Una espiritualidad desde abajo

EL LIBRO DEL MES
Título: ”Una espiritualidad desde abajo. El diálogo con Dios desde el fondo de la persona”. Autores: Anselm Grün y Meinrad Dufner
Editorial: Narcea, S.A. De Ediciones. Madrid, 2010 6a Edición
Páginas: 133

Público: Mayores. A la hora de afrontar la vida espiritual existen dos posibilidades: asumir un ideal arquetípico y volcar todos nuestros esfuerzos ascéticos a alcanzar las cimas de la espiritualidad. En ciertas fases de la vida espiritual este enfoque tiene sus virtudes, pero antes o después la experiencia del cristiano le lleva a las profundidades de sus zonas de sombra, allá donde sus miserias le revelan impotente para llegar a Dios. Es en esa experiencia de debilidad cuando el cristiano no debe desatender el significado profundo de esta impotencia que descubre el designio divino de que en esa debilidad Dios mismo se descubre como único capaz de salvar al hombre y es de Él de quien el cristiano puede y debe esperar su liberación del pecado y de sus esclavitudes.

EL AUTOR Y SU OBRA

Anselm Grün, benedictino, maestro espiritual y psicólogo, es autor de numerosos libros como “Habitar en la casa del Padre”, “Buscar a Jesús en lo cotidiano” “La oración como encuentro” “La mitad de la vida como tarea espiritual . La crisis de los 40-50” “La salud como tarea espiritual” “Nuestras propias sombras. Tentaciones, complejos, limitaciones” “Si aceptas perdonarte, te perdonarás”, “Nuestro Dios cercano”, etc.

No pretende el autor presentar un tipo de espiritualidad como absolutamente recomendable frente a la otra, pero si advierte de que la espiritualidad desde arriba, ejerciendo la función positiva de despertar vida en nosotros, puede también actuar negativamente produciendo enfermedad cuando los ideales pierden contacto con nuestra realidad.

El peligro de la espiritualidad desde arriba consiste en hacerse la idea de que se puede llegar a Dios por el propio esfuerzo. Pero no. todo esfuerzo nos lleva a constatar que con él solo nadie puede ni hacerse mejor, ni llegar a Dios,

El libro da un repaso a los principales personajes bíblicos como Abrahán, Moisés, David y el mismo San Pablo, como ejemplo de una evolución hacia Dios siguiendo una espiritualidad muy distinta.

Y la enseñanza de Jesús, que nos dice que un corazón contrito es un corazón abierto.

El autor cita en este sentido la espiritualidad monástica, y a su patrón San Benito, que volcaba toda su delicadeza al regular las medidas sancionatorias de los hermanos que habían faltado, precisamente por reconocer la primacía de la misericordia de Dios.

Los monjes -cuenta Anselm Grün- suelen repetir que es necesario reconocerse primero incapaces para que Dios asuma nuestra lucha. “Así lo expresa un viejo apotegma: Un monje consultaba con su viejo director espiritual algunos problemas sobre su continencia. El viejo le explicó: ¡Ánimo! Pon tu

incapacidad ante Dios y quedarás tranquilo”.

Como resumen de la esencia de la espiritualidad desde abajo, nos dice Grün en el capítulo denominado “Experiencia ante la propia nada y ante el fracaso”: La experiencia de Dios no llega nunca como recompensa a nuestro esfuerzo; es la respuesta de Dios al reconocimiento y confesión de la impotencia del hombre.

Interesantísimas son también las consideraciones del libro relativas a la espiritualidad desde abajo y la comunidad, así como el capítulo denominado “Humildad y humor, rasgos esenciales de la existencia humana”.

Al referirse a los ejercitantes a quienes se ha explicado la espiritualidad desde abajo, describen éstos cómo, ”cuando se sienten incapaces de salir por sus propias fuerzas (de su situación de decepción de los resultados de la espiritualidad desde arriba), no debe forcejear; lo único que deben hacer es clamar a Dios para que los saque de allí hacia adelante. En ese encuentro nos presentamos a Dios con las manos vacías, encallecidas por el esfuerzo, cubiertas de rasguños, para que sea Dios el que nos salve. Allí abrimos las manos y palpamos en el fondo de nuestra nada la fuerza de la gracia, el amor de Dios, comprensible solo, o mejor, en el momento en que llegamos a captar que solos no podemos nada. Hemos llegado a comprender con Pablo la virtud de la gracia de Dios que convierte nuestra fragilidad en plenitud y perfección”.

María José Ayala y Ramón Santillán Mayo de 2013

Escuela para padres

Una escuela para padres por Internet

  •   ACEPRENSA
  •   22.SEP.2011

La Fundación PROFORPA, vinculada a la Confederación Católica de Padres y Madres de Alumnos (CONCAPA) y dedicada a la formación de padres, ha presentado “Escuela de Familias”, un curso on line para padres pensado como guía orientadora para educar a los hijos.

El curso consta de 9 módulos que abordan distintos temas: el desarrollo y crecimiento de los hijos desde que nacen hasta el final de la adolescencia; la familia en la sociedad; el centro escolar; la comunicación y el diálogo en la familia; la resolución de conflictos en la convivencia familiar; el ocio y tiempo libre de los hijos; los medios de comunicación y las nuevas tecnologías; educar en la responsabilidad, el esfuerzo y la autonomía; y, por último, los trastornos más frecuentes en la infancia y la adolescencia.

“Escuela de Familias” tiene como principal objetivo ayudar a los padres a que se impliquen eficazmente en la educación de sus hijos, dicen los promotores. Los temas se analizan teniendo en cuenta el contexto social y educativo actual, que a veces ayuda poco a que los padres puedan ejercer de manera eficaz su cometido.

“Escuela de Familias” ha sido elaborado por un grupo de profesores y especialistas. Los temas se abordan desde múltiples perspectivas –médica, pedagógica, psicológica, legislativa…–, para proporcionar orientaciones prácticas para que los padres puedan llevan a cabo su labor en los diferentes contextos en que han de actuar .

El curso está dirigido también a otros agentes educativos, como tutores, abuelos o

asociaciones de padres de alumnos. Se puede comenzarlo en cualquier momento y cuesta 100 euros.

Diálogo conyugal

Diálogo Conyugal Comunicación para el encuentro

Compartiendo nuestros sentimientos, pensamientos y actitudes podemos DARNOS a la otra persona, ACERCARNOS más a ella y lograr la UNIDAD que tanto deseamos.
No se trata de sólo hablar, hablar y hablar, ni tampoco de estar allí y decir que estamos escuchando, cuando en realidad sólo estamos oyendo e intercambiando información.

OIR ≠ ESCUCHAR CHISMEAR ≠ DIALOGAR

«Con el oído se oye… Con el ser se escucha» «Si me escuchas, me comprendes»

Para una buena comunicación debemos considerar:

¿QUÉ? Lo queremos decir.
¿CUÁNDO? En el momento adecuado ¿CÓMO? Gestos, palabras, tonos.
¿POR QUÉ? Motivo, razón.
¿CON QUIÉN? Persona, estado de ánimo.

¿Qué cosas no nos permiten escuchar? Resentimientos (heridas). Conversaciones anteriores.
Historia familiar (dichos).

Palabras prohibidas:

SIEMPRE – NUNCA – JAMÁS

Palabras vitales:

POR FAVOR – GRACIAS – PERDÓNAME – TE NECESITO – TE AMO PARA COMPARTIR

1. Las tres cosas que más me agradan de ti.
2. ¿Qué temas me cuestan hablar contigo? ¿Por qué? 3. ¿Qué espero de ti?

CÓMO NOS DECIMOS LAS COSAS

¿Cuál de los hábitos de la columna «B» quisiera desarrollar más? Habla de esto con tu pareja y señale el habito dañino correspondiente en la columna «A»?

FORMAS INUTILES DE HABLAR FORMAS DE HABLAR UTILES

Formas de hablar (o de no hablar) que no Formas de hablar respetuosa y

muestran respeto.

personalmente.

1. «Mensajes tú»: Las parejas a menudo emplean el «tu» en lugar del «yo» para criticar, echar en cara las faltas y culparse mutuamente. «Tú no quieres entender»; «¡Me haces enojar!»; «¡Tú eres igualito/a aI».

1. «Mensajes yo»: Usar el «yo» en lugar del «tú» para decir lo que necesitan, desean o sienten, «preferirla que…»; «Me molesta que…»; «Me gusta que tú…»; «Necesito tiempo para pensarlo».

2. Agresiones: Probablemente ustedes saben, por su propia experiencia, que la crítica, las acusaciones, los reproches, etc. hechos en ese mismo momento, no funcionan y nada aportan para los cambios deseados.

2. Fijar un tiempo para hablar: Es mucho mejor fijar un tiempo para hablar de las tensiones, ir al grano, escuchar el punto de vista del otro y buscar formas de ir al encuentro de sus necesidades

3. Silencios: Disfrutan haciéndose la víctima o rehusando hablar, pero con eso nada se consigue. Tampoco vale tragarse la ira, resignarse, no ser sincero o simular estar de acuerdo por «la paz a cualquier precio».

3. Apertura: Decir lo que les molesta, lo que necesitan, lo que les gusta o desean, en lugar de esperar que la pareja lo adivine. Seguir hablando hasta tener la sensación de haber sido comprendidos.

4. Interrumpir: Especialmente para interpretar, analizar lo que dice la pareja, discutir, dar consejos o hacer preguntas que se salen del tema.

4. Reflejar lo escuchado: Cuando hay una tensión, pónganse de acuerdo para escuchar y resumir lo que han oído, verificando si han entendido. No es algo artificial cuando los dos están de acuerdo en hacerlo.

5. Pelear deslealmente: Con burlas, apodos (poniéndole al otro la etiqueta de renegón), gritando con cólera, usando palabras como siempre, nunca, etc…, Cosas que deshabilitan la relación y hasta pueden destruirla.

5. Buscar la comprensión: Cuando el motor se recalienta hay que enfriarlo pidiendo un «tiempo de frenar». Más tarde podrán comenzar diciendo «Deseo comprenderte» y reflejando lo que han escuchado.

COMPLETA LAS FRASES ADECUADAMENTE:

  1. Me siento feliz cuando tú………………………………………………………………………………
  2. Me siento triste cuando tú…………………………………………………………………………….
  3. Me siento alentado cuando tú……………………………………………………………………….
  4. Me siento aburrido cuando tú……………………………………………………………………….
  5. Me gusta que tú…………………………………………………………………………………………….
  6. Quisiera que tú………………………………………………………………………………………………
  7. me siento molesto contigo cuando tú……………………………………………………………
  8. Me siento mejor conmigo cuando tú……………………………………………………………..
  9. Me siento abandonado cuando tú………………………………………………………………….
  10. Me siento cerca de ti cuando tú……………………………………………………………………..

Superar las crisis de identidad sexual

 

 ACEPRENSA  10.MAY.2013

Dos testimonios recientes muestran con sinceridad y valentía cómo, tras superar una crisis de identidad sexual, una persona puede salir renovada y ofrecer comprensión y ayuda cualificada a quienes puedan pasar por parecidos problemas. En ambos casos se comprueba también que la fe

ayuda a realizar esa evolución y a encontrar la paz.

Rosaria Champagne Butterfield explica su caso en unaentrevista, con motivo de la presentación de su libro“Pensamientos secretos de una conversión improbable. El viaje de una profesora de inglés hacia a la fe cristiana”, que ha escrito recientemente en lengua inglesa. Ella era lesbiana y feminista. En 1997 trabajaba como profesora en la Syracuse University de Nueva York, y estaba especializada en estudios sobre el mundo gay. De niña había recibido educación religiosa, pero el escándalo sexual en el que se vio envuelto un sacerdote, al que tenía gran estima, la apartó de la fe y la llevó a “crecer en sus convicciones feministas”.

En octubre de 1997, la Universidad de Syracuse alquiló sus locales al grupo cristiano Promise Keepers para un evento. Champagne protestó formalmente al considerar que tales personas, que según ella defendían ideas machistas, no deberían utilizar las isntalaciones académicas. Fue entonces cuando el ministro presbiteriano Ken Smith la retó con suavidad y seriedad formulándole por escrito preguntas cómo “¿Cuáles son tus suposiciones sobre la verdad del cristianismo?” Ella lo llamó, y Smith y su mujer la invitaron a cenar. Así fue como comenzó una sólida amistad.

Rosaria Butterfield pasó de lesbiana feminista a estar casada con un pastor de la Iglesia Presbiteriana reformada

Después de dos años de relación con este matrimonio, de un diálogo sincero con el cristianismo, y de una intensa lectura de la Biblia, Champagne consideró la idea de cambiar de vida. Un amigo le había aconsejado que podía hacer compatible la relación con su compañera y la fe religiosa. Pero Champagne no encontraba en la Biblia justificación para esa actitud y rechazó ese consejo. De este modo, tras vivir como lesbiana de los 28 años a los 37, cuenta que “un domingo salí de la cama de mi compañera lesbiana, y una hora más tarde estaba sentada en un banco en la iglesia presbiteriana reformada de Syracuse”.

Actualmente está casada con un pastor de la Iglesia presbiteriana reformada y tienen cuatro hijos adoptados. Desde su matrimonio, Champagne abrazó con

facilidad y rapidez su relación heterosexual. Esto revela que, al menos en algunos casos, las tendencias homosexuales son reversibles. Ella reconoce en su libro que “mi vida anterior todavía está al acecho en los bordes de mi corazón, brillante como un cuchillo”. Pero tras diez años de matrimonio su relato transmite una profunda satisfacción personal.

Carolyn Moynihan, en un artículo sobre Champagne en MercatorNet considera que “esta es la gran lección de la historia: la amistad con aquellos que son diferentes a nosotros, o incluso que están enfadados con nosotros, por motivos reales o imaginarios. No todos responderán como Rosaria Champagne Butterfield, pero

algunos lo harán”.

Walter Heyer se sometió a una operación de cambio de sexo, solución que hoy considera un grave error

Un transexual cuenta su experiencia

Otro caso es el de Walter Heyer, quien escribe en La Nuova Bussola acerca de su experiencia transexual. Insiste en que en estos casos es importante explorar la infancia del interesado. Cuando él tenía cinco años, a su abuela le gustaba vestirle de niña con un traje color púrpura; ocurrencia que se repitió muchas veces. A los 10 años, un tío suyo adolescente abusó de él sexualmente, sin violencia y con engaño, dejándole humillado y con una sensación muy negativa.

A los 15 años, Heyer dice que se sentía atrapado en un cuerpo equivocado. Intentó algunos modos de evasión como el alcohol, sin resultado. Posteriormente se casó, tuvo dos hijos, y logró tener éxito profesional. Pese a todo, seguía teniendo deseos de ser mujer. Finalmente, en 1983, terminó en el quirófano del Dr. Stanley Biber; y tras la operación de cambio de sexo afirma que no sacó ningún beneficio psicológico. Heyer nos cuenta que “después de vivir ocho años como una mujer, me di cuenta de que había cometido un terrible error. Mi vida fue destruida y mis hijos fueron devastados por la locura de su padre (…) El trastorno disociativo que padecía solo fue diagnosticado diez años después de la operación”.

Heyer sostiene que “las cirugías de cambio de sexo no hacen más que empeorar la

vida de las personas que se someten a ellas”. Respecto a los transexuales, dice que “no es suficiente una actitud de comprensión: se necesita un apoyo psiquiátrico y psicológico para ayudarles a vencer sus problemas”. En su
libro Paper Genders, Heyer piensa que “es una locura seguir practicando un procedimiento quirúrgico, que causa un gran sufrimiento, como solución a un trastorno que es psicológico (…) No es aceptable que se ignore deliberadamente los factores que están en la base de trastornos psicológicos responsables de la muy alta tasa de suicidios en las personas transexuales: el 30% de ellas”. Estas ideas se ven confirmadas por un estudio realizado en Suecia, respecto al periodo 1973-2003, acerca de los riesgos de suicidio y trastornos psiquiátricos en las personas sometidas a una operación de reasignación de sexo.

Tras distinguir entre intersexualidad –referida a condiciones objetivas sobre ambigüedad sexual biológica– y transexualidad, Heyer aclara que esta última situación se refiere a un trastorno psicológico. Esta idea es confirmada por
una investigación de la Universidad italiana La Sapienza, que desmiente que los transexuales lo sean desde el nacimiento. Heyer ofrece en su web ayuda a los transexuales. Contemplando su trayectoria vital, afirma que “el encuentro con Dios en la oración fue fundamental en la búsqueda de mí mismo (…) Mi fuerza es la de la verdad: hoy yo soy el hombre que Dios ha creado, Walt Heyer, varón, renovado y restaurado”.

Suicidio y aborto

El 80% de las mujeres americanas suicidadas ya habían abortado

Para evitar el envejecimiento de la población es necesario incentivar la natalidad, de acuerdo con el estudio del Instituto de Política Familiar (IPF).

Hispanidad, viernes, 14 de octubre de 2011

Sólo con 750.000 nacimientos al año se lograría alcanzar un índice de fecundidad de 2,1 hijos por mujer, el necesario para asegurar el reemplazo generacional. Uno de cada cinco niños que nacen, es hijo de madres inmigrantes.

Urge, que para que se cumpla el objetivo marcado por el IPF, cerrar todos los chiringuitos abortistas y encarcelar a los médicos dedicados a este fraudulento negocio de la muerte. Así ha sucedido con el cirujano abortista Carlos Morín que se enfrenta a una condena de 309 años de cárcel por 101 abortos ilegales, tras la apertura del juicio oral y en el que el fiscal pide la condena citada. El fiscal también señala que, en las clínicas de Morín, se realizaban los abortos “sin observancia de los requisitos exigibles para la legalidad del aborto, sin límite temporal alguno en todos los casos, siendo ésta una actividad continuada, abusiva y con un único afán desmedido de lucro”

También el aborto tiene otras dramáticas secuelas, según se afirma en el último Congreso Nacional de Bioética, la catedrática de Bioquímica de la Universidad de Navarra, Natalia López Moratalla, explicó que “existe una comunicación natural entre madre e hijo en el embarazo y romperla no es natural, por lo que el aborto supone una violencia sobre la mujer”.

El síndrome post aborto consiste en el estrés postraumático provocando en la mujer que ha abortado la adicción a las bebidas etílicas y a las drogas. Incluso en el riesgo del suicidio, López Moratalla aseguró que de acuerdo con varios estudios internacionales publicados por el Instituto Elliot de Estados Unidos, de las mujeres que se suicidan, entre el 70 y el 80%, habían interrumpido su embarazo.

Los casos de mujeres que sufren este síndrome se han multiplicado exponencialmente un 380%, según los datos que ha presentado Red Madre a la que, en el año 2010, acudieron casi 4.000 mujeres a pedir ayuda para poder sacar adelante su embarazo o por problemas psicológicos post-aborto.

Sandra una joven ecuatoriana de 22 años, ha encontrado refugio entre las paredes de esta asociación. Desde que abortó ya no sonríe. Prefiere no mostrar su rostro. “Sólo se lo he contado a mi madre”, comenta, llena de tristeza, amargura y dolor.

Clemente Ferrer

 

Suicidio en el mundo

 

 

Un 1% de la población mundial muere por suicidio
Simposio sobre prevención del suicidio y acompañamiento a los familiares

VALENCIA, jueves 12 de noviembre de 2009 (ZENIT.org).- Actualmente, los suicidios provocan casi la mitad de todas las muertes violentas; en cifras, casi un millón de víctimas al año, según la asociación Viktor E. Frankl.

De hecho, se producen más muertes por suicidio que por la suma de homicidios y guerras, y se calcula que un 1% de la población mundial fallece por esta causa, afirmó el psicólogo adjunto del Servicio de Hematología del hospital Universitario La Paz de Madrid, Javier Barbero.

Lo hizo durante su intervención, titulada “El afrontamiento del duelo por suicidio”, en el primer simposio del Observatorio del Duelo de la Asociación Viktor E. Frankl, que, bajo el título “Suicidio y Vida. Desde y contra la memoria… hacia el sentido”, se celebró en el Ateneo Mercantil de Valencia los días 6 y 7 de noviembre.

Ante el problema del suicidio, el doctor en medicina de la Fundación Vidal i Barraquer de Barcelona Jordi Font destacó en el mismo simposio la importancia de tomar en consideración los valores espirituales del ser humano como factor preventivo.

Dijo que “el psicoanálisis y la neurociencia, que hasta hace poco eran divergentes con la espiritualidad, están confluyendo en un mismo punto común: el ser humano es un ser destinado a transcenderse a sí mismo.

E insistió en la importancia de fomentar un cambio en nuestra sociedad hacia valores más profundos y espirituales tanto de la vida, como del propio ser humano.

Duelo por suicidio

Por su parte, Barbero afirmó que, tras el suicidio de un ser querido, se debe cambiar la común experiencia de culpa por el respeto.

El experto explicó que el objetivo del duelo es “despedirse de un tipo de relación que lastra a la persona para llegar a otro más creativo”

“Hemos de ayudar al doliente a no instalarse en la culpa”, afirmó, y para ello “hay que ayudar a reconciliarse con los propios límites”, dijo.

Según Barbero, resulta útil “hacer notar que no soy responsable de mi tristeza, pero sí de lo que hago con ella”, indicó, y añadió: “podemos elegir cómo vivir el duelo; y, por fin, sacar lo mejor de uno mismo”.

Sobre las actitudes que no ayudan, pidió no juzgar y aconsejó evitar frases hechas.

Abrazar la emoción

En opinión del experto, la persona que acompaña este tipo de duelos debe “sostener en el dolor, que supone acoger la experiencia del sufrimiento y gestionar el dolor”.

En este sentido, otro de los expertos que intervino en el simposio, el catedrático de psicobiología de la Universidad de Valencia Vicente Simón, presentó los beneficios de la meditación llamada mindfulness, tras la muerte de un ser querido.

“Las emociones que aparecen son tan dolorosas, que nuestra mente intenta huir de ellas -explicó-. Por el contrario, la meditación consiste en mantenernos presentes en la emoción, tomando conciencia de ella (···), igual que si tuviéramos un niño llorando en nuestros brazos abrazamos nuestra emoción hasta que se calme”.

El collar de perlas

También comparó la experiencia de la muerte de un ser querido con la imagen de un collar de perlas que se rompe.

“Igual que nos quedamos sin el hilo que las unía -explicó-, nos quedamos sin un sentido, con fragmentos sueltos que debemos volver a unir.

Simón destacó los pasos que tienen que darse en todo proceso de duelo: sentir el dolor, perdonar, aceptar y amar, agradecer y decir adiós.

El experto animó a no resistirse a lo que es la realidad, pasado el impacto inicial, y señaló como ejemplo de la actitud de aceptación la fase de Jesucristo en el momento de su muerte: “Hágase tu voluntad y no la mía”.

Simón destacó también la conveniencia de desarrollar la autocompasión, la capacidad de darse cariño y amor a uno mismo en cualquier circunstancia, “lo cual en el duelo por suicidio resulta de una grandísima ayuda”.

Vicente Simón también recordó a Viktor Frankl en su planteamiento del espacio de libertad humana que queda entre los estímulos (o acontecimientos) que experimentamos y la respuesta que damos.

El neurólogo y psiquiatra austriaco definió el duelo como una ocasión para la creatividad del ser humano, para volver a rehacer el collar de perlas con un nuevo sentido.

La Asociación “Viktor E. Frankl”, creada en 2001 en Valencia , se dedica a prestar ayuda en el sufrimiento, en la enfermedad y en el duelo, y su ideario se inspira en el humanismo cristiano y en el análisis existencial y la logoterapia de Viktor E. Frankl.

[Por Patricia Navas]

 

Campeones de la cocaína

 

España, sin freno: Somos los primeros consumidores de cocaína del mundo

 

Superamos a Estados Unidos y multiplicamos por cuatro el consumo de la UE; también batimos récord cada año en rupturas familiares (160.000) y abortos (más de 90.000)

 

España sigue batiendo records de trasgresión: Hemos desbancado a los Estados Unidos y ya somos líderes mundiales en consumo de cocaína, cuadruplicando a la vez la tasa de consumo de la media europea, según informó la ONU este martes, 26 de junio.

 

 

La pérdida del sentido de los verdaderos valores de una parte importante de la sociedad, hipnotizada por la exaltación del hedonismo y el consumismo, no es ajena a unas cifras estadísticas que muestran una España sin freno ni medida.

 

También batimos record, año tras año, en rupturas familiares (160.000 en 2006) y en abortos (91.000 en 2005).

 

 

Los adolescentes “viven en medio de una confusión de valores donde se exalta el hedonismo, el materialismo, el consumismo y el individualismo”, afirmó el pasado mes de febrero el ex Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, Pedro Núñez Morgades, al referirse al incremento del consumo de coca entre los más jóvenes.

 

“Se ha disparado”

 

 

“El mayor problema de España en asunto de drogas es el aumento de cocaína, que se ha disparado y ya supera al de Estados Unidos. Ése es el problema, no el del cannabis, que tiende a estabilizarse”, aseguró este martes el principal responsable del Informe Mundial sobre Drogas 2007, Thomas Pietschmann.

 

 

La oficina de la ONU contra la Droga y el Delito (ONUDD) publicó un último informe anual en Ginebra, en el que manifiesta que el consumo y la producción en el mundo de todas las drogas ilegales tiende a estabilizarse.

 

 

Sin embargo, se observa un aumento del consumo de la cocaína entre los ciudadanos españoles de 15 a 64 años, de forma que ya más de uno de cada cinco consumidores europeos se encuentra en España.

 

 

La tasa de consumo se ha duplicado desde 1999, cuando era del 1,6 por ciento de la población en esa franja de edad, hasta 2005, año en el que alcanzó el 3 por ciento, un porcentaje que no alcanza ningún otro del centenar de países estudiados por la ONU.

 

 

4 veces la media europea

 

 

Ese porcentaje es cuatro veces superior a la media europea (0,75 por ciento) y más del doble que el del consumo en Europa occidental (1,2 por ciento), según los datos del informe.

 

 

En la franja de edad de entre 14 y 18 años el consumo de los adolescentes españoles salta hasta el 7,2 por ciento en 2005, frente al 6,2 por ciento en 2002 y el 2,7 por ciento de hace 10 años.

 

 

A España le siguen en consumo los Estados Unidos (2,8 por ciento), el Reino Unido (2,4), Canadá (2,3) e Italia (2,1 por ciento). La media mundial de consumo de coca es del 0,3 por ciento.

 

 

El informe de la ONU también constata que, mientras el consumo de cocaína aumenta “de forma alarmante”, el de cannabis cayó por primera vez ligeramente entre 2003 y 2005, al pasar del 11,3 al 11,2 por ciento de la población española de entre 15 y 64 años.

 

 

Por lo que se refiere al consumo de heroína y otros opiáceos, la ONU observa un ligero descenso en España en 2005, al igual que en el de anfetaminas y éxtasis.

 

Una ruptura cada 3,3 minutos

 

 

Pero, no se trata sólo del consumo de drogas o alcohol, al que muchos adolescentes se hacen adictos a edades cada vez más tempranas, sino que la pérdida del sentido de los valores, la ‘anomalía española’, se manifiesta también en otros datos estadísticos relacionados con la familia y la vida.

 

 

Un reciente estudio del Instituto de Política Familiar (IPF), Informe Evolución de la Familia en España 2006, constata que, mientras en 1995 el número de rupturas familiares fue de 82.478 (33.104 divorcios y 49.374 separaciones), diez años después esa cifra se disparó hasta las 149.255 rupturas (93.615 divorcios y 55.640 separaciones).

 

 

El mismo estudio muestra que el número total de rupturas en los nueve primeros meses de 2006 fue de 114.752, con un crecimiento del 13 por ciento con respecto al mismo período del año anterior.

 

 

La proyección para finales de 2006 la fija el IPF en 160.000 rupturas, esto es una ruptura cada 3,3 minutos y 439 rupturas al día. Además, los divorcios representan ya más del 91 por ciento de las rupturas, concluye el IPF.

 

 

Un aborto cada 5,7 minutos

 

 

Al mismo tiempo, el número de abortos también se ha disparado en España en los últimos años. El Ministerio de Sanidad reconoció en su momento, con cifras oficiales, que en 2005 se produjeron un total de 91.000 abortos.

 

 

Aunque el número real de abortos en ese año pudo ser mayor, dado que las cifras oficiales a buen seguro que no coinciden con la realidad, sólo en base a esos 91.000 mil abortos se puede afirmar que se produce un aborto en España cada 5,7 minutos.

 

 

Según el informe La interrupción voluntaria del embarazo y los métodos anticonceptivos en los jóvenes, elaborado también por el Ministerio de Sanidad, la tasa de abortos española en 1995 era de 5,53 abortos por cada 1.000 mujeres; en 2002 de 8,46; y en 2004 de 8,94.

 

 

Además, el estudio muestra que mientras en 1990 España estaba a la cola de los países europeos, Canadá y Estados Unidos, en cuanto a la frecuencia de abortos, la proyección para 2006 muestra a una España por encima de países como Alemania, Austria, Bélgica, Finlandia, Holanda e Italia.

 

 

De hecho, en el período que va desde 1990 hasta 2002, todos los países han reducido la frecuencia de abortos menos Holanda y España. Así, mientras la tendencia general es reducir el número de abortos, la de España es aumentarlos año tras año.

 

 

Fuente: Víctor Ruiz (Forum Libertas)

Solo quiero rollo

Sólo quiero rollo
Algunos padres parecen haber renunciado a educar la afectividad de los hijos.
Javier Láinez
ESCUELA DE FAMILIA

 

En defensa de la familia
Benigno Blanco
Tardes de discoteca.

Me quedé pasmado cuando me lo contaba. Lina es una muchacha alta, guapa y ya muy mujer a sus catorce años. No hace tanto, todavía jugaba con muñecas. En pocas semanas, Lina aprendió todo lo que había que aprender para estar a la altura de la panda. Al principio son juegos amatorios de cuchicheos entre amigas, con ese lenguaje pobre y peculiar de los adolescentes: “Lina está por Marco” o “Lina, sé por Vanessa que Marco quiere pedirte salir, pero no se atreve”. Enseguida llegan los primeros desengaños, los plantones, los marujeos a la puerta de la discoteca y las lágrimas en cualquier portal, con el torpe consuelo de las compañeras. Ya el amor está sobrevolado, visto y desestimado. Más adelante, alguien le explicará detalladamente la técnica del beso. Y habrá prisa por probar. Pero, desgraciadamente, ya no tendrá ese aire tierno y romántico de la vieja canción de Claudio Baglioni: “Il primo baccio, per sapere come si fà” (el primer beso, para saber cómo se hace), sino que será la pura y dura búsqueda de la experiencia sensual. A la postre, el alma desencantada de una casi-niña casi-mujer catorceañera, será capaz de soltarle a un muchacho al que acaba de conocer y que la invita a bailar: “Yo sólo quiero rollo”.

El Enrolle.

En la jerga juvenil, enrollarse significa la tolerancia de una relación (rollo) basada simplemente en el besuqueo lascivo y desaforado, sin mayores pretensiones. Puede que mañana ni siquiera salude al muchacho. Tal vez en la misma puerta de la discoteca se burle de él con sus amigas. Ander, un chico de 17 años, me contaba entre bromas y veras, mientras paseábamos por la calle, que lo mejor es que la chavala esté un poco achispada durante el rollo. “Así, es probable que al día siguiente no se acuerde de tu cara, y te ahorras tener que invitarla a un café”. Adiós caballerosidad, bienvenido cinismo.

No se busca la comunión de las almas, el compromiso estable basado en los aspectos más espirituales de la personalidad. “Eso sólo causa tortura”, te dicen. El rollo es más llevadero. Te diviertes y al cabo de un rato, si te he visto no me acuerdo. El beso no deja secuelas. Tiene toda la electricidad de los actos eróticos, la dosis de aventura necesaria para que valga la pena atreverse y no compromete a nada. Todo el mundo acepta que enrollarse es un escalón anterior a “salir”. Salir, en el criptolenguaje quinceañero significa que me comprometo a no enrollarme con otra persona mientras dure lo nuestro. Salir tiene, como los yogures, fecha de caducidad incorporada. Por eso, se pueden tener varios rollos a lo largo del año, sin que nadie se sienta atado por la anticuada y terrible palabra noviazgo, que se reserva para la mayoría de edad.

Las niñas ya no quieren ser princesas.

Tal vez algún lector piense que exagero. ¿Hay estadísticas? ¿Es para todos los jóvenes el panorama igual de sombrío? ¿Es tan malo que se besen? Gracias a Dios, no todos se comportan así. Pero cualquiera que conozca el mundillo de los institutos y de los colegios de enseñanza media sabe que este fenómeno tiene dimensiones de epidemia. En este pequeño análisis no vamos a preguntarnos por la actividad sexual de los adolescentes (nos llevaría muy lejos), ni sobre la bondad o malicia de los besos. Más concretamente querríamos saber dónde ha ido a parar la educación afectiva de los muchachos y muchachas sin experiencia y sin resortes morales de ningún tipo. Es tremendo comprobar la general abdicación de los padres en este terreno. La escuela no suele dar otra visión que la biológica, cuando no la información perversa de todos los recursos de la fontanería genital. El resultado, aunque sea doloroso reconocerlo, es un desolador desamparo afectivo y moral de miles de adolescentes. Alguien les ha robado el deseo de soñar. Lo advertía aquella canción de Joaquín Sabina, popularizada por el malogrado Antonio Flores: “Las niñas ya no quieren ser princesas / y a los niños les da por perseguir / el mar dentro de un vaso de ginebra…”

Soñadores frustrados.

Lo curioso es que muchos reconocen el engaño. La frustración psicológica y sentimental a la que conducen estos comportamientos deja siempre un poso de amargura. Los más sensatos advierten el tobogán hacia el cinismo de su proceder. Pero, a la vez, se sienten incapaces de salir de la trampa. No es infrecuente encontrar chicas que sueñan con un príncipe azul. Pero aun en este caso, entretienen la espera enrollándose con el primero que se pone a tiro. Pero –les preguntas– ¿no es eso una contradicción? “Bueno –es la respuesta más frecuente– ese chico con el que sueño no existe. Hay que agarrarse a lo que hay”.

La adolescencia no es para ninguno de sus protagonistas una estación de tránsito, un transbordo para llegar a algún lado. Es, eso parece al menos, una provisionalidad definitiva. La publicidad y la moda han encontrado un buen filón en esta juventud estacionaria. “Just do it” (Simplemente hazlo). Por eso, cuando pasan los años y cabría suponer una cierta maduración intelectual y afectiva, uno se encuentra con el más asombroso vacío: casi ningún deseo de compartir la vida, un vago sentimentalismo sin profundidad, un montón de “experiencias” que han desarbolado la sensibilidad. Llegar con este equipaje a la edad del noviazgo, del matrimonio, de la familia, es como entrar en el circuito del Jarama con las ruedas pinchadas. Aquí sí que cantan las estadísticas: el 40% de los matrimonios de los últimos 15 años han fracasado.

El remedio son los padres.

Desde que los hijos son pequeños debe comenzar su educación afectiva. Buena parte del secreto consiste en adelantarse delicadamente a la natural curiosidad y a las propias experiencias. Pero hay que añadir un ingrediente más. La educación afectiva, sexual y moral de los hijos debe darse sin alarmismos, pero con la clara conciencia de que habrá de desenvolverse en un medio hostil. Una vida familiar sana e intensa requiere mucho sacrificio por parte de los padres, pero no se conoce otro remedio si no quiere uno que se los lleve la riada cuando cumplan determinada edad. san Josemaría Escrivá, que tantas iniciativas promovió para la gente joven, daba a los padres un certero consejo allá por los años 70, cuando de este problema no había asomado ni la punta del iceberg. Reunido con un buen número de matrimonios en Castelldaura (Barcelona) y ante la pregunta de una madre, les respondió: “Sin hacer las cachupinadas del siglo pasado, lo mismo que habéis puesto esos lugares de reunión para chiquitos jóvenes, de doce a catorce años (se refiere a los clubes juveniles), deberíais pensar en otras soluciones, para cuando los chicos comienzan ya a tontear. Es lógico. La mayor parte han de formar un hogar, porque Dios lo quiere así. Tenéis familias amigas, de buenas costumbres, que piensan como vosotros: ¿por qué no os reunís de cuando en cuando, dejando un poco tranquilos a los hijos, para que se conozcan y se vayan tratando? O poneos de acuerdo y sostened entre todos un lugar de recreo y de diversión para vuestros hijos, siempre que haya una madre que esté por allí con un ojo abierto, además del Ángel de la Guarda. Así nacerán noviazgos cristianos, como los quiere la Iglesia. Así casaréis a vuestras hijas con chicos estupendos. Así, las madres que tienen hijos por casar, los casarán con unas nueras maravillosas, que las llamarán madre y no suegra. Si no, os podréis encontrar con esas sorpresas tremendas, que a veces vienen, que os hacen padecer y de las que no tenéis ninguna culpa, porque ésta es la situación actual del mundo (…) Discurrid, pedid al Señor que os ilumine, y haced unas cuantas cosas. No definitivamente, sino como prueba, porque puede no salir bien a la primera, y tampoco a la segunda. Hay que insistir”.

Valía la pena esta cita aunque sea larga. Hay que insistir, sí señor. La perseverancia de los padres y el cuidado del entorno familiar son un seguro baluarte contra el nihilismo afectivo en el que ya estamos inmersos. Esta nadería sentimental que mantiene abotargado el corazón de tantos jóvenes puede provocar desaliento en muchos educadores. El asunto es más grave que la simple desorientación afectiva. El descuido de la educación de la inteligencia, el desarrollo de la publicidad de masas y de los medios de comunicación, las modas light y los hábitos de consumo del occidente opulento son el correlato de la ausencia de algo en el corazón. Pero no hay que desesperar.

Contrarrestar el vacío afectivo.

No podemos consentir que sea Hollywood quien eduque el corazón de los jóvenes. Ni la moda de Ragazza, ni las canciones de las Spice Girls, ni los anuncios de Calvin Klein. La presión de la publicidad existe y tiene una fuerza brutal. Nos hablan de sentimientos, de sensaciones, de sentimentalismo y de otros sensores de la personalidad, que no son otra cosa que eso: sentidos, esto es, puertas hacia el exterior. Lo que queda por construir es la autopista que lleva de los sentidos hasta el corazón. “En estos últimos años, muchos padres y casi todos los colegios parecen haber renunciado a educar la afectividad de los niños. Quizá suponen que lo sano es dejarla a la intemperie, para que se exprese indiscriminada y hemorrágicamente. O quizá han delegado en la tele tan ardua tarea. El caso es que el Planeta se está llenando de adolescentes crónicos, super precoces en lo sexual e inmaduros en el amor” (E. Monasterio, Mundo Cristiano, octubre 1998).

Pero la cosa no es nueva. Hace poco publicaba Aceprensa un artículo comentando un libro sobre la adolescencia, en el que se puede encontrar la siguiente cita: “La juventud de hoy está corrompida hasta el corazón; es mala, atea y perezosa. Jamás será lo que la juventud ha de ser, ni será capaz de preservar nuestra cultura”. El diagnóstico no puede ser más deprimente y podría parecer que lo hubiera escrito hoy un nostálgico de mejores tiempos pasados. Pero no. La cita procede de una inscripción grabada en una tablilla babilónica hace más de tres mil años. Los pesimistas vienen de antiguo. No se trata, por tanto, de asustarse ni de esperar que el panorama se arregle solo. Hay que poner manos a la obra y gastar toneladas de tiempo en buscar soluciones prácticas. Porque no está en juego simplemente la felicidad de nuestros adolescentes: nos jugamos el modelo social en el que van a crecer y madurar.

Una tirita para el “corazón partío”.

Hasta hace poco estaba muy de moda una tonadilla de Alejandro Sanz que hablaba de su “Corazón partío”. Recientemente he podido comprobar cómo incluso chiquillos de Educación Infantil (3-4 años) conocían la letra de la canción de este super famoso madrileño y tarareaban con su lengua de trapo “¿Quién me va a entregar sus emociones?, ¿quién me va a pedir que nunca la abandone?, ¿quién me tapará esta noche si hace frío?, ¿quién me va a curar el corazón partío?” Bien está que aprendamos por la radio el valor de la ternura, pero todos sabemos que hay más, ¿no? Bueno, pues eso ¿quién nos lo va a enseñar? ¿quién se lo va a enseñar a los que pasan más horas oyendo la radio o viendo la tele que escuchando o contemplando a sus padres? ¿Qué letras, qué canciones que conozcan desde su más tierna infancia y les acompañen durante su juventud? Hace poco he recordado una vieja copla castellana que daba en el clavo: “Corazones partidos, yo no los quiero. Y si le doy el mío, lo doy entero”. En la palabra darse está buena parte de la clave. Aquí entra la familia, aquí debería entrar también la escuela. No se trata de canturrearles antiguallas, pero sí de completar en serio lo que ya saben.

Tampoco estaría mal que de cuando en cuando los padres se preocupen de saber (no es necesario fisgar , preguntando se va a Roma) qué leen, qué oyen y qué ven sus hijos. Los chicos reciben más ejemplo malo que bueno. Pero cuando los padres se empeñan en ir contracorriente y asumen la fatiga de ese largo viaje, la mayor parte de los chicos se lo agradecerá. Porque nadie les habrá arrebatado su capacidad de soñar a cambio de un plato de lentejas.