TRES ADOLESCENTES QUINCEAÑERAS SE PASAN POR EL MUSEO

 

CIDEVIDA ANTES DE LAS CLASES DE INGLÉS

«No hay nada más motivador para un servidor que el atender las visitas de las hoy sólo adolescentes pero que el día de mañana serán las futuras mamás.

Como podréis sospechar, la visita por parte de las adolescentes no fue nada premeditado. Entraron en el museo pues al ser una iglesia que siempre había estado cerrada, les llamó la curiosidad por verla por dentro. De hecho, una de las nenas (precisamente la más revoltosa de las tres) nada más pisar el Museo, lo primero que hizo fue santiguarse.

Ante las caras de asombro de las tres jóvenes, lo primero que les expliqué fue precisamente que la iglesia de San Juan Bautista se había transformado en el Museo de la Vida de Tordesillas.

La primera respuesta que obtuve fue: «¿Sabes que lo tienes muy bien cuidado?». No pude por menos que sonreírme y contestarle: «faltaría más».

Fue realmente maravilloso observar sus caras de asombro al ver como se miraban los pins de «Los pies preciosos», pero más asombroso fue su reacción entre la admiración y la sorpresa cuando les informé de que se trataban de la medida real de los pies de un bebé de 10 semanas de seres humanos. Ellas no lo entendieron y yo les dije que por supuesto tampoco podía entender a esas personas que dicen esas cosas.

Curiosamente prestaron mucha atención a la breve charla que les hice sobre el origen de la vida y como desde las primeras semanas ya se va formando el corazón, los dígitos de las manitas y de los pies, etc.; todo esto teniendo como material didáctico toda la información de fotos documentación que disponemos en la sección «¿Qué dice la Ciencia?».

A todo esto me preguntaban acerca de porque la mujer está tan embarazada cuando el bebé es tan pequeño y preguntas similares. Como son jovencitas de 15 años, todas las preguntas me las hacían con risas que lo único que reflejaban eran lógicamente su vergüenza adolescente. Por supuesto no me importaban para nada esas risas, al revés fui observando como poco a poco el número de preguntas iba aumentando y su interés por mis explicaciones también fue aumentando hasta llegar al extremo se sentarse en el suelo de manera espontánea y desde ahí atender a todo lo que les explicaba y a mis respuestas a todas sus preguntas.

La sección del Museo de la Vida que más triunfó pues fue en el que realmente me «fusilaron» a preguntas fue el dedicado a la exposición sobre los diferentes tipos de abortos, la píldora del día después, a la que por cierto tuve que dedicarle bastante tiempo, pues sus ansias de saber parecía no tener fin.

Debo confesar que el que disfrutaba con todo aquello era un servidor, pues es una auténtica gozada poder ser útil a la vez que práctico en la transmisión del hecho que abortar es matar.

 

De hecho al poco de empezar mis explicaciones en la sala de los abortos dejé de emplear la palabra aborto por la de matar y luego fui alternando ambas palabras con la idea de transmitirles el concepto de que abortar es igual a matar.

En esos momentos una de las nenas recibió una llamada, era de su profesora de inglés que le recordaba que no podía faltar a la clase. En ese momento, no pude por más que indicarles que no debían faltar a sus obligaciones y que podrían acercarse otro día y con más tiempo explicarles todo lo que en ese momento no les pude explicar.

De modo muy natural me comentaron que volverían al día siguiente con otras amigas para que les acabara de explicar todo. Pensé, no creo que vuelvan pero me equivoqué…(2ª Parte)

Tres adolescentes se pasan por el museo de la vida antes de las clases de inglés (2ª Parte)

…Pues resulta que las tres quinceañeras, que el día anterior tuvieron que dejar a medias la visita al museo CIDEVIDA para acudir a sus clases particulares de inglés, se presentaron al día siguiente con cuatro amigas más; igualmente interesadas en saber que era todo aquello que les habían medio explicado sus otras tres amigas de su visita del día anterior.

Por extraño que pueda parecer no dejaron de impresionarse nuevamente por volver a ver los pins de «Los pies preciosos» así que no pude por menos que regalarles un pin a cada una de ellas. Resultaron ser chicas muy bien educadas porque en un principio no quisieron aceptarlos porque eran muchas. Les insistí en que lo aceptaran porque si fuera un grupo mucho más numeroso sí que no podría tener el mismo gesto de generosidad. Todas, sin excepción, aceptaron el regalo con un «muchas gracias».

«¿Y eso…?» preguntó una de ellas apuntando hacia el «Bebé Aido». Les expliqué que se trataba del tamaño y peso real de un bebé de 12 semanas de gestación (yo siempre hablo de «bebés» y no de «fetos». Aunque lo más exacto es hablar de fetos pienso que con la expresión bebé «humanizo» mucho más y hago que estemos hablando de alguien que realmente existe aunque aún no haya nacido).

Las siete chicas se pasaron el bebé Aido, la una a la otra, abriendo la boca en un gesto de estar muy impresionadas. Les repetí que hay personas que afirman que esa criatura es un ser vivo pero no un ser humano, lo que a la vista está de que están en un enorme error.

Posteriormente tuve que centrarme en la experiencia de «Samuel» (el niño que fue intervenido de espina bífida cuando aún era un bebé en el seno materno) ya que una de las nenas quería explicar esta experiencia a las otras. Por supuesto que les expuse nuevamente la experiencia de Samuel, poniendo el acento en que si fue operado es porque desde el punto de vista de la medicina, Samuel y su mamá son dos pacientes diferentes, dos personas diferentes a las que se las trata de manera diferente y eso, a pesar de que Samuel aún necesitaba de su mamá para ir creciendo y formándose antes de nacer; y que lo más importante es que la medicina puede tratar a los bebés en gestación de modo que puedan nacer sin problemas y sin que sus mamás tengan que hacerlos matar a través de los abortos.

Samuel, con 21 semanas de gestación, intentó sujetar uno de los dedos del médico en la intervención quirúrgica por espina bífida.

Tanto las tres chicas que repetían visita como las cuatro nuevas amigas que las acompañaban no paraban de hacerme preguntas, eso sí, con cierta vergüenza como delataban las sonrisas. Es curioso, pero a fuerza de responder con toda la naturalidad del mundo a sus preguntas y también porque se lo hacían a un desconocido no pasó mucho tiempo para que las preguntas, sobre todo en materia de educación sexual, fueran aumentando y su vergüenza inicial fuera, sorprendentemente, desapareciendo.

De hecho, al llegar de nuevo en la sección de los abortos, que fue la sección en la que finalizamos el día anterior; con cada una de las técnicas abortivas que iba explicando se entretenían a hacerme un montón de preguntas acerca de si la mujer sentía algo o no por ver lo mucho que sufría el bebé, por donde salían los bebes muertos, en caso de los abortos inducidos y de los abortos por envenenamiento salino, etc., etc. Por supuesto que quien mejor se lo estaba pasando en esos momentos era un servidor

Curiosamente, no sólo prestaron mucho interés en la exposición acerca de la píldora del día después sino que además me pidieron que pusiera el vídeo de los abortos para verlo. Por supuesto que les puse el vídeo y mi gratísima sorpresa fue como ante unos primeros momento de silencio total, empezaron a comentar entre ellas lo que en el vídeo se explicaba. Par mí, lo más relevante de todo fue los muchos comentarios que se hacían las unas a las otras aunque eso fuera en contra de la atención al contenido del vídeo.

Creo que, como formadores que somos en CIDEVIDA, lo más importante es conseguir el debate entre todas ellas en las que unas se explican a las otras todo esas dudas que tienen, para conseguir una mejor formación e información; eso sí teniendo que intervenir personalmente para deshacer algún mal entendido.

Ya en la sección de los testimonios, las nenas que vinieron el día anterior, pusieron especial interés en que leyeran el testimonio en como una feminista de izquierdas se lamentaba de haber abortado y de que no se le hubiese informado adecuadamente, porque de haberlo sabido, sin duda, no habría abortado.

Esto me puso en bandeja de plata mi exposición de lo importante que es saber las terribles consecuencias que para todas las mujeres tienen el abortar y les aconsejé que, si algún día, en el futuro, abortaban tanto de forma natural como voluntaria, que le pusieran un nombre a su hijo o hija y que de alguna manera hablaran con él/ella y que si eran creyentes que le rezaran para que intercedieran por ellas, pues de esa manera les ayudaría a superar el síndrome post aborto. Eso sin olvidar que siempre sería necesario la terapia de una buen psicólogo.

Seguidamente les mostré el panel que disponemos de todos los centros de ayuda a las mujeres, tanto si han abortado voluntariamente como si no quieren abortar a pesar de que sus novios o amigos o familia o quien sea las presionan para abortar en contra de su voluntad. Les recordé que si en el futuro ellas o alguna amiga suya necesitaba ayuda, que acudan a nuestro museo porque para eso estamos: para ayudar a las mujeres embarazadas y para las que han abortado porque sabemos lo mucho que se sufre y el mucho consuelo que debemos dar para ayudarlas.

 

No quise finalizar la visita sin que antes visitaran el útero y vieran como vive un bebé de 8 meses de gestación dentro de su mamá. Por supuesto salieron encantadas, no sin antes oír sus sonrisas ante lo que estaban viendo.

 

 

Antes de salir, les di a cada una de ellas un tríptico que, como mujercitas bien educadas respondieron con un «muchas gracias».

Espero hayas pasado un buen rato. Recibe un cordial saludo lleno de VIDA.

Juan José Panizo Izaguirre

 

Secretario del CIDEVIDA www.cidevida.org

 

 

Testimonio sobre un aborto

testimonio aborto

Suicidio asistido, compasión falsa

 

Suicidio asistido, compasión falsa

La prensa a favor de la eutanasia en Gran Bretaña

ROMA, domingo, 18 de octubre de 2009 (ZENIT.org).- El debate sobre el suicido ha vuelto a surgir de nuevo en los últimos días en Gran Bretaña, con la noticia de que se obligó a los médicos a dejar morir a una mujer que intencionadamente había ingerido anticongelante.

Según un reportaje de la BBC, el 1 de octubre, Kerrie Wooltorton, de 26 años, había hecho un testamento vital que exigía que no se interviniera si ella intentaba quitarse la vida. Las noticias sobre su caso han aparecido como resultado de una reciente investigación sobre su muerte ocurrida en septiembre de 2007.

Según el forense, los médicos del Hospital Universitario Norwich se habrían arriesgado a infringir la ley al atenderla con el objetivo de cuidad de su salud.

«Tenía la capacidad de dar su consentimiento al tratamiento que, probablemente, habría prevenido su muerte», declaró el forense en sus resultados. «Rechazó dicho tratamiento con pleno conocimiento de las consecuencias y murió como resultado de ello».

Posteriormente, el secretario de Salud, Andy Burnham, comentaba que el parlamento debería revisar la Ley de Capacidad Mental que regula estos casos, informó  el 4 de octubre el periódico Telegraph.

Burnham afirmó  que el caso de Wooltorton adentra a la ley en un «nuevo territorio» que no cree que estuviera en la mente de los legisladores.

Un portavoz de la Conferencia Episcopal Católica ha apoyado una revisión de la legislación.

Presiones

A pesar de las repetidas derrotas de las propuestas sometidas al parlamento en los últimos años para permitir la eutanasia, han continuado las presiones para doblegar las leyes. Un tema de conflicto tiene que ver con los ciudadanos británicos que se suicidan con la ayuda de la organización suiza Dignitas.

Las autoridades británicas podrían procesar a quienes ayuden a utilizar los servicios de Dignitas. Este verano, Debbie Purdy, que sufre de esclerosis múltiple, ganó el derecho a que se le dijera bajo qué circunstancias podría ser procesado su marido si ella acudiera a la clínica de Dignitas.

El dictamen del tribunal de la Cámara de los Lores exigió que el jefe de la Fiscalía especificara cuándo actuaría el Estado si alguien ayudara a un amigo o familiar a suicidarse en el extranjero, informaba el periódico Daily Mail el 31 de julio.

Según el reportaje, Purdy planea ir a Suiza para suicidarse cuando su dolor se vuelva insoportable, y quiere que su marido, Omar Puente, esté con ella.

Anthony Ozimic, del grupo pro vida Society for the Protection of Unborn Children, criticaba el dictamen: «Envía el terrible mensaje a los discapacitados y gravemente enfermos de que son menos valiosos que otros».

El jefe de la Fiscalía, Keir Starmer, QC, anunció recientemente las directrices exigidas por los «Lores de la Ley». Advirtió que no daba garantías contra el procesamiento, informó el Times el 23 de septiembre.

Starmer, sin embargo, admitía que el procesamiento era improbable a no ser que una persona animara al acto de suicidio de forma maliciosa y no se asista a una «deseo claro, aceptado e informado» de poner fin a la vida.

Esto, añadía, no significa que se puedan establecer clínicas de suicidio asistido en Gran Bretaña. «El suicidio asistido ha sido un delito durante casi 50 años y mi política no hará nada para cambiar esto», afirmó.

Según el Times, más de 100 británicos han puesto fin a sus vida en la clínica Dignitas. Las directrices han planteado 16 elementos de interés público a favor del procesamiento y 13 en contra.

Dignitas

La clínica Dignitas puede que sea popular entre los británicos, pero sus actividades han recibido amplias críticas. Doctores en Inglaterra han advertido que algunas de las personas que ponen fin a sus vidas de esta forma no sufrían de enfermedades terminales, informaba el periódico Guardian el 21 de junio.

El Guardian obtuvo una lista de 114 personas del Reino Unido que han puesto fin a sus vidas en la clínica. Entre otros casos, una pareja tenía problemas intestinales, tres problemas de riñón, y una sufría de artritis.

«Estoy horrorizado por esta lista», decía al periódico el profesor Steve Field, del Royal College of General Practitioners. «Estoy preocupado porque sé que muchas de las situaciones indicadas son situaciones con las que los pacientes viven y pueden vivir durante muchos años y seguir teniendo vidas productivas y con significado».

Más dudas sobre la clínica se plantearon cuando una antigua empleada, Soraya Wernli, criticó duramente algunas de sus prácticas. En un artículo publicado el 19 de julio en el Sunday Times, Wernli describía Dignitas como una máquina de hacer dinero para su propietario, Ludwig Minelli.

«Se ha convertido en una industria» afirmaba Wernli, de 51 años de edad, que añadió que el precio que cobra Dignitas ha subido de las 2.000 libras (3.211 dólares) de hace siete años a las 7.000 libras (11.239 dólares) actuales.

El artículo describía cómo en una ocasión Wernli persuadió a una inglesa con cáncer para que no siguiera adelante con el suicidio, puesto que todavía podía tener una vida decente con los cuidados médicos apropiados. Más tarde la mujer le escribió agradeciéndoles que le salvara la vida.

Según un artículo publicado el 18 de julio en el Telegraph, los fiscales del estado en Zurich han revelado las nuevas normas que gobernarán el modo en que se permite funcionar a organizaciones como Dignitas.

La legislación exige que los pacientes se sometan a un largo periodo de asesoramiento en la clínica antes de poder suicidarse. La nueva regulación entrará en vigor a finales de año.

«Los viajes de suicidio a Suiza no se prohibirán, pero habrá controles más estrictos; se van a proscribir los así llamados «suicidios rápidos» para pacientes extranjeros», afirmó el ministro de justicia de Zurich, Markus Notter.

Otras amenazas

Aunque la eutanasia sigue siendo ilegal en Gran Bretaña, existe preocupación sobre cómo se trata a pacientes con enfermedades terminales. Un grupo de expertos que se ocupan de enfermos terminales escribió una carta al periódico Telegraph, publicada el 2 de septiembre, en la que advierten que se está haciendo que los pacientes mueran prematuramente.

Según las directrices del Servicio Nacional de Salud, pueden retirarse fluidos y medicamentos a los pacientes moribundos, y muchos son sedados de forma continua hasta que fallecen.

Los expertos observaban que este tratamiento puede ocultar las señales de que la situación de estos pacientes esté mejorando.

«Pronosticar la muerte es una ciencia inexacta», afirmaban. Como resultado, se diagnostica a los pacientes que están cerca de la muerte «sin considerar el hecho de que el diagnóstico podría estar equivocado», continuaba la carta.

Antes, un reportaje de la BBC el 12 de agosto afirmaba que el uso de una continua sedación profunda es una forma lenta de eutanasia.

El artículo citaba investigaciones de la London School of Medicine and Dentristry que afirman que esta sedación explica cerca de una de cada seis de todas las muertes.

Citaban al doctor. Nigel Sykes, director médico del St. Christopher’s Hospice en Syndehan, quien decía que sólo unos pocos pacientes requieren cada año sedación hasta volverlos inconscientes al final de su vida.

Cuidados adecuados

Si todos los pacientes tienen acceso a cuidados paliativos de alta calidad no habría lugar para el suicidio asistido, declaraba Steve Field, Presidente del Royal College of General Practitioners, en un artículo de opinión publicado el 22 de junio en el periódico Guardian.

Desgraciadamente, los servicios de cuidados sanitarios y sociales no están preparados para afrontar las necesidades de muchos que se acercan al final de sus vidas, apuntaba Field. En esta situación, el suicidio asistido no es la respuesta correcta, insistía.

Por su parte, el arzobispo de Westminster, monseñor Vincent Nichols, mantenía que la noción de un derecho a una «buena muerte» socava la sociedad, en un artículo publicado el 16 de julio en el Telegraph.

Si reducimos la vida humana al estatus de un producto, a una cuestión de control de calidad, entonces estamos infravalorando la vida humana, sostenía el arzobispo Nichols. Si, por el contrario, cuidamos la vida humana desde su comienzo hasta su fin natural entonces crecemos en nuestra humanidad, en vez de perderla, concluía. Valiosas palabras de advertencia mientras sigue el debate sobre cómo tratar el sufrimiento.

Por el padre John Flynn, L. C., traducción de Justo Amado

 

Si te critican por tener muchos hijos

Familias numerosas: ante la incomprensión, contestación

Las madres y los padres necesitan un arsenal de ideas y frases para responder a la mentalidad anti-niños

Firmado por Patrick Meagher
Fuente: Aceprensa 20 Junio 2007

Ottawa. Quien tiene hijos se encuentra en la primera línea de fuego de la guerra cultural. En total contraste con el dicho “un hijo es una bendición”, hay casos de hostilidad patente.

María López y su marido, Alex, reciben más sonrisas que malas caras, más elogios que menosprecio cuando se dirigen a la tienda de comestibles en la capital de Canadá, Ottawa, con sus cuatro hijos. Pero les asombra que también hayan de escuchar críticas. En un mundo en el que a la mayoría nos han enseñado que, cuando no se tiene nada agradable que decir, mejor no decir nada en absoluto, no deja de ser revelador que la gente condene abiertamente a las familias por tomar la decisión de tener un hijo cuando, según parece, no se debe tener más de dos.

En otra ocasión, una mujer, refiriéndose a un hombre con cinco hijos, le dijo a López: “¿Es que no ha oído hablar del control de natalidad?” López le respondió de la forma más suave que pudo: “¿No estaba usted a favor de la libertad de elección? Pues esto es lo que él ha elegido”.

Frases con gancho

En la era de las frases cortas con gancho en la batalla de las ideas, las madres y los padres se encuentran en primera línea de fuego intentando defender la familia con oraciones de quince palabras o menos. Yo también soy padre de cuatro hijos y estaba con un pequeño grupo de familias canadienses, cuando la charla giró hacia el tema de la hostilidad. Nuestra conversación se convirtió en una sesión estratégica improvisada sobre cómo responder de manera coherente. Estábamos de acuerdo en que, después del insulto, lo mejor es actuar con rapidez. Los atacantes, con su sonrisa complaciente, en realidad no quieren discutir la filosofía de la norma no escrita de los dos hijos; en cambio, los padres agraviados sí desean responder con una máxima que conduzca a una reflexión posterior. “Creo que el mejor regalo que le puedes hacer a un niño es tener hermanos” fue la respuesta ganadora.

Ahora, imagine que tiene, por ejemplo, diez niños. Una pareja de Texas con diez hijos cuenta que la mayoría de la gente se queda maravillada. En los restaurantes, la camarera les pregunta que de qué campamento o grupo son. Pero una vez, les dijeron: “¿Y se consideran personas responsables teniendo diez hijos?” La madre, Catherine Musco García-Prats, respondió: “No medimos nuestro sentido de responsabilidad por el número de niños que tenemos, sino por lo que hacemos con ellos”. Se nota que tiene práctica en responder a las críticas. Cuando le preguntan si hay tiempo para querer a tantos, García-Prats contesta: “El amor se multiplica. Cada uno de ellos cuenta con nueve hermanos que lo adoran”.

Yo he dejado de decir que tener hijos significa contar con alguien que venga a verme cuando sea viejo. En el fondo, es una respuesta egoísta. Prefiero decir que los niños invitan al sacrificio y estimulan la bondad de las personas. Los niños hacen del mundo un lugar mejor porque obligan a sus padres a madurar al hacerles pensar en las necesidades de los demás.

El recurso más valioso

Si disipamos la cortina de humo, veremos que los índices de natalidad muestran lo contraria a los niños que es la sociedad actual. Un país necesita un mínimo de 2,1 hijos por mujer (como en los Estados Unidos) sólo para sobrevivir. Una sociedad que quiere a los niños no tiene una tasa de fecundidad de tan solo 1,5 hijos por mujer, como en Canadá, o de 1,3, como en España, Italia y Grecia. De hecho, toda Europa tiene poblaciones implosivas, a juzgar por sus tasas.

Hasta hace poco, cuando numerosos países occidentales se encontraron con la crisis de natalidad, no se ofrecía ningún tipo de beneficio fiscal a las familias que generaban el recurso más valioso: la siguiente generación. En casi todos los países occidentales, después de que una mujer haya tenido un bebé, una enfermera le da una charla sobre métodos anticonceptivos. Naciones Unidas da fondos a la organización de planificación familiar Planned Parenthood, que gasta más dinero en poner fin a embarazos que en cualquier otra cosa, y cuando las parejas tienen hijos, los esconden. Se envía a los niños a la guardería, pero no hay ningún adulto que levante la mano cuando se pregunta: ¿Quién hubiera preferido la guardería a estar con su madre cuando era niño?

El mundo occidental padece algo peor que un desdoblamiento de personalidad: lo que es una bendición para unos, supone una carga para otros. Cuando las dos partes se encuentran, los acontecimientos pueden dar un curioso giro. Una conocida llevó a sus cinco hijos de compras. Cuando el dependiente de la caja se enteró de que todos los niños eran de ella, comentó: “Los hay avariciosos”. Qué extraño.

Pero los comentarios despectivos de los que son blanco las madres, en muchos casos no van dirigidos a ellas, sino a la persona que los pronuncia. Son justificaciones para la mujer que decidió no tener hijos y ahora se arrepiente, o que esperó demasiado.

Por lo general, la hostilidad de los hombres no es más que el mismo egocentrismo de siempre. Me topé con esta situación por primera vez cuando mi primer hijo tenía seis meses y me lo llevé a un restaurante donde me encontré con unos conocidos. Para la joven pareja que tenía al lado, tener familia no entraba en sus planes debido a las consecuencias para la figura de ella, la vida sexual de ambos, las noches de hockey de él y sus planes de viaje conjuntos. Él se inclinó hacia nosotros para expresar su opinión: formando una cruz con los índices de las manos, los colocó ante la cara de mi hijo, como para protegerse de todo mal, y anunció desafiante que en sus vidas los niños estaban absolutamente fuera de toda discusión. Ella no dijo nada. Visto desde ahora, creo que esta escena fue un mensaje para ella, no para mí.

Aliados secretos

Pero esta moneda también tiene una cara alentadora. En la guerra cultural, las familias tienen sus aliados secretos. Cuando, de repente, aparecen unos desconocidos que te dicen “tiene unos niños preciosos” o “es usted valiente” o “qué suerte tiene”, al padre abatido se le sube la moral, como a un soldado en las trincheras después de escuchar que los refuerzos están en camino. Ahora, hago un esfuerzo consciente para felicitar a los padres y las madres con hijos pequeños, para ayudarles a abrir una puerta o para bregar con el cochecito. Una sonrisa cómplice que diga “la paternidad no es para pusilánimes” es, a veces, el elixir que un padre necesita para superar un desastre infantil.

Por una serie de circunstancias complicadas, hace poco mi mujer tuvo que ir sola a la iglesia con nuestra hija pequeña. Al final de la misa, la pequeña Catalina lloraba tan alto que muchos giraron la cabeza. Mi mujer se puso colorada y se le hizo eterno el camino hasta la puerta. Pero lo importante en esta anécdota fue que un desconocido se acercó a ella, la felicitó por haber acudido y le dijo que sabía que su labor era difícil. A pesar de lo mal que lo había pasado, cuando me lo contó más tarde, mi mujer estaba radiante.

Nunca está de más que te den ánimos. En el mundo actual, los padres y las madres lo necesitamos más que nunca.

El autor es colaborador de MercatorNet, donde se publicó la versión original de este artículo.

 

Relaciones entre el aborto y la eugenesia

 

La investigación histórica de Ann Farmer muestra que en su origen el aborto y la esterilización se promovieron como medidas eugenésicas contra los pobres.
Fecha: 16 Febrero 2010

Por Jose Miguel Serrano Ruiz Calderón. Fuente Aceprensa.

De las medidas eugenésicas negativas que se fomentaron desde los años treinta, la esterilización más o menos voluntaria de discapacitados ha sido muy atacada, aunque parece estar mejor vista en los últimos años. La otra, el aborto, enmascarado tras los eufemismos de “pro choice” o “derecho a elegir”, ha tenido una exitosa carrera, que en España culminará con el reconocimiento de la práctica como derecho, algo extraño a nuestros sistemas jurídicos y que, como recordó la diputada Sandra Moneo, nos asemejaría a los países del llamado socialismo real.

Los propios eugenistas recomendaron que por razones prácticas el aborto debía reivindicarse como un “derecho de todas las mujeres”

Puede objetarse que el llamado aborto eugenésico es sólo una de las indicaciones y desde luego no es la más extensa. Podría responderse que este aborto se ha traducido en una práctica generalizada que de forma transversal afecta a toda la medicina neonatal y ha tenido su traducción en la institucionalización de un auténtico derecho.

Así, entre nosotros, el primer acercamiento al aborto como derecho procede de la jurisprudencia de la Sala de lo civil del Tribunal Supremo, precisamente para exigir indemnización a los médicos que, al no advertir de una posible malformación del feto, impidieron a la mujer ejercer la opción de abortar.

El aborto debe buena parte de su prestigio a su supuesta motivación humanitaria. Sería la lucha contra el llamado aborto clandestino y sus secuelas en forma de mortalidad femenina lo que justificaría en última instancia la despenalización, e incluso, como ahora vemos en España, la pura y simple legalización.

 

 

 

 

 

Una preocupación eugenésica

Ann Farmer en su libro By their Fruits (1), editado en 2008, señala con agudeza cómo desde sus inicios en los años veinte, y a pesar de pretender que el leitmotiv de la campaña era el aborto clandestino, los abogados y abogadas del aborto mostraron siempre mayor simpatía por los practicantes del aborto clandestino que por sus víctimas, es decir, y en su terminología, por las mujeres a las que terribles circunstancias las obligaban a abortar en condiciones muy peligrosas.

Desde esta evidencia Farmer, con ayuda del grupo laborista pro life, inició una investigación sobre las verdaderas raíces ideológicas del movimiento abortista que, con financiación estadounidense, batalló hasta lograr el éxito de los años sesenta que se extendió luego por Europa y los propios Estados Unidos. La investigación de Farmer, en sus propias palabras, se veía animada por la ausencia total de fair play en el interior del Partido Laborista, cuando un grupo trató de hacer frente a la investigación destructora de embriones. De hecho, Farmer ya había publicado en revistas especializadas trabajos acerca de la intolerancia de cierto feminismo y cierto laborismo en la cuestión del aborto, que lejos de constituirse en un debate de tipo político se transformaba en una cuestión de derechos fundamentales o incluso de posición contra o a favor de la mujer.

Ciertamente, la investigación histórica de Ann Farmer corrobora que el proceso se inició desde el comienzo de la acción de la Abortion Law Reform Association (ALRA). Sobre la base del denominado Brock Report, la Eugenics Society incluyó el aborto, junto con la esterilización, dentro de las medidas negativas para mejorar la raza, toda vez que no se lograba el objetivo buscado de que las personas “más adecuadas” fueran las que más se reprodujesen. Evidentemente existía una concordancia con la posición neomaltusiana, profundamente reaccionaria y clasista, que veía con seria preocupación que los pobres no pudiesen moderar su afán reproductivo y que constituyesen una carga creciente sobre los núcleos más “favorecidos” de la sociedad.

Con el tiempo este proceso nacional se extendería a la esfera internacional, inaugurando la acción de agencias de Naciones Unidas contra la reproducción en los denominados países pobres.

El discurso hacia fuera y hacia adentro

Si maltusianos y partidarios de la eugenesia derivaron hacia el aborto como medio de control de la natalidad, la Abortion Law Reform Association (ALRA) no dudó en buscar el asesoramiento de la Eugenics Society desde el inicio de su labor de agitación. No obstante, por consejo de los propios eugenésicos, siempre tuvieron claro, en palabras de Dora Rusell, que el aborto debía reivindicarse como un “derecho de todas las mujeres” por razones prácticas. Presentarlo como especialmente indicado para mujeres pobres habría sido contraproducente. Esto era especialmente notorio en el seno del partido laborista, donde la proporción de católicos ha sido tradicionalmente alta y donde los argumentos eugenésicos podían parecer clasistas.

 

El efecto fue el enmascaramiento en los escritos dirigidos al público, mientras que en las cartas “esotéricas” que recoge Farmer y en los documentos internos de las asociaciones las pretensiones de fondo parecen claras.

El análisis de Farmer se extiende hasta la legalización del aborto en Gran Bretaña en 1967 por razones centradas en la preocupación acerca de la pobreza. De nuevo las razones neomaltusianas fueron encubiertas bajo el discurso de la inquietud por las condiciones de los abortos clandestinos. También Farmer dedica unas reveladoras páginas a los esfuerzos posteriores por mantener no sólo la ley sino la actitud general hacia la vida prenatal que se implantaba bajo la excusa del aborto clandestino. Según la visión de Farmer, estas motivaciones de fondo y el encubrimiento bajo la capa humanitaria se extendieron desde el experimento inglés, primero a Estados Unidos, aunque allí con mayor radicalismo debido a la acción del Tribunal Supremo, y luego al resto del mundo.

_____________________

NOTAS

(1) By Their Fruits: Eugenics, Population Control, and the Abortion Campaign. The Catholic University of America Press. (2008). 421 págs.

 

Reflexiones sobre la clonación

Notas históricas

Reflexiones sobre la clonación

Academia Pontificia para la Vida

Los progresos del conocimiento y los consiguientes avances de la técnica en el campo de la biología molecular, la genética y la fecundación artificial han hecho posibles, desde hace tiempo, la experimentación y la realización de clonaciones en el ámbito vegetal y animal.

Por lo que atañe al reino animal se ha tratado, desde los años treinta, de experimentos de producción de individuos idénticos, obtenidos por escisión gemelas artificial, modalidad que impropiamente se puede definir como clonación.

La práctica de la escisión gemelar en el campo zootécnico se fue difundiendo en las granjas experimentales para incentivar la producción múltiple de ejemplares escogidos.

En el año 1993 Jerry Hall y Robert Stilmann, de la universidad George Washington, divulgaron datos relativos a experimentos de escisión gemelar (splitting) de embriones humanos de 2, 4 y 8 embrioblastos, realizados por ellos mismos. Se trató de experimentos llevados a cabo sin el consentimiento previo del Comité ético competente y publicados -según los autores- para avivar la discusión ética.

Sin embargo, la noticia dada por la revista Nature -en su número del 27 de febrero de 1997- del nacimiento de la oveja Dolly llevado a cabo por los científicos escoceses Jan Vilmut y K.H.S. Campbell con sus colaboradores del instituto Roslin de Edimburgo, ha sacudido la opinión pública de modo excepcional y ha provocado declaraciones de comités y de autoridades nacionales e internacionales, por ser un hecho nuevo considerado desconcertante.

La novedad del hecho es doble. En primer lugar, porque no se trata de una escisión gemelar, sino de una novedad radical definida como clonación, es decir, de una reproducción asexual y ágama encacaminada a producir individuos biológicamente iguales al individuo adulto que proporciona el patrimonio genético nuclear. En segundo lugar, porque, hasta ahora., la clonación propiamente dicha se consideraba imposible. Se creía que el DNA de la células somáticas de los animales superiores, al haber sufrido ya el imprinting de la diferenciación, no podían en adelante recuperar su completa potencialidad original y, por consiguiente, la capacidad de guiar el desarrollo de un nuevo individuo.

1

Superada esta supuesta imposibilidad, parecía que se abría el camino a la clonación humana, entendida como réplica de uno o varios individuos somáticamente idénticos al donante.

El hecho ha provocado, con razón, agitación y alarma. Pero, después de un primer momento de oposición general, algunas voces han querido llamar la atención sobre la necesidad de garantizar la libertad de investigación y de no condenar el progreso; incluso se ha llegado a hablar de una futura aceptación de la clonacion en el ámbito de la Iglesia Católica.

Por eso, ahora que ha pasado cierto tiempo y que se esta en un periodo mas tranquilo, conviene hacer un atento examen de este hecho, estimado como un acontecimiento desconcertante.

El hecho biológico

La clonación, considerada en su dimensión biológica, en cuanto reproducción artificial, se obtiene sin la aportación de los dos gametos; se trata, por tanto, de una reproducción asexual y ágama. La fecundación propiamente dicha es sustituida por la fusión bien de un núcleo tomado de una célula somática del individuo que se quiere clonar o bien de la célula somática misma, con un ovocito desnucleado, es decir, privado del genoma de origen materno. Dado que el núcleo de la célula somática contiene todo el patrimonio genético, el individuo que se obtiene posee -salvo posibles alteraciones- la misma identidad genética del donante del núcleo. Esta correspondencia genética fundamental con el donante es la que convierte al nuevo individuo en réplica somática o copia del donante.

El hecho de Edimburgo tuvo lugar después de 277 fusiones ovocito-núcleo donante. Solo 8 tuvieron éxito, es decir, solo 8 de las 277 iniciaron el desarrollo embrional, y de esos 8 embriones solo 1 llegó a nacer: la oveja que fue llamada Dolly.

Quedan muchas dudas e incertidumbres sobre numerosos aspectos de la experimentación. Por ejemplo, la posibilidad de que entre las 277 células donantes usadas hubiera algunas «estaminales», es decir, dotadas de un genoma no totalmente diferenciado; el papel que puede haber tenido el DNA mitocondrial eventualmente residuo en el óvulo materno; y muchas otras aun, a las que, desgraciadamente, los investigadores ni siquiera han hecho referencia. De todos modos, se trata de un hecho que supera las formas de fecundación artificial conocidas hasta ahora, las cuales se realizan siempre utilizando don gametos.

2

Debe subrayarse que el desarrollo de los individuos obtenidos por clonación – salvo eventuales mutaciones, que podrían no ser pocas- debería producir una estructura corpórea muy semejante a la del donante del DNA: este es el resultado mas preocupante, especialmente en el caso de que el experimento se aplicara también a la especie humana.

Con todo conviene advertir que, en la hipótesis de que la clonación se quisiera extender a la especie humana, de esta réplica de la estructura corpórea no se derivaría necesariamente una perfecta indentidad de la persona, entendida tanto en su realidad ontológica como psicológica. El alma espiritual, constitutivo esencial de cada sujeto perteneciente a la especie humana, es creada directamente por Dios y no puede ser engendrada por los padres, ni producida por la fecundación artificial, ni clonada. Además, el desarrollo psicológico, la cultura y el ambiente conducen siempre a personalidades diversas; se trata de un hecho bien conocido también entre los gemelos, cuya semejanza no significa identidad. La imaginación popular y la aureola de omnipotencia que acompaña a la clonación han de ser, al menos, relativizadas.

A pesar de la imposibilidad de implicar al espíritu, que es la fuente de la personalidad, la proyección de la clonación al hombre ha llevado a imaginar ya hipótesis inspiradas en el deseo de omnipotencia: réplica de individuos dotados de ingenio y belleza excepcionales; reproducción de la imagen de familiares difuntos; selección de individuos sanos e inmunes a enfermedades genéticas; posibilidad de selección del sexo; producción de embriones escogidos previamente y congelados para ser transferidos posteriormente a un útero como reserva de órganos, etc.

Aun considerando estas hipótesis como ciencia ficción, pronto podrían aparecer propuestas de clonación presentadas como «razonables» y «compasivas» -la procreación de un hijo en una familia en la que el padre sufre de aspermia o el reemplazo del hijo moribundo de un viuda-, las cuales, se diría, no tienen nada que ver con las fantasías de la ciencia ficción.

Pero, ¿cuál sería el significado antropológico de esta operación en la deplorable perspectiva de su aplicación al hombre?

Problemas éticos relacionados con la clonación humana

La clonación humana se incluye en el proyecto del eugenismo y, por tanto, está expuesta a todas las observaciones éticas y jurídicas que lo han condenado ampliamente. Como ha escrito Hans Jonas, es «en el método la forma más despótica y, a la vez, en el fin, la forma mas esclavizante de manipulación genética; su objetivo no es una modificación arbitraria de la sustancia hereditaria, sino precisamente su arbitraria fijación en oposición a la estrategia

3

dominante en la naturaleza» (cf. Cloniano un uomo: dall ́eugenetica all ́ingegneria genetica, en Tecnica, medicina de etica, Einaudi, Turín 1997, pp. 122-154,136).

Es una manipulación radical de la relacionalidad y complementariedad constitutivas, que están en la base de la procreación humana, tanto en su aspecto biológico como en el propiamente personal. En efecto, tiende a considerar la bisexualidad como un mero residuo funcional, puesto que se requiere un óvulo, privado de su núcleo, para dar lugar al embrión-clon y, por ahora, es necesario un útero femenino para que su desarrollo pueda llegar hasta el final. De este modo se aplican todas las técnicas que se han experimentado en la zootecnia, reduciendo el significado específico de la reproducción humana.

En esta perspectiva se adopta la lógica de la producción industrial: se deberá analizar y favorecer la búsqueda de mercados, perfeccionar la experimentación y producir siempre modelas nuevos.

Se produce una instrumentalización radical de la mujer, reducida a algunas de sus funciones puramente biológicas (prestadora de óvulos y de útero), a la vez que se abre la perspectiva de una investigación sobre la posibilidad de crear úteros artificiales, último paso para la producción «en laboratorio» del ser humano.

En el proceso de clonación se pervierten las relaciones fundamentales de la persona humana: la filiación, la consanguinidad, el parentesco y la paternidad o maternidad. Una mujer puede ser hermana gemela de su madre, carecer de padre biológico y ser hija de su abuelo. Ya con la FIVET se produjo una confusión en el parentesco, pero con la clonación se llega a la ruptura total de estos vínculos.

Como en toda actividad artificial se «emula» e «imita» lo que acontece en la naturaleza, pero a costa de olvidar que el hombre no se reduce a su componente biológico, sobre todo cuando éste se limita a las modalidades reproductivas que han caracterizado solo a los organismos más simples y menos evolucionados desde el punto de vista biológico.

Se alimenta la idea de que algunos hombres pueden tener un dominio total sobre la existencia de los demás, hasta el punto de programar su identidad biológica -seleccionada sobre la base de criterios arbitrarios o puramente instrumentales-, la cual, aunque no agota la identidad personal del hombre, caracterizada por el espíritu, es parte constitutiva de la misma. Esta concepción selectiva del hombre tendrá, entre otros efectos, un influjo negativo en la cultura, incluso fuera de la práctica -numéricamente reducida- de la clonación, puesto que favorecerá la convicción de que el valor del

4

hombre y de la mujer no depende de su identidad personal, sino solo de las cualidades biológicas que pueden apreciarse y, por tanto, ser seleccionadas.

La clonación humana merece un juicio negativo también en relación con la dignidad de la persona clonada, que vendrá al mundo como «copia» (aunque sea sólo copia biológica) de otro ser. En efecto, esta práctica propicia un íntimo malestar en el clonado, cuya identidad psíquica corre serio peligro por la presencia real o incluso sólo virtual de su «otro». Tampoco es imaginable que pueda valer un pacto de silencio, el cual -como ya notaba Jonas- sería imposible y también inmoral, dado que el clonado fue engendrado para que se asemejara a alguien que «valía la pena» clonar y, por tanto, recaerán sobre él atenciones y expectativas no menos nefastas, que constituirán un verdadero atentado contra su subjetividad personal.

Si el proyecto de clonación humana pretende detenerse «antes» de la implantación en el útero, tratando de evitar al menos algunas de las consecuencias que acabamos de señalar, resulta también injusto desde un punto de vista moral.

En efecto, limitar la prohibición de la clonación al hecho de impedir el nacimiento de un niño clonado permitiría de todos modos la clonación del embrión-feto, implicando así la experimentación sobre embriones y fetos, y exigiendo su supresión antes del nacimiento, lo cual manifiesta un proceso instrumental y cruel respecto al ser humano.

En todo caso, dicha experimentación es inmoral por la arbitraria concepción del cuerpo humano (considerado definitivamente como una máquina compuesta de piezas), reducido a simple instrumento de investigación. El cuerpo humano es elemento integrante de la dignidad y de la identidad personal de cada uno, y no es lícito usar a la mujer para que proporcione óvulos con los cuales realizar experimentos de clonación.

Es inmoral porque también el ser clonado es un «hombre», aunque sea en estado embrional.

En contra de la clonación humana se pueden aducir, además, todas las razones morales que han llevado a la condena de la fecundación in vitro en cuanto tal o al rechazo radical de la fecundación in vitro destinada sólo a la experimentación.

El proyecto de la «clonación humana» es una terrible consecuencia a la que lleva una ciencia sin valores y es signo del profundo malestar de nuestra civilización, que busca en la ciencia, en la técnica y en la «calidad de vida» sucedáneos al sentido de la vida y a la salvación de la existencia.

5

A proclamación de la «muerte de Dios», con la vana esperanza de un «superhombre», conlleva un resultado claro: la «muerte del hombre». En efecto, no debe olvidarse que el hombre, negando su condición de criatura, más que exaltar su libertad, genera nuevas formas de esclavitud, nuevas discriminaciones, nuevos y profundos sufrimientos. La clonación puede llegar a ser la trágica parodia de la omnipotencia de Dios. El hombre, a quien Dios ha confiado todo lo creado dándole libertad e inteligencia, no encuentra en su acción solamente los límites impuestos por la imposibilidad práctica, sino que él mismo, en su discernimiento entre el bien y el mal, debe saber trazar sus propios confines. Una vez más, el hombre debe elegir: tiene que decidir entre transformar la tecnología en un instrumento de liberación o convertirse en su esclavo introduciendo nuevas formas de violencia y sufrimiento.

Es preciso subrayar, una vez más, la diferencia que existe entre la concepción de la vida como don de amor y la visión del ser humano considerado como producto industrial.

Frenar el proyecto de la clonación humana es un compromiso moral que debe traducirse también en términos culturales, sociales y legislativos. En efecto, el progreso de la investigación científica es muy diferente de la aparición del despotismo cientificista, que hoy parece ocupar el lugar de las antiguas ideologías.

En un régimen democrático y pluralista, la primera garantía con respecto a la libertad de cada uno se realiza en el respeto incondicional de la dignidad del hombre, en todas las fases de su vida y más allá de las dotes intelectuales o físicas de las que goza o de las que está privado. En la clonación humana no se da la condición que es necesaria para una verdadera convivencia: tratar al hombre siempre y en todos los casos como fin y como valor, y nunca como un medio o simple objeto.

Ante los derechos del hombre y la libertad de investigación

En el ámbito de los derechos humanos, la posible clonación humana significaría una violación de los dos principios fundamentales en los que se basan todos los derechos del hombre: el principio de igualdad entre los seres humanos y el principio de no discriminación.

Contrariamente a cuanto pudiera parecer a primera vista, el principio de igualdad entre los seres humanos es vulnerado por esta posible forma de dominación del hombre sobre el hombre, al mismo tiempo que existe una discriminación en toda la perspectiva selectiva-eugenista inherente a la lógica de la clonación. La Resolución del Parlamento europeo del 12 de marzo de 1997 reafirma con energía el valor de la dignidad de la persona humana y la

6

prohibición de la clonación humana, declarando expresamente que viola estos dos principios. El Parlamento europeo, ya desde 1983, así como todas las leyes que han sido promulgadas para legalizar la procreación artificial, incluso las más permisivas, siempre han prohibido la clonación. Es preciso recordar que el Magisterio de la Iglesia, en la instrucción Donum vitae de 1987, ha condenado la hipótesis de la clonación humana, de la fisión gemelar y de la partenogénesis. La razones que fundamentan el carácter inhumano de la clonacion aplicada al hombre no se deben al hecho de ser una forma excesiva de procreación artificial, respecto a otras formas aprobadas por la ley como la FIVET y otras.

Como hemos dicho, la razón del rechazo radica en la negación de la dignidad de la persona sujeta a clonación y en la negación misma de la dignidad de la procreación humana.

Lo más urgente ahora es armonizar las exigencias de la investigación científica con los valores humanos imprescindibles. El científico no puede considerar el rechazo moral de la clonación humana como una ofensa; al contrario, esta prohibición devuelve la dignidad a la investigación, evitando su degeneración demiúrgica. La dignidad de la investigación científica consiste en ser uno de los recursos más ricos para el bien de la humanidad.

Por lo demás, la investigación sobre la clonación tiene un espacio abierto en el reino vegetal y animal, siempre que sea necesaria o verdaderamente útil para el hombre o los demás seres vivos, observando las reglas de la conservación del animal mismo y la obligación de respetar la biodiversidad específica.

La investigación científica en beneficio del hombre representa una esperanza para la humanidad, encomendada al genio y al trabajo de los científicos, cuando tiende a buscar remedio a las enfermedades, aliviar el sufrimiento, resolver los problemas debidos a la insuficiencia de alimentos y a la mejor utilización de los recursos de la tierra. Para hacer que la ciencia biomédica mantenga y refuerce su vínculo con el verdadero bien del hombre y de la sociedad, es necesario fomentar como recuerda el Santo Padre en la encíclica Evangelium vitae una mirada contemplativa sobre el hombre mismo y sobre el mundo, como realidades creadas por Dios, y en el contexto de la solidaridad entre la ciencia, el bien de la persona y de la sociedad.

«Es la mirada de quien ve la vida en su profundidad percibiendo sus dimensiones de gratuidad, belleza, invitación a la libertad y a la responsabilidad. Es la mirada de quien no pretende apoderarse de la realidad, sino que la acoge como un don descubriendo en cada cosa el reflejo del Creador y en cada persona su imagen viviente» (Evangelium vitae, 83).

7

Por una investigación biomédica eficiente

Por una investigación biomédica eficiente, respetuosa con el ser humano y adecuada a la legislación europea

El Manifiesto 25 de marzo tiene como fin concienciar a la opinión pública de la necesidad de respetar la dignidad del embrión humano y de impulsar en España cambios legislativos que se adecúen a la reciente sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea que excluye la posibilidad de registrar en toda Europa patente alguna que sea fruto de investigaciones que hayan implicado la manipulación y destrucción de embriones humanos, así como la utilización de éstos con fines comerciales e industriales.

Inicialmente, el Manifiesto ha sido suscrito por numerosos expertos (profesores de Universidad, investigadores, académicos e intelectuales relacionados con la Bioética, las Ciencias de la Salud y el Derecho) así como por varias asociaciones y entidades. Ahora estamos recabando adhesiones de ciudadanos de cualquier condición y profesión que estén de acuerdo con el Manifiesto.

Los abajo firmantes, profesores de Universidad, investigadores, académicos e intelectuales de diferentes profesiones relacionadas con la investigación, las ciencias de la salud y el Derecho, solicitamos al Gobierno de España la revisión de las leyes 14/2006 de Reproducción Humana Asistida y 14/2007 de Investigación Biomédica, por contener ambas en su articulado elementos opuestos al ordenamiento jurídico europeo y resultar contradictorios con el espíritu de respeto a la dignidad humana que emana de dicho ordenamiento y es la base sobre la que se asienta la defensa de los Derechos Humanos. En concreto, los puntos en conflicto son los siguientes:

1. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea con sede en Luxemburgo dictó una sentencia el 18 de octubre de 2011 (en el caso Brüstle v. Greenpeace, asunto C-34/10) para resolver una cuestión planteada por el Tribunal Supremo alemán sobre la posibilidad o no de patentabilidad de un procedimiento de células progenitoras neuronales obtenidas a partir de células troncales embrionarias. La citada sentencia excluye, sin lugar a dudas, la posibilidad de registrar en toda Europa patente alguna que sea fruto de investigaciones que hayan implicado la manipulación y destrucción de embriones humanos, así como la utilización de éstos con fines comerciales e industriales. Dicha prohibición la fundamenta el alto tribunal en el respeto debido a la dignidad humana, presente ya desde los primeros estadios de desarrollo del individuo. La legislación europea sobre patentes, como recuerda igualmente la sentencia, prohíbe que el cuerpo humano, en las diferentes etapas de su constitución y desarrollo, pueda ser patentado. A todos los efectos, el Tribunal europeo define «embrión humano» como “todo óvulo humano a partir del estadio de la fecundación, todo óvulo humano no fecundado en el que se haya implantado el núcleo de una célula humana madura y todo óvulo humano no fecundado estimulado para dividirse y desarrollarse mediante partenogénesis”. No hay lugar a dudas, pues, de hasta dónde llega la protección jurídica del embrión humano, y la imposibilidad de patentar descubrimientos que requieran su manipulación y destrucción, fundamentada

en el respeto inherente a su dignidad como individuo perteneciente a la especie humana. Esta prohibición se extiende no sólo a los fines de comercialización sino también de investigación, tal como señala la citada sentencia. Dado que dicho principio condena la patentabilidad de los posibles descubrimientos que se pudieran llevar a cabo a partir de la experimentación con embriones, carece de sentido que nuestras leyes sigan permitiendo su uso para investigación ni que se continúen malgastando recursos económicos para ello.

2. El Convenio Europeo sobre los Derechos Humanos y la Biomedicina (Convenio de Oviedo), al que nuestro país se adhirió el 1 de septiembre de 1999 (siendo por tanto, vinculante para España) y que entró en vigor en enero de 2000, establece en su artículo 1 que los países firmantes del mismo “… protegerán al ser humano en su dignidad y su identidad y garantizarán a toda persona, sin discriminación alguna, el respeto a su integridad y a sus demás derechos y libertades fundamentales con respecto a las aplicaciones de la biología y la medicina.” Las leyes españolas 14/2006 y 14/2007 no garantizan dicha protección, al permitir actuaciones sobre el embrión de menos de 14 días, tales como la selección genética de embriones, previa a su implantación, con fines eugenésicos, la destrucción pasado cierto tiempo de los embriones sobrantes de ciclos de FIV o la posibilidad de su utilización para fines de investigación, o incluso la clonación con fines terapéuticos mediante la técnica de transferencia nuclear. Cabe recordar que esta última posibilidad quedó expresamente prohibida en la cláusula añadida al mencionado Convenio de Oviedo, firmada por España en 2001. Dichas actuaciones se realizan amparadas en la arbitraria utilización del término acientífico “pre-embrión», con el que se oculta la existencia del embrión a fin de permitir que se vulnere su dignidad mediante estas y otras prácticas. De hecho, la propia Ley 14/2007, en su artículo 3, define el término pre-embrión como un embrión (desde que es fecundado hasta 14 días más tarde), ya que no es asimilable a ningún otro concepto.

Por todo ello, los firmantes de este Manifiesto recordamos al Gobierno de España que los proyectos de investigación que conlleven la utilización o destrucción de embriones humanos no pueden ser patentados en Europa. Por tanto, no deben ser permitidos legalmente en nuestro país y mucho menos ser financiados con fondos públicos o privados. En consecuencia solicitamos:

  1. Que nuestra legislación, y en particular, las citadas leyes 14/2006 de Reproducción Humana Asistida y 14/2007 de Investigación Biomédica, sean reformadas para que incluyan estos principios y se adecuen con la legislación europea.
  2. Que se dediquen los suficientes recursos económicos a proyectos que utilicen células troncales adultas y células IP’s, que están cosechando éxitos notables y numerosos, mientras que la investigación con células troncales embrionarias, tras más de 10 años de trabajos, no ha obtenido resultado terapéutico alguno.