajo mejor remunerado. A causa de los cambios estructurales que se verifican en los modos de producción, también las situaciones económicas figuran entre las causas de migraciones importantes: emigración rural, emigración desde regiones antiguamente industrializadas, emigración hacia tierras prometedoras de porvenir. Las migraciones inciden en la fisonomía del país, en su evolución, en la geografía de su población; y esto vale tanto para los países de emigración como para los de inmigración.

2. ¿Una «segunda revolución demográfica»?

8. ¿Cómo entender la evolución de los comportamientos de cara a la natalidad en las sociedades «desarrolladas»? La importancia del descenso de la natalidad inclina a algunos a hablar de una «segunda revolución demográfica». Se trata de un cambio tan considerable como lo había sido, aunque en otro sentido, la «primera revolución demográfica». Ésta, de alguna manera, había consentido «domesticar la mortalidad» y, más concretamente, las tres mortalidades que acompañaban anteriormente los ritmos demográficos: mortalidad en el parto, mortalidad infantil y mortalidad de adolescentes.

9. Esta segunda revolución demográfica tiene causas diversas que son, ante todo, de orden moral y cultural: hay que buscarlas en el materialismo, el individualismo y la secularización. De aquí que muchas mujeres se vean cada vez más impulsadas a trabajar fuera del hogar(6) . De ello resulta un desequilibrio de las estructuras por edad. Dicho desequilibrio genera ya desde ahora problemas políticos, económicos y sociales. Sin embargo, estos problemas corren el peligro de no manifestarse con claridad sino al final, pues las evoluciones demográficas suelen ser de larga duración. Por ejemplo, cada vez va a ser mayor el número de ancianos que van a depender de pensiones aseguradas sólo con el trabajo de la población activa, cuya disminución será cierta, a juzgar por la lectura de las proyecciones demográficas. En varios países avanzados, se verifica un «invierno demográfico» cada vez más riguroso; las autoridades están comenzando a inquietarse: hoy hay más féretros que cunas, más ancianos que niños.

10. Una de las consecuencias más graves del envejecimiento de la población podría ser la degradación de la solidaridad entre generaciones, que llevaría a auténticos conflictos en el reparto de los recursos económicos. Las discusiones sobre la eutanasia quizá no sean ajenas a estas evoluciones conflictivas.

11. Con frecuencia se entiende mal esta «segunda revolución demográfica» y ello por tres razones. Primeramente porque las sociedades que disfrutan de las ventajas producidas en los tiempos en que la natalidad era suficiente, se siguen beneficiando de las estructuras por edad favorables de su población activa. Esto, entre otras cosas, hace posible, por el momento, producciones elevadas. Apenas comienzan a sentirse los efectos negativos que producirá la reducción de la natalidad en los campos económicos y sociales. Asimismo, la presencia en estas sociedades de mano de obra extranjera contribuye a retrasar la percepción de esta disminución de la natalidad y de las consecuencias que pueden seguirse. Y, en fin, el fuerte descenso de la natalidad, al traducirse en menores inversiones en recursos humanos y, por tanto, en formación, pone en circulación medios financieros a corto término percibidos como ventajas, pero de los que las generaciones presentes se benefician en perjuicio del futuro(7) .

12. ¿Qué ha sido de Europa oriental tras la caída del sistema comunista? Se constata generalmente que sensibles descensos de la natalidad en ciertos países, conducen a un número de nacimientos menor que el de fallecimientos, a semejanza de cuanto constatamos en ciertas regiones de Europa occidental. Durante varios decenios, los pueblos de Europa oriental han padecido políticas demográficas diversas, con frecuencia no respetuosas de la persona humana, a veces, autoritarias, inspiradas en los a priori de la ideología marxista-leninista y los imperativos atribuidos a las «necesidades» de la historia. Sus comportamientos demográficos actuales no pueden entenderse sin tener en cuenta los residuos del clima en el cual han sido sumergidos. Además, estos países están expuestos a la influencia de los modelos de consumismo de Europa occidental.

3. Los continentes en vía de desarrollo

13. Según las estimaciones más corrientes, África es un continente de alta natalidad, pero también es un continente poco poblado, con bajas densidades en la mayor parte del territorio. Por otra parte, se ha puesto en mayor evidencia, en este continente, el carácter aleatorio de ciertos datos demográficos(8) . Con frecuencia las condiciones sanitarias y políticas de África contribuyen a limitar el descenso de la mortalidad, a detenerlo incluso en algunos países(9) . Por otra parte, conviene llamar la atención sobre las futuras consecuencias demográficas del sida, que podrían ser dramáticas en ciertas regiones.

En África del Norte, la baja de la natalidad aparece ya como fenómeno asentado, si bien el juego de las inercias propias de los fenómenos demográficos encubre cierta potencialidad de crecimiento de la población, con una estructura muy joven por edad.

14. Si se considera América Latina en relación con los otros continentes en vía de desarrollo, la primera característica que sobresale es la de los índices de mortalidad más bajos, con índices de natalidad menos elevados en América del Sur templada, que en América del Sur tropical y en América central. La segunda característica de algunos países reside en que la proporción de mujeres casadas es más baja que en Asia y África. Esto trae como consecuencia una cifra elevada de nacimientos fuera del matrimonio(10).

La baja de la natalidad, en amplia correlación con los niveles de mortalidad citados más arriba, origina un crecimiento demográfico inferior al de Asia (no comprendida la ex-urss) y al de África.

15. En cuanto a Asia, que es el continente que congrega la mayor parte de la Federación de Rusia y los dos Estados más poblados del planeta, China e India, hay que decir que mientras que la evolución demográfica de Rusia es comparable, en cierta medida, a la de Europa oriental, los demás países de Asia presentan situaciones muy diferentes, no sólo entre Estados sino también en el interior de los Estados. Entre los países de Asia, los llamados «nuevos países industriales», parece que algunos están entrando en la «segunda revolución demográfica». Otros, en cambio, no han concluido todavía la fase de la «primera revolución demográfica» y unen una natalidad bastante alta a mortalidades igualmente elevadas. De modo que, en una evolución global marcada por el descenso de la natalidad que ha seguido al descenso de la mortalidad, Asia experimenta una gran heterogeneidad demográfica. En el interior mismo de China e India, la natalidad puede duplicarse, y más incluso, mientras que los índices de urbanización son dos veces menos elevados que en Europa.

16. Por tanto, la evolución de la población mundial no puede estudiarse sin tener en cuenta un dato casi general, es decir, la relación entre índices de fecundidad e índices de mortalidad(11) y sin tener presentes los enormes contrastes demográficos existentes no sólo entre continentes sino también en el interior de los continentes y de los Estados, donde a veces se constatan desigualdades regionales muy grandes. Reflexionando pues globalmente en términos de población mundial, se atenúan la diversidad de índices de mortalidad, la variedad de fenómenos migratorios, las diferencias de los índices de crecimiento de la población, que en algunos territorios son incluso negativos. Sin conocer dichas diferencias, no se puede ignorar la realidad de las evoluciones demográficas.

Capítulo II

POBLACIÓN Y SOCIEDADES

17. Teniendo en cuenta los datos cuantitativos proporcionados por las grandes instituciones de estadística y los factores que entran en juego en la estimación numérica de las evoluciones, las realidades demográficas son ciertamente muy diversas según las regiones; y son, además, enormemente complejas(12) . Todo estudio de la población ha de tener en cuenta la historia de los pueblos en cuestión, los cambios verificados en el régimen demográfico, y también las diferencias considerables a veces, que existen entre un punto y otro. De cualquier modo, muchos son – sobre todo entre aquellos cuya experiencia de vida está limitada a las ciudades – los que se inclinarían a creer que «existe una crisis de la población mundial». Para justificar el «control demográfico», se ha hablado de «bomba demográfica», de «explosión demográfica», de «mundo superpoblado», que dispone de recursos irremediablemente limitados; se dice que existe un «consentimiento mundial» sobre la urgencia de la situación. Los slogans divulgados sobre estos temas no resisten, sin embargo, al análisis, puesto que la historia del desarrollo de la humanidad demuestra cuán simplista es la afirmación según la cual sería necesario controlar la amplitud de la población, para alcanzar un cierto nivel de prosperidad o mantenerse en él. Conviene, pues, examinar las evoluciones demográficas seriamente y con lucidez.

1. Crecimiento demográfico y nivel de vida

18. Las dificultades para el desarrollo en los países en cuestión no han de buscarse únicamente en el aumento del número de sus habitantes. Muchos de dichos países poseen recursos naturales considerables, capaces con frecuencia de sostener poblaciones más numerosas que las actuales. Lamentablemente, este potencial hoy se halla sub-explotado o mal explotado en muchas ocasiones. Y más en general, la tierra posee elementos que han resultado ser a lo largo de la historia y gracias a la creatividad del hombre, recursos decisivos para el progreso de la humanidad. El origen de las dificultades de los países denominados del Tercer Mundo se ha de buscar primeramente en las relaciones internacionales. Dichas dificultades, las ha estudiado y denunciado la Iglesia muchas veces(13) . Ante estas causas que inciden en la dificultad del desarrollo, se hace necesaria la solidaridad, si bien ésta presuponga un cambio en las políticas de las naciones desarrolladas.

Existen también otras causas internas de los mismos países en vías de desarrollo. El bajo nivel de vida y las carencias alimenticias que incluso llegan hasta el hambre, pueden ser fruto de malas gestiones tanto políticas como económicas, combinadas frecuentemente con la corrupción. A ello se han de añadir presupuestos militares exagerados, en pleno contraste con el bajo importe de los presupuestos dedicados a la educación; guerras – a veces por la intromisión de otras naciones – o conflictos fratricidas; desigualdades clamorosas en el reparto de las ganancias; concentración de medios de producción en provecho de una casta de privilegiados; discriminación de las minorías; paralizadora carga de la deuda exterior acompañada de éxodo de capitales; peso de ciertas prácticas culturales negativas; desigual acceso a la propiedad; burocracias que bloquean la iniciativa y la innovación; etc. En realidad, si bien hay condiciones objetivas que explican el subdesarrollo en ciertas regiones del planeta, no existe fatalidad ante el no-desarrollo, porque todas estas causas pueden vencerse, si se aplican las medidas oportunas, aunque ello siga siendo difícil.

2. Alimentación, recursos y población

19. El crecimiento de la población ¿traería como ineluctable consecuencia sed y pobreza, desde el momento en que algunos afirman que los recursos alimenticios mundiales y demás son limitados? Debemos tener en cuenta que el volumen de recursos a disposición en el planeta ni está pre-definido ni es invariable. La historia de las sociedades y civilizaciones nos muestra que algunos pueblos, en determinados momentos de su historia, han sabido explotar recursos no tenidos en cuenta o desconocidos por generaciones precedentes. De modo que, a lo largo de los siglos, los recursos de la humanidad no se han estancado ni han disminuido, sino que han aumentado y se han diversificado. Con el cultivo de plantas explotadas recientemente, como la patata que ha originado una verdadera revolución en la alimentación; con el empleo de técnicas nuevas, por ejemplo la irrigación de los arrozales o el cultivo en invernaderos; la capacidad de utilizar recursos no apreciados anteriormente como el carbón, el petróleo, los abonos, el átomo, la arena, los hombres han aumentado los recursos a su disposición. Dichos progresos son perceptibles igualmente en los sectores de la agricultura y la ganadería, donde los métodos modernos multiplican las posibilidades. Desde la energía solar – hoy infrautilizada en gran medida – a los nódulos submarinos, pasando por los centros de «revolución verde» anunciados por los agrónomos, habida cuenta sobre todo de los progresos de la ingeniería genética aplicada al mundo vegetal y animal, los hombres siguen contando con grandes posibilidades para el desarrollo del planeta(14).

20. Por otra parte, si se estudia la utilización de las tecnologías agrícolas en los países más avanzados, se constata que los hombres poseen ya desde ahora la capacidad de producir bienes alimenticios suficientes para la población mundial, aún en el caso en que se hicieran realidad las hipótesis planteadas por organizaciones internacionales en sus proyecciones más altas sobre la población mundial: y ello sin tener en cuenta los progresos técnicos del futuro(15).

Todo ello confirma que las carencias más críticas de recursos alimenticios tienen remedio cuando los hombres están equipados para afrontarlas y procuran ser solidarios16 .

Las penurias alimenticias puestas en evidencia por los medios de comunicación estos últimos años, son consecuencia de guerras y luchas fratricidas, como se puede ver actualmente en distintos países, o de la mala gestión estatal o privada, mucho más que de la inclemencia del clima u otras causas naturales

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3. Ambiente y población

21. Según una afirmación frecuente, el número de habitantes sobre la tierra es el que produce la contaminación creciente o la degradación del ambiente. La preocupación por el ambiente surgió en la Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre la Población de 1974(17) . La Conferencia sobre la Población de Méjico de 1984 trató de nuevo el tema(18) ; y después, la Conferencia sobre el ambiente y desarrollo de Río en 1992(19) . Por otra parte, los países desarrollados, con una fuerte densidad demográfica, presentan menores índices de contaminación que los alcanzados recientemente en los países de precedente régimen comunista(20) . En estos países, el sistema de producción resulta ser extremamente contaminante. Los modelos de producción y consumo y los tipos de actividades económicas son los que determinan la calidad del ambiente. Con frecuencia, la degradación de éste se debe a políticas equivocadas, que pueden y deben corregirse con esfuerzos razonables y conjuntos de los sectores público y privado.

22. No es menos cierto que en las sociedades desarrolladas conviene poner remedio a ciertos modos de consumo que no respetan el ambiente y no tienen en cuenta las responsabilidades de nuestros contemporáneos respecto a las generaciones futuras.

23. El problema del medio ambiente ha de considerarse a la luz del desarrollo humano, teniendo presentes los aspectos económicos y sociales del mismo. Por esta razón, todas estas cuestiones tienen implicaciones éticas. Los hechos confirman que los países industrializados hacen grandes esfuerzos reales y están dispuestos a realizarlos para proteger su ambiente. Ello les exige recurrir a técnicas de producción no contaminantes y tener un alto sentido de responsabilidad. El problema del ambiente se plantea igualmente en los países en desarrollo. En este último caso los mayores problemas nacen de la explotación mal controlada de los recursos naturales, del empleo de técnicas agrícolas anticuadas que agotan el terreno, o también de la implantación anárquica de firmas – extranjeras frecuentemente – muy contaminantes. En dichas regiones, la adopción de tecnologías apropiadas podría prevenir la degradación del medio ambiente. En todo caso, sería simplista echar sobre las poblaciones de estas regiones, la responsabilidad de las lluvias ácidas o de otros fenómenos recordados aquí o allá a propósito de los desequilibrios ecológicos del planeta.

SEGUNDA PARTE

ACTITUDES RESPECTO DE LAS REALIDADES DEMOGRÁFICAS

Capítulo I

CONTROL DE LA POBLACIÓN Y DESARROLLO

24. La mención de los índices de evolución demográfica a menudo desencadena vivas reacciones; se presentan cifras globales que expresan la relación entre crecimiento demográfico y natalidad. Según este tipo de reflexión, el control de la natalidad sería la condición indispensable y previa al «desarrollo duradero» de los países pobres. Se entiende por «desarrollo duradero» un desarrollo en el que los diferentes factores (alimentación, salud, educación, tecnologías, población, ambiente, etc.) que se hallan en juego, estén armonizados para evitar desequilibrios de crecimiento y pérdida de recursos. Son las naciones desarrolladas quienes definen para los demás países, lo que, según su punto de vista, es «desarrollo duradero». Esto explica el que algunos de los países ricos y las grandes organizaciones internacionales estén de verdad dispuestos a ayudar económicamente a estos países, pero con una condición: que acepten programas de control sistemático de su natalidad.

Los que reaccionan así, generalmente no han asimilado la lógica de los mecanismos demográficos y, más concretamente, el fenómeno de auto-regulación constatada en las cifras. Ignoran o infraestiman, por tanto, la importancia de los descensos de la tasa de natalidad que se constata en los países en vías de desarrollo e igualmente la disminución demográfica de los países industrializados.

25. Es difícil encontrar en la historia el ejemplo de un país con tendencia prolongada (más de veinticinco años) de la disminución de su población y que, a su vez, gozara de un desarrollo económico sustancial. Incluso se ha demostrado que el crecimiento demográfico con frecuencia ha precedido al crecimiento económico. La Iglesia, atenta a las lecciones de la historia, expresadas en algunos hechos recientes, no puede aceptar que se tome a las poblaciones más pobres como «víctimas expiatorias» del subdesarrollo. La Iglesia considera esta posición especialmente inoportuna cuando se contempla a los países sumidos en graves dificultades económicas, precisamente cuando tienen una densidad demográfica baja y abundantes recursos explotables. Por otra parte, la Iglesia no puede desconocer las evoluciones demográficas negativas de los países industrializados, justamente porque los efectos de dichas evoluciones no pueden ser neutros. Al mismo tiempo, la Iglesia desea entablar un diálogo constructivo con los que siguen convencidos de la necesidad de realizar un control imperativo de población, y con los Gobiernos e Instituciones que se ocupan de políticas de la población, ya que existen problemas demográficos reales, si bien frecuentemente son vistos desde una óptica equivocada y se proponen soluciones depravadas para resolverlos.

26. Conviene indicar ahora los métodos principales de quienes proclaman la limitación del crecimiento de la población y ven en ella una de las primeras condiciones del desarrollo económico y social. Enumerando estos métodos, pondremos una especial atención al problema del aborto.

Capítulo II

MÉTODOS DE CONTROL DE LA POBLACIÓN

27. Es de todos un hecho conocido la existencia de una amplia red internacional de organizaciones bien financiadas, con el objetivo de reducir la población. Dichas organizaciones comparten, en medidas diversas, una óptica parecida y preconizan políticas antinatalistas. Algunas de estas organizaciones con frecuencia actúan en conexión con compañías que preparan, producen y distribuyen sustancias y dispositivos contraceptivos (por ej., el «dispositivo intra-uterino» DIU) o aconsejan la esterilización e incluso el aborto. Dichas organizaciones promueven, divulgan y con frecuencia aplican, métodos muy variados para reducir la población.

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28. El Santo Padre ha denunciado estas «campañas sistemáticas contra la natalidad»(21). Algunas campañas están organizadas y financiadas por organizaciones internacionales (públicas o privadas), dirigidas con frecuencia por los Gobiernos. Estas campañas, frecuentemente, se llevan a cabo invocando la salud y el bienestar de la mujer y se destinan a los jóvenes bajo forma de programas de educación sexual antinatalista. Conviene destacar de paso que entre los factores que controlan la demografía hay uno, en diversos países, que no por ser indirecto es menos importante: la falta de vivienda adecuada para las familias. En todo caso, los métodos elaborados para controlar directamente los nacimientos son actualmente los medios principales en curso en el control demográfico.

Abordaremos aquí principalmente los métodos recientemente desarrollados, haciendo notar que los métodos «tradicionales» (mecánicos, coitus interruptus, p.e.) siguen empleándose todavía hoy abundantemente. Todos estos métodos artificiales plantean problemas éticos importantes sobre cuanto concierne a la vida humana y sobre los derechos de la persona y de la familia.

1. Contracepción hormonal

29. La contracepción hormonal figura entre los métodos modernos de limitación de la población, difundidos en gran escala a nivel internacional. Algunas relaciones preparadas por organizaciones internacionales publican periódicamente estadísticas sobre el número de mujeres que realizan este tipo de contracepción. Otras relaciones dan a conocer asimismo las iniciativas de ciertas organizaciones para estimular y financiar investigaciones sobre estos productos y divulgarlos ampliamente.

30. En algunas aplicaciones recientes, la contracepción hormonal plantea problemas nuevos. En efecto, se sabe que la píldora de la primera generación – estroprogestativa – tiene efecto esencialmente anticonceptivo: hace imposible la concepción al bloquear la liberación del óvulo. Ahora bien, entre las píldoras presentadas hoy como contraceptivas, las hay que producen efectos diversos según el caso(22) . Así, la píldora actúa sea impidiendo la concepción sea impidiendo la anidación del óvulo ya fecundado, es decir, de un individuo de la especie humana. En este último caso y no obstante los eufemismos acostumbrados en estas materias, dichas píldoras provocan el aborto del óvulo fecundado. La mujer que utiliza una píldora de este tipo o algún otro método nuevo de contracepción hormonal(23) , nunca tiene la posibilidad de saber exactamente qué está ocurriendo, ni si en concreto se aborta.

2. Esterilización

31. Otro método de control demográfico es la esterilización femenina y masculina, que está también muy promocionada en numerosos países. El modo de propagar la esterilización plantea cuestiones graves sobre los derechos del hombre y el respeto de la persona. Tales cuestiones se refieren especialmente a la honradez y calidad de la información dada acerca de la esterilización y sus consecuencias, así como al grado de consentimiento lúcido y libre obtenido de tales personas. La cuestión de la competencia del consentimiento se plantea con frecuencia cuando las personas poseen un nivel educativo poco elevado. Como en otros casos, también aquí se recurre al eufemismo; por ejemplo, a propósito de la ligadura de las trompas se hablará de «contracepción quirúrgica voluntaria femenina».

En el plano moral, al ser una supresión deliberada de la función procreativa, la esterilización no sólo viola la dignidad humana sino que incluso suprime toda debida responsabilidad en el terreno de la sexualidad y la procreación. Los programas de esterilización han provocado muchas fuertes protestas, con repercusiones políticas directas en ciertos casos. De hecho, por ser habitualmente irreversible, la esterilización quirúrgica, a largo término, puede tener efectos demográficos más netos que la misma contracepción o el aborto.

3. Aborto

32. No obstante ciertos desmentidos, el aborto (quirúrgico y farmacológico) se presenta abierta o veladamente como método de control de la población. Esta tendencia se observa incluso en instituciones que en sus orígenes no habían incluido en sus programas el aborto. Puede uno preguntarse en qué medida se ha puesto en práctica después de la Conferencia Internacional de Méjico sobre la Población, la Recomendación aprobada por dicha Conferencia que rechazaba el aborto como método de control demográfico.

33. La Recomendación 18 de dicha Conferencia dice: «No se ahorrará esfuerzo alguno por disminuir la enfermedad y mortalidad maternas». Y, a propósito de la salud de la mujer, precisa: «Se invita instantemente a los Gobiernos (…) a tomar las medidas oportunas para ayudar a la mujer a evitar el aborto, que en ningún caso se ha de aconsejar como método de planificación familiar; y, en la medida de lo posible, a tratar con humanidad a las mujeres que han practicado el aborto y proporcionarles servicios de asesoramiento»(24) .

34. Esta Recomendación fue aceptada por la asamblea de las naciones que participaban en la Conferencia. Se dirigía a los Gobiernos, algunos de los cuales destinan fondos a organizaciones de control de la población. Sin embargo, las actividades e investigaciones efectuadas por cuenta de dichas organizaciones prueban que en la práctica no se aplica la Recomendación 18. Muchas de estas organizaciones preconizan, al menos de facto, el aborto entre los métodos de planificación familiar.

35. En las sociedades desarrolladas, algunas mujeres consideran el aborto una solución de emergencia en caso de haber fracasado la contracepción. En los países en vías de desarrollo se tiende a facilitar el recurso al aborto en cuanto método eficaz de control demográfico, sobre todo entre los estratos más pobres de la población.

36. Además de los diversos métodos quirúrgicos, se han elaborado métodos químicos para provocar el aborto. Podemos mencionar las vacunas anti-embarazo(25) , inyecciones a base de progestativos como la Depo-Provera o el Noristerat(26) , las prostaglandinas, la administración de altas dosis de ostroprogestativos (llamada comúnmente la píldora del día siguiente) y también la píldora abortiva RU486 preparada por el Laboratorio Roussel-Uclaff, filial de Hoechst. Además, en el contexto del aborto precoz, puede incluirse el dispositivo intrauterino (esterilete).

4. Infanticidio

37. Y, finalmente, hay que recordar que en ciertos países se sigue practicando el infanticidio a fin de controlar la población. Las niñas suelen ser con más frecuencia las víctimas inocentes.

TERCERA PARTE

POSICIÓN ÉTICA Y PASTORAL DE LA IGLESIA CATÓLICA

38. La Iglesia, lejos de permanecer indiferente a las diversas evoluciones demográficas, sopesa, por el contrario, su alcance y conoce su complejidad. No obstante, ella tiene que proclamar que entre las actitudes posibles ante este problema, no todas son moralmente aceptables. La postura de la Iglesia en esta materia no puede ser dictada por meras consideraciones cuantitativas. Es, ante todo, consecuencia de la verdad sobre el hombre(27) y de una determinada concepción de la persona y de la sociedad humana.

39. Vamos a exponer a grandes líneas esta postura de la Iglesia. En primer lugar resumiremos la enseñanza de los Papas sobre el tema. Veremos después cuáles son los principios que la Iglesia pone en evidencia para aportar su contribución a la comprensión de los datos relativos a la población. Por último, enunciaremos algunos tipos de acciones que sería oportuno enfocar o estimular.

Capítulo I

ENSEÑANZA DE LOS PAPAS

40. La enseñanza de los Papas sobre cuestiones morales relativas a la población está comprendida en un cuerpo de doctrina con varias secciones: la enseñanza sobre la sexualidad y la familia, y también la enseñanza referente a la sociedad y a los poderes públicos. Bajo este cuerpo de doctrina subyace toda una visión del hombre como centro de la Creación y llamado a la salvación.

La Iglesia siempre ha considerado que el control programado de nacimientos que recurre a medios directa o indirectamente coercitivos, con el fin de limitar cuantitativamente la población, no contribuye al auténtico desarrollo humano. Por otra parte, anticipándose a ciertas críticas contemporáneas sobre teorías y prácticas «controladoras», los Papas han considerado con suma prudencia lo que a veces se llama «crisis de la población». Es necesario, sin embargo, hacer notar que los Pontífices han observado atentamente las evoluciones demográficas, hasta el punto de prestar atención tanto al crecimiento demográfico de ciertas regiones como al descenso observado en otros lugares. Al mismo tiempo, los Papas se han esforzado con tesón por promover la justicia, la paz y el desarrollo. De este modo querían contribuir a resolver los problemas de la pobreza y del hambre atacándolos en su raíz. Esta enseñanza de los Papas se halla expuesta en varios documentos. Sólo mencionaremos aquí los más incisivos, limitándonos, casi por completo, a los últimos Papas y al Concilio Vaticano II.

1. De Juan XXIII a Pablo VI

41. En su Encíclica Mater et Magistra, de 1961, el Papa Juan XXIII aludía a los problemas de la alimentación y a las cuestiones demográficas. Escribía: «Estos problemas deben plantearse y resolverse de modo que no recurra el hombre a métodos y procedimientos contrarios a su propia dignidad como son los que enseñan sin pudor quienes profesan una concepción totalmente materialista del hombre y de la vida»(28) .

42. En la Constitución pastoral Gaudium et Spes (de 1965), los Padres del Concilio Vaticano II, aludiendo a las evoluciones demográficas, reafirman los derechos de la familia y rechazan las soluciones inmorales, incluido el aborto y el infanticidio(29) . Asimismo abogan por el derecho y deber de la «paternidad responsable», cuya exigencia sólo puede ser cumplida dentro del matrimonio. «En el deber de transmitir la vida humana y de educarla, lo cual hay que considerar como su misión propia, los cónyuges saben que son cooperadores del amor de Dios Creador y como sus intérpretes. Por eso, con responsabilidad humana y cristiana cumplirán su misión, y con dócil reverencia hacia Dios se esforzarán ambos, de común acuerdo y común esfuerzo, por formarse un juicio recto, atendiendo tanto a su propio bien personal como al bien de los hijos, ya nacidos o todavía por venir, discerniendo las circunstancias de los tiempos y de la situación de la vida, tanto materiales como espirituales, y, finalmente, teniendo en cuenta el bien de la comunidad familiar, de la sociedad temporal y de la propia Iglesia. Este juicio, en último término deben formarlo ante Dios los esposos personalmente»(30) .

43. Este mismo documento conciliar subraya la importancia del crecimiento demográfico de ciertas naciones. Afirman los Padres conciliares: «Es sobremanera necesaria la cooperación internacional en favor de aquellos pueblos… que se ven agobiados por la dificultad que proviene del rápido aumento de su población. Urge la necesidad de que, por medio de una plena e intensa colaboración de todos los países, pero especialmente de los más ricos, se halle el modo de disponer y facilitar a toda la comunidad humana aquellos bienes que son necesarios para el sustento y para la conveniente educación del hombre». Y, además, el Concilio recuerda los límites de la «autoridad pública» y exhorta a todos «a que se prevengan frente a las soluciones propuestas en privado o en público, y a veces impuestas, que contradicen a la moral»(31)

.

44. En su histórica alocución en la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1965, el Papa Pablo VI decía: «Aquí proclamáis los derechos y deberes fundamentales del hombre, su dignidad, su libertad y ante todo la libertad religiosa. Percibimos que sois los intérpretes de cuanto hay de más alto en la sabiduría humana. Diríamos casi: su carácter sacro. Porque en primer lugar se trata de la vida del hombre y la vida del hombre es sagrada; nadie puede osar atentar contra ella. Precisamente en vuestra asamblea es donde se debe profesar más altamente y defender con más razón, el respeto a la vida incluso en lo referente al gran problema de la natalidad. Vuestra tarea consiste en conseguir que el pan sea suficientemente abundante en la mesa de la humanidad y no en fomentar el control artificial de nacimientos – que sería irracional – , a fin de disminuir el número de comensales en el banquete de la vida»(32).

45. A propósito de las realidades demográficas, en 1967 escribía Pablo VI en su Encíclica Populorum Progressio: «Es cierto que los poderes públicos, dentro de los límites de su competencia pueden intervenir, llevando a cabo una información apropiada y adoptando las medidas convenientes, con tal de que estén de acuerdo con las exigencias de la ley moral y respeten la justa libertad de los esposos. Sin derecho inalienable al matrimonio y a la procreación, no hay dignidad humana. Al fin y al cabo, es a los padres a los que toca decidir, con pleno conocimiento de causa, el número de sus hijos, aceptando sus responsabilidades ante Dios, ante los hijos que ya han traído al mundo y ante la comunidad a la que pertenecen, siguiendo las exigencias de su conciencia instruida por la ley de Dios, auténticamente interpretada y sostenida por la confianza en Él»(33) .

46. El Papa Pablo VI reiteraba estas enseñanzas en la Encíclica Humanae Vitae (de 1968). Explicaba así la «paternidad responsable»: «El amor conyugal exige a los esposos una conciencia de su misión de ?paternidad responsable? sobre la que hoy tanto se insiste con razón y que hay que comprender exactamente. Hay que considerarla bajo diversos aspectos legítimos y relacionados entre sí. En relación con los procesos biológicos, paternidad responsable significa conocimiento y respeto de sus funciones; en el poder de dar la vida, la inteligencia descubre leyes biológicas que forman parte de la persona humana. En relación con las tendencias del instinto y de las pasiones, la paternidad responsable comporta el dominio necesario que sobre ellas han de ejercer la razón y la voluntad. En relación con las condiciones físicas, económicas, psicológicas y sociales, la paternidad responsable se pone en práctica, ya sea con la deliberación ponderada y generosa de tener una familia numerosa, ya sea con la decisión tomada por graves motivos y en el respeto de la ley moral, de evitar un nuevo nacimiento durante algún tiempo o por tiempo indefinido. La paternidad responsable comporta sobre todo una vinculación más profunda con el orden moral objetivo establecido por Dios, cuyo fiel intérprete es la recta conciencia. El ejercicio responsable de la paternidad exige, por tanto, que los cónyuges reconozcan plenamente sus propios deberes para con Dios, para consigo mismos, para con la familia y la sociedad, en una justa jerarquía de valores. En la misión de transmitir la vida, los esposos no quedan por tanto libres de proceder arbitrariamente, como si ellos pudiesen determinar de manera completamente autónoma los caminos lícitos a seguir, sino que deben conformar su conducta a la intención creadora de Dios, manifestada en la misma naturaleza del matrimonio y de sus actos, y constantemente enseñada por la Iglesia»(34) .

La paternidad maternidad responsables comprenden no sólo decisiones prudentes de los esposos sino también el rechazo de los medios artificiales de control de nacimientos y, cuando existen serias razones, la elección de la regulación natural de la fertilidad.(35)

47. En la Humanae Vitae , el Papa Pablo VI llamó la atención sobre el hecho de que las autoridades públicas pueden verse tentadas a imponer a los pueblos métodos artificiales de control de nacimientos(36) . Por esta razón hizo un llamamiento a dichas autoridades: «A los gobernantes, que son los primeros responsables del bien común y que tanto pueden hacer para salvaguardar las costumbres morales: no permitáis que se degrade la moralidad de vuestros pueblos; no aceptéis que se introduzcan legalmente en la célula fundamental que es la familia, prácticas contrarias a la ley natural y divina. Es otro el camino por el cual los poderes públicos pueden y deben contribuir a la solución del problema demográfico: el de una cuidadosa política familiar y de una sabia educación de los pueblos, que respete la ley moral y la libertad de los ciudadanos»(37) .

48. En su Carta Apostólica de 1971, Octogesima Adveniens, Pablo VI estudia el problema de la urbanización(38) . Y escribe a propósito del crecimiento demográfico: «Es inquietante comprobar en este campo una especie de fatalismo que se apodera incluso de los responsables. Este sentimiento conduce a veces a soluciones maltusianas aguijoneadas por la propaganda activa en favor de la anticoncepción y del aborto. En esta situación crítica hay que afirmar, por el contrario, que la familia, sin la cual ninguna sociedad puede subsistir, tiene derecho a una asistencia que le asegure las condiciones de una sana expansión»(39).

49. En los años 60 se vio claramente que las naciones ricas consideraban un instrumento indispensable para el desarrollo, el control de la población. El 9 de noviembre de 1974, dirigiéndose Pablo VI a la Conferencia Mundial de la Organización de la Alimentación y la Agricultura (FAO), denunció «una acción irrazonable y unilateral contra el crecimiento demográfico». Y añadió con fuerza: «Es inadmisible que quienes poseen el control de los bienes y recursos de la humanidad traten de resolver el problema del hambre impidiendo que los pobres nazcan o dejando morir de hambre a los niños cuyos padres no entran en el cuadro de puras hipótesis sobre el porvenir de la humanidad. En otros tiempos, en un pasado que esperamos no vuelva, ha habido naciones que han declarado la guerra a fin de apoderarse de las riquezas de sus vecinos. Pero ¿acaso no es una forma nueva de guerra imponer a las naciones una política demográfica limitadora a fin de que no reclamen la parte que les corresponde de los bienes de la tierra?»(40).

2. Juan Pablo II

50. Con esta enseñanza pontificia puede vincularse el Mensaje a las familias cristianas de los obispos en ocasión del Sínodo sobre la Familia, celebrado en Roma en 1980. En dicho mensaje, los Padres sinodales escribían entre otras cosas: «Es frecuente ver a Gobiernos y Organizaciones internacionales presionando sobre las familias… Éstas se ven obligadas – y a ello nos oponemos con vehemencia – a emplear medios inmorales como la contracepción o, peor aún, la esterilización, el aborto y la eutanasia, con el fin de resolver los problemas demográficos y sociales. Por ello el Sínodo recomienda encarecidamente que se redacte una Carta de los Derechos de la Familia que garantice sus derechos en el mundo entero»(41).

51. En su Exhortación Apostólica Familiaris Consortio de 1982, el Papa Juan Pablo II estudiaba el surgir de una mentalidad secularizante opuesta a la vida: «Piénsese, por ejemplo, en un cierto pánico derivado de estudios de ecólogos y futurólogos sobre la demografía, que a veces exageran el peligro que el incremento demográfico representa para la calidad de la vida. Pero la Iglesia cree firmemente que la vida humana, aún débil y enferma, es siempre un don espléndido del Dios de la bondad. Contra el pesimismo y egoísmo que ofuscan el mundo, la Iglesia está en favor de la vida… Por esto, la Iglesia condena como ofensa grave a la dignidad humana y a la justicia, todas aquellas actividades de los Gobiernos o de otras autoridades públicas, que tratan de limitar, del modo que sea, la libertad de los esposos en la decisión sobre los hijos. Por consiguiente, hay que condenar totalmente y rechazar con energía cualquier violencia ejercida por tales autoridades en favor del anticoncepcionismo e incluso de la esterilización y el aborto provocado».

«La Iglesia es ciertamente consciente también de los múltiples y complejos problemas que hoy afectan en muchos países a los esposos en su cometido de transmitir responsablemente la vida. Conoce también el grave problema del incremento demográfico como se plantea en varias partes del mundo, con las implicaciones morales que comporta».

«Ella cree, sin embargo, que una consideración profunda de todos los aspectos de tales problemas, ofrece una nueva y más fuerte confirmación de la importancia de la doctrina auténtica acerca de la regulación de la natalidad, propuesta de nuevo en el Concilio Vaticano II y en la Encíclica Humanae Vitae »(42) .

52. El Papa retomó este tema en 1984, en una alocución al Secretario de la Conferencia Internacional de Méjico sobre la Población. Asumió la defensa de los derechos del individuo, la familia, la mujer y los jóvenes en los términos siguientes: «Las experiencias y tendencias de estos últimos años ponen en evidencia los efectos profundamente negativos de los programas de contracepción. Estos programas han incrementado la permisividad sexual y estimulado a conductas irresponsables, con graves consecuencias para la educación de los jóvenes y la dignidad de la mujer. Distribuyendo contraceptivos a adolescentes, han perjudicado la verdadera noción de «paternidad responsable» y de «planificación familiar». Más aún, comenzando con programas de contracepción, de hecho se ha pasado muchas veces en la práctica a la esterilización y el aborto, financiada por Gobiernos y organizaciones internacionales»(43) .

La delegación de la Santa Sede en esta Conferencia propuso una resolución que fue aceptada, la cual urgía a los Gobiernos «a tomar las oportunas medidas para ayudar a las mujeres a evitar el aborto que, en ningún caso, debería fomentarse como medio de planificación familiar»(44) .

53. Asimismo, con la aprobación explícita del Papa Juan Pablo II se publicó en 1987 la Instrucción Donum Vitae. El estudio de los problemas planteados por las nuevas prácticas biomédicas ha dado ocasión para volver a examinar el derecho de la sociedad de velar por la transmisión de la vida humana. Ésta ha de darse en el contexto del amor interpersonal. Por tanto, hay que proteger la célula familiar. A la luz del principio de subsidiaridad, es preciso también reafirmar que los poderes públicos tienen el deber de proteger a la familia. Lejos de intervenir abusivamente en el control de la transmisión de la vida, deben dedicarse, por el contrario, a hacerla respetar ya desde su mismo origen (45)

54. En su Carta Encíclica de 1987, Sollicitudo Rei Socialis, escribe Juan Pablo II: «No se puede negar la existencia – sobre todo en la parte Sur de nuestro planeta – de un problema demográfico que crea dificultades al desarrollo. Es preciso afirmar enseguida que en la parte Norte este problema es de signo inverso: aquí lo que preocupa es la caída del índice de natalidad, con repercusiones en el envejecimiento de la población, incapaz incluso de renovarse biológicamente. Fenómeno éste capaz de obstaculizar de por sí el desarrollo. Como tampoco es exacto afirmar que tales dificultades provengan solamente del crecimiento demográfico; no está demostrado siquiera que cualquier crecimiento demográfico sea incompatible con un desarrollo ordenado. Por otra parte, resulta muy alarmante constatar en muchos países el lanzamiento de campañas sistemáticas contra la natalidad por iniciativa de sus Gobiernos, en contraste no sólo con la identidad cultural y religiosa de los mismos países, sino también con la naturaleza del mismo desarrollo. Sucede a menudo que tales campañas son debidas a presiones y están financiadas por capitales provenientes del extranjero y, en algún caso, están subordinadas a las mismas y a la asistencia económico-financiera. En todo caso, se trata de una falta absoluta de respeto por la libertad de decisión de las personas afectadas, hombres y mujeres, sometidos a veces a intolerables presiones incluso económicas, para situarlas bajo esta nueva forma de opresión. Son las poblaciones más pobres las que sufren los atropellos, y ello llega a originar en ocasiones la tendencia a un cierto racismo, o favorece la aplicación de ciertas formas de eugenismo, igualmente racistas. También este hecho, que reclama la condena más enérgica, es indicio de una concepción errada y perversa del verdadero desarrollo humano»(46).

55. El mismo Papa Juan Pablo II, en su Encíclica Centesimus Annus que conmemora en 1991 los cien años de la Rerum Novarum, escribe a propósito de la población: «El ingenio del hombre parece orientarse, en este campo, a limitar, suprimir o anular las fuentes de la vida, recurriendo incluso al aborto, tan extendido por desgracia en el mundo, más que a defender y abrir posibilidades a la vida misma. En la Encíclica Sollicitudo Rei Socialis han sido denunciadas las campañas sistemáticas contra la natalidad que, sobre la base de un concepto deformado del problema demográfico y en un clima de «absoluta falta de respeto por la libertad de decisión de las personas interesadas», las someten frecuentemente «a intolerables presiones… para plegarlas a esta nueva forma de opresión». Se trata de políticas que con técnicas nuevas extienden su radio de acción hasta llegar, como en una «guerra química», a envenenar la vida de millones de seres humanos indefensos»(47).

56. No puede olvidarse tampoco el Discurso pronunciado por el Santo Padre el 22 de noviembre de 1991, en la Audiencia a la Academia Pontificia de las Ciencias, que había dedicado una semana de estudio sobre la relación entre «Recursos y Población». Decía el Papa: «Es opinión difundida que el control de nacimientos es el método más fácil para resolver el problema de fondo, desde el momento en que la reorganización a escala mundial de los procesos de producción y reparto de los recursos necesitaría una enorme cantidad de tiempo y tendría implicaciones económicas inmediatas».

«Es consciente la Iglesia de la complejidad del problema que debe afrontarse sin retardo, teniendo en cuenta, sin embargo, la diversidad de situaciones regionales que a veces incluso son de signo contrapuesto. Hay países con altísimo índice de crecimiento demográfico y otros que experimentan un acusado envejecimiento de su población. Con frecuencia son estos últimos los que con su consumo son los mayores responsables de la degradación del ambiente».

«Cuando se desee intervenir, la urgencia no ha de llevar a cometer errores, es decir, a la aplicación de métodos disconformes con la naturaleza del hombre para llegar a provocar efectos dramáticos de hecho. Por esto, la Iglesia ?experta en humanidad? (cf. Pablo VI), reconociendo el principio de la paternidad y maternidad responsables, considera un deber esencial llamar la atención vigorosamente sobre la moralidad de los métodos, que siempre habrán de respetar a la persona y sus derechos inalienables».

«El crecimiento y la reducción forzada de la población se deben en parte a carencia de instituciones sociales; los daños al ambiente y la insuficiencia de recursos naturales derivan muchas veces de errores de los hombres. Aunque en el mundo se producen bienes alimenticios suficientes para todos, cientos de millones de personas padecen hambre, mientras que en otros lugares se ven ejemplos manifiestos de despilfarro de alimentos».

«Teniendo en cuenta los muchos y variados comportamientos humanos incorrectos, es preciso dirigirse primero a los que son más responsables».

«Hay que hacer frente al crecimiento demográfico no sólo ejerciendo la paternidad y maternidad responsables dentro del respeto de la ley divina, sino también con medios económicos que incidan profundamente en las instituciones sociales».

«Sobre todo en los países en vías de desarrollo, donde gran parte de la población es joven, se debe paliar la enorme insuficiencia de estructuras educativas referentes a la instrucción, difusión de la cultura y formación profesional. Hay que promover la situación de la mujer, en cuanto elemento esencial de modernización de la sociedad»(48).

57. Al invitar a una actitud responsable en relación con la procreación, declaraba el Santo Padre: «Gracias a los progresos de la medicina, que han reducido la mortalidad infantil y alargado la esperanza de vida media, gracias también al desarrollo de la tecnología, se ha verificado un cambio real en las condiciones de vida. Hay que afrontar estas nuevas condiciones no sólo con razonamientos científicos sino – y esto es lo más importante – recurriendo a todas las energías intelectuales y espirituales disponibles. Las gentes necesitan redescubrir el significado moral del respeto de los límites; deben crecer y madurar en el significado de su responsabilidad respecto de cada uno de los aspectos de la vida (cf. Mater et Magistra, 195; Humanae Vitae , passim: Gaudium et Spes, 51-52)».

«Si la familia humana no toma medidas en esta dirección, puede llegar a ser víctima de una tiranía devastadora que violaría una faceta fundamental del significado de la existencia humana, o sea, dar la vida a nuevos seres humanos y conducirlos a la madurez».

«Por todo ello, una de las funciones de los poderes públicos consiste en tener reglamentaciones capaces de conciliar la política de la natalidad con el respeto del sentido libre y personal de las responsabilidades (cf. Gaudium et Spes, 87). La intervención política que tenga cuenta de la naturaleza del hombre puede influir en la evolución demográfica, pero al mismo tiempo debe asegurar la redistribución de los recursos económicos entre los ciudadanos. En caso contrario se corre el riesgo de que tales reglamentaciones carguen principalmente sobre los más débiles y más pobres, añadiendo injusticia a injusticia».

El Papa concluía: «El hombre – la única criatura sobre la tierra que Dios ha querido por sí misma – (Gaudium et Spes, 24), es sujeto de derechos y deberes primordiales que anteceden a los derivados de la vida social y política (cf. Pacem in Terris, 5, 35). La persona humana es «el principio, el sujeto y el fin de todas las instituciones sociales» (Gaudium et Spes, 25) y por esta razón las autoridades deben tener siempre presentes en su espíritu los límites de sus competencias. Por su parte, la Iglesia invita a la familia humana a planificar su futuro, estimulada no por preocupaciones materiales únicamente, sino sobre todo por el respeto al orden establecido por Dios en la creación»(49).

58. En 1992 tuvo lugar en Río de Janeiro la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio ambiente y el Desarrollo. En su intervención del 13 de junio, el Cardenal Angelo Sodano, Secretario de Estado, declaraba: «No puede justificarse moralmente la actitud de una parte del mundo que, sin dejar de proclamar los derechos del hombre, se atreve a pisotear los de las personas que se hallan en situaciones menos privilegiadas y ?a la manera de una dictadura devastadora? (Juan Pablo II, Discurso del 22 de noviembre de 1991 a la Academia Pontificia de las Ciencias, n. 6) decide el número de hijos que pueden tener estas personas, amenazándolas con condicionar las ayudas al desarrollo según estas decisiones»(50).

59. También en 1992 los obispos de Latinoamérica recogieron las enseñanzas de Juan Pablo II y las aplicaron a la situación real de sus países. Durante la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, celebrada en Santo Domingo, unos doscientos obispos asistentes a la misma enviaron a la Organización de las Naciones Unidas y a sus diversos Organismos un Mensaje en defensa de la vida y denunciaban más concretamente las campañas sistemáticas contra la natalidad llevadas a cabo por instituciones internacionales y de los Gobiernos(51).

3. Dignidad del hombre y justicia

60. Cuando el Magisterio de la Iglesia estudia las evoluciones demográficas, vuelve a afirmar la naturaleza sagrada de la vida humana, la responsabilidad de la transmisión de la vida, los derechos inherentes a la paternidad y maternidad, los valores del matrimonio y de la vida familiar, en los que los hijos son don de Dios Creador(52) . Frente a los partidarios del control de la población y sin negar las realidades de las situaciones humanas, la Iglesia toma el partido de la justicia al defender los derechos de mujeres y hombres, familias y jóvenes, y de los llamados con el hermoso apelativo de nascituri, es decir, los niños que van y deben nacer. Dejando claro que el control de la población no puede ciertamente ser la sustitución del desarrollo verdadero, los Papas afirman el derecho de todos los hombres a beneficiarse de los abundantes recursos de la tierra y de la inteligencia humana.

61. Los Papas no pueden suscribir las declaraciones alarmistas sobre las varias evoluciones demográficas mundiales. A medida que pasan los años, los hechos demuestran que se debe revisar a fondo esta lectura alarmista. Las ideologías que niegan la posibilidad de formar los hombres de modo que sepan gobernar responsablemente su fecundidad y abrigan sentimientos de inseguridad y miedo, basados en una «penuria» amenazadora y/o en la degradación del ambiente, parecen ignorar la diversidad y complejidad de los diferentes aspectos de las realidades demográficas. Dichas ideologías conceden escaso valor no sólo a los recursos naturales sino, sobre todo, a la capacidad propia del hombre para explotar con más juicio estos recursos – a comenzar por los recursos humanos – , para distribuirlos mejor, para dotar a la sociedad humana de instituciones capaces de ser a la vez, eficaces y respetuosas de las exigencias de la justicia.

Capítulo II

PRINCIPIOS ÉTICOS PARA UNA ACTITUD PASTORAL

62. La ansiedad de cuantos evocan sin tregua «la crisis demográfica mundial» no parece que esté justificada por las evoluciones diferenciadas, constatadas realmente, de la población en los distintos países del mundo. De hecho esta inquietud es expresión de una especie de ideología del miedo por el porvenir y desconfianza en el hombre. Esta actitud «aseguradora» se encuentra en diferentes momentos de la historia con formulaciones diversas pero fundamentalmente convergentes. Hipoteca la solidaridad entre generaciones y entre naciones. La Iglesia debe iluminar a los hombres y ayudarles a reflexionar sobre esta ideología expresada muy frecuentemente por los mass media.

1. Aportación de la enseñanza social de la Iglesia

63. En primer lugar la Iglesia llama la atención con apremio sobre la aparición solapada de una nueva forma de pobreza. Esta nueva forma de pobreza se manifiesta concretamente en actitudes negativas frente a la vida y la familia. Dichas actitudes llevan a olvidar la solidaridad; abandonan a los hombres en la soledad; no son suficientemente acogedoras para las generaciones futuras ni bastante sensibles a la falta de población. Son actitudes que revelan la peor de las pobrezas: la pobreza moral.

64. Los logros positivos heredados del reemplazo de las generaciones pasadas corren el riesgo de peligrar o incluso de perderse en parte, por falta de hombres capaces de transmitirlos. Peligra la transmisión del patrimonio común de la humanidad, constituido por valores morales y religiosos, los bienes de la cultura, las artes, las ciencias y las técnicas. Este patrimonio puede transmitirse y enriquecerse sólo con la aportación de nuevas generaciones de hombres. Los primeros que padecerían por este empobrecimiento y declive serían precisamente los más desposeídos de los hombres, ya que las sociedades opulentas, pero envejecidas, corren el riesgo, a la vez, de hundirse en un egoísmo creciente. De aquí que la Iglesia debe manifestar sin tregua su opción preferencial, si bien no exclusiva, por los más vulnerables(53)

65. La Iglesia es asimismo consciente de la realidad de las evoluciones demográficas en los países en vías de desarrollo. Afirma que todo hombre y todo pueblo están llamados al desarrollo. Hay modo de remediar las desigualdades entre las condiciones en la existencia, en el poseer, en el saber y en el saber hacer. Nunca es una fatalidad el subdesarrollo. Es posible poner en ejecución dinámicas de desarrollo que consientan a cada hombre y a cada pueblo desplegar sus virtualidades y vencer así el subdesarrollo. Entre otros, el acceso de todos al saber es una prioridad absoluta a fin de que cada uno de los hombres y las naciones se hallen en grado de resolver satisfactoriamente por sí mismos los problemas elementales de subsistencia y desarrollo, evidentes en el cuadro de la solidaridad internacional(54).

66. En cuanto concierne a las realidades demográficas, la búsqueda de una actitud humana en las respuestas dadas es clarificada por la doctrina de la Iglesia sobre el bien común, sobre lo superfluo y sobre el destino universal de los bienes(55) . La perspectiva del bien común universal exige una solidaridad efectiva entre los pueblos, que pueda dirigir los esfuerzos de cada uno en beneficio de todos. Nadie – sea individuo o nación – está justificado para hacer prevalecer su bien particular por encima de las exigencias del bien común de la familia humana.

67. La Iglesia enseña igualmente que la justicia exige que los pueblos más favorecidos compartan su superfluo con los que se ven privados de los bienes necesarios para vivir(56).

68. En cuanto a las enseñanzas sobre el destino universal de los bienes, recuerda que según el designio del Creador, el conjunto de los bienes de la humanidad incluidos los bienes espirituales e intelectuales está a disposición de la comunidad humana presente y futura, y ante ellos cada generación debe comportarse responsablemente(57).

69. El principio de subsidiaridad se aplica también al terreno de la población. Como los últimos Papas han indicado, la Iglesia reconoce a los poderes públicos – dentro de los límites de sus competencias – un derecho en esta materia, pero afirma, asimismo, que el Estado no puede arrogarse en este campo las responsabilidades que no pueden quitar a los esposos. Con mayor razón, el Estado no puede chantajear, ni coactar, ni ejercer violencia para conseguir que las parejas se sometan a sus intimidaciones en esta materia(58) . Toda política demográfica autoritaria, sea encubierta o declarada, es inaceptable. Por el contrario, corresponde al Estado proteger a la familia y la libertad de los esposos, garantizar la vida de los inocentes y, especialmente, hacer respetar a la mujer en su dignidad de madre(59). Para desempeñar estas funciones primordiales, el Estado y las Autoridades públicas en general, deben adoptar políticas apropiadas, especialmente en el campo fiscal y educativo.

70. Este mismo principio de subsidiaridad vale igualmente para las instituciones internacionales públicas. Ninguna de éstas tiene derecho de presionar sobre los Estados o comunidades nacionales, a fin de imponerles políticas incompatibles con el respeto de la persona, de la familia o de la independencia nacional. Dichas instituciones nacieron por el deseo de hacer confluir libremente los esfuerzos de todas las naciones hacia una sociedad más justa. Por tanto, deben respetar la soberanía legítima de las naciones, así como la justa autonomía de las parejas. De ello se sigue que dichas instituciones propasarían sus competencias incitando a los Estados a adoptar políticas demográficas, que ellas mismas establecen, y si estimulan estas políticas con presiones para facilitar su puesta en práctica.

71. Hay también que estar atentos para que dichas instituciones no estén al servicio de naciones poderosas. Existe el peligro, asimismo, de que abunde entre las naciones pobres la sospecha de que ciertas naciones tratan de ejercer el poder a escala mundial valiéndose de medios puestos a disposición por dichas instituciones. Por ello, la Iglesia recuerda que existe un deber de solidaridad internacional y que para los ricos es deber de justicia ayudar a los pobres del mundo entero. Afirma igualmente que sería escandaloso vincular la concesión de dicha ayuda a condiciones inmorales que afectan al dominio de la vida humana. Afirma además que sería grave abuso del poder intelectual, moral y político presentar las campañas antinatalistas acompañadas incluso de violencia moral y hasta física a veces como la más apropiada expresión de la ayuda de los pueblos ricos a los pueblos desfavorecidos(60).

72. Precauciones parecidas se deberían aplicar también respecto de las instituciones internacionales privadas. Éstas podrían anteponer intereses particulares de grupos privados a los derechos imprescindibles para todos los seres humanos: derecho a la vida, a la integridad física, a la educación, a la libertad responsable, y derechos de todos los pueblos a la autonomía y al desarrollo humano en solidaridad.

2. Por la vida y la familia

73. Merecen ser recordados otros dos principios éticos, pues en ellos se basa la Iglesia cuando se pronuncia sobre las evoluciones demográficas: el primero se refiere a la condición sagrada de la vida humana y la responsabilidad de los esposos respecto de la transmisión de la vida. Creados a imagen y semejanza de Dios, origen de toda vida, hombres y mujeres están llamados a ser copartícipes con el Creador en la transmisión del don sagrado de la vida humana. Dentro de la comunión de vida y amor que es el matrimonio, constituyen la familia, célula básica de la sociedad(61). No es concorde con el designio de Dios que los esposos impidan o destruyan su fecundidad por medio de la contracepción artificial o la esterilización; y menos aún, que recurran al aborto para suprimir a sus hijos antes de que nazcan(62). La paternidad y maternidad verdaderamente responsables comienzan por asumir su responsabilidad de la pareja como tal, ante el Autor y Señor de la vida; se basa, por tanto, en la generosidad en el matrimonio y en el respeto del derecho a la vida del niño no nacido.

74. El segundo principio se refiere al intrínseco derecho a la paternidad. En la Carta de los Derechos de la Familia, la Iglesia afirma: «Los esposos tienen el derecho inalienable de fundar una familia y decidir sobre el intervalo entre los nacimientos y el número de hijos a procrear, teniendo en plena consideración los deberes para consigo mismos, para con los hijos ya nacidos, para con la familia y la sociedad, dentro de una justa jerarquía de valores y de acuerdo con el orden moral objetivo que excluye el recurso a la contracepción, la esterilización y el aborto»(63).

75. Por ello, en la misma medida, agencias internacionales que recurren a la coacción y al engaño, violan no sólo los derechos del hombre y la mujer en cuanto individuos, sino también los derechos de la familia. La Carta de los Derechos de la Familia dice así: «a) Las actividades de las autoridades públicas o de organizaciones privadas que tratan de limitar de algún modo la libertad de los esposos en las decisiones acerca de sus hijos, constituyen una ofensa grave a la dignidad humana y a la justicia. b) En las relaciones internacionales, la ayuda económica concedida para la promoción de los pueblos no debe ser condicionada a la aceptación de programas de contracepción, esterilización o aborto. c) La familia tiene derecho a la asistencia de la sociedad en lo referente a sus deberes en la procreación y educación de los hijos. Las parejas casadas con familia numerosa tienen derecho a una ayuda adecuada y no deben ser discriminadas»(64).

Más concretamente, independientemente de la licitud moral de las políticas demográficas que se propongan los Gobiernos, no tienen ningún derecho a decidir en lugar de los padres, sobre el número de hijos que pueden y deben tener. Sólo percibiendo el valor intrínseco de la persona humana, del matrimonio y de la familia, puede estimular los hombres a ser acogedores de sus hijos con vistas al futuro.

3. La elección responsable

76. Libres de elegir el número de sus hijos, los esposos han de ser igualmente libres de adoptar métodos naturales de regulación de la fecundidad de modo responsable, cuando existen serias razones y en conformidad con la enseñanza de la Iglesia. Dichos métodos son diversos y merecen ser conocidos y divulgados(65); hay que ofrecer, por tanto, a las parejas el medio de ejercer libremente su maternidad y paternidad responsable. Los medios artificiales de control de nacimientos al igual que la esterilización, no respetan a la persona humana de la mujer y del hombre, pues anulan o impiden la fecundidad que forma parte integrante de la persona.

Por esto, en 1994, en su Carta a las Familias con ocasión del Año Internacional de la Familia, el Santo Padre Juan Pablo II explicaba así esta maternidad y paternidad responsables de los esposos: «Ellos viven entonces un momento de especial responsabilidad, incluso por la potencialidad procreativa del acto conyugal. En aquel momento, los esposos pueden convertirse en padre y madre, iniciando el proceso de una nueva existencia humana que después se desarrollará en el seno de la mujer. Aunque es la mujer la primera que se da cuenta de que es madre, el hombre con el cual se ha unido en ?una sola carne? toma a su vez conciencia, mediante el testimonio de ella, de haberse convertido en padre. Ambos son responsables de la potencial, y después efectiva, paternidad y maternidad»(66).

Capítulo III

ORIENTACIONES PARA LA ACCIÓN

77. Con gran parte de las informaciones que circulan sobre las realidades demográficas hay que ser precavidos, pues son erróneas. Ante las reservas sobre dichas informaciones y ante programas de control de la población moralmente inadmisibles, la Iglesia no puede quedarse silenciosa ni inactiva. No se limita a adoptar una actitud de principio ante estos abusos, sino que responde de manera positiva y práctica, de acuerdo con su misión de servicio a la familia «santuario de la vida». Los cristianos deben ante todo difundir la verdad, sobre todo cuando se la oculta bajo tópicos muy propagados y desprovistos de fundamento.

78. Todos están invitados a dar pruebas de vigilancia ante las prácticas que no respetan a la persona humana. En cada situación concreta ¿cómo se utiliza el tema del ambiente para justificar el control obligatorio de la población? ¿A qué conduce la política familiar? ¿Garantiza ésta la verdadera libertad de las parejas?

¿Se denuncian los casos en los que organizaciones internacionales o nacionales, públicas o privadas violan los derechos de los individuos o de las familias, con el pretexto de «imperativos demográficos» falaces? ¿En qué medida organizaciones internacionales presionan a los Estados para obtener que subscriban políticas de «contención» demográfica incompatibles con la justa soberanía de las naciones?

79. Algunas prioridades se imponen sin ninguna duda y exigen una acción rápida:

– Múltiples intentos de la ideología de «la crisis demográfica» que pretenden influir en las agencias internacionales y en los Gobiernos;

– Proclamación de los así llamados «derechos de la mujer» que desprecian la vocación de ésta a dar la vida;

– La continua referencia frecuente y abusiva a los problemas del ambiente, con el fin de justificar un control forzado de la población;

– Intentos de propagar productos abortivos como el RU 486, no sólo en países llamados desarrollados sino, sobre todo, en países pobres;

– La generalización de la esterilización;

– La banalización y la difusión de dispositivos contra la vida tales como los dispositivos intrauterinos DIU («esteriletes»);

– Las violaciones de los derechos imprescriptibles e inalienables del individuo y la familia;

– Y, más en general, los abusos del poder intelectual, y político.

Además, la Iglesia recuerda la necesidad de actuar prioritariamente contra prácticas nefastas: retos contrarios a la vida como la droga, la pornografía, la violencia, etc.

1. Correcto conocimiento de las realidades

80. Los cristianos y todos los hombres de buena voluntad deben informarse para comprender cuán diferentes son los pueblos en cuanto a su situación y su evolución. Deben desarrollar un espíritu crítico ante la ideología de la «crisis demográfica». Frente a la insistencia programática desplegada por muchos movimientos en favor del control obligatorio de la población, es urgente que los cristianos y todos los hombres de buena voluntad tengan más en cuenta el hecho de que las tácticas empleadas utilizan continuamente informaciones económicas y demográficas simplistas, y proyecciones aproximativas, y hasta inexactas(67).

81. La Iglesia estimula vivamente a todos los expertos implicados en el tema y, más en especial, a los demógrafos, economistas y politólogos, a profundizar sus investigaciones científicas sobre las realidades demográficas. Asociaciones y organizaciones que respetan la persona humana y la familia, deben dedicar un espacio en sus reflexiones y actividades al correcto conocimiento de los datos y diversidades demográficas. Han de oponer un rechazo razonado a la ideología que manifiesta miedo a la vida y al porvenir. Esto concierne igualmente a las organizaciones que actúan en favor de la justicia y de la paz en la solidaridad.

Por su parte, se invita a todas las instituciones formativas a incluir en sus programas una reflexión sistemática y crítica sobre las realidades demográficas. Dichos esfuerzos han de completarse con la voluntad de informar objetivamente a los líderes de la opinión, los mass media, así como a la opinión pública.

2. Política familiar

82. Toda autoridad territorial, sea nacional, regional o local, tiene el deber de desarrollar una política familiar que permita a las familias asumir libremente sus responsabilidades en la sociedad de hoy y en la sucesión de las generaciones. Dichas políticas familiares deben establecer diversos medios para la reglamentación del trabajo, adecuación fiscal, acceso a la vivienda, a la educación, etc.

Además, esta política familiar debe comprender la lucha contra el «imperialismo contraceptivo» que la Delegación de la Santa Sede denunció ya en 1974, en la Conferencia internacional sobre la Población, celebrada en Bucarest. Dicho «imperialismo anticonceptivo» que viola las tradiciones religiosas y culturales de la vida familiar, violenta la libertad de las personas y de los esposos y, con ellas, hiere a las familias y a las naciones.

83. Las asociaciones y organizaciones nacionales e internacionales, públicas y privadas, tienen también sus responsabilidades en la promoción de la correcta política familiar. En la búsqueda del surgimiento de comunidades humanas solidarias, la política familiar es indispensable para conseguir que estas células de base – que son las familias – colaboren en el desarrollo de toda la comunidad humana. No sólo los políticos y legisladores son agentes y protagonistas de una auténtica política familiar, sino muy en especial los padres y las mismas familias(68).

3. Justicia para la mujer

84. La Iglesia recomienda también que se pongan en práctica políticas idóneas para que se respete la especificidad humana de la mujer como persona, esposa y madre. Las mujeres son las primeras que sufren en el corazón y en el cuerpo las campañas inspiradas por la ideología del miedo demográfico. En tales campañas se utiliza un falso concepto de «salud reproductiva» femenina, para difundir diferentes métodos de contracepción o aborto que, no sólo pueden suprimir la vida del niño no nacido, sino también pueden tener repercusiones graves en la salud de la mujer, hasta el punto de hacer peligrar su vida.

Dicha ideología del miedo demográfico, culpabiliza a la mujer en su dimensión maternal, ocultando que, precisamente, por esta dimensión aporta ella su prestación esencial e irreemplazable a la sociedad. La calidad de una sociedad se expresa en el respeto al puesto de la mujer. Una sociedad que desprecia la acogida del niño, que desprecia la vida, desprecia a la mujer. Por esto, precisamente, se ha de hacer todo lo posible para permitir a la mujer desempeñar sus responsabilidades, conciliando, como ellas lo saben, sus tareas familiares, profesionales, asociativas y sociales. Ello será posible sólo si se reconoce de hecho la igual dignidad del hombre y la mujer. En especial, la mujer debe poder expresarse y animar movimientos orientados a dar a conocer y asumir mejor su lugar en la sociedad(69).

4. Ningún compromiso posible

85. Se da el caso de que organizaciones favorables al control obligatorio de la población, a través de medios ilícitos, comprometen deliberadamente a los cristianos en sus actividades. Así puede ocurrir que sean invitados a participar en proyectos o en programas de acción sobre temas suficientemente nobles como, por ejemplo, el desarrollo o el ambiente, cuando en realidad la verdadera meta de dichas iniciativas es difundir la ideología del miedo a la vida («anti-life mentality») e implicarles en ella desviándolos hacia un «yugo impropio»(70). Por tanto, los cristianos deben estar atentos, ser prudentes y valientes. Han de estar dispuestos a dar testimonio, hasta el martirio, del valor que todo hombre tiene a los ojos de Dios(71).

Cartas pastorales podrán ayudar a los fieles a discernir sobre los problemas morales planteados en el contexto de las evoluciones demográficas y a organizar su plan de acción consecuente.

CONCLUSIÓN

1. Desarrollo, recursos y población

86. La diversidad y complejidad de las evoluciones demográficas de los diferentes pueblos del mundo no pueden resumirse, como sucede frecuentemente, en fórmulas provocantes y sumarias a un tiempo. Por otra parte, los índices de crecimiento de la población mundial disminuyen, tras haber alcanzado un máximo en los años 1965-1970 con una media, que dada su propia naturaleza, no refleja la variedad de situaciones.

Las proyecciones medias de las organizaciones especializadas para el siglo XXI, teniendo en cuenta el conjunto de la población de los diferentes países, hablan de un aumento tres veces inferior al constatado en el siglo XX. Todo demuestra que las potencialidades del planeta son ampliamente suficientes para satisfacer las necesidades de los hombres. Como lo destaca expresivamente Juan Pablo II: «El principal recurso del hombre es, junto con la tierra, el hombre mismo. Es su inteligencia la que descubre las potencialidades productivas de la tierra y las múltiples modalidades con que se pueden satisfacer las necesidades humanas»(72) . El Santo Padre precisa aún más, y concreta, su pensamiento: «El hombre… es para sí mismo un don de Dios»(73) . Le corresponde, pues, al hombre explotar responsable y con iniciativa los bienes que el Creador ha puesto a su disposición.

87. En su enseñanza, la Iglesia tiene presente el hecho de las evoluciones demográficas. Sin embargo, se ve interpelada por campañas que siembran el miedo al futuro. Los promotores de tales campañas no han asimilado la lógica de la amplia duración de los mecanismos demográficos y, más concretamente, lo que la ciencia de la población llama «transición demográfica»(74) . Ante estas campañas, la Iglesia se preocupa sobre todo de la promoción de la justicia en favor de los más desprotegidos. Ciertos grupos propagan el control obligatorio de la población por medio de la contracepción, la esterilización e incluso el aborto; creen ver en estas prácticas «la solución» de los problemas planteados por las diferentes formas de subdesarrollo. Cuando esta recomendación procede de naciones prósperas, parece la expresión del rechazo de los ricos a afrontar las verdaderas causas del subdesarrollo. Es más, los métodos proclamados para reducir la natalidad producen efectos más nocivos que los males que pretenden remediar. Dichos perjuicios son más perceptibles a nivel de derechos del hombre y de la familia.

2. Solidaridad con la familia

88. Sólo cuando se reconocen y promueven los derechos de la familia, puede darse un desarrollo auténtico, respetuoso de la mujer y del niño, así como del derecho a la rica variedad de culturas. En el contexto de este desarrollo humano auténtico existe una verdad moral fundamental que no puede ser cambiada ni por las leyes ni por las políticas demográficas, sean éstas patentes o disimuladas. Dicha verdad fundamental es ésta: la vida humana debe ser respetada desde la concepción hasta la muerte natural. La calidad de una sociedad no se expresa sólo por el respeto que se profesa a la mujer; se manifiesta asimismo por el respeto o desprecio a la vida y a la dignidad humana.

En la Centesimus Annus, Juan Pablo II precisa que dicho respeto a la vida debe ser fomentado en la familia. «Hay que considerar a la familia como el santuario de la vida. En efecto, es sagrada: es el ámbito donde la vida, don de Dios, puede ser acogida y protegida de manera adecuada contra los múltiples ataques a que está expuesta y puede desarrollarse según las exigencias del auténtico crecimiento humano. Contra la llamada cultura de la muerte, la familia constituye la sede de la cultura de la vida»(75) .

89. Descubriendo en la familia el «santuario de la vida» y el «corazón de la cultura de la vida», los hombres y mujeres pueden liberarse de la «cultura de la muerte». Ésta comienza por la «mentalidad anti-niño», tan extendida en la ideología del control forzado de la población. Los esposos y la sociedad han de reconocer en cada niño un don deseado que les viene del Creador, un don precioso que ha de ser acogido y amado con gozo(76).

Junto con los esfuerzos por poner en práctica políticas familiares, se ha de proclamar también el valor inherente a cada niño en cuanto ser humano. Confrontado con las evoluciones demográficas, el hombre es invitado a valorar los talentos que el Creador ha dado a cada uno para realizar su desarrollo personal y contribuir de modo original al de la comunidad. En fin de cuentas, Dios no ha creado al hombre sino para incorporarlo a su designio de vida y amor.

Las palabras de S.S. Pablo VI, citadas más arriba, deben seguir haciendo reflexionar a los responsables de las naciones: «…Vuestra tarea consiste en conseguir que el pan sea suficientemente abundante en la mesa de la humanidad y no en fomentar el control artificial de nacimientos – que sería irracional – a fin de disminuir el número de comensales en el banquete de la vida»(77).

Ciudad del Vaticano, 25 de marzo de 1994.

Cardenal Alfonso Cardenal López Trujillo,

Presidente

S.E. Mons. Elio Sgreccia,

Secretario

NOTAS

1. Ver Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Familiaris Consortio, 22 de noviembre 1981, 31; AAS 74 (1982), p. 117.

2. Ver Population Reference Bureau, World Population Data Sheet, 1993.

3. Daniel Noin, Atlas de la population mondiale. Paris. Reclus. La Documentation française, 1991, p. 22.

4. El breve índice de natalidad, calculado agregando las tasas de natalidad por edades, permite comparar los tiempos y el espacio de los comportamientos de la fecundidad, por lo que se eliminan prácticamente los efectos lesivos a los diferentes estractos, por edad, de la población.

5. Ver Pontificio Consejo «Cor Unum», Pontificio Consejo para la Pastoral de Migrantes e Itinerantes, Los Refugiados, un reto a la solidaridad, Libreria Editrice Vaticana, Ciudad del Vaticano 1992.

6. Ver Juan Pablo II, Encíclica Laborem Exercens, 14 de septiembre 1981, 19; AAS 73 (1981), p. 625.

7. Este fenómeno puede verse en los diferentes países de Europa, en especial en Italia, Francia, Alemania y España.

8. Se considera confiable por los observadores, el censo de 1991 realizado en el país más poblado de África, Nigeria, que ha dado 88,5 millones de habitantes, mientras los datos oficiales señalaban 122,5 millones de habitantes, es decir, una sobreestimación de ¡34 millones!

9. Este fenómeno puede observarse en varios países. Sin embargo, en el pequeño país de Rwanda hay una fuerte concentración demográfica, a causa de la emigración a esta región fértil, unida a un alto nivel de procreación

10. La importancia de las relaciones natalidad-población podrían aclararse con el ejemplo de Bolivia, que tiene el índice de natalidad más alto de América Latina y, al mismo tiempo, es de las naciones más baja en densidad.

11. Durante la «primera revolución demográfica», en los países no desarrollados, los progresos de la medicina disminuyen la mortalidad en general, mientras que la natalidad aumenta (relación inversa). En la «segunda revolución demográfica», por ejemplo en la Europa actual, la medicina sigue disminuyendo la mortalidad, pero también disminuye la natalidad.

12. Véase, por ejemplo, World Population Monitoring, 1991, Population Studies, 126, United Nations, Nueva York 1992; The Sex and Age Distributions of Population, The 1990 Revision of the United Nations Global Population Estimates and Projections, Population Studies, N. 122, United Nations, Nueva York 1991, y 1991 Annuaire démographique, United Nations, Nueva York 1993.

13. Ver Juan Pablo II, Encíclica Sollicitudo Rei Socialis, 30 de diciembre 1987, 11-26; AAS 89 (1988), pp. 525-547.

14. En 1991, la Academia de las Ciencias estudió la cuestión de la relación recursos-población, ver más abajo nn. 56-57.

15. Todos sabemos que cuando se habla de «crisis» agrícola en Estados Unidos o en la Comunidad europea, no se trata de crisis de sub-producción sino de crisis de super-producción.

16. Ver Declaración mundial sobre la nutrición, Conferencia mundial sobre la nutrición, Organización de las Naciones Unidas de la Alimentación y la Agricultura, Organización mundial de la Salud, 12 de diciembre 1992.

17. Ver Relación de la Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre la Población, Bucarest, 19-30 de agosto 1974, Naciones Unidas, Nueva York 1975, Resolución IX, pp. 45-46.

18. Ver Declaración de Méjico sobre la población y el desarrollo, Recomendación 4, Relación de la Conferencia internacional sobre la población, 1984, Naciones Unidas, Nueva York 1984, p. 16.

19. Ver Declaración de Río sobre ambiente y desarrollo, Relación de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Ambiente y Desarrollo, Río de Janeiro, 3-14 de junio 1992, Naciones Unidas, Nueva York 1992, Vol. I, pp. 8-12.

20. Por ejemplo, el desastre de Chernobyl en 1986.

21. Juan Pablo II, Sollicitudo Rei Socialis, 25; AAS 89 (1988), p. 543.

22. 1) Modifican la estructura del mucus cervical haciéndolo impenetrable a los espermatozoides. 2) Modifican la movilidad de la trompa de Falopio, impidiendo el paso del huevo fecundado de la trompa a la cavidad uterina. 3) Alteran el desenvolvimiento normal del endometrio, de modo que no sea apto para la implantación del embrión. Estos dos últimos efectos son abortivos y prevalecen cuando la píldora estroprogestativa no llega a bloquear la ovulación y, por tanto, a funcionar como contraceptivo.

23. Además de la píldora estroprogestativa, hay en el comercio otros productos hormonales llamados intencionalmente contraceptivos. En realidad actúan impidiendo la continuación del embarazo, que concluye con el aborto. Se trata de píldoras o sustancias inyectables o implantables (como el Norplant, p.e.) que alteran el endometrio y la movilidad de las trompas, sin bloquear la ovulación y, por tanto, actúan como abortivos. Dichas sustancias pueden administrarse a la mujer continuamente o en el caso de relaciones que se consideran fecundas («la píldora del día siguiente»

24. Relación de la Conferencia Internacional sobre la Población 1984, op. cit., Recomendación 18, pp. 21 y 22. En el texto francés falta la frase siguiente: «en ningún caso debe estimularse como método de planificación familiar».

25. Vacunas anti-hcg o anti-gonadotropina coriónica humana.

26. Depo-Provera (Acetato de Médroxyprogesterona); Noristerat (Enanthate de Norestiterona).

27. Ver Juan Pablo II, Encíclica Centesimus Annus, 1 de mayo 1991, 25, 29; AAS 83 (1991), pp. 822-824, 829, donde el Santo Padre presenta la verdad sobre el hombre en el contexto del derrumbamiento de los regímenes comunistas.

28. Juan XXIII, Encíclica Mater et Magistra, 15 de mayo 1961, 191; AAS 53 (1961), p. 447.

29. Ver Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes (1965), 5, 8, 47, 51.

30. Ver Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes (1965), 50.

31. Ver Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes (1965), 87.

32. Pablo VI, Discurso a la Asamblea de la ONU, 4 de octubre 1965, 6; AAS 57 (1965), p. 883.

33. Pablo VI, Encíclica Populorum Progressio, 26 de marzo 1967, 37; AAS 59 (1967), p. 276.

34. Ver Pablo VI, Encíclica Humanae Vitae , 25 de julio 1968, 10 ; AAS 60 (1968), pp. 487-488.

35. Ver Pablo VI, Encíclica Humanae Vitae , 25 de julio 1968, 11 -18; AAS 60, pp. 488-492; ver más abajo n. 76 .

36. Ver Pablo VI, Encíclica Humanae Vitae , 25 de julio 1968, 17 ; AAS 60 (1968), p. 493.

37. Pablo VI, Encíclica Humanae Vitae, 25 de julio 1968, 23 ; AAS 60 (1968), p. 497.

38. Ver Pablo VI, Carta Apostólica Octogesima Adveniens, 14 de mayo 1971, 10-12; AAS 63 (1971), pp. 408-410.

39. Pablo VI, Carta Apostólica Octogesima Adveniens, 18; AAS 63 (1971), pp. 414-415.

40. Pablo VI, Alocución a los participantes en la Conferencia mundial de la Alimentación, 9 de noviembre 1974, 6; AAS 66 (1974), p. 649.

41. Ver Mensaje del VI Sínodo de los Obispos a las Familias cristianas del Mundo contemporáneo, 24 de octubre 1980, 5.

42. Juan Pablo II, Familiaris Consortio, 30, 31; AAS 74 (1982), pp. 116-117.

43. Juan Pablo II, Alocución a Don Rafael M. Salas, Secretario General de la Conferencia internacional 1984 sobre la Población, y Director ejecutivo del Fondo de las Naciones Unidas para la Población, 7 de junio 1984, 2; Insegnamenti di Giovanni Paolo II, VII, 1, 1984, p. 1628.

44. Ver Relación de la Conferencia Internacional sobre la Población, 1984, op. cit, Recomendación 18, pp. 20-21; ver más abajo n. 32 y n. 34.

45. Ver Congregación para la Doctrina de la Fe, Instrucción sobre el respeto de la vida humana naciente y la dignidad de la procreación, Donum Vitae , 22 de febrero 1987, capítulo III ; AAS 89 (1988), pp. 98-100.

46. Juan Pablo II, Encíclica Sollicitudo Rei Socialis, 25; AAS 80 (1988), pp.543, 544.

47. Juan Pablo II, Centesimus Annus, 39; AAS 83 (1991), p. 842. En sus palabras «guerras químicas», el Santo Padre toma la fuerte expresión de Pablo VI en la Alocución a los Participantes en la Conferencia Mundial de la Alimentación, más abajo n. 49.

48. Juan Pablo II, Sólo respetando la dignidad de la persona, la humanidad será capaz de afrontar el reto demográfico, Alocución a la Academia pontificia de las Ciencias, 4-6, 22 de noviembre 1991, en L’Osservatore Romano, 23 de noviembre 1991, p. 415.

49. Juan Pablo II, Sólo respetando la dignidad de la persona, la humanidad será capaz de afrontar el reto demográfico, Alocución a la Academia pontificia de las Ciencias, 6, 22 de noviembre 1991, en L’Osservatore Romano, 23 de noviembre 1991, p. 415.

50. Cardenal Angelo Sodano, Ambiente y Desarrollo en la óptica cristiana, en L’Osservatore Romano, Edición francesa, n. 25, 23 de junio 1992, p. 7.

51. Ver Mensaje del Episcopado Latinoamericano a la Organización de las Naciones Unidas, Bolletino della Sala Stampa Vaticana, 19 de noviembre de 1992, n. 437, p. 12. «Es preciso vigorizar la cultura de la vida contra la cultura de la muerte que cobra tantas víctimas en nuestros pueblos. Jamás habría un progreso real, digno del hombre, por el camino del atropello al ser humano. Es urgente decirle a la humanidad, como un clamor sin equívocos: ¡Respetemos el don sagrado de la vida! Este clamor surge, con nueva fuerza, desde el corazón de nuestros pueblos que hace 500 años recibieron el Evangelio de Jesucristo. (…) para un auténtico progreso humano salvaguardando ?las condiciones morales de una auténtica ecología humana? (Centesimus Annus, 38). Resulta doloroso que se busque un desarrollo económico que termine secando las fuentes de la vida convirtiéndose en cultura de la muerte».

52. Ver Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes, 50.

53. Ver Juan Pablo II, Centesimus Annus, 38-40, 49, 51; AAS 83 (1991), pp. 840-843, 854-856, 856-857.

54. Ver Juan Pablo II, Centesimus Annus, 32-34; AAS 83 (1991), pp. 832-836.

55. Ver Juan Pablo II, Centesimus Annus, 30; AAS 83 (1991), pp. 830-831.

56. Ver Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes, 69; Juan Pablo II, Sollicitudo Rei Socialis, 28, 31; AAS 80 (1988), pp. 548-550, 553-556; Centesimus Annus, 58; AAS 83 (1991), pp. 831-832.

57. Ver Juan Pablo II, Centesimus Annus, 31; AAS 83 (1991), pp. 831-832.

58. Ver Juan Pablo II, Alocución a Don Rafael M. Salas, Secretario General de la Conferencta Internacional 1984 sobre la Población, y Director ejecutivo del Fondo de las Naciones Unidas para la Población, 2; Insegnamenti di Giovanni Paolo II, VII. 1, 1984, pp. 1626-1628; ver más arriba nn. 45-49 , 51 , 54 , 55 , 57 .

59. Ver Juan Pablo II, Centesimus Annus, 39, 47, 49; AAS 83 (1991), pp. 841-843, 851-852, 854-856.

60. Puede citarse de nuevo el Mensaje enviado a la Organización de las Naciones Unidas por los obispos de Latinoamérica (ver más arriba n. 59): «Somos conscientes del problema demográfico que existe en algunos de nuestros países, pero no es lícito transitar por caminos reñidos con la ética para enfrentarlo. No se pueden aceptar las campañas sistemáticas contra la natalidad organizadas por Instituciones Internacionales y Gobiernos, muchas veces presionados, contra la identidad cultural y religiosa de nuestras naciones».

61. Ver Juan Pablo II, Familiaris Consortio, 11, 14, 28; AAS 74 (1982), pp. 91-93, 96-97, 114.

62. Ver Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes, 51; Pablo VI, Humanae Vitae, 12-14; AAS 60 (1968), pp. 488-491; Juan Pablo II, Familiaris Consortio, 29-31; AAS 74 (1982), pp. 114-120.

63. Carta de los Derechos de la Familia, presentada por la Santa Sede, 22 de octubre 1983, artículo 3.

64. Carta de los Derechos de la Familia, artículo 3 a), b), c). Sería útil que las Naciones Unidas publicasen una Carta de los Derechos de la Familia.

65. Ver Juan Pablo II, Familiaris Consortio, 35; AAS 74 (1982), pp. 125, 126; y véase la Declaración final de la reunión sobre métodos naturales de regulación de la fertilidad, en L’Osservatore Romano, edición en lengua Española, n. 19, 7 de mayo 1993, p. 9: Los expertos reunidos entonces decían: «Los métodos naturales son fáciles de enseñar y comprender. Se adaptan a todos los contextos sociales y no están condicionados por el nivel de alfabetización. La salud de la madre y del niño resultan beneficiadas al espaciar los nacimientos, lo cual no daña ni a la madre ni al niño. Los métodos naturales no ponen en peligro la salud de la pareja. Con estos métodos, centrados en la mujer y basados en el respeto de la integridad de su cuerpo, quedan respetados los derechos de la mujer y de su marido».

66. Juan Pablo II, Carta a las Familias, 2 de febrero 1994, 12, y Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 2366-2379.

67. Muchas veces, dichas informaciones son provisionales; por tanto, es preciso verificarlas y ponerlas al día teniendo en cuenta la diversidad de las situaciones actuales en los distintos países y regiones. Hay que ser conscientes también de la falta de exactitud de las proyecciones demográficas que toleran, por ejemplo, una imprecisión de 660 millones de habitantes en las proyecciones a veinte años de la población mundial.

68. Ver Juan Pablo II, Familiaris Consortio, 47, 48; AAS 74 (1982), pp. 139, 140.

69. Ver Juan Pablo II, Laborem Exercens, 19; AAS 73 (1981), p. 625; Familiaris Consortio, 22-24; AAS 74 (1982), pp. 106-110; Carta Apostólica Mulieris Dignitatem, 15 de agosto 1988, 19, 30; AAS 80 (1988), pp. 1693-1697, 1724-1727.

70. Ver 2 Cor 6,14.

71. Ver Juan Pablo II, Encíclica Veritatis Splendor, 6 de agosto 1993, 90-94; AAS 85 (1993), pp. 1205-1208.

72. Juan Pablo II, Centesimus Annus, 32; AAS 83 (1991), p. 833.

73. Juan Pablo II, Centesimus Annus, 38; AAS 83 (1991), p. 841.

74. Ver más arriba, n. 5 .

75. Juan Pablo II, Centesimus Annus, 39; AAS 83 (1991), p. 842.

76. Ver Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes, 50.

77. Pablo VI, Discurso a la Asamblea de la ONU, 6; AAS 57 (1965), p. 883.

Ética sexual católica

Declaración «Persona humana» acerca de ciertas cuestiones de ética sexual

Creación: Congregación para la Doctrina de la Fe

Fuente: Santa Sede

Lengua original: Latín

Copyright del original latino: No

Traducción castellana: Santa Sede

Copyright de la traducción castellana: No

Fecha: 29 de diciembre de 1975

Comprobado el 7 de abril de 2003

Declaración «Persona humana» acerca de ciertas cuestiones de ética sexual

1. Consideraciones generales sobre la persona humana y la sexualidad

La persona humana, según los datos de la ciencia contemporánea, está de tal manera marcada por la sexualidad, que ésta es parte principal entre los factores que caracterizan la vida de los hombres. A la verdad en el sexo radican las notas características que constituyen a las personas como hombres y mujeres en el plano biológico, psicológico y espiritual, teniendo así mucha parte en su evolución individual y en su inserción en la sociedad. Por esto, como se puede comprobar fácilmente, la sexualidad es en nuestros días tema abordado con frecuencia en libros, semanarios, revistas y otros medios de comunicación social. Al mismo tiempo ha ido en aumento la corrupción de costumbres, una de cuyas mayores manifestaciones consiste en la exaltación inmoderada del sexo; en tanto que con la difusión de los medios de comunicación social y de los espectáculos, tal corrupción ha llegado a invadir el campo de la educación y a infectar la mentalidad de las masas. Si en este contexto han podido contribuir educadores, pedagogos o moralistas a hacer que se comprendan e integren mejor en la vida los valores propios de uno y otro sexo, ha habido otros que, por el contrario, han propuesto condiciones y modos de comportamiento contrarios a las verdaderas exigencias morales del ser humano, llegando hasta a dar favor a un hedonismo licencioso.

De ahí ha resultado que doctrinas, criterios morales y maneras de vivir conservados hasta ahora fielmente, han sufrido en algunos años una fuerte sacudida aun entre los cristianos; y que son hoy numerosos los que, ante tantas opiniones que contrastan con la doctrina que han recibido de la Iglesia, llegan a preguntarse qué deben considerar todavía como verdadero.

2. La sana doctrina moral y la acción pastoral a la luz del Concilio Vaticano II

La Iglesia no puede permanecer indiferente ante semejante confusión de los espíritus y relajación de las costumbres. Se trata, en efecto, de una cuestión de máxima importancia para la vida personal de los cristianos y para la vida social de nuestro tiempo 1. Los obispos tienen que constatar cada día las dificultades crecientes que, particularmente en materia sexual, experimentan los fieles para adquirir conciencia de la sana doctrina moral, y los Pastores para exponerla con eficacia. Son conscientes de que, por su cargo pastoral, están llamados a responder a las necesidades de sus fieles sobre este punto tan grave. Ya algunos de entre ellos, e incluso enteras Conferencias Episcopales, han publicado importantes documentos sobre este tema. Sin embargo, como las opiniones erróneas y las desviaciones que de ellas se siguen continúan difundiéndose en todas partes, la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, en virtud de su función respecto de la Iglesia universal2 y por mandato del Soberano Pontífice, ha juzgado necesario publicar la presente declaración.

3. La ley natural y la ley divina

Los hombres de nuestro tiempo están cada vez más persuadidos de que la dignidad y la vocación humanas piden que, a la luz de su inteligencia, ellos descubran los valores inscritos en la propia naturaleza, que los desarrollen sin cesar y que los realicen en su vida para un progreso cada vez mayor.

Pero en sus juicios acerca de valores morales, el hombre no puede proceder según su personal arbitrio. «En lo más profundo de su conciencia descubre el hombre la existencia de una ley, que él no se dicta a sí mismo, pero a la cual debe obedecer… Tiene una ley escrita por Dios en su corazón, en cuya obediencia consiste la dignidad humana y por la cual será juzgado personalmente»3. Además, a nosotros los cristianos, Dios nos ha hecho conocer, por su revela ción, su designio de salvación; y Jesucristo Salvador y Santificador, nos lo ha propuesto, en su doctrina y en su ejemplo, como la ley suprema e inmutable de la vida, al decirnos Él: «Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no anda en tinieblas, sino que tendrá luz de vida» 4.

No puede haber, por consiguiente, verdadera promoción de la dignidad del hombre, sino en el respeto del orden esencial de su naturaleza. Es cierto que en la historia de la civilización han cambiado, y todavía cambiarán, muchas condiciones concretas y muchas necesidades de la vida humana; pero toda evolución de las costumbres y todo género de vida deben ser mantenidos en los límites que imponen los principios inmutables fundados sobre los elementos constitutivos y sobre las relaciones esenciales de toda persona humana; elementos y relaciones que trascienden las contingencias históricas.

Estos principios fundamentales comprensibles por la razón, están contenidos en «la ley divina, eterna, objetiva y universal, por la que Dios ordena, dirige y gobierna el mundo y los caminos de la comunidad humana según el designio de su sabiduría y de su amor. Dios hace partícipe al hombre de esta su ley, de manera que el hombre, por suave disposición de la divina Providencia, puede conocer más y más la verdad inmutable»5. Esta ley divina es accesible a nuestro conocimiento.

4. El Magisterio de la Iglesia

Se equivocan, por tanto, los que ahora sostienen en gran número que, para servir de regla a las acciones particulares, no se puede encontrar ni en la naturaleza humana, ni en la ley revelada, ninguna norma absoluta e inmutable fuera de aquella que se expresa en la ley general de la caridad y del respeto a la dignidad humana. Como prueba de esta aserción aducen que, en las que llamamos normas de la ley natural o preceptos de la Sagrada Escritura, no se deben ver sino expresiones de una forma de cultura particular, en un momento determinado de la historia.

Sin embargo, cuando la Revelación divina y, en su orden propio, la sabiduría filosófica, ponen de relieve exigencias auténticas de la humanidad, están manifestando necesariamente, por el mismo hecho, la existencia de leyes inmutables inscritas en los elementos constitutivos de la naturaleza humana; leyes que se revelan idénticas en todos los seres dotados de razón.

Además, Cristo ha instituido su Iglesia como «columna y fundamento de la verdad» 6. Con la asistencia del Espíritu Santo ella conserva sin cesar y transmite sin error las verdades del orden moral e interpreta auténticamente no sólo la ley positiva revelada, sino también «los principios de orden moral que fluyen de la misma naturaleza humana» 7. y que atañen al pleno desarrollo y santificación del hombre.

Ahora bien, es un hecho que la Iglesia, a lo largo de toda su historia, ha atribuido constantemente a un cierto número de preceptos de la ley natural, valor absoluto e inmutable, y que en la transgresión de los mismos ha visto una contradicción con la doctrina y el espíritu del Evangelio.

5. La ética sexual

Puesto que la ética sexual se refiere a ciertos valores fundamentales de la vida humana y de la vida cristiana, a ella se le aplica de igual modo esta doctrina general. En este campo existen principios y normas que la Iglesia ha transmitido siempre en su enseñanza sin la menor duda, por opuestas que les hayan podido ser las opiniones y las costumbres del mundo. Estos principios y estas normas no deben, en modo alguno, su origen a un tipo particular de cultura, sino al conocimiento de la ley divina y de la naturaleza humana. Por lo tanto, no se los puede considerar como caducados, ni cabe ponerlos en duda bajo pretexto de una situación cultural nueva.

Tales principios son los que han inspirado los consejos y las orientaciones dados por el Concilio Vaticano II para una educación y una organización de la vida social que tengan en cuenta la dignidad igual del hombre y de la mujer, en el respeto de sus diferencias 8.

Hablando de «la índole sexual del hombre y (de) la facultad generativa humana», el Concilio ha hecho notar que «superan admirablemente lo que de esto existe en los grados inferiores de la vida» 9.

A continuación se ha aplicado a exponer en particular los principios y los criterios que conciernen a la sexualidad humana en el matrimonio, y que tienen su razón de ser en la finalidad de la función específica del mismo.

A este propósito declara que la bondad moral de los actos propios de la vida conyugal, ordenados según la verdadera dignidad humana, «no dependen solamente de la sincera intención y apreciación de los motivos, sino de criterios objetivos, tomados de la naturaleza de la persona y de sus actos, que guardan íntegro el sentido de la mutua entrega y de la humana procreación, entretejidos con el amor verdadero» 10.

Estas últimas palabras resumen brevemente la doctrina del Concilio, expuesta más ampliamente con anterioridad en la misma Constitución 11, sobre la finalidad del acto sexual y sobre el criterio principal de su moralidad: el respeto de su finalidad es el que asegura su honestidad a este acto.

Este mismo principio, que la Iglesia deduce de la Revelación y de su interpretación auténtica de la ley natural, funda también aquella doctrina tradicional suya, según la cual el uso de la función sexual logra su verdadero sentido y su rectitud moral tan sólo en el matrimonio legítimo12.

6. Objeto de la presente Declaración

La presente Declaración no se propone tratar de todos los abusos de la facultad sexual, ni de todo lo que implica la práctica de la castidad. Tiene por objeto recordar el juicio de la Iglesia sobre ciertos puntos particulares, vista la urgente necesidad de oponerse a errores graves y a normas de conducta aberrante, ampliamente difundidas.

7. Las relaciones sexuales prematrimoniales

Muchos reivindican hoy el derecho a la unión sexual antes del matrimonio, al menos cuando una resolución firme de contraerlo y un afecto que en cierto modo es ya conyugal en la sicología de los novios piden este complemento, que ellos juzgan connatural; sobre todo cuando la celebración del matrimonio se ve impedida por las circunstancias, o cuando esta relación íntima parece necesaria para la conservación del amor.

Semejante opinión se opone a la doctrina cristiana, según la cual debe mantenerse en el cuadro del matrimonio todo acto genital humano. Porque, por firme que sea el propósito de quienes se comprometen en estas relaciones prematuras, es indudable que tales relaciones no garantizan que la sinceridad y la fidelidad de la relación interpersonal entre un hombre y una mujer queden aseguradas, y sobre todo protegidas, contra los vaivenes y las veleidades de las pasiones. Ahora bien, Jesucristo quiso que fuese estable la unión y la restableció a su primitiva condición, fundada en la misma diferencia sexual. «¿No habéis leído que el Creador, desde el principio, los hizo varón y mujer y que dijo: ‘Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su esposa, y los dos se harán una carne’? Pues bien, lo que Dios unió, no lo separe el hombre» 13. San Pablo es más explícito todavía, cuando declara que, si los célibes y las viudas no pueden vivir en continencia, no tienen otra alternativa que la de la unión estable en el matrimonio: «Mejor es casarse que abrasarse» 14. En efecto, el amor de los esposos queda asumido por el matrimonio en el amor con el cual Cristo ama irrevocablemente a la Iglesia15, mientras la unión corporal en el desenfreno16 profana el templo del Espíritu Santo que es el cristiano. Por consiguiente, la unión carnal no puede ser legítima sino cuando se ha establecido una definitiva comunidad de vida entre un hombre y una mujer.

Así lo entendió y enseñó siempre la Iglesia 17, que encontró, además, amplio acuerdo con su doctrina en la reflexión ponderada de los hombres y en los testimonios de la historia.

Como enseña la experiencia, para que la unión sexual responda verdaderamente a las exigencias de su propia finalidad y de la dignidad humana, el amor tiene que tener su salvaguardia en la estabilidad del matrimonio. Estas exigencias reclaman un contrato conyugal sancionado y garantizado por la sociedad; contrato que instaura un estado de vida de capital importancia tanto para la unión exclusiva del hombre y de la mujer como para el bien de su familia y de la comunidad humana. A la verdad, las relaciones sexuales prematrimoniales excluyen las más de las veces la prole; y lo que se presenta como un amor conyugal no podrá desplegarse, como debería indefectiblemente, en un amor paternal y maternal; o, si eventualmente se despliega, lo hará con detrimento de los hijos, que se verán privados de la convivencia estable en la que puedan desarrollarse, como conviene, y encontrar el camino y los medios necesarios para integrarse en la sociedad.

Por tanto, el consentimiento de las personas que quieren unirse en matrimonio tiene que ser manifestado exteriormente y de manera válida ante la sociedad. En cuanto a los fieles, es menester que, para la instauración de la sociedad conyugal, expresen según las leyes de la Iglesia su consentimiento, lo cual hará de su matrimonio un sacramento de Cristo.

8. La homosexualidad

En nuestros días, fundándose en observaciones de orden psicológico, han llegado algunos a juzgar con indulgencia, e incluso a excusar completamente, las relaciones entre ciertas personas del mismo sexo, en contraste con la doctrina constante del Magisterio y con el sentido moral del pueblo cristiano.

Se hace una distinción, que no parece infundada, entre los homosexuales cuya tendencia, proviniendo de una educación falsa, de falta de normal evolución sexual, de hábito contraído, de malos ejemplos y de otras causas análogas, es transitoria o a lo menos no incurable, y aquellos otros homosexuales que son irremediablemente tales por una especie de instinto innato o de constitución patológica que se tiene por incurable.

Ahora bien, en cuanto a los sujetos de esta segunda categoría, piensan algunos que su tendencia es natural hasta tal punto que debe ser considerada en ellos como justificativa de relaciones homosexuales en una sincera comunión de vida y amor análoga al matrimonio, mientras se sientan incapaces de soportar una vida solitaria.

Indudablemente esas personas homosexuales deben ser acogidas, en la acción pastoral, con comprensión y deben ser sostenidas en la esperanza de superar sus dificultades personales y su inadaptación social. También su culpabilidad debe ser juzgada con prudencia. Pero no se puede emplear ningún método pastoral que reconozca una justificación moral a estos actos por considerarlos conformes a la condición de esas personas. Según el orden moral objetivo, las relaciones homosexuales son actos privados de su regla esencial e indispensable. En la Sagrada Escritura están condenados como graves depravaciones e incluso presentados como la triste consecuencia de una repulsa de Dios 18. Este juicio de la Escritura no permite concluir que todos los que padecen de esta anomalía son del todo responsables, personalmente, de sus manifestaciones; pero atestigua que los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados y que no pueden recibir aprobación en ningún caso.

9. La masturbación

Con frecuencia se pone hoy en duda, o se niega expresamente, la doctrina tradicional según la cual la masturbación constituye un grave desorden moral. Se dice que la sicología y la sociología demuestran que se trata de un fenómeno normal de la evolución de la sexualidad, sobre todo en los jóvenes, y que no se da falta real y grave sino en la medida en que el sujeto ceda deliberadamente a una autosatisfacción cerrada en sí misma (ipsación); entonces sí que el acto es radicalmente contrario a la unión amorosa entre personas de sexo diferente, siendo tal unión, a juicio de algunos, el objetivo principal del uso de la facultad sexual.

Tal opinión contradice la doctrina y la práctica pastoral de la Iglesia católica. Sea lo que fuere de ciertos argumentos de orden biológico o filosófico de que se sirvieron a veces los teólogos, tanto el Magisterio de la Iglesia, de acuerdo con una tradición constante, como el sentido moral de los fieles, han afirmado sin ninguna duda que la masturbación es un acto intrínseca y gravemente desordenado 19. La razón principal es que el uso deliberado de la facultad sexual fuera de las relaciones conyugales normales contradice esencialmente a su finalidad, sea cual fuere el motivo que lo determine. Le falta, en efecto, la relación sexual requerida por el orden moral; aquella relación que realiza el sentido íntegro de la mutua entrega y de la procreación humana en el contexto de un amor verdadero20. A esta relación regular se le debe reservar toda actuación deliberada de la sexualidad. Aunque no se puede asegurar que la Sagrada Escritura reprueba este pecado bajo una denominación particular del mismo, la tradición de la Iglesia ha entendido, con justo motivo, que está condenado en el Nuevo Testamento cuando en él se habla de «impureza», de «lascivia» o de otros vicios contrarios a la castidad y a la continencia.

Las encuestas sociológicas pueden indicar la frecuencia de este desorden según los lugares, la población o las circunstancias que tomen en consideración. Pero entonces se constatan hechos. Y los hechos no constituyen un criterio que permita juzgar del valor moral de los actos humanos21. La frecuencia del fenómeno en cuestión ha de ponerse indudablemente en relación con la debilidad innata del hombre a consecuencia del pecado original; pero también con la pérdida del sentido de Dios, con la depravación de las costumbres engendrada por la comercialización del vicio, con la licencia desenfrenada de tantos espectáculos y publicaciones; así como también con el olvido del pudor, custodio de la castidad.

La sicología moderna ofrece diversos datos válidos y útiles en tema de masturbación para formular un juicio equitativo sobre la responsabilidad moral y para orientar la acción pastoral. Ayuda a ver cómo la inmadurez de la adolescencia, que a veces puede prolongarse más allá de esa edad, el desequilibrio psíquico o el hábito contraído pueden influir sobre la conducta, atenuando el carácter deliberado del acto, y hacer que no haya siempre falta subjetivamente grave. Sin embargo, no se puede presumir como regla general la ausencia de responsabilidad grave. Eso sería desconocer la capacidad moral de las personas.

En el ministerio pastoral deberá tomarse en cuenta, en orden a formar un juicio adecuado en los casos concretos, el comportamiento de las personas en su totalidad; no sólo en cuanto a la práctica de la caridad y de la justicia, sino también en cuanto al cuidado en observar el precepto particular de la castidad. Se deberá considerar en concreto si se emplean los medios necesarios, naturales y sobrenaturales, que la ascética cristiana recomienda en su experiencia constante para dominar las pasiones y para hacer progresar la virtud.

10. Pecado grave y opción fundamental

El respeto de la ley moral en el campo de la sexualidad, así como la práctica de la castidad, no se ven poco comprometidos, sobre todo en los cristianos menos fervorosos, por la tendencia actual a reducir hasta el extremo, al menos en la existencia concreta de los hombres, la realidad del pecado grave; si no es que se llega a negarla.

Algunos llegan a afirmar que el pecado mortal que separa de Dios sólo se verifica en el rechazo directo y formal de la llamada de Dios, o en el egoísmo que se cierra al amor del prójimo completa y deliberadamente. Sólo entonces tendría lugar una opción fundamental, es decir, una de aquellas decisiones que comprometen totalmente una persona, y que serían necesarias para constituir un pecado mortal. Por ella tomaría o ratificaría el hombre, desde el centro de su personalidad, una actitud radical en relación con Dios o con los hombres. Por el contrario, las acciones que llaman periféricas (en las que niegan que se dé por lo regular una elección decisiva), no llegarían a cambiar una opción fundamental. Y tanto menos, cuanto que, según se observa, con frecuencia proceden de los hábitos contraídos. De esta suerte, esas acciones pueden debilitar las opciones fundamentales, pero no hasta el punto de poderlas cambiar por completo. Ahora bien, según esos autores, un cambio de opción fundamental respecto de Dios ocurre más difícilmente en el campo de la actividad sexual donde, en general, el hombre no quebranta el orden moral de manera plenamente deliberada y responsable, sino más bien bajo la influencia de su pasión, de su debilidad, de su inmadurez; incluso, a veces, de la ilusión que se hace de demostrar así su amor por el prójimo. A todo lo cual se añade con frecuencia la presión del ambiente social.

Sin duda que la opción fundamental es la que define en último término la condición moral de una persona. Pero una opción fundamental puede ser cambiada totalmente por actos particulares, sobre todo cuando éstos hayan sido preparados, como sucede frecuentemente, con actos anteriores más superficiales. En todo caso, no es verdad que actos singulares no son suficientes para constituir un pecado mortal.

Según la doctrina de la Iglesia, el pecado mortal que se opone a Dios no consiste en la sola resistencia formal y directa al precepto de la caridad; se da también en aquella oposición al amor auténtico que esté incluida en toda transgresión deliberada, en materia grave, de cualquiera de las leyes morales.

El mismo Jesucristo indicó el doble mandamiento del amor como fundamento de la vida moral. Pero de ese mandamiento depende toda la ley y los profetas 22; incluye, por consiguiente, todos los demás preceptos particulares. De hecho, al joven rico que le preguntaba: «¿qué de bueno haré yo para obtener la vida eterna?», Jesús le respondió: «Si quieres entrar en la vida eterna, guarda los mandamientos…: no matarás, no adulterarás, no hurtarás, no levantarás falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre y ama al prójimo como a ti mismo»23.

Por lo tanto, el hombre peca mortalmente no sólo cuando su acción procede de menosprecio directo del amor de Dios y del prójimo, sino también cuando consciente y libremente elige un objeto gravemente desordenado, sea cual fuere el motivo de su elección. En ella está incluido, en efecto, según queda dicho, el menosprecio del mandamiento divino; el hombre se aparta de Dios y pierde la caridad. Ahora bien, según la tradición cristiana y la doctrina de la Iglesia, y como también lo reconoce la recta razón, el orden moral de la sexualidad comporta para la vida humana valores tan elevados, que toda violación directa de este orden es objetivamente grave 24.

Es verdad que en las faltas de orden sexual, vista su condición especial y sus causas, sucede más fácilmente que no se les de un consentimiento plenamente libre; y eso invita a proceder con cautela en todo juicio sobre el grado de responsabilidad subjetiva de las mismas. Es el caso de recordar en particular aquellas palabras de la Sagrada Escritura: «El hombre mira las apariencias, pero Dios mira el corazón» 25. Sin embargo, recomendar esa prudencia en el juicio sobre la gravedad subjetiva de un acto pecaminoso particular no significa en modo alguno sostener que en materia sexual no se cometen pecados mortales.

Los Pastores deben, pues, dar prueba de paciencia y de bondad; pero no les está permitido ni hacer vanos los mandamientos de Dios, ni reducir desmedidamente la responsabilidad de las personas: «No menoscabar en nada la saludable doctrina de Cristo es una forma de caridad eminente hacia las almas. Pero esto debe ir acompañado siempre de la paciencia y de la bondad de que el mismo Señor dio ejemplo en su trato con los hombres. Venido no para juzgar, sino para salvar, El fue ciertamente intransigente con el mal, pero misericordioso con las personas» 26.

11. La virtud de la castidad

Como se ha dicho más arriba, la presente Declaración se propone llamar la atención de los fieles, en las circunstancias actuales, sobre ciertos errores y desórdenes morales de los que deben guardarse. Pero la virtud de la castidad no se limita a evitar las faltas indicadas. Tiene también otras exigencias positivas y más elevadas. Es una virtud que marca toda la personalidad en su comportamiento, tanto interior como exterior.

Ella debe calificar a las personas según los diferentes estados de vida a unas, en la virginidad o en el celibato consagrado, manera eminente de dedicarse más fácilmente a Dios sólo con corazón indiviso27; a otras, de la manera que determina para ellas la ley moral, según sean casadas o celibatarias. Pero en ningún estado de vida se puede reducir la castidad a una actitud exterior. Ella debe hacer puro el corazón del hombre, según la palabra de Cristo: «Habéis oído que fue dicho: no adulterarás. Pero yo os digo que todo el que mira a una mujer deseándola, ya adulteró con ella en su corazón» 28.

La castidad está incluida en aquella «continencia» que san Pablo menciona entre los dones del Espíritu Santo, mientras condena la lujuria como un vicio especialmente indigno del cristiano, que excluye del reino de los cielos 29. «La voluntad de Dios es vuestra santificación: que os abstengáis de la fornicación; que cada uno sepa tener a su mujer en santidad y honor, no con afecto libidinoso, como los gentiles que no conocen a Dios; que nadie se atreva a ofender a su hermano… Que no nos llamó Dios a la impureza, sino a la santidad. Por tanto, quien estos preceptos desprecia, no desprecia al hombre sino a Dios, que os dio su Espíritu Santo» 30. «Cuanto a la fornicación y cualquier género de impureza o avaricia, que ni siquiera pueda decirse que lo hay entre vosotros, como conviene a santos… Porque habéis de saber que ningún fornicario, o impuro, o avaro, que es adorador de ídolos, tendrá parte en la heredad del reino de Cristo y de Dios. Que nadie os engañe con palabras de mentira, pues por éstos viene la cólera de Dios sobre los hijos de la rebeldía. No tengáis parte con ellos. Fuisteis algún tiempo tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor; andad, pues, como hijos de la luz»31.

El Apóstol precisa, además, la razón propiamente cristiana de la castidad, cuando condena el pecado de fornicación no solamente en la medida en que perjudica al prójimo o al orden social, sino porque el fornicario ofende a quien lo ha rescatado con su sangre, a Cristo, del cual es miembro, y al Espíritu Santo, de quien es templo: «¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo?… Cualquier pecado que cometa un hombre, fuera de su cuerpo queda; pero el que fornica, peca contra su propio cuerpo. O ¿no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros y habéis recibido de Dios, y que, por tanto, no os pertenecéis? Habéis sido comprados a precio. Glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo» 32.

Cuanto más comprendan los fieles la excelencia de la castidad y su función necesaria en la vida de los hombres y de las mujeres, tanto mejor percibirán, por una especie de instinto espiritual, lo que ella exige y aconseja; y mejor sabrán también aceptar y cumplir, dóciles a la doctrina de la Iglesia, lo que la recta conciencia les dicte en los casos concretos.

12. Las exigencias de la vida cristiana

El Apóstol San Pablo describe en términos patéticos el doloroso conflicto que existe en el interior del hombre esclavo del pecado entre la ley de su mente y la ley de la carne en sus miembros, que le tiene cautivo 33. Pero el hombre puede lograr la liberación de su «cuerpo de muerte» por la gracia de Jesucristo 34. De esta gracia gozan los hombres que ella misma ha justificado, aquellos que la ley del espíritu de vida en Cristo libró de la ley del pecado y de la muerte 35. Por ello les conjura el Apóstol: «Que ya no reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, sometido a sus concupiscencias» 36.

Esta liberación, aunque da aptitud para servir a una vida nueva, no suprime la concupiscencia que proviene del pecado original ni las incitaciones al mal de un mundo «en que todo está bajo el maligno» 37. Por ello anima el Apóstol a los fieles a superar las tentaciones mediante la fuerza de Dios 38, y a «resistir a las insidias del diablo» 39 por la fe, la oración vigilante40 y una austeridad de vida que someta el cuerpo al servicio del Espíritu 41.

El vivir la vida cristiana siguiendo las huellas de Cristo exige que cada cual «se niegue a sí mismo, y tome cada día su cruz» 42 sostenido por la esperanza de la recompensa: «Que si padecemos con Él, también con Él viviremos; si sufrimos con Él, con Él reinaremos» 43.

En la línea de estas invitaciones apremiantes hoy también, y más que nunca, deben emplear los fieles los medios que la Iglesia ha recomendado siempre para mantener una vida casta: disciplina de los sentidos y de la mente, prudencia atenta a evitar las ocasiones de caídas, guarda del pudor, moderación en las diversiones, ocupación sana, recurso frecuente a la oración y a los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía.

Los jóvenes, sobre todo, deben empeñarse en fomentar su devoción a la Inmaculada Madre de Dios y proponerse como modelo la vida de los santos y de aquellos otros fieles cristianos, particularmente jóvenes, que se señalaron en la práctica de la castidad.

En particular es importante que todos tengan un elevado concepto de la virtud de la castidad, de su belleza y de su fuerza de irradiación. Es una virtud que hace honor al ser humano y que le capacita para un amor verdadero, desinteresado, generoso y respetuoso de los demás.

13. Deberes de los obispos, de los teólogos, de los sacerdotes, de los padres de familia, de los que operan en los medios de comunicación social. Responsabilidad de todos.

Corresponde a los obispos enseñar a los fieles la doctrina moral que se refiere a la sexualidad, cualesquiera que sean las dificultades que el cumplimiento de este deber encuentre en las ideas y en las costumbres que hoy se hallan extendidas. Esta doctrina tradicional debe ser profundizada, expresada de manera apta para esclarecer las conciencias de cara a las nuevas situaciones creadas, enriquecida con el discernimiento de lo que de verdadero y útil se puede decir sobre el sentido y el valor de la sexualidad humana. Pero los principios y las normas de vida moral reafirmadas en la presente Declaración se deben mantener y enseñar fielmente. Se tratará en particular de hacer comprender a los fieles que la Iglesia los conserva no como inveteradas tradiciones que se mantienen supersticiosamente (tabús), ni en virtud de prejuicios maniqueos, según se repite con frecuencia, sino porque sabe con certeza que corresponden al orden divino de la creación y al espíritu de Cristo; y, por consiguiente, también a la dignidad humana.

Misión de los obispos es, asimismo, la de velar para que en las facultades de teología y en los seminarios sea expuesta una doctrina sana a la luz de la fe y bajo la dirección del Magisterio de la Iglesia. Deben igualmente cuidar de que los confesores iluminen las conciencias, y de que la enseñanza catequética se dé en perfecta fidelidad a la doctrina católica.

A los obispos, a los sacerdotes y a sus colaboradores corresponde poner en guardia a los fieles contra las opiniones erróneas frecuentemente propuestas en libros, revistas y conferencias públicas.

Los padres en primer lugar, pero también los educadores de la juventud, se esforzarán por conducir a sus hijos y alumnos a la madurez sicológica, afectiva y moral por medio de una educación integral. Para ello les impartirán una información prudente y adaptada a su edad, y formarán asiduamente su voluntad para las costumbres cristianas; no sólo con los consejos, sino sobre todo con el ejemplo de su propia vida, mediante la ayuda de Dios que les obtendrá la oración. Tendrán también cuidado de protegerlos de tantos peligros que los jóvenes no llegan a sospechar.

Los artistas, los escritores y cuantos disponen de los medios de comunicación social deben ejercitar su profesión de acuerdo con su fe cristiana, conscientes de la enorme influencia que pueden ejercitar. Tendrán presente que «todos deben respetar la primacía absoluta del orden moral objetivo» 44, y que no se puede dar preferencia sobre él a ningún pretendido objetivo estético, ventaja material o resultado satisfactorio. Ya se trate de creación artística o literaria, ya de espectáculos o de informaciones, cada cual en su campo debe dar prueba de tacto, de discreción, de moderación y de justo sentido de los valores. De esta suerte, lejos de añadir favor a la licencia creciente de las costumbres, contribuirán a frenarla e incluso a sanear el clima moral de la sociedad.

Por su parte, todo el laicado fiel, en virtud de su derecho y de su deber de apostolado, tomará en serio el trabajar en el mismo sentido.

Finalmente, conviene recordar a todos que el Concilio Vaticano II «declara que los niños y los adolescentes tienen derecho a que se les estimule a apreciar con recta conciencia los valores morales y a prestarles su adhesión personal y también a que se les estimule a conocer y amar más a Dios. Ruega, pues, encarecidamente, a todos los que gobiernan los pueblos, o están al frente de la educación, que procuren que nunca se vea privada la juventud de este sagrado derecho» 45.

Su Santidad, Pablo VI por la divina Providencia, en audiencia concedida al infrascrito Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el 7 de noviembre de 1975, aprobó esta Declaración acerca de la ética sexual, la confirmó y ordenó que se publicara.

Dado en Roma, en la sede de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, el 29 de diciembre de 1975.

Cardenal Franjo SEPER, Prefecto

Jerôme HAMER, arzobispo titular de Lorium, Secretario.

Notas

1. Cf. Concilio Vaticano II, Constitución sobre la Iglesia en el mundo contemporáneo «Gaudium et Spes,» 47 AAS 58 (1966), p. 1067.

2. Cf. Constitución Apostólica «Regimini Ecclesiae Universae,» 29 (15 Ago 1967) AAS 89 (1967), p. 1067.

3. «Gaudium et Spes,» 16 AAS 58 (1966), p. 1037.

4. Jn 8:12.

5. Concilio Vaticano II, Declaración «Dignitatis Humanae,» 3 AAS 58 (1966), p. 931.

6. I Tim 3:15

7. «Dignitatis Humanae,» 14 AAS 58 (1966), p. 940; cf Pio XI, Encíclica «Casti Connubii,» Dec 31st, 1930 AAS 22 (1930), pp 579-580; Pio XII, alocución de 2 de noviembre de 1954 AAS 46 (1954), pp 671-672; Juan XXIII, Encíclica «Mater et Magistra,» 15 de mayo de 1961 AAS 53 (1961), p. 457; Pablo VI, Encíclica «Humanae Vitae,» 4, 25 de julio de 1968 AAS 60 (1968) p. 483.

8. Cf. Concilio Vaticano II, Declaración «Gravissimum Educationis,» 1, 8: AAS 58 (1966), pp. 729-730; 734-736 «Gaudium et Spes,» 29, 60, 67 AAS 58 (1966), pp. 1048 1049, 1080-1081, 1088-1089.

9. «Gaudium et Spes,» 51 AAS 58 (1966), pp. 1072.

10. Ibid; cf también 49 loc cit, pp. 1069-1070.

11. Ibid, 49, 50 loc cit, pp. 1069-1072.

12. La presente Declaración no profundiza en las normas relativas a la vida sexual dentro del matrimonio; estas normas han sido claramente enseñadas en las Encíclicas «Casti Connubii» y «Humanae Vitae.»

13. Cf. Mt 19:4-6.

14. I Cor 7:9.

15. Cf. Eph 5:25-32.

16. Las relaciones sexuales extramatrimoniales se encuentran formalmente condenadas en I Cor 5:1; 6:9; 7:2; 10:8 Eph. 5:5; I Tim 1:10; Heb 13:4; y con razones explícitas en I Cor 6:12-20.

17. Cf. Inocencio IV, carta «Sub catholica professione,» 6 de marzo de 1254, DS 835; Pio II, «Propos damn in Ep Cum sicut accepimus.» 13 de noviembre de 1459, DS 1367; decretos del Santo Oficio de 24 de septiembre de 1665, DS 2045; 2 de marzo de 1679, DS 2148; Pio XI, Encíclica «Casti Connubii,» 31 de diciembre de 1930 AAS 22 (1930), pp. 558 559.

18. Rom 1:24-27 «Por eso Dios los entregó a las apetencias de su corazón hasta una impureza tal que deshonraron entre sí sus cuerpos; a ellos que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, y adoraron y sirvieron a la criatura en vez del Creador, que es bendito por los siglos. Amén. Por eso los entregó Dios a pasiones infames; pues sus mujeres invirtieron las relaciones naturales por otras contra la naturaleza; igualmente los hombres, abandonando el uso natural de la mujer, se abrasaron en deseos los unos por los otros, cometiendo la infamia de hombre con hombre, recibiendo en sí mismos el pago merecido de su extravío.» Véase también lo que San Pablo dice de «masculorum concubitores» en I Cor 6:10; I Tim 1:10.

19. Cf. León IX, carta «Ad splendidum nitentis,» en el año 1054 DS 687-688; decreto del Santo Oficio, de 2 de marzo de 1679: DS 2149; Pio XII, «Alocución,» 18 de octubre de 1953 AAS 45 (1953), pp. 677-678; 19 de mayo de 1956 AAS 48 (1956), pp. 472-473.

20. «Gaudium et Spes,» 51 AAS 58 (1966), p. 1072.

21. «. . . aunque las investigaciones sociológicas son útiles para conocer mejor la mentalidad del ambiente, las preocupaciones y las necesidades de aquellos a quienes anunciamos la palabra de Dios, así como la resistencia que le opone la razón humana en la edad moderna, con la idea ampliamente difundida de que no existiría, fuera de la ciencia, ninguna forma legítima de saber, las conclusiones de tales encuestas no podrían constituir por sí mismas un criterio determinante de la verdad.» Pablo VI, Exhortación apostólica «Quinque iam anni.» 8 de diciembre de 1970, AAS 63 (1971), p. 102.

22. Mt 22:38, 40.

23. Mt 19:16-19.

24. Cf. notas 17 y 19 anteriores; Decreto del Santo Oficio, 18 de marzo de 1666, DS 2060; Pablo VI, Encíclica «Humanae Vitae,» 13, 14 AAS 60 (1968), pp. 489-496.

25. Sam 16:7.

26. Paul VI, Encíclica «Humanae Vitae,» 29 AAS 60 (1968), p. 501.

27. Cf. I Cor 7:7, 34; Concilio de Trento, Sesión XXIV, can 10 DS 1810; Concilio Vaticano II, Constitución «Lumen Gentium,» 42 43, 44 AAS 57 (1965), pp. 47-51; Sínodo de Obispos, «De Sacerdotio Ministeriali,» parte II, 4, b: AAS 63 (1971), pp. 915-916.

28. Mt 5:28.

29. Cf. Gal 5:19-23; I Cor 6:9-11.

30. I Thes 4:3-8; cf. Col 3:5-7; I Tim 1:10.

31. Eph 5:3-8; cf. 4:18-19.

32. I Cor 6:15, 18-20.

33. Cf. Rom 7:23.

34. Cf. Rom 7:24-25.

35. Cf. Rom 8:2.

36. Rom 6:12.

37. I Jn 5:19.

38. Cf. I Cor 10:13.

39. Eph 6:11.

40. Cf Eph 6:16, 18.

41. Cf I Cor 9:27.

42. Lc 9:23.

43. II Tim 2:11-12.

44. Concilio Vaticano II, Decreto «Inter Mirifica,» 6 AAS 56 (1964), p. 147.

45. «Gravissimum Educationis,» 1: AAS 58 (1966), p. 730

El mito de la superpoblación

EL MITO DE LA SUPERPOBLACION

¿Una «Bomba» Poblacional?

Los Maltusianos y ecologistas nos han vendido el control de población como algo necesario y urgente… nos han hecho creer que somos demasiados en el mundo y que los países, especialmente los más pobres, deben imponer drásticas políticas de reducción de la tasa de natalidad, o muy pronto, todos moriremos por falta de recursos o porque, siendo demasiados, contaminaremos nuestro planetas hasta hacerlo insostenible.

A no pocos católicos les han «vendido» la historia de que somos muchos y de que la Iglesia es «retrógrada» por oponerse al control de la natalidad. Algunos, incluso han terminado diciendo «soy católico… pero estoy de acuerdo con el control de la natalidad».

Pero ¡Alto!

¿Realmente es necesario el control de la natalidad?

¿Nos estamos quedando sin alimentos?

¿Nos estamos quedando sin espacio?

¿Las naciones pobres son pobres porque tienen mucha gente?

Aquí tenemos algunas respuestas a los mitos de la superpoblación

El Nacimiento de un Mito

El Mito del control poblacional no surgió de la nada ni tampoco es una idea moderna basada en datos científicos. Es un mito creado por el economista inglés Robert Thomas Malthus (1766-1834). Malthus aplicaba un aumento aritmético a las subsistencias y uno geométrico a la población, adoptando para sus proyecciones periodos de 25 años cada uno. Malthus aplicó esta hipótesis a su nativa Inglaterra: Así, en los primeros 25 años, población y abastecimiento resultan iguales, porque ambos se doblan. En el siguiente periodo la población llegaría a los 28 millones pero con un abastecimiento adecuado sólo para 21 millones. Al término del cuarto periodo (que Malthus señala como 1898), la población llegaría a 112 millones, en tanto los abastecimientos alcanzarían tan sólo para 35, quedando 77 millones de seres totalmente privados de alimentos.
¿Y que pasó? Bueno… cualquiera sabe que el país de Malthus -no uno sino casi dos siglos después- cuenta con poco menos de 58 millones de habitantes y supera en 32 puntos el nivel mínimo de necesidades calóricas per capita.

La ley de Malthus y su cálculo, simplemente carecen de respaldo en los hechos; constituyen un error intelectual, típico del cientismo del siglo XIX: atribuir a los hechos sociales complejos las características de la materia física y de variables y elementos de número manejables.

Todo no pasaría de la anécdota si no fuera porque muchos y poderosos personajes hacen que el cálculo maltusiano siga teniendo vigencia y que se invoque para justificar las políticas coercitivas y la cuantiosa inversión publicitaria hecha con recursos públicos.

Desmintiendo Mito por Mito

«Se acaban los recursos»

Instituciones como la Conferencia de las Naciones Unidas para la Conservación de los Recursos llegó ha predecir que para 1975 -es decir, muchos años atrás – se habrían agotado las reservas de plomo, cromo, zinc y cobre del mundo.

Los alimentos y otros recursos naturales, para 1980, no alcanzarían para satisfacer las demandas del mundo entero y el poco que quedaría se vendería a precios exorbitantes.

La Verdad:

– El precio de todos los metales y minerales, incluyendo el petróleo, han registrado un decrecimiento sostenido. Los metales no sólo no escacean, sino que hoy se venden más baratos que en 1968 o 1975. En el CUADRO 1 puede observarse cómo las reservas de los principales productos minerales en 1970 se habían incrementado y bajado de precio respecto de 1950.

CUADRO 1

– Más población es alimentada en el mundo actualmente que hace 20 años y los alimentos, en general bajan de precio. ¿La razón? que la tierra cultivable por habitante, en vez de reducirse se ha incrementado en los últimos años, incluso en aquellas naciones que pueden considerarse «superpobladas», tal como puede observarse en el CUADRO 2. ¿Cuál es la razón? el empleo de mayor y mejor tecnología en el mundo agropecuario ha mejorado la producción de productos agrícolas y de crianza. Está demostrado que el hambre no es producto de la falta de alimentos o el exceso de población, sino de pésimas políticas gubernamentales o la injusta distribución de la riqueza. En efecto, el alimento que se arroja al mar en Europa para mantener precios competitivos en el mercado podría dar de comer a dos tercios de la población hambrienta del mundo.

CUADRO 2

– Julián L. Simón y Hernan Kahn,autores del libro The Resourceful Earth, sostienen que la reducción del precio y el incremento de los recursos básicos se debe a que «los mecanismos usados por el hombre, que nos conducen a la noción del límite, no son aplicables a los recursos. Deberíamos pensar, más bien, en eso que hemos llamado la mentalización del trabajo (es decir la aplicación de la mente humana en la tarea de multiplicar las subsistencias al ritmo de las necesidades) para explicarnos por qué, cada cierto tiempo regular, superamos los límites que anteriormente parecían infranqueables». En otras palabras, cuando los recursos parecen acabarse, la inteligencia humana encuentra nuevos medios para sobreponerse a la escasez.

«Aunque hayan recursos, nos estamos quedando sin espacio físico porque somos muchos»

La Verdad

La realidad es que la tierra está subpoblada y con una población distribuida de manera irregular. Un dato fundamental: Si se juntara toda la población del mundo en una ciudad como Nueva York, es decir, con una razonable zona industrial, áreas verdes, oficinas y residencias, la ciudad con toda la población del mundo entraría completa en el estado norteamericano de Texas y se alimentaría con un terreno cultivado equivalente a la India. ¡El resto del planeta estaría totalmente vacío!

Por otro lado, las regiones más pobladas no son las más pobres: la densidad poblacional del mundo se encuentra en zonas como Hong Kong, Taipei, Tokio y Manhattan, todas ellas con niveles de vida altamente superiores al standard. Lo curioso es que estas ciudades no decrecen justamente porque la gente no quiere irse, sino más bien mudarse allí. La razón: la concentración de población concentra también servicios y, por tanto, incrementa el bienestar. El caso caótico de otras ciudades como Calcuta se debe más a un problema de administración y organización que a la mucha población.

«Los países pobres son pobres porque tienen demasiada población»

La Verdad

No hay vinculación entre pobreza y población, contra lo que sostiene el mito malthusiano. El especialista de la Unión Internacional para el Estudio Científico de la Población, Ronald D. Lee sostiene que «docenas de estudios, comenzando por el de Kuznets (1967) han establecido la no asociación entre la tasa de crecimiento de la población y el crecimiento de la tasa de ingreso per capita».

El CUADRO 3 a continuación es el fruto de una larga investigación realizada en varios países con el fin de establecer la relación entre el crecimiento poblacional y el Producto Nacional Bruto (PNB) -el índice que habla de la riqueza o pobreza de una nación-. En el cuadro pueden verse puntos distribuídos desordenadamente en un campo. ¿Qué significa esto? Que no ha sido posible demostrar la existencia de un patrón que relacione más población con menos riqueza o menos población con más riqueza: algunos países empobrecían con el crecimiento poblacional, otros se enriquecían. La riqueza o pobreza, por tanto, depende de otros factores no relacionados con el de la población.

CUADRO 3

Finalmente, la no relación entre población y riqueza de una nación es demostrable empíricamente, mirando un mapa: naciones «superpobladas» como Taiwan, Japón, Corea, tienen una densidad poblacional entre 150 y 200 veces mayor que la de Somalia, y el ingreso per cápita es entre 200 y 500 veces superior.

 

«Las naciones pobres necesitan reducir su población por lo menos temporalmente para salir del subdesarrollo porque ‘una torta se reparte mejor entre menos invitados a la mesa’ »

La Verdad

Este argumento ha sido uno de los más seductores para las naciones subdesarrolladas, especialmente en América Latina. Sin embargo, las estadísticas demuestran que, áun si fuera necesario controlar la población, esto es imposible. Los casos de Inglaterra, Suecia, Estados Unidos y China demuestran dos cosas: que la conducta reproductiva de los seres humanos no es controlable ni siquiera por medios represivos, y que las variables que operan son absolutamente imprevisibles. China es ejemplo de lo primero: a pesar de las amenazas de castigos, la población sigue creciendo a un ritmo razonable, digamos «autorregulado». De lo segundo son las proyecciones de Suecia en 1935, cuando la población era de 5.1 millones, se pensaba que la población llegaría a 6.1 millones en 1990. Suecia llegó a los 8.3 millones. Con Inglaterra pasó exactamente lo contrario: las proyecciones auspiciaban un crecimiento poblacional del 30 por ciento en 20 años, cuando la población creció en apenas 5%, poniendo en peligro la tasa de reposición generacional.

Pero la realidad es que no es necesario controlar la población. Todo país necesita una tasa de reposición mínima de entre el 2.2% y el 2.3% de crecimiento poblacional con el fin de evitar que la población anciana sea superior a la población joven. Una tasa de reposición mayor al 2.3% no implica ningún problema, pero sí lo contrario: un número menor de jóvenes estará manteniendo a una población cada vez mayor de ancianos: lo que ya está sucediendo en Europa y para lo cual se están dictando paradójicas leyes para promover la natalidad «hacia dentro»… con la misma pasión con que promueven el antinatalismo para los países pobres. Si las proyecciones son correctas, en América Latina, la actual tasa de crecimiento poblacional, proyectada al año 2025, nos llevará a tener una proporción jóvenes-ancianos equilibrada y bien distribuida, tal como puede apreciarse en el CUADRO 4, donde se compara el árbol poblacional de 1980 con el proyectado para el futuro.

La conclusión de dicho gráfico es que actualmente América Latina NO necesita reducir en nada su tasa poblacional, de lo contrario estaría hipotecando su futuro.

CUADRO 4

Recopilación resumida basada en el artículo aparecido en ACI Prensa 2007

 

Apuesta por la educación diferenciada

Escuelas públicas masculinas en USA: apostar por la educación diferenciada.
El fracaso escolar de los chicos se ha convertido en uno de los debates estrella en los foros académicos de Estados Unidos. Para resolver este problema, cada vez hay más voces que reclaman fórmulas de enseñanza diferenciada por sexos. La profesora María Calvo Charro explica esta tendencia en el último suplemento de la European Association Single-Sex Education (diciembre 2009)
Fuente: Suplemento EASSE
Fecha: 31 Diciembre 2009

Numerosos estudios muestran que el fracaso escolar se está cebando con los niños. Mientras que en Europa todavía hay mucha gente reacia a admitir esta realidad, en Estados Unidos la “crisis de los chicos” está siendo objeto de una profunda investigación científica. Entre otros, destacan los trabajos de Michael Gurian: A Fine Young Man, The Wonder of Boys y The Purpose of Boys.

Tras analizar muchos de estos estudios, María Calvo Charro llega a la conclusión de que el fracaso escolar de los chicos se debe en buena medida a que los métodos docentes se aplican por igual a niños y niñas, sin atender a las necesidades específicas de cada sexo.

Esta pretendida neutralidad ha inclinado la balanza a favor de las chicas: “Los estilos de aprendizaje, las formas de comportamiento, de afectividad y de socialización han experimentado una evidente feminización o adaptación a los gustos, habilidades y preferencias de las mujeres”.

Según Calvo, el predominio de lo femenino provoca frustración y desánimo en los chicos: “Se les obliga a comportarse como niñas y se les intenta convencer de que son iguales a ellas, mientras ellos perciben que se quedan atrás en clase”.

El problema se agrava ante la falta de modelos masculinos de referencia. Si en la familia es la madre sobre todo quien educa a los hijos, en la escuela la docencia está cada vez más feminizada: hoy casi el 90% de los profesores de las escuelas americanas son mujeres.

“Después de los años noventa se ha comprobado que un motivo clave en el fracaso escolar de los chicos y en sus problemas de comportamientos es la ausencia de modelos con los que identificarse en aquellas familias sin padres, monoparentales o en las que los progenitores están constantemente fuera del hogar y desvinculados de la educación de sus hijos”.

Soluciones diferenciadas

A diferencia de lo que ocurre en buena parte de Europa, donde la educación mixta sigue siendo un dogma indiscutido, en Estados Unidos está surgiendo un clima de opinión favorable a la enseñanza diferenciada. A finales de 2006, el Departamento de Educación autorizó la creación de centros públicos especializados por sexos. Ahora hay más de 500 escuelas públicas con educación diferenciada repartidas por todo el país.

La idea que inspira a estos centros es que los métodos pedagógicos deben ser distintos para cada sexo, aunque las metas y los objetivos sean los mismos. “Diversos estudios demuestran que los chicos necesitan autoridad, disciplina, emociones fuertes, que se les planteen retos, tensión, confrontación, competición; factores que se han extirpado en general del sistema escolar”.

Una de las iniciativas de mayor éxito ha sido la apertura de colegios públicos masculinos, donde la mayoría de los docentes son varones. Los profesores, dice Calvo, saben cómo encauzar la energía masculina y su constante necesidad de movimiento; descubren en los impulsos de los chicos “una oportunidad para aprender, en lugar de interpretarlo como un mal comportamiento que debe ser anulado”.

En Washington D.C., donde los chicos suspenden tres veces más que las niñas en primaria, se ha puesto en marcha Septima Clark. Se trata de una escuela pública “diseñada expresamente para ayudar a los niños a superar la crisis educativa en la que se encuentran inmersos y hacer posible que lleguen a ser lo que quieren ser”.

Otro ejemplo que cita la profesora Calvo es el East Rochester Elementary School. “El director Jean-Claude Brizard es consciente de que la capacidad de comprensión lectora es un indicador de éxito escolar, y que los chicos carecen de ella en mucha mayor medida que las niñas de su misma edad”. Por eso, los profesores han comenzado a aplicar técnicas de lectura específicas para niños.

 

La teoría de género

ENTREVISTA TEORÍA DE GÉNERO Y EL PAPEL DE LA IGLESIA?

 

Entrevista a monseñor Tony Anatrella

 

ROMA, lunes 13 de septiembre de 2010 (ZENIT.org) – La teoría del género, que domina hoy en muchas instancias culturales y sociales de Occidente, y que afirma que la identidad sexual del individuo es un constructo social y no una realidad natural, fue uno de los temas centrales de la 15 ª Asamblea General del SCEAM (Simposio de las Conferencias Episcopales de África y Magadascar) en Accra, Ghana.

Sobre esta cuestión, y sobre las enseñanzas respecto a la verdad sobre el ser humano contenida en la encíclica Caritas in Veritate, intervino monseñor Tony Anatrella ante los obispos del continente africano, subrayando la importancia de que la Iglesia hable claro en los foros internacionales.

Monseñor Tony Anatrella es psicoanalista y especialista en psiquiatría social. Consultor del Consejo Pontificio para la Familia y del Consejo Pontificio para la Salud, es también miembro de la Comisión Internacional de Investigación sobre Medjugorje de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y asesora y enseña en París en el IPC y en el Collège des Bernardins.

Fue invitado a dar una conferencia sobre el tema: «La Caritas in Veritate y la teoría de género» a los obispos africanos reunidos en Accra para la plenaria del SCEAM, celebrada del 26 de julio hasta el 2 de agosto de 2010.

Sobre este tema concedió también esta entrevista a ZENIT, que por su densidad y extensión ofrecemos en cuatro partes, entre hoy y el próximo jueves.

 

-¿La encíclica Caritas in veritate aborda realmente los problemas planteados por la teoría de género?

Monseñor Tony Anatrella: La cuestión antropológica es el hilo conductor de la reflexión de la última encíclica del Papa. De hecho, más allá del versante económico de la crisis actual, ésta es también una crisis moral y espiritual sobre el sentido del hombre. La Caritas in veritate tiene la intención de abordar la concepción del hombre que se ha construido a partir de las ciencias humanas en los últimos cincuenta años. El enfoque de éstas que, bajo el disfraz de la ciencia, se presentan como una ideología que sugiere que el hombre es el resultado de la cultura y que se construye con independencia de la naturaleza humana y de las leyes universales inherentes a su condición. La teoría de género es el signo más problemático de las ideas actuales sobre el hombre.

En los países occidentales, nos encontramos precisamente en esta desestabilización antropológica y, por consiguiente moral que desequilibra los vínculos sociales, ya que ataca a la estructura en la que se basa la sociedad. Tiene lugar a través de la desregulación financiera en nombre del liberalismo y la economía de mercado, y de la desregulación antropológica y moral, haciendo creer que las normas se crean únicamente por consenso. Pero no es el debate democrático el que le da valor a una ley, sino en lo que se funda. Así sucede con las leyes que son cuestionables desde una perspectiva antropológica. Su voto no les da necesariamente un valor moral. Es deber de la Iglesia decirlo.

Así, se han instalado un relativismo y un negacionismo de los puntos de referencia de la antropología. ¿Cómo no ver que esto está creando una nueva forma de violencia? Ésta se expresa comenzando por los más jóvenes, que tienen dificultades para acceder a las dimensiones objetivas y simbólicas de la relación con los demás y con la sociedad. Cada uno se instala en el deseo de inventar sus propios códigos, con la voluntad de imponerlos a los demás. Este es el drama y el síntoma de algunas de nuestras ciudades. Ya no estamos en búsqueda de normas trascendentes, de principios de humanidad, en el sentido de que ya no dependen del sujeto, sino del libre albedrío de la interpretación aleatoria. Una antropología con un sentido de desarrollo humano, dice Benedicto XVI, se inscribe en la perspectiva del bien común que da cuenta de la dimensión política y la dimensión religiosa de la existencia.

-¿Acaso no se reprocha a la Iglesia, como en la cuestión de los gitanos rumanos en Francia, de intervenir en el campo político? ¿Está la Iglesia verdaderamente cumpliendo su función?

Monseñor Tony Anatrella: La Iglesia está en su papel y debe intervenir cuando la dignidad humana está en juego. A lo largo de la historia, los gobiernos a veces han tenido dificultades para aceptar sus discursos y tenerlos en cuenta. Muchos obispos y sacerdotes lo han pagado con el precio de sus vidas. Hay una incomprensión por parte de la opinión pública y, a veces, por parte de los responsables políticos sobre el papel de la Iglesia, que no debe ser excluida del debate político cuando recuerda cuestiones para despertar las conciencias.

Cristo no hizo otra cosa en el Evangelio, sino que manifestó la verdad de Dios y reveló la del hombre. Basta con escuchar a los medios para advertir una gran confusión sobre el papel de la Iglesia en cuanto al debate en Francia sobre la cuestión de los gitanos. Para algunos la separación entre Iglesia y Estado haría que la Iglesia no tuviese derecho a intervenir en las cuestiones sociales y políticas. Se trata de un error de perspectiva sobre el significado de la laicidad en Francia. Es el Estado el que es laico y no la sociedad, como recordó en su tiempo el cardenal Jean-Louis Tauran, pues ésta está atravesada por diferentes corrientes de pensamiento.

La Iglesia no tiene que esconderse en la sacristía, como dando a entender a Cristo la orden de que se calle. Tampoco hay que oponer las normas de la Iglesia a las del Estado, como afirmó el ministro de Agricultura, Bruno Le Maire, en el diario La Croix (23 de agosto de 2010). “Hay – dijo – en nuestro país una regla muy importante, que es la separación de Iglesia y Estado (…). La Iglesia tiene sus posturas, dictadas por la moral, por sus propias reglas, nosotros somos los representantes del Estado, estamos aquí para hacer cumplir el imperio de la ley en el territorio». El ministro debería reconsiderar este tipo de clasificación, que está lejos de ser pertinente para pensar en las situaciones humanas para todos los ciudadanos de la ciudad y todas las instituciones, y releer a los clásicos sobre el tema. Al afirmar esto, trata de cerrar autoritariamente el debate, e ignora el verdadero significado de la separación entre uno y otro.

Aunque la Iglesia no tiene por objeto regular la sociedad política, puede hablar, en nombre de su enseñanza social, que ha influido enormemente en la cultura occidental, sobre todos los temas sociales que afectan a la existencia humana. La separación de Iglesia y Estado es la separación del poder religioso y el poder político (en el sentido de gobierno), y no hacer creer que habría dos sistemas de pensamiento opuestos y contradictorios para pensar en el bien común. Las normas políticas serían así extrañas no sólo a las exigencias antropológicas objetivas, sino también a las reglas morales. La creación de la ley civil, como la práctica política, siempre revelan una concepción del hombre que es compatible o incompatible con los principios de la razón. La ley civil no está por encima de las referencias morales.

-¿El discurso de la Iglesia no va contra la razón humana?

Monseñor Tony Anatrella: Por supuesto que no. Muchos discursos ideológicos y políticos tratan de escapar a la evidencia de la razón humana. Aunque el cristianismo produjo su propia racionalidad desde el Evangelio, no está en contradicción con la razón de las cosas cuando piensa en ellas. La relación con Dios, como enseña Cristo, es una cuestión de amor, amor a la verdad. ¿Aman la verdad? El Sumo Pontífice hizo especial hincapié en ello en su encíclica. La Iglesia interviene precisamente en nombre de estos principios de la razón, confrontados por la realidad e iluminados por la revelación cristiana.

El Papa Benedicto XVI lo puso de relieve maravillosamente en su discurso en el Collège des Bernardins durante su viaje apostólico a París y Lourdes (12 de septiembre de 2008). La fe cristiana se apoya en la razón para discernir el significado de la Palabra de Dios y sacar todas sus consecuencias. No es únicamente una cuestión religiosa, sino de saber a partir de qué realidades el hombre se desarrolla en la verdad y la justicia. La Iglesia puede ser entendida igual de bien por los creyentes y por los no creyentes. La Caritas in veritate es así cuando apela al sentido de un desarrollo integral que no reduzca al hombre a un objeto económico (la sociedad comercial no inventó el concepto alienante de “recursos humanos”), al respeto de la dignidad humana, a la igualdad de las personas que no se confunde con el igualitarismo de las situaciones y comportamientos, al sentido del matrimonio y la familia basadas únicamente en la relación estable entre un hombre y una mujer, a una prevención contra el Sida, que no se limite a las medidas sanitarias las cuales, en lugar de apelar a un comportamiento responsable sobre el significado del amor, sugieren que todas las prácticas son posibles en la medida en que uno se protege, o también que la anticoncepción y el aborto son “avances” sociales que afectan a la vida humana y causan serios y graves problemas psicológicos, sociales, ecológicos, demográficos y morales; y, finalmente, que la eutanasia nunca es un acto de amor. El amor nunca inspira la muerte.

Podríamos desgranar también otras situaciones en las que la Iglesia trata de hacerse entender allí donde hay una tendencia a minimizar o ignorar su discurso cuando no le conviene al conformismo encubridor de los clichés sociales y de los medios de comunicación. Por el contrario, el discurso de la Iglesia se hace creíble si justifica las posturas particulares y si va en la dirección de ciertos movimientos de opinión. De lo contrario, es declarada ilegítima por el primer escritor o crítico profesional que se posiciona en magisterio contra la Iglesia y dador de lecciones al Papa y los obispos. En realidad tanto unos como otros aprovechan para instrumentalizar su discurso en lugar de comprenderlo de manera auténtica.

En última instancia, lo que dice el Papa en su encíclica que los políticos deberían leer: las decisiones políticas se toman a menudo condicionadas por la sociedad de consumo que impone sus normas económicas (con el símbolo moral de los franceses basado únicamente en el poder de las adquisiciones que se realizaron durante un período determinado). La sociedad llamada liberal, de hecho, la más alienante de las subjetividades, lleva a los políticos a dejarse guiar por una visión pragmática, a gobernar a partir de los puntos ciegos de la sociedad con leyes de circunstancias y sin tener principios antropológicos precisos. Las leyes democráticas provienen a menudo de leyes prescritas por los medios de comunicación a las que se someten a veces los gobernantes.

Los medios de comunicación y los sondeos, con la fuerza de las imágenes y discursos, se imponen a todos con la inmediatez de los tiempos de Internet, en detrimento del sentido de la historia y el tiempo de maduración de las opciones políticas. La historia, que se enseña cada vez menos en la escuela (se suprime así la presntación de grandes personajes y el periodo de Luis XVI y de Napoleón) da a los jóvenes el sentimiento de que el tiempo no cuenta, de que sólo domina el instante y el exotismo de lo que está ocurriendo en otros lugares. ¿Cómo reflexionar y gobernar seriamente en una atmósfera de provocación y de «excitación mediática», como ha recordado recientemente el cardenal Vingt-Trois, con los ojos fijos en el acontecimiento presente y sin ningún tipo de distancia? La Iglesia apela a la razón, a la dignidad de las personas y situaciones, y se inscribe en una historia.

Para algunos, la Iglesia será generosa con los extranjeros y los desposeídos, y rígida en asuntos morales (sobre todo cuando se habla de condones, de homosexualidad, de divorcio, de aborto y de eugenesia hacia, entre otros, la trisomía 21, cuando no de eutanasia). La Iglesia no es rígida, sino que es libre, lúcida y abierta a la vida como lo exige Cristo, ya que es siempre en el nombre del mismo principio en que ella interviene y estructura su relación con el mundo: el respeto de la dignidad humana, el respeto de la expresión sexual como una forma de relación amorosa comprometida entre un hombre y una mujer, y el respeto de la vida desde su inicio hasta su final. Todas estas cosas están siendo cuestionadas, también por la teoría de género, ya que cada uno es su propio creador y destructor, ¡y por qué no, el destructor y exterminador de vidas que no son útiles! ¡Una ideología tecnocrática e idealista y al mismo tiempo tan dañina como sus precedentes!

 

[Entrevista realizada por Anita S Bourdin, traducida del francés por Inma Álvarez]

 

Prevenir el sida con preservativos

Análisis

Benedicto XVI y la prevención contra el sida, por Monseñor Tony Anatrella (I)

“Un nuevo colonialismo del comportamiento sacude a las sociedades africanas”

ROMA, martes 31 de marzo 2009 (ZENIT.org).- Benedicto XVI está muy bien informado en cuanto a la prevención del sida y habla para salir al encuentro de un “nuevo colonialismo comportamental” que “sacude a las sociedades africanas”, observa entre otras cosas monseñor Anatrella.

Monseñor Tony Anatrella es psicoanalista y especialista en Psiquiatría Social. Es profesor en París y en Roma. Es consultor del Consejo Pontificio para la Familia y del Consejo Pontificio para la Salud.

Ha publicado en francés “L’amour et le préservatif” París, editorial Flammarion, 1995. Un libro que sigue estando de actualidad y que ha sido reeditado bajo el título “L’amour et l’Eglise”, París, editorial Champ-Flammarion.

Su última obra publicada es “La tentation de Capoue”, –antropología del matrimonio y la filiación–, París, editorial Cujas. Un libro que se interroga sobre las modificaciones en curso por las que se querría abrir el matrimonio y la filiación de modo subrepticio a parejas del mismo sexo. Una obra de referencia en la materia.

Monseñor Tony Anatrella vuelve, en esta entrevista, sobre la polémica suscitada, sobre todo en Francia, en torno a las propuestas del Papa respecto a la prevención del sida.

Publicamos a continuación la primera parte de esta entrevista.

–Las propuestas del Papa Benedicto XVI han suscitado una tormenta mediática. ¿Se trata de un error de comunicación?

Monseñor Anatrella: ¡No! El Papa ha hablado claramente. Está muy bien informado sobre las cuestiones relativas a la transmisión del virus VIH y de los problemas que presentan las campañas de prevención. Nos interroga poniendo en cuestión una visión de la prevención limitada sólo al preservativo. Adopta un punto de vista antropológico y moral para criticar una orientación sanitaria que, ella sola, no es capaz de cortar la pandemia. En veinticinco años, estas campañas no han logrado reducirla. Hay que adoptar otro enfoque que recurra al sentido de la conciencia humana y de la responsabilidad a fin de evaluar el sentido de los comportamientos sexuales.

Pero esta perspectiva, por lo que se ve, es dificilmente entendida actualmente en el discurso social. El preservativo se ha convertido en una especie de tabú indiscutible que debería, curiosamente, participar en la definición de sexualidad. ¿No es esta una manera de enmascarar los interrogantes?

–¿Se trata de un diálogo de sordos?

Monseñor Anatrella: Sin ninguna duda. Quienes deciden y prescriben las políticas sociales difunden y consolidan una representación de la expresión sexual que es, a menudo instrumental y deletérea. El acto sexual buscado en sí mismo por placer no humaniza la sexualidad ni la relación humana. Trae consigo sufrimientos y pesa sobre la calidad del lazo social. En el mejor de los casos, el acto sexual no tiene sentido si no se integra en una relación amorosa y no es sólo una respuesta a un impulso reflejo.

La Iglesia sostiene que sólo el amor que se inscribe en una perspectiva conyugal y familiar es fuente de vida, allí donde oímos discursos de confusión relacional e identitaria y discursos de muerte que nos alejan de esta perspectiva.

–¿La prevención, basada en el preservativo, agrava la pandemia del sida?

Monseñor Anatrella: ¿Qué dice el Papa exactamente? Lo voy a citar porque sus propuestas han sido transmitidas parcialmente y, una vez más, deformadas. “Pienso que la entidad más eficaz, la más presente en el frente de la lucha contra el sida es justamente la Iglesia Católica, con sus movimientos, sus realidades diversas. Pienso en la comunidad de San Egidio que hace tanto, de manera visible y también invisible, por la lucha contra el sida. Pienso en los religiosos camilos, en todas las religiosas que están al servicio de los enfermos.

Diría que no se puede vencer el problema del sida únicamente con eslóganes publicitarios. Si se pierde el espíritu, si los africanos no se ayudan, no se puede resolver esta lacra distribuyendo preservativos: por el contrario se corre el riesgo de aumentar el problema. Sólo se puede encontrar la solución sino con un doble compromiso: el primero, una humanización de la sexualidad, es decir una renovación espiritual y humana que implica una nueva manera de comportarse el uno hacia el otro, el segundo, una amistad verdadera, sobre todo hacia los que sufren, la disponibilidad a estar con los enfermos, al precio también de sacrificios y renuncias personales. Estos factores son los que ayudan y llevan a progresos visibles.

Dicho de otra manera, nuestro esfuerzo es doble: por una parte, renovar el hombre interiormente, dar una fuerza espiritual y humana para un comportamiento adecuado respecto a su propio cuerpo y el del otro; por otra parte, nuestra capacidad de sufrir con quienes sufren, de permanecer presentes en las situaciones de prueba. Me parece que es la respuesta justa. La Iglesia actúa así y ofrece por sí misma una contribución muy grande y muy importante. Damos las gracias a todo aquellos que la realizan”.

El papel del Papa es afirmar que, sin una educación y sentido de la responsabilidad, difícilmente se podrá lograr disminuir la expansión viral. La trasmisión del virus del sida es perfectamente evitable. No se contrae como el de la gripe. Está ligado a los comportamientos y a las prácticas sexuales. Contando sólo con el preservativo, dando a  entender “haz lo que quieras”, se corre el riesgo de confirmar comportamientos que conllevan problemas y se evita pensar en ellos. El preservativo no es un principio de vida. Es la responsabilidad la que es un principio de vida.

En la sociedad actual, el sentido de las cosas y de las palabras es a menudo subvertido cuando se afirma por ejemplo que “el sida es la enfermedad del amor”. Se trata más bien de lo contrario: es sobre todo la expresión de un vagabundeo afectivo y de una impulsividad sexual. Dicho de otra manera, hay una prevención conformista que evita suscitar los verdaderos interrogantes sobre los comportamientos sexuales hoy. Tenemos que preguntarnos si no hay que considerar la expresión sexual con más dignidad que favorecer conductas y prácticas irreflexivas.

Lo que hay que preguntarse aquí es el sentido del amor y de la fidelidad. No se trata de propuestas regresivas como algunos han dicho sino por el contrario de invitar a una reflexión que es en primer lugar humana antes que confesional. Hay otra manera de orientar la prevención que es más constructiva que contar sólo con el preservativo que anima a seguir con prácticas que crean problemas. No es un modo de mantener la confusión de la que Benedicto XVI nos invita a salir. Pues, repito, tener como único horizonte medios “profilácticos” para luchar contra el sida es insuficiente si esta lucha no se acompaña de reflexión psicológica, social y moral. La política de salud pública ganaría en humanidad y eficacia.

–África parece menos tocada por esta polémica que Francia

Monseñor Anatrella: La acogida que han dado al Papa los africanos ha sido extraordinaria. Los participantes han sido numerosos y muy alegres. Los discursos de Benedicto XVI son de una gran calidad y trazan vías de esperanza para este continente. Lamentablemente, la obsesión de los medios por el preservativo contrarresta la importancia de estos discursos. ¿Podría verse como una forma de pereza intelectual y de oscurecimiento de la conciencia, y de una visión estrecha y parcial de las cosas?

Es verdad que los primeros interesados en las propuestas del Papa saben oirlas y recibirlas en general. Además, numerosos países africanos organizan la prevención contra el sida en torno a tres principios: “abstinencia, fidelidad o preservativo” y esto provoca efectos positivos. Los occidentales son incapaces de comprender este enfoque. Nosotros recibimos, por otra parte, numerosas reacciones venidas de África de quienes están cansados de ver que se les imponen los modelos sexuales de las sociedades occidentales, que para apoyar estos modelos, se acompañan evidentemente de medios de protección. Se trata de un nuevo colonialismo del comportamiento que sacude a las sociedades africanas. Algunos se rebelan ante el desarrollo de un “vagabundeo” desconocido hasta ahora en África donde el sentido de la fidelidad y de la familia es respetado y valorado. Algunos occidentales pierden el sentido de esta dignidad.

Hay un desfase entre África y los países occidentales respecto a la sexualidad. Tengo que ir próximamente a África y me he podido dar cuenta, preparando mis conferencias, que este continente tiene muchas cosas que enseñarnos, allí donde nuestros modelos occidentales del sexo buscado en sí mismo, difundidos por los medios, desdibujan el sentido de la sexualidad humana.

–¿Cómo ve usted el papel de los medios y las tomas de postura de quienes toman las decisiones políticas y sociales?

Monseñor Anatrella: Asistimos a una especie de linchamiento mediático en el que la mala fe se mezcla con los juicios de intenciones y la sobreinterpretación. Todo, no importa lo que sea, se expresa contra el Santo Padre, y muy frecuentemente sin tener en cuenta lo que verdaderamente dice. No es el Papa el problema. En cambio, los medios de comunicación y las reacciones de algunos que deciden en política y dictan normas sociales suscita un serio problema. La unanimidad en este asunto es por lo menos sospechosa. ¡El Papa parece disgustado con motivo! Los medios podrían hablar con un mínimo de rigor, tratando de dar una explicación para que la verdad de las propuestas del Santo Padre sea restituída. Como de costumbre, una frase citada fuera de contexto desencadena una serie de reacciones totalmente irracionales. ¿Cómo quiere usted que personas que no tienen otra información que la que dan los medios puedan reaccionar con serenidad?

Pero pienso que, en realidad, ¡no se desea oir otro discurso que el del preservativo! Algunos intentan llevar otro mensaje pero las reacciones de los periodistas son siempre las mismas: “¡Es demasiado complicado!”. Efectivamente, el sentido de la vida y del amor es complejo y por eso es necesario emplear tiempo en explicarlo. Este tiempo parece no ser el de los medios.

Acabo de hacer la experiencia: en la radio, la televisión y la prensa escrita, el tiempo que se nos concede para responder es muy limitado mientras que dedican un espacio muy amplio a toda suerte de detractores. Existen especialmente los profesionales de la contestación entre una débil minoría de católicos extremistas que se constituyen en expertos y hablan desde ellos mismos haciendo una sobreinterpretación ideológica, bien lejana del pensamiento cristiano. Hay responsables políticos que, presentándose como católicos, buscan desmarcarse de la Iglesia adoptando ideas que no están en coherencia con su enseñanza, y afirman oponerse en nombre de su fe, como si tomaran su fe personal por un magisterio. Estamos sometidos a un conformismo dominante que nos aleja del buen sentido y de las simples normas de una humanidad tan necesaria en materia de sexualidad.

Fin de la primera parte
Por Anita S. Bourdin, traducido del francés por Nieves San Martín

 

Embarazo adolescente

El embarazo adolescente: ¿Problema o síntoma?

Los preservativos iban a evitar o reducir los embarazos de adolescentes. Ha ocurrido lo contrario. ¿cual es la raiz del tema?

Los defensores del aborto dicen que los preservativos son la forma de reducir o evitar los embarazos de adolescentes, pero una destacada ginecóloga norteamericana sostiene que ese enfoque viene fracasando porque ignoran la raíz de la causa.

“¿El embarazo del adolescente es realmente el problema, o el síntoma de un problema mayor?” preguntó la Dra. Monique Chireau en una mesa de delegados de las Naciones Unidas. Por invitación de Population Research Institute y auspiciado por la Misión Mexicana de las Naciones Unidas, la Dra. Monique Chireau, especialista en Obstetricia y Ginecología de la Universidad de Duke, trajo una voz fresca y científica al debate de las Naciones Unidas para solucionar la mortalidad materna y el embarazo del adolescente.

“En mi opinión, el embarazo del adolescente es un síntoma del declive de toda una sociedad”, puntualizó la Dra. Chireau, argumentando por una nueva metodología en el enfoque de las Naciones Unidas. “Los magros resultados de lo hecho hasta ahora nos exige dar un paso atrás para analizar los factores de riesgo en la sociedad por los cuales las jóvenes quedan embarazadas.”

Ciertamente la evidencia recogida en diversos estudios muestra que “las niñas en el rango de 11-14 años tienen los mas altos riesgos” de muerte durante o después del embarazo. También es claro que el embarazo en adolescentes es un tema que tiene fuertes implicaciones en el futuro económico de las adolescentes. Éstas tienden a abandonar la escuela, sus ingresos están al nivel de pobreza o por debajo y rara vez son capaces de lograr una paridad tanto educativa como económica con sus coetáneos.

Sin embargo, no hay suficientes estudios de comparación sobre riesgos durante el embarazo entre adolescentes solteras enfrentando ambientes desfavorables con adolescentes casadas en sociedades estables, explicó la Dra. Monique Chireau. Este tipo de comparación nos daría luces sobre lo que los gobiernos podrían hacer para ayudar a las adolescentes embarazadas.

La evidencia científica contradice las tesis a favor del aborto y la anticoncepción

Un argumento frecuente para la ampliación del aborto es que evita la mortalidad materna y el embarazo de la adolescente, explicó la Dra. Chireau. “Chile tiene leyes del aborto muy restringidas, y sin embargo, cuenta con las tasas mas bajas de mortalidad materna en el mundo.” A propósito, Chile tiene unos registros de datos excelentes y buenos servicios de asistencia materna primaria.

“Los embarazos en adolescentes son elevados en áreas con tasas de natalidad bajas, con excepción de Sudáfrica,” señaló la Dra. Chireau, analizando las cifras de los 5 continentes. “Tasas de embarazos en adolescentes, suicidios masculinos y femeninos, el homicidio y la depresión coinciden en parte.”

“Inglaterra tiene las tasas mas elevadas de embarazos de adolescentes en Europa. A pesar de 10 años

de intensos esfuerzos del Partido Laborista, aplicando estrategias típicas de prevención, incluyendo la ampliación de la educación sexual, la creciente disponibilidad a la anticoncepción y el aumento al acceso del aborto (sin el consentimiento de los padres), la tasa de natalidad entre las adolescentes ha continuado aumentando de 5% a 10% por año y el 50% de embarazos de adolescentes en Inglaterra termina en aborto”.

“Dado que Gran Bretaña tiene acceso universal a la asistencia médica primaria como todo país desarrollado, la mortalidad materna permanece baja. Pero si los embarazos de adolescentes aumentan 5 a 10% en un país en vías de desarrollo (debido a este enfoque fallido de la educación sexual, el aborto y la anticoncepción), su mortalidad materna podría fácilmente dispararse.”

De hecho, artículos médicos publicados ponen en duda la educación sexual actual y las estrategias del aborto para reducir la maternidad adolescente. No obstante y aunque parezca mentira, estos estudios son prácticamente ignorados. En el 2002, el British Medical Journal publicó un meta-análisis sobre el punto. Un meta-análisis es una cuidadosa reseña sistemática, un método que detecta con precisión las pequeñas diferencias, analizando beneficios y daños. Este estudio abarcó 12 bases de datos electrónicos, 10 journals de prestigio, contacto con los autores y descubrió que las estrategias de prevención, educación sexual estándar y la planificación familiar, “no retrasan el inicio de las relaciones sexuales, ni mejoran el uso de métodos de control natal entre los jóvenes, ni tampoco reducen el número de embarazos en mujeres jóvenes”. También el mismo metanálisis “muestra que algunos de estos programas aumentan las tasas de embarazo y las enfermedades de transmisión sexual.”

Inflar las estadísticas de mortalidad materna y embarazos adolescentes

Esta fue la tónica del discurso feminista en la reunión de la Comisión sobre el Status de la Mujer en marzo, más conocida como “Beijing + 15”. Su objetivo era reiterar que la panacea era el uso universal de anticonceptivos, el aborto legalizado y una super agencia del género dentro de UN.

“Cada minuto una mujer muere por causas relacionadas al embarazo” Dr. Yves Bergevin, UNFPA, sesión inaugural de la reunión de la Comisión sobre el Status de la Mujer 2010, Naciones Unidas.

“Los programas rígidos, moralistas, de sólo abstinencia promovidos por una política federal anterior… son un experimento fallido”, Instituto Guttmacher, comunicado de prensa reciente, citando el incremento de 3% de embarazos de adolescentes en los Estados Unidos durante el año 2006 “No puedes morir por un embarazo si no estas embarazada. Por lo tanto, el acceso universal a la planificación familiar es lo más efectivo a corto plazo para reducir la mortalidad materna. ́el combo clásico ́ incluye preservativos, anticonceptivos orales, inyectables, Depo-Provera, métodos a largo plazo, implantes, y una vez que la familia ha decidido no tener más hijos, la permanente ligadura de trompas y vasectomía.”. Dr. Bergevin, UNFPA.

“Se estima que hasta 100,000 muertes maternas podrían evitarse cada año si la necesidad de la anticoncepción se cumpliera con eficacia… Cada año, casi 70,000 niñas con edades entre los 15 y 19 años mueren por complicaciones relacionadas con el embarazo” «La situación mundial de los niños en el 2009», UNICEF

¿Qué dice la ciencia?

Los estudios científicos y las cifras estadísticas coinciden en que este enfoque viene fracasando. Alrededor del 80% de las muertes maternas en países pobres se evitarían mejorando las condiciones sanitarias en los partos. El embarazo adolescente, sostiene la Dra. Chireau, se previene mejorando el entorno familiar y social de los adolescentes, con educación. En países donde se ha implementado el enfoque con anticonceptivos, como en Inglaterra, el embarazo adolescente no ha disminuido sino ha aumentado.

Otro estudio publicado recientemente, financiado por el gobierno federal y dirigido por el Dr. John Jemmott y un equipo de investigadores de la Universidad de Pensilvania, encontró que los programas de educación en la abstinencia obtienen resultados notoriamente superiores en el retraso de la actividad sexual de los adolescentes. Se realizó sobre una población de 662 estudiantes afroamericanos en edad escolar, mayormente de 12 años. Estos fueron divididos en 3 programas:

un programa de sólo abstinencia dirigido a reducir las relaciones sexuales, un programa de sólo “sexo seguro” dirigido al uso del preservativo y un programa de estudio más largo combinando abstinencia y “sexo seguro”.

En los dos años siguientes, el 52% de los niños en el programa de “sexo seguro” se había convertido en sexualmente activo, seguido por el 42% de aquellos en el programa combinado, y solamente el 33% de los de educación en sólo abstinencia habían tenido actividad sexual.

El Instituto Guttmacher, entusiasmado con la nueva Oficina de Salud del Adolescente de Obama y la iniciativa de los US$ 114.5 millones de dólares para incrementar la educación sexual y el uso del preservativo, tomó muy a la ligera la evidencia hallada en el estudio de Jemmont y se limitó a decir que “los resultados de esta prueba no deberían tomarse en el sentido que todas las intervenciones de sólo abstinencia son eficaces”.

“El 90% de los padres quieren que sus hijos aprendan a abstenerse de la sexualidad,” dijo la Dra. Miriam Grossman, autora de “Unprotected” (“Sin Protección”) en su presentación durante la Comisión sobre el Status de la Mujer-CSW. Miriam Grossman, psiquiatra del Centro de Salud Estudiantil de la Universidad de California, explica en este libro que la noción de “sexo seguro” provee a los estudiantes de una falsa seguridad que promueve las relaciones sexuales casuales. Y esto es lo que pone en peligro su salud emocional y física.

Esta noción no es una idea aislada sino que es corroborada en otros ámbitos. Por ejemplo, el periódico “Investor’s Business Daily” informa que “los adolescentes que practican la abstinencia rinden mejores resultados académicos y tienen casi el doble de probabilidad de graduarse de la universidad.”

El embarazo en adolescentes aumentó en casi todos los años desde que los programas de educación sexual fueron implementados en las escuelas públicas y privadas. Sólo disminuyeron durante el inicio de los 90’s cuando se aplicaron programas de educación en la abstinencia en un significativo sector de la población. Las tasas de embarazo en adolescentes tuvieron una significativa y constante disminución a partir del 41% en que alcanzaron un pico en el año 1990 hasta alcanzar los mínimos históricos entre el 2000 y el 2005. ¿Más claro? Imposible.

Sin embargo, algunas afirmaciones del Instituto Guttmacher van en un sentido contrario, sin ningún sustento en la realidad. Ellos sostienen que “el descenso significativo en las tasas de embarazo en adolescentes en la década de los 90’s fueron el resultado abrumador de un mayor y mejor uso de los

anticonceptivos entre los adolescentes sexualmente activos”. Pero no citó ninguna prueba de esta afirmación. Seguramente porque no tenían ningún resultado de reducción de embarazos en adolescentes que mostrar en ninguno de los 35 estados que declinaron participar en los programas de educación en la abstinencia de la presidencia anterior.

Llamado a ser coherentes con los hallazgos científicos

La Dra. Chireau pidió a las Naciones Unidas que adopten un nuevo paradigma en la prevención del embarazo adolescente. Particularmente expresó su deseo de que el gobierno de los Estados Unidos se ocupe efectivamente del embarazo del adolescente tratando las causas principales de la decadencia de la sociedad, la pobreza, la inseguridad en la adolescencia, la depresión, las violaciones y los hogares rotos. Alentó el fortalecimiento de programas sociales que reintegren a la sociedad a los adolescentes con problemas. Pidió un mayor apoyo a toda instancia social a favor de la responsabilidad en la crianza de los hijos, la promoción de las familias estables y la educación en la abstinencia. En relación a la cooperación internacional hacia los países en vías de desarrollo, opinó que deben tener un fuerte énfasis en el mejoramiento de la asistencia sanitaria básica.

“La educación sexual y la salud reproductiva”, concluyó la Dra. Chireau, “ha demostrado que como metodología no resuelve el problema del embarazo adolescente. No se debería seguir insistiendo en lo mismo. Especialmente en países donde un dólar gastado en “salud reproductiva” significa un dólar no invertido en asistencia médica primaria”.

¡Qué lástima que Obama le haya quitado más de US$ 170 millones al presupuesto anual para la educación en la abstinencia!

– Joan Claire Robinson es Asistenta del Editor de Population Research Institute.

– Steve Mosher es el Presidente del Instituto de Investigación en Población (Population Research Institute), una organización sin fines de lucro dedicada a desmontar la falacia de la sobrepoblación en el mundo.

Steven W. Mosher Presidente Dra. Monique Chireau

Fuente: http://www.sinsida.com/analisis/montador.php?tipo=noticia&categoria=analisis&fichero =Emba9-5-10

El sentido de la sexualidad

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La cuestión del sentido de la sexualidad y de la educación afectivo sexual depende de la respuesta que se de a la pregunta de quién es el hombre y qué lugar ocupa en el mundo.

En estos momentos de la historia la visión de la sexualidad, en occidente, está totalmente banalizada (en el sentido que se cree que su ejercicio no afecta a la integridad de la persona) y a la vez ensalzada (pareciera que sin una sexualidad hiperactiva no hay realización).

Es más necesario que nunca abordar estos temas según vayan surgiendo a lo largo del desarrollo vital de las personas. En la infancia, de una manera sutil y en la adolescencia y juventud, de forma más profunda.

Solo desde una visión trascendente de la vida se comprende el sentido trascendente de la sexualidad.

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Podemos:

Educar para la independencia sexual, donde el énfasis estaría en la autorrealización personal, sin compromisos, e intentando minimizar riesgos (actitud defensiva)

Educar para los compromisos estables donde varón y mujer se viven complementarios y la sexualidad es un cauce de comunicación del amor humano entre el hombre y la mujer.

A lo largo de esta exposición vamos a ver las dos formas de hablar de sexualidad y sus consecuencias.

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¿PLACER ES SINÓNIMO DE FELICIDAD?

Reducir la felicidad al placer, es rebajar a la persona a una visión animal, instintiva; el hombre tiene capacidades más altas. Está sediento de amor. Eso es lo que busca a toda costa. Aunque muchas veces se conforme con sucedáneos. Limita la posibilidad de apreciar y valorar la sexualidad humana.

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El sentido de la sexualidad

2 El sentido de la sexualidad

“El amor de pareja es una relación entre personas, individualizada, y un cambio constante de pareja está en contradicción con él.” […] El ser humano “muestra en este sentido una tendencia congénita a la relación conyugal duradera”. […] “Una desindividualización de la relación sexual […] significaría la muerte del amor”.

Es más: la «muerte del amor» acarrearía, a nuestro juicio, una disminución del placer. […] Cuando la sexualidad no es ya expresión del amor, y pasa a ser un medio para la obtención de placer, este mismo placer fracasa; […] cuanto más se busca el placer, más se escapa éste. Mis experiencias me dicen que la impotencia y la frigidez obedecen en la mayoría de los casos a este mecanismo. […] “

(V. Frank)

CONTEXTO DE REFERENCIA: Promoción de la salud sexual en la “Estrategia Nacional de Salud Sexual y Reproductiva” (2010)

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Enfermedades de transmisión sexual

ESPAÑA: Ministerio de Sanidad y Consumo. Secretaría del Plan Nacional sobre el SIDA. Grupo de Trabajo sobre ITS (Resultados julio 2005- diciembre 2007). 15 centros participantes desde julio 2005 a diciembre de 2007.

Diagnósticos de sífilis y gonococia (hemos recogido solo los datos de jóvenes hasta 30 años)

Sífilis: <= 20 años (3,8 %); 21-25 años (12,5%); 26-30 años (21,9%)

Gonococia: <= 20 años (7,1%); 21-25 años (19,6%); 26-30 años (24,5%)

“Los mecanismos probables de transmisión fueron las relaciones homosexuales entre hombres (HSH) seguidas de las relaciones heterosexuales y bisexuales. Destaca el predominio de la transmisión por relaciones entre HSH en el caso de la sífilis, donde supone el 67,9% de los casos incluyendo las relaciones bisexuales. Se observaron diferencias en el mecanismo de transmisión de ambas ITS según el lugar de origen; mientras que en los españoles el principal mecanismo fueron las relaciones sexuales entre hombres en los pacientes procedentes de otros países fueron las relaciones heterosexuales. La situación de riesgo más frecuente para contraer una de estas ITS fueron las relaciones sexuales con un

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El sentido de la sexualidad

contacto esporádico, seguida de la relación con pareja estable. El 10,8% de los nuevos diagnósticos de sífilis y el 7,6% de los de gonococia ejercían de la prostitución; el contacto con la prostitución estuvo presente como situación de riesgo en el 7,4% de los diagnósticos de sífilis y en el 9,6% de los de gonococia (Tabla 11). El número aproximado de parejas en los últimos 12 meses se muestra en la tabla 11. El 44,3% de los diagnósticos de sífilis y el 48,0% de los de gonococia habían tenido entre 1-5 parejas en el último año”

EEUU: Uno de cada siete adolescentes padecía una enfermedad de transmisión sexual (Quadrel y otros, 1993). Se ha ido acrecentando el número de adolescentes seropositivos. A juicio de los expertos, es probable que muchos de los cerca de 30.000 adultos de entre 20 y 29 años a quienes se les diagnosticó SIDA en 1996 se hubieran infectado con el virus en la adolescencia (U.S. Census Bureau, 1997; Millstein, 1990)

ABORTO

MINISTERIO DE IGUALDAD. INFORME JUVENTUD EN ESPAÑA 2008 ( IJE 2008)

“El porcentaje de abortos sobre embarazos no deseados parece seguir una curva ascendente, ya que en 1996 supuso un 33% de los embarazos no deseados, en el año 2000 fue del 31,3%, en el 2004 no se hizo esta pregunta y se estimó en un 36% y en el año 2008 ha alcanzado el 50%”( Gómara Urdiaín)

Además de los problemas de salud física señalados en el texto como el índice de muerte materna vinculado al aborto (American Journal of Obstetrics and Gynecology 2004,190:422-427) es necesario conocer que, con frecuencia, el aborto genera en la mujer más problemas de salud psicológica de los que pretendía evitar. En la salud psíquica, el aborto provocado incrementa el riesgo de padecer problemas mentales (J Child Psychol Psychiatry 2006;47:16-24) y de alteraciones en el estado del ánimo como la depresión y las autolesiones (Obstet Gynecol Survey 2003;58:67- 79). Las mujeres que han sufrido un aborto provocado padecen un síndrome de estrés generalizado con un 30% más de probabilidad que las que han llevado adelante su embarazo “no deseado” (Journal of Anxiety Disorders 2005;19:137-142). El malestar psicológico persiste al menos hasta cinco años después del aborto (BMC Med 2005;3:18).

4 El sentido de la sexualidad

SIEMPRE SE ES PADRE O MADRE DE UN HIJO (Puede estar vivo o muerto)

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GÓMARA URDIAÍN: “Un estudio indica que la mayoría de las adolescentes que quedan embarazadas habían acudido en el año anterior a los servicios sanitarios para recibir información sobre anticonceptivos. También es más frecuente, entre las adolescentes que abortan, haber recibido con anterioridad la píldora post-coital (Churchil D et al, BMJ 2001). En el Reino Unido –país con la tasa de embarazos en adolescentes más alta de Europa- hay más embarazos de adolescentes dónde más se difunden los anticonceptivos (Paton D, J Health Econ 2002). Tampoco se debe a la dificultad de acceso a los métodos anticonceptivos y, en concreto, al preservativo. El 84% de los jóvenes manifiestan que no tuvieron problemas de disponibilidad al ser preguntados sobre el uso de preservativos (Informe Juventud en Navarra 2002).

Obstetrics & Gynecology en 2007 Publicó un metaanálisis en el que se revisaban 717 artículos concluyéndose que el mayor acceso a la contracepción de emergencia no logra disminuir las tasas de abortos o embarazos no deseados, posiblemente debido al aumento de la promiscuidad originado entre jóvenes y adolescentes al liberalizar este tipo de fármacos (Obstet & Gynecol 2007; 109: 181-88)

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FRANCIA: La Inspección General de Asuntos Sociales (IGAS) acaba de publicar (febrero 2010) un informe sobre el aborto, encargado por el Gobierno que hace el balance de la reforma de 2001.

La ley francesa se ponía como objetivo progresar en el control de la fecundidad, de modo que el acceso generalizado a las técnicas anticonceptivas redujera el número de abortos.

Anticoncepción para prevenir abortos

El informe francés reconoce que la anticoncepción está masivamente difundida en el país, con un fuerte predominio de la píldora. Menos del 5% de las mujeres declaran no utilizar técnicas anticonceptivas, cuando tienen una actividad sexual y no desean quedarse embarazadas. Sin embargo, el nivel de fracaso anticonceptivo sigue siendo alto. Un tercio de los embarazos se consideran “no deseados”, y el 60% de ellos acaban en aborto.

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El sentido de la sexualidad

En Francia la difusión masiva de la anticoncepción no ha logrado reducir el número de abortos. Anticoncepción y aborto no son excluyentes sino complementarios. El informe francés reconoce: “El nivel de fracasos de la contracepción es preocupante: el 72% de las IVG [interrupciones voluntarias del embarazo] se realizan con mujeres que recurrían a prácticas anticonceptivas, y en el 42% de los casos esta contracepción se basaba en un método médico, teóricamente muy eficaz (píldora o DIU)”.

En consecuencia, “la difusión masiva de la contracepción no ha hecho disminuir el número de IVG, que se mantienen en torno a 200.000 al año”.

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• EL JOVEN “NO ENTIENDE” EL MENSAJE: En la mayoría de casos cuando recibe la información del uso de preservativos el joven no se ha parado a pensar en si lo debe usar o no, suele estar en una fase anterior preguntándose cómo será una relación íntima, si está preparado, si la chica que le gusta querrá salir con él…la sola información del preservativo hace que el joven piense que no hay nada más importante que iniciarse y que si toma precauciones todo irá bien. Esta información no le aclara sus dudas y no le informa de la misión de la sexualidad, de las etapas de evolución afectiva etc….

• “FENÓMENO DE COMPENSACIÓN DEL RIESGO” Implica dar como normal tener relaciones y se produce una promoción de su inicio precoz y mayor número de intercambios sexuales.

• COMO NO LO ENTIENDE NO LO APLICA: En el momento de estar con la otra persona sus preocupaciones son otras, tales como ¿haré lo que se espera de mí? ¿se comportará cariñoso o irá a su rollo? La preocupación por las consecuencias, de todo tipo, de una relación íntima pasan a segundo plano.

MINISTERIO DE IGUALDAD: INFORME JUVENTUD EN ESPAÑA 2008 (IJE 2008). Tomo-3

“¿Por qué motivos no utiliza preservativo el grupo 15/17 años?

Pues en primer lugar porque no lo suelen tener a mano en determinadas situaciones de “urgencia” (29,4%), en segundo lugar porque no quiere la persona entrevistada (14,4%) o la persona con la que va a mantener relaciones (3,5%), en tercer lugar porque cree que conoce suficiente a la otra persona (15%) y en cuarto lugar porque cree que no corre ningún

6 El sentido de la sexualidad

peligro (10%). Si sumamos estas cuatro razones tenemos un 73% de las causas por las que los y las adolescentes en España no usan preservativos y está claro que en todas ellas y en las edades más jóvenes, prima la idea de que “tener sexo” (en especial la “primera vez”) es más prioritario y urgente que “evitar sus consecuencias”. En este sentido la obsesión por la “primera vez” que nos ha llegado de las culturas anglosajonas es, por sí misma, un factor de riesgo”

EEUU, ESTUDIO (Dreyer año 81). Razones por las que los adolescentes no usan anticonceptivos:

  • Ignorancia de los hechos relacionados con la reproducción
  • Renuencia a aceptar la responsabilidad que conlleva la actividad

    sexual

  • Actitud pasiva ante la vida.
  • Convicción de “a mí no me sucederá”

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    La Guía Terminológica de ONUSIDA menciona que no es aconsejable hablar de sexo seguro, sino de sexo más seguro, porque el primer término puede implicar una seguridad completa. Además, hay un dato más: en su última Recomendación ONUSIDA indica que es preferible realizar las Campañas dirigidas a los grupos específicos de riesgo, más que mensajes dirigidos a la población general.

    La verdad sobre el preservativo

    “La protección que confiere el preservativo no es absoluta, y puede acabar siendo menor que la percibida por la gente en general.

    La falsa idea de «seguridad absoluta» de las campañas de sexo “seguro” (en vez de sexo “más seguro”, puesto que el preservativo no tiene una eficacia del 100%), hace que haya más jóvenes que tengan relaciones sexuales y que las comiencen antes, en contra de la recomendación “A” de la estrategia ABC, con las consecuencias que esta situación conlleva. Hay que tener en cuenta que en los jóvenes, los fallos en el uso de preservativos siempre son más frecuentes. Además, los preservativos no son métodos considerados con eficacia alta ni para prevenir embarazos (el uso de preservativos se acompaña de una proporción anual de embarazos del 15%) ni para prevenir otras enfermedades de transmisión sexual con graves consecuencias para los jóvenes como la clamidia o el virus del papiloma humano, que se están convirtiendo, de hecho, en auténticas

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El sentido de la sexualidad

epidemias en lugares donde el preservativo se usa extensamente. Los estudios que valoran la eficacia del preservativo indican que en población adulta muy motivada se puede llegar a una eficacia el 98-99% frente al sida (la eficacia es menor para otras ITS). Pero, la estadística del 1,14% por año se acabaría acumulando de un año a otro y esto aumentaría inevitablemente el riesgo personal de infectarse a lo largo del tiempo. Por último, todas estas cifras empeoran con la multiplicidad de parejas” Jokin de Irala. Dpto. Medicina Preventiva y Salud Pública. Universidad de Navarra.

ESTUDIO SOBRE INCIDENCIA DE LAS CAMPAÑAS y programas escolares impartidos en los últimos treinta años con vistas a lograr el retraso de la actividad sexual, el aumento del uso de anticonceptivos y la reducción de embarazos en adolescentes. Ha sido realizado por cuatro profesores del Departamento de Epidemiología Clínica y Bioestadística de la Universidad McMaster (Ontario). Los autores concluyen que la educación sexual que se ha impartido desde 1970 no ha conseguido ninguno de esos tres objetivos. El trabajo ha revisado decenas de estudios, publicados o no (conferencias, informes técnicos, etc.), sobre la eficacia de las clases de educación sexual en colegios y de los programas para jóvenes promovidos por ONG, centros de planificación familiar, campañas gubernamentales, etc., en la prevención de embarazos en jóvenes de 11 a 18 años. Se han utilizado estudios de América del Norte, Australia, Nueva Zelanda y Europa (salvo los países del Este), desde 1970 hasta diciembre de 2000. Los estudios demuestran que los programas no logran que las jóvenes retrasen las relaciones sexuales. Otros 11 estudios en 7.418 jóvenes llegaron a la misma conclusión, en este caso para los varones. Los autores tampoco han descubierto aumentos significativos en el uso de anticonceptivos por parte de los adolescentes después de participar en algún programa de prevención de embarazos. Además, cinco estudios señalan un aumento del número de embarazos después de participar en los programas de prevención.

El estudio publicado en el BMJ es muy técnico y apenas da razón de las diferencias entre países, errores de las campañas, causas, etc., ya que la prioridad era medir la eficacia de los programas de prevención. Sin embargo, aporta algunas claves al respecto. Por ejemplo, se dan menos embarazos cuando las chicas participan en programas «multifaceta», menos superficiales que las clases de anatomía o el reparto de preservativos. El estudio afirma que los jóvenes tienen información, pero

8 El sentido de la sexualidad

que la prevención mejora mucho cuando los programas incluyen además seguimiento de los participantes; sesiones individuales; actividades alternativas; lecciones de autoestima y de relaciones con los padres; información sobre enfermedades de transmisión sexual; insistencia en la responsabilidad sexual, etc. Estos programas, al ser más profundos, suelen hablar de la abstinencia, una estrategia que se ha demostrado mucho más eficaz.

Análisis de evidencia de intervenciones preventivas en salud sexual en http://www.abimad.org/

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UNIDAD DE LA PERSONA HUMANA

El cuerpo está orientado a ser expresión de la persona. La persona es una unidad donde se integran todos sus dinamismos: El racional(entendimiento y voluntad) y el psicosomático (los sentidos, los afectos y sentimientos y el orden biológico).

El hombre ama con toda su naturaleza.

“El acto sexual auténtico, verdadero, es simultáneamente físico, psicológico y espiritual. Los tres participan directamente en esa sinfonía íntima, misteriosa, delicada y que culmina con la pasión de dos seres que se funden en un abrazo” (T. Melendo)

COMPLEMENTARIEDAD

La naturaleza humana tiene dos formas de expresarse, varón y mujer. El sexo humano es la manifestación corpórea de que existen dos modos dentro de lo humano: varón y mujer.

Estas diferencias naturales denotan distinciones psicológicas. Hay un modo de ser masculino y un modo de ser femenino, un modo diferente de enfrentarse con la realidad, de relacionarse con el propio cuerpo, un modo distinto de sentir, y un modo diferente de captar la persona del sexo opuesto.

Frente al feminismo radical defensor de la ideología de género defendemos el feminismo de equidad basado en la igualdad legal y moral de los sexos, derivada de la misma dignidad como personas, lo que implica

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un tratamiento justo de ambos sexos, igualdad de oportunidades, ausencia de discriminación, etc.

La identidad de género es algo intrínseco a la persona. No construida, ni de libre elección.

El desarrollo pleno personal conlleva la aceptación de la realidad biológica. Aquí no hay guerra de sexos sino una relación basada en la complementariedad, es decir, una relación basada en el amor.

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HOMBRE Y MUJER: Idénticos como personas, por la misma naturaleza humana, pero son sexualmente diferentes. Esta diferencia sexual invade todo el ser humano “Se ha propuesto que las hormonas sexuales, diferentes cualitativa y cuantitativamente en hombres y mujeres, realizan una impregnación sexual del cerebro (Natalia López Moratalla) Además de las diferencias físicas evidentes entre ambos, en las que no nos detendremos, existen diferencias científicamente demostradas a nivel cerebral, cognitivo y psicológico que pasamos a resumir.

Diferencias a nivel cerebral:

  • El cerebro de los hombres está funcionalmente organizado asimétricamente: – hemisferio izquierdo: capacidad lingüística, – hemisferio derecho: capacidad visuo-espacial.
  • En el cerebro de las mujeres estas funciones son más simétricas. El cerebro femenino envejece más despacio. Las regiones que se dedican a las funciones superiores, como el lenguaje, están más densamente pobladas de neuronas en la mujer que en el hombre.

    A nivel cognitivo:

  • La mujer puede realizar más tareas intelectuales simultáneamente – Ej: leer el periódico y hablar por teléfono- (Anatomía: cuerpo calloso más denso).
  • El cerebro masculino está más capacitado para la concentración (menos tareas simultáneas) -Ej: al leer el periódico, disminuye la agudeza auditiva
  • El cerebro femenino: hace asociaciones de ideas más fácilmente. (la llamada “intuición femenina”). Puede identificar emociones ajenas con más precisión. Las emociones afectan más al cerebro femenino.

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  • En el hombre: mejor capacidad espacial y de orientación (desdoblamiento de formas geométricas, para girar mentalmente objetos etc…)
  • Hay una mejor capacidad de la mujer para el lenguaje, mayor habilidad para movimientos finos y mayor memoria visual.
  • En habilidades matemáticas los chicos aprenden más deprisa que las chicas, así como en ajedrez y composición musical. El cálculo es la única habilidad matemática en la que las chicas obtienen promedios mejores.

    A nivel psicológico:

    El cerebro femenino está más estructurado para la empatía. El masculino más para entender y construir sistemas.

    La agresión se da en ambos sexos, pero se manifiesta de manera distinta: los hombres la suelen mostrar más directa y físicamente, las mujeres tienden más a agredir indirectamente, con la crítica o los comentarios hirientes.

    Gonzalez de Alba, 2006; MacCoby et al,1974; Gorski, 2003; Gil-Verona et al, 2003; Koos Neuvel, 2008

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    Dos visiones contrapuestas entre sí. Cada persona elige como comportarse:

  • La actitud defensiva va buscando lo que le apetece; La actitud proactiva da lo que tiene.
  • La actitud defensiva arranca del egocentrismo; la actitud defensiva parte de la generosidad.
  • La actitud defensiva disgrega el sexo de la totalidad de la persona; en la actitud proactiva, la sexualidad expresa al otro la donación total de su persona.

    Reducir la sexualidad a un medio para utilizar al otro, sin más, la rebaja de rango, la envilece.

    “La sexualidad desconectada del amor y de los sentimientos conduce a lo neurótico. Falsifica su verdadero sentido y, hablando y pregonando de libertad, se termina en una de las peores esclavitudes que puede padecer un sujeto: vivir con un tirano dentro que empuja y obliga al contacto sexual preindividual y anónimo” (Tomás Melendo).

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El amor entre dos personas emerge de la atracción física en un principio. Del plano físico, va transitando al psicológico y de éste al espiritual. Travesía habitual que va descubriendo la personalidad del otro. La sexualidad permite que el varón y la mujer se entreguen mutuamente como personas (El entrañamiento afectivo)

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Estamos inmersos en un círculo que se realimenta. El análisis de la realidad está mediatizado. Los medios de comunicación nos muestran partes de esta realidad, bien con sucesos, bien con estadísticas y estudios enfocados a reforzar una determinada visión; los medios dan publicidad y exhiben series, películas, y realities que parecen sacados de la realidad. Las personas al ver ciertas situaciones pueden creer que son comportamientos usuales y tienden a copiarlos por lo que luego son analizados en los estudios…En muchos casos cuando se quiere extender un comportamiento se comienza a mostrar en las películas y series. Al cabo de un tiempo ese comportamiento forma parte de un sector de la sociedad, generalmente más pequeño de lo que se cuenta, pero ya ha calado.

MINISTERIO DE IGUALDAD. INFORME JUVENTUD EN ESPAÑA 2008 (IJE 2008)TOMO-3

“Resulta evidente que, desde hace años, la cultura mediática y el imaginario social español, sitúan la edad de inicio sexual en un estándar entre los 15 y los 16 años. Es lo que también dicen en los “consultorios sexológicos” de periódicos y revistas, hasta conformar una construcción social, una especie de paradigma que se manifiesta a modo de “obligación de normalidad” y aunque las investigaciones rigurosas, con muestras que contemplan el fin del ciclo de las iniciaciones, lo venían situando hasta ahora más bien en el entorno de los 18 años, aunque con un cierto grado de dispersión de las edades, ofrecer estos datos ya no resulta creíble. Hemos visto incluso cómo los jóvenes varones pueden mentir para ajustar su historia personal a este paradigma.

Sin embargo la idea de los 15/16 años se ha impuesto con tal fuerza sobre el imaginario social que está forzando a una adaptación de los comportamientos sexuales. Nos alejamos del viejo modelo mediterráneo

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El sentido de la sexualidad

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(en el que el inicio habitual en la sexualidad tenía que ver con la mayoría de edad) y nos aproximamos al modelo anglosajón de una sexualidad en minoría de edad. Aunque también es cierto que entre los componentes de este proceso debemos citar la contribución de los “casos y testimonios” de aquellos adolescentes españoles que, ya adultos, se atribuyen el ideal de la masculinidad de una iniciación precoz. Es raro encontrar el mismo testimonio en mujeres…Pero ¿ha pensado alguien en que esta no era la situación española (ni de los otros países del Mediterráneo) y sin embargo la hemos convertido en una “obligación” para los adolescentes?

¿Por qué? ¿Por imitar? ¿Por una imposición cultural de los países hegemónicos?”

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El trato banal de la sexualidad en TV provoca relaciones sexuales precoces (Collins. RL y Cols., pediatrics 2004) porque el joven percibe la sexualidad como más importante y necesaria para su vida de lo que debiera ser en realidad por su edad y hace, también, que minimice los riesgos y las consecuencias de mantener relaciones.

Se trata la sexualidad juvenil como si fuera entre adultos. No se tiene en cuenta la diferente madurez afectiva del joven lo que provoca luego decepciones

No se suelen tocar las consecuencias de mantener relaciones como son los embarazos imprevistos, las enfermedades de transmisión sexual…

PELIGROS:

• “Sociologismo moral”. La retroalimentación puede hacer pensar que esa es la realidad y alterarla. Muchos padres creyendo que son comportamientos generalizados se acomodan “Todos lo hacen” lo normal, entonces, será lo que dice o hace la mayoría. Lo «normal» así planteado es entonces «lo bueno» y por tanto lo deseable e incluso exigible. ¿Seguro que todos lo hacen?

• El «legalismo moral“. Ante una determinada situación se razona que si la ley lo permite, lo favorece o, simplemente, no hay ley que lo prohíba, es bueno o, por lo menos, «no es del todo malo». Ejemplos clásicos de este caso son las opiniones sobre el aborto y la anticoncepción.

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• Internet y redes sociales. Favorecen el anonimato, peligro de acoso por pederastas; pueden llegar a convertirse en una fuente de pornografía en casa. Estar informados, ni miedo total, ni confianza excesiva. Necesidad de control de uso.

Último informe, enero 2010, del defensor del menor de la Comunidad de Madrid: se ve menos TV pero nuestros jóvenes se la creen más.

Se debe enseñar al joven a distinguir entre la realidad y lo que presentan las series que no tocan todos los aspectos de la realidad.

Aprovechar los programas para sacar temas no tratados, consecuencias de comportamientos, sufrimientos experimentados

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MINISTERIO DE IGUALDAD. INSTITUTO DE LA JUVENTUD (INJUVE) SONDEO DE OPINIÓN Y SITUACIÓN DE LA GENTE JOVEN. (1a encuesta de 2008 – TEMÁTICA: Salud y sexualidad)

“Los datos ofrecidos por la gente joven apuntan hacia una iniciación sexual gradual entre los 15 y los 17 años, donde son mayoría quienes no han mantenido relaciones de ningún tipo (49%), sobre los que han mantenido relaciones con penetración (28%) y sin penetración (18%).

La iniciación sexual entre la juventud en nuestro país se concreta mayoritariamente en torno a la mayoría de edad (entre los 18 y los 20 años) y tiende a generalizarse a medida que aumenta la edad de los chicos y chicas.

El hábitat de residencia muestra que quienes viven en entornos rurales se inician más tarde en sus prácticas sexuales que el resto; mientras que quienes residen en localidades intermedias son quienes se inician antes.

La clase social de procedencia también ofrece diferencias en cuanto a la edad de mantenimiento de relaciones sexuales completas: la iniciación sexual en las clases bajas se produce antes que en las clases intermedias y altas (en estas últimas es cuando más tarde se inician en la sexualidad).

La práctica y posicionamiento religiosos también parecen tener incidencia sobre la edad de inicio de las prácticas sexuales juveniles. Las personas creyentes, católicas y de otras religiones, se inician más tarde a la sexualidad que los no creyentes y los indiferentes en materia religiosa.

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Esto significa que la edad media declarada de inicio en la sexualidad, de la actual generación de jóvenes se sitúa con exactitud en los 18,7 años para las chicas y en 18,3 años para los chicos, con una distribución amplia, a pesar de que la mayoría se concentran en torno a los 18 años, tanto porque aparece un núcleo de muy precoces (un 11% de las chicas y un 20% de los chicos) que se ha iniciado antes de los 15 años, pero también un grupo que retrasa esta iniciación (un 30% de las chicas y un 26% de los chicos) porque no han tenido relaciones hasta después de los 19 años.

La conclusión es clara: mientras las mujeres parecen relativamente sinceras, o incluso, teniendo en cuenta la diferencia media de edad que según, otras fuentes, mantienen con sus parejas, podemos pensar que tienden a ajustar al alza la edad de su primera relación, en cambio los varones la ajustan bastante a la baja, al menos entre uno o dos años. Se trata de una rasgo cultural tradicional, relacionado con un cierto ideal de masculinidad, de “no quedarse atrás” frente a los demás, que además ha sido muy reforzado en los últimos años con las llamadas “comedias norteamericanas de adolescentes” y su obsesión por la “virginidad” (Comas, 2003)”

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ESTUDIO “Ocio (y riesgos) de los jóvenes madrileños” (Madrid, enero de 2010).- FAD, Obra Social Caja Madrid y el Instituto de Adicciones del Ayuntamiento de Madrid Presenta una visión completa de los comportamientos de riesgo y el tiempo de ocio de los jóvenes madrileños (15-24 años).

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ESTUDIOS SOBRE EL FACTOR EDUCATIVO:

Miller y Sneesby, 1998

ESTUDIO SOBRE RELACIONES FAMILIARES:

Miller y otros, 1986; Miller y otros 1998; Chilman, 1979; Young y otros, 1991;

«Residential mobility and the onset of adolescent sexual activity.» South, S.; Haynie, D. L., & Bose, S. Journal of Marriage and Family Vol. 67, Number . , 2005. Page(s) 499-514. Los adolescentes de familias intactas tienen menos riesgo de implicarse en sexo prematuro. Sobre una muestra de casi 5.000 adolescentes vírgenes, aquellos que vivían con sus padres

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casados, tenían un 40% menos de posibilidades de haber tenido relaciones sexuales un año después, al hacerse una entrevista de seguimiento, en contraste con los adolescentes que vivían con padres sin casar.

Otro aspecto destacable es que los embarazos son más frecuentes cuando la adolescente es hija de familia monoparental y cuando los ingresos familiares son bajos. Un editorial del mismo BMJ (324: 51; 2002) recordaba que los jóvenes de 14 a 17 años que viven con sus padres retrasan más tiempo las relaciones sexuales que quienes viven en otra situación familiar, con independencia de otros factores como la procedencia social, la edad o la situación económica. Y concluía que «sin una educación sexual impartida por padres y madres, la tasa de embarazos en adolescentes británicas seguirá siendo alta aunque mejore el acceso a los anticonceptivos».

Los padres pueden desempeñar un importante papel para retrasar la iniciación sexual de sus hijos adolescentes y reducir así el riesgo de que sufran consecuencias psíquicas o físicas, según un estudio difundido por la Heritage Foundation, basado en investigaciones recientes realizadas en Estados Unidos. Las conclusiones del informe señalan que la influencia positiva de los padres sobre el comportamiento sexual de sus hijos se relaciona sobre todo con la fortaleza de la estructura familiar, la existencia de una comunicación fluida entre padres e hijos y la claridad con que los progenitores desaprueban esas conductas.

MINISTERIO DE IGUALDAD. Revista de Estudios de Juventud (marzo 09/No84) “Las investigaciones actuales también apoyan la existencia de una relación entre la estructura familiar y la conducta sexual de los adolescentes. Parece que los hijos/as de familias monoparentales se inician antes en las relaciones sexuales que los que viven en familias intactas, manifestando un mayor riesgo de embarazos no deseados” Isabel Espinar Fellmann.

ESTUDIOS SOBRE FACTORES BIOLÓGICOS:

Miller y otros 1998; Brooks-Gunn y Fusrtenberg, 1989

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¿Son los adolescentes víctimas de hormonas incontrolables?

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Los investigadores (Buchanan y otros, 1992) han descubierto una pequeña relación directa entre los niveles hormonales durante la adolescencia y las siguientes conductas: Mal humor, depresión, inquietud, y falta de concentración, irritabilidad, impulsividad, ansiedad, problemas de agresión y de conducta. Pero a menudo su efecto depende de factores psicológicos o sociales. En un estudio se comprobó que el nivel de testosterona es un indicador confiable de la actividad sexual entre las niñas de 12 y 16 años (Udry, 1988). Pero su efecto disminuía o se eliminaba cuando el padre vivía con la familia o cuando la joven practicaba algún deporte. La presencia del padre suele mejorar la autoestima de las adolescentes en forma que aminoran la necesidad de ser activas sexualmente. Junto con la orientación y el modelamiento de la madre, el padre tiende a crear situaciones que favorecen las relaciones y no solo la conducta sexual.

Los factores ambientales superan los efectos hormonales en el comportamiento. Por tanto, los investigadores llegan a la conclusión de que es un mito la idea de que las hormonas incontrolables sean causa directa de las conductas del adolescente.

El estudio, titulado Teen sex: the parent factor (The Heritage Foundation, “Backgrounder” n. 2194, 7-10-2008), arroja nueva luz sobre uno de los asuntos que más preocupan a las familias americanas. A juzgar por las encuestas, los estudiantes de Secundaria cada vez comienzan a tener relaciones a edades más tempranas –una tercera parte de los adolescentes de entre 14 y 15 años, proporción que crece hasta los dos tercios entre los que se acercan a los 18 años– y, simultáneamente, lamentan “esa primera experiencia y desearían haber esperado más tiempo”, según afirma Christine C. Kim, autora del informe.

Kim afirma que, ante estos datos, la tendencia generalizada entre los legisladores y los profesionales de la salud ha sido la de ampliar los programas de educación sexual y facilitar el acceso a los anticonceptivos, “porque asumen que los adolescentes son incapaces de posponer su comportamiento sexual”. Pero, según dice Kim, “estos presupuestos no solo son erróneos sino que además no tienen en cuenta factores importantes relacionados con la reducción de la actividad sexual de los adolescentes”, entre los que se encuentra la influencia paterna y materna: “Los padres son los que más influyen en las decisiones de sus hijos sobre el sexo, pues dos tercios de todos los adolescentes comparten los valores de sus padres sobre este tema”, señala. Las conclusiones de esta analista política de la Heritage Foundation, que se apoyan en una abundante

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investigación empírica, constatan que la influencia paterna ofrece una fuerte protección frente a la actividad sexual precoz. En concreto, la existencia de una estructura familiar bien constituida resulta altamente preventiva y también el sentido de pertenencia y de satisfacción con la propia familia que se genera en el adolescente. Otros aspectos importantes son el seguimiento de sus salidas y amistades, y la desaprobación clara de esas prácticas por parte de los padres.

Según Kim, “para aumentar la eficacia de los programas y medidas políticas dirigidas a retrasar la actividad sexual o a prevenir los embarazos y las enfermedades de transmisión sexual entre adolescentes, se debería reforzar la estructura familiar y la implicación de los padres”, puesto que se ha comprobado que es menos probable que las chicas de ese tipo de familias se queden embarazadas o tengan su primer hijo fuera del matrimonio. Por eso mismo, los programas y políticas que de manera implícita o explícita evitan la implicación de los padres, como por ejemplo, la distribución masiva de anticonceptivos sin la advertencia o el consentimiento paterno, “contradicen la evidencia de las investigaciones sociales y pueden llegar a ser contraproducentes y potencialmente dañinos para los adolescentes”.

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“La sexualidad es un componente fundamental de la persona. La madurez de la personalidad consiste, entre otras cosas, en conocerla, saber para qué sirve y gobernarla, ser dueño de ella y no a la inversa”(Enrique Rojas)

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Explica la integridad de la persona de modo gráfico, con sus cuatro dimensiones.

Con ello se comprende que no puede explicar la educación sexual centrada en lo físico, disgregándola del resto de los componentes.

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La familia proporciona al hijo

• Amor y comprensión (la familia entorno donde se le ama y comprende por sí mismo)

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  • Afecto, abrigo y protección: El hijo adquiere confianza en el otro, puede establecer lazos afectivos significativos, adquiere estabilidad en sus comportamientos
  • Un sistema de valores y marcos de referencia: Madurez y libertad (la familia debe ayudar al comportamiento maduro informado por criterios propios); Cooperación y solidaridad (trabajar juntos por el bien de los demás)

    La familia proporciona información sobre el mundo

    Estudio «Childhood Abuse and Adult Intimate Relationships: A Prospective Study»; Colman, Rebecca A. Widon, Cathy Spatz Child Abuse & Neglect Vol. 28, Number 11. November, 2004. Page(s) 1133-1151; Los chicos varones cuyos padres nunca se casaron, al crecer tienden a casarse menos y a salir con más mujeres. Las niñas hijas de divorciados tienen mayores índices de cohabitación y matrimonio pero con más disfunciones, como abandonos y divorcios. Los niños criados en familias intactas tienen más probabilidad de tener relaciones sentimentales más sanas y estables en la edad adulta

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    La educación sexual no es la transmisión de habilidades o competencias para hacer (ponerse el preservativo, enseñar el uso de píldoras contraceptivas),sino para ser (ser veraz, auténtico, ser capaz de un amor en plenitud etc….)

    ¡OJO! No se puede disgregar la sexualidad de la totalidad de la persona.

    La Heritage Foundation propone que los padres manifiesten con claridad a sus hijos los valores que defienden, para asegurar que los adolescentes perciben con exactitud la desaprobación de esas relaciones durante la adolescencia. “Mensajes ambiguos o confusos disminuyen cualquier efecto positivo que los valores puedan tener en el retraso de los comportamientos precoces”. Cuando los padres expresan una negativa dudosa o con reservas, los hijos suelen entender un “sí”. Igualmente, “si las madres recomiendan un tipo de específico de control de natalidad, las adolescentes tienden a observar una menor desaprobación, y, en último término, esos consejos pueden tener un efecto de estímulo de la actividad sexual”. Una de las encuestas realizadas entre 600 estudiantes en South Bronx (Nueva York) reveló que cuando las madres explican a sus hijos las consecuencias morales y sociales de la vida sexual precoz, los

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El sentido de la sexualidad

adolescentes tienen muchas más probabilidades de posponer el comienzo de las relaciones.

Orientaciones de la American Medical Asociation:

  • No esperes a que él empiece la conversación. Es cuestión tuya.
  • Fomenta habilidades para la autodefensa frente a la presión

    ambiental (amigos..)

  • Usa la TV, películas, artículos y situaciones de la vida real para

    comenzar a hablar de sexo. Dialoga.

  • Favorece la sinceridad del adolescente.
  • Comparte tus valores sobre la sexualidad. Si crees que no hay que

    tener relaciones hasta casarse, díselo.

  • Háblale de las razones para esperar.
  • Dile cómo el alcohol y las drogas afectan a las decisiones.
  • Ofrécele artículos o libros adecuados.
  • Tu primer mensaje no debería ser el último. Dale continuidad.

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    OBJETIVO:

    Desarrollar una sexualidad madura que integre sus múltiples dimensiones, buscando la realización armónica de la persona concreta.

    MEDIO:

    Formar a partir de los valores. Donde no hay valores no hay verdadera educación. Puede haber instrucción, entrenamiento, pero nunca educación.

    Los valores se transmiten, se contagian, se demuestran.
    De esta manera el joven va descubriendo el significado de la sexualidad. LOS VALORES FAMILIARES (P.J. Viladrich)

  • EL VALOR DEL AMOR INCONDICIONAL: En la familia se ama a la persona por ser quien es, persona única.
  • EL VALOR DEL AMOR JUSTO: Los amores familiares son amores justos, son vínculos de amor a los que tenemos derecho y que nos debemos unos a otros en justicia
  • LA TEMPLANZA: El valor en familia de nuestra armonía interior
  • LA FORTALEZA: La firme resolución de ser valientes en la lucha por

    el bienestar de nuestra familia

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  • LA PRUDENCIA: El saber obrar con rectitud y acierto en cada circunstancia
  • CONSENSO: El valor de acordar en familia
  • RESPETO: El valor de compartir la intimidad sin herir
  • GENEROSIDAD: El valor de ser grandes en el don de nosotros

    mismos

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    INCONVENIENTES EN LA ESCUELA

  • No es personalizado
  • La sexualidad tiene repercusiones morales y debe enseñarse

    conforme al derecho de los padres a educar según sus propias

    convicciones.

  • Puede estimular una curiosidad disarmónica con el desarrollo

    emocional (desajustando el desarrollo psicoafectivo) (consecuencias

    emocionales)

  • Experiencia en España: Las campañas preventivas repetidas no han

    logrado sus objetivos de salud, por lo que no está respaldada su

    implantación escolar

  • Valorar las consecuencias del mensaje: puede dar lugar a una mayor

    precocidad en el inicio de las relaciones sexuales, consiguiendo un efecto boomerang nada deseable sobre los objetivos de salud.

    En EEUU: Los programas de educación sexual basados en contracepción han aportado poca evidencia en disminuir la tasa de embarazos entre adolescentes. En Canadá donde los programas de sexualidad están establecidos en centros escolares desde hace más tiempo que en EEUU, las ETS y los embarazos continúan estables y la evidencia clínica es que las estrategias de prevención no están funcionando.

    “la juventud recibe mucha información sobre sexualidad. Sin embargo, esta característica coexiste con cierto analfabetismo afectivo, sensación de infelicidad y fracaso en cuestiones relacionadas con amor”. En su opinión, es el resultado de insistir en los aspectos biológicos de la información sobre sexualidad sin ayudar a los jóvenes a desarrollarse como personas capaces de amar: “Una educación sexual sin valores es una llamada a la experimentación sexual. Y la experimentación sexual, con o sin preservativos, está llena de riesgos”. Jokin de Irala

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POLITICA DE EDUCACIÓN SEXUAL BASA EN TRES ENFOQUES:

Enfoque higiénico-sanitario

Busca garantizar el uso higiénico de la función sexual (prevención de las enfermedades de transmisión sexual)

Incluye como punto central la anticoncepción y el aborto (suele colocar a la vida por nacer en el mismo nivel de las enfermedades de transmisión sexual de las cuales es preciso protegerse o deshacerse)

Alegando que todo contenido científico es y debe ser «neutro» se limita a impartir mera información científica sin referencia alguna a otras dimensiones esenciales de la sexualidad y de la persona.

Enfoque hedonista

Busca la liberación en el campo sexual superando “prejuicios y tabúes culturales y religiosos” Cualquier comportamiento sexual elegido por el individuo es “normal” y se apela a supuestos “derechos” para su ejercicio (pornografía, homosexualidad, bisexualidad…etc)

Enfoque antropológico-cultural

Son las normas las que regulan las costumbres y las conductas sociales, que varían a lo largo de la historia . Las normas son cambiables según lo hagan las costumbres y conductas. Es lo que llamamos relativismo ético.

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LEY DE SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA
(De la Nota de prensa del Foro español de la Familia. Madrid, 26 de mayo

de 2009)

Los artículos referentes a la parte de salud sexual y reproductiva (11 primeros artículos) suponen un gravísimo atentado a los derechos de la familia, a la patria potestad y a los intereses de los menores.

La ley introduce en el Derecho español los conceptos sobre salud reproductiva propios del feminismo de género y de amplia discusión en Naciones Unidas sobre su contenido. Sin embargo, la Ley no identifica con

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precisión el contenido de estos presuntos nuevos derechos por lo que caben en ellos el aborto y cualesquiera otras prácticas de anticoncepción.

La ley se preocupa especialmente de extender estos presuntos nuevos derechos a los menores de edad. Así por ejemplo, el artículo 3.1 dice que “todas las personas” tienen derecho a la salud sexual y reproductiva y precisa en artículo 3.3 que la edad no será límite para el acceso a prestaciones y servicios en esta materia. En el artículo 5 encarga a los poderes públicos promover el “acceso universal” a los servicios y programas de salud sexual y reproductiva incluyendo por tanto a los menores de edad. Y en el artículo 7 garantiza “el acceso universal” (es decir también de los menores) “a prácticas clínicas efectivas de planificación de la reproducción, proporcionando métodos anticonceptivos adecuados a cada necesidad”. ¡Todos los menores de edad tendrán garantizado el “acceso universal” a cualquier método abortivo y anticonceptivo sin necesidad de que se consulte o se informe a los padres!

Benigno Blanco señala que “con la nueva Ley, por tanto, polémicas como la dispensación de la píldora del día después, o la del aborto a menores de 18 años, quedarán superadas; desapareciendo absolutamente los derechos de la patria potestad respecto a los menores en estas materias. Se trata de la consagración en la ley de las tesis del feminismo más radical obsesionado con la sexualidad y los planteamientos contrarios al derecho a la vida”.

Benigno Blanco añade que “asimismo, esta Ley consagra una inadmisible intromisión de los poderes públicos en el ámbito de la intimidad de las personas y de la educación de los hijos excluyendo totalmente a los padres de familia. Así por ejemplo, impone el en artículo 5.2 que todo el sistema sanitario deberá actuar con enfoque de género en materia de salud sexual. En el artículo 8 obliga a todos los profesionales de la salud a ejercer su profesión “con un enfoque de género” y a incorporar toda esta perspectiva ideológica en “los programas curriculares de las carreras relacionadas con las ciencias de la salud” y en “los programas de formación continuada a lo largo del desempeño de la carrera profesional””.

Con esta Ley un menor a cualquier edad podría acceder a cualquier sistema de anticoncepción o abortivo sin necesidad de que se consulten o se informe a sus padres y además en la atención sanitaria que reciba obligatoriamente se la formará en este sentido al igual que en los centros escolares, esto es tan grave o más como la asignatura de Educación para la Ciudadanía en la escuela. La misma intromisión ideológica se advierte

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El sentido de la sexualidad

en el artículo 9 que obliga a incorporar al sistema educativo la “formación en salud sexual y reproductiva”.

El presidente del Foro Español de la Familia destaca que “con esta Ley se avanza en la introducción en el ordenamiento jurídico español de los planteamientos propios de de la ideología de género para convertirlos en únicos y obligatorios tanto en los servicios sanitarios como en la educación y por supuesto sin contar para nada con la voluntad de los profesionales, de los padres de familias y de los propios menores”.

Estos primeros 11 artículos del anteproyecto de la nueva ‘Ley del aborto’ son de una inmensa gravedad y su debate no debe quedar eclipsado por la nueva regulación del aborto que se realiza en los artículos siguientes de la Ley.

El Foro de la Familia denuncia la regulación de la denominada “salud sexual y reproductiva” que hace esta Ley como una imposición ideológica contraria a nuestro sistema constitucional, a los derechos legales de la familia y al pluralismo y la libertad.

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SENTIDO DE LA SEXUALIDAD:

El hombre contemporáneo carece de significados, de referentes éticos; se muestra confundido y desorientado. Al ignorar el verdadero significado de la sexualidad, le da el sentido que se le antoja, el que él cree más adecuado, aceptando sin cuestionamientos los «sentidos» que se le imponen desde fuera.

La sexualidad es el cauce que tenemos las personas para manifestar y hacer crecer el amor entre un varón y una mujer en cuanto personas sexuadas. Es personal (somos sexuados) nos afecta a toda la personalidad, es la masculinidad y feminidad; es toda la persona de la mujer, en cuanto mujer, lo que atrae al varón; y es la persona íntegra del varón, en cuanto tal, lo que atrae a la mujer. La relación de pareja se hace encuentro de personas y no de cuerpos.

LA UNIÓN SEXUAL ENTRE ESPOSOS

Es un acto íntimo de persona a persona, no solo de cuerpo a cuerpo. Ayuda al conocimiento de la riquísima personalidad del otro. Es un

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encuentro. Un encuentro es una relación con un semejante en la que se le reconoce a este como otro ser humano, no como cosa (nunca es degradado a un medio para conseguir un fin), único y singular. Puede dar vida a otra persona, también única y singular. Procura placer y emociones derivadas de la entrega de la intimidad

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LA PROPUESTA DE AMOR PARA SIEMPRE ES LO MÍNIMO QUE MERECE CADA SER HUMANO